lunes, 27 de noviembre de 2017

pavella coppola / dos poemas













No venga la sangre silenciosa

*

Esta hora apenas ha sido en esta casa
no hay hábito, murmullo bajo el damasco
no venga el vacío antes de la puerta
la mancha en el cemento dormido antes del roce.
No venga el vacío encima de la lengua
no apresure el verde grito
no regrese esa misma gota
no levante mi párpado, yo ya me he ido.
No venga la sangre por detrás y añada rojo al último silencio.
Fijará una dirección peculiar la madrugada para cerros, destinos.
Todo será tibio, una mano dormida en la tierra del patio
la piel indecente en el inicio de la ventana
la diagonal del huracán en tu pie descalzo
cuando ignoremos la puerta cerrada.
No venga otra vez más sangre, mira:
el techo plano sin pájaros,
el sol acostado encima del odio,
la directriz inacabada del relámpago,
mi mano en nuestro naranjo.
No venga la sangre silenciosa a fingir el umbral destartalado,
la olla infinita, el resguardo del buscador encima del tronco.
La casa huyó. Yo huí en ella.
Echamos al agua un puñado de arena y
el porvenir del latido en el corazón del viento.

~~~

No será el mar una locura
                                     para Sergio Ojeda

*

Qué partícula segrega la ventisca,
qué desperdicio recorre la superficie del dedo meñique,
mientras toda luz voltea la albacora, qué insinuación define el manejo de tu boca
si nada señala la sombra anticipada,
la brisa principal, polvorienta,
cuando el caballo husmea la leña del vecino.

No es ajuste de cuentas, ni vendetta, ni ceño aburrido,
menos niebla entre manos perpetuas,
ni barco quisquilloso moldeando el atril sobre la tela.
Simple empuje de polea antigua, quizás;
mecánica del ombligo del abuelo del abuelo
ese viento soplando de allá para acá
entre el resuello para deslizarnos desnudos sobre la arena.

No sé cuántos segundos nos hundiremos en el fondo de este mar,
por cuántos minutos abundará en el puño azulado la penumbra del ojo ausente,
cuánto peso sostendremos,
desconozco si la raíz, si el caballo, si la sombra con su revés apartarán la ley de mirarnos,
tampoco  por cuánto la albacora  en su locura ordenará la inquietud de mi tiempo.
Yo tengo preguntas.
Las junto como loca.
La albacora me dialoga entre desperdicios cuando ruge el engranaje de troncos fecundos.
Atesoro preguntas como loca
y ojos viejos en botes husmean con mi lengua porque diseñan el mar.
Atesoro jaibas, conchas de choros plateados, preguntas como loca;
la albacora me dialoga, pero los botes han desdeñado el oficio celeste de mis uñas.
A estas rocas las moldeó lo desconocido,
asperezas de sombras anteriores,
posibles  materias del tiempo,
expresiones de mi adelantada ira, antes del viento en tu cuerpo en el mío.
A estos peñascos los arrastró el otro -aquél- fuego.
No sé cuántos segundos nos hundiremos en el fondo marino,
cuánto océano acá dentro,
cuántos crustáceos, cuánto molusco, cuánto verde, cuánto frío.
Tengo preguntas.
La albacora me enfrenta entre desperdicios cuando ruge el engranaje acuoso,
barcos estremecen en navíos sin fin.
Manchada la vía láctea desgarra el ciclo nocturno, pero tú y yo sumergidos. 
La buscadora, arriba: continúa  temblando, es azul.
Ya no fue vendetta hundirnos en el mar ni locura.
Otros dirán que sí. Asombrados los pájaros. Déjalos.

***
Pavella Coppola (Santiago de Chile, 1963)

{Inéditos}

Fotografía: facebook de la autora.

2 comentarios:

  1. Que bellos que son estos poemas, tanto, tanto, amor de derroche

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  2. Oh! Pavella! Qué belleza, que perfecta combinación de palabras. Cuántas sensaciones conmueven. Gotas, huidas, silencios. Gracias por ser mi "maestra"

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