domingo, 26 de noviembre de 2017

carlos cociña / de el margen de la propia vida













Y si todo fuera lo que es

*

1a

Ínfima es la respiración. Vibra por la presencia de transparentes
en la profundidad, donde las ondas son una constante.
Aire es el lugar donde se detiene, y rotan las partículas.
Es perceptible cuando las moléculas se mueven hacia la
temperatura que contrae su tono acorde.

Olas de viento se arremolinan en los árboles y revientan girando
en las ramas que fluyen violentas hacia el cielo y la tierra,
desacompasando los sonidos.

La persona adquiere la información en toda la extensión de
su piel y observo, en el cerebro, cómo los líquidos de las
glándulas se desvanecen a la altura de los ojos.

1b

Las olas recorren el villorrio que se hace inaccesible a las
extensiones.

La masa de agua fluye entre las construcciones que reproducen
los pastos y las montañas.

Los sonidos entran de improviso en el espacio acotado y se
estabilizan en la mirada, cuando se desgranan las moléculas
de la sensibilidad desencajadas en su silencio.

7a

Un bosque de árboles negros y blancos deshojados se extiende en
un primer horizonte y, en otro, el verde vibra en lo que parecen
ser varios soles despuntando el alba o en el ocaso del día
del sitio extendido. La luminosidad impregna el verde, los soles,
el alba o el ocaso del bosque que está lejano frente al rostro.
Insensible al acto de perforar las rocas en las que se afirma
la vegetación, siento los líquidos interiores en la boca y el verde
vibra en los oídos y se licua en la frente. El cansancio.

8a

Se escucha el sonido de los labios en el borde de la taza.
No queda sino aceptar que esa persona se quedó celebrando
el equinoccio del corazón, como un magnolio entre los postes de
fierro y de luz. El fuego se llevó la casa de entre los árboles
y la celebración es un brote que se elevó, casi silenciosamente,
al rozar la taza con que bebes toda la luminosidad de la ciudad
que dejó de construirse.

El sonido sube perentorio con el sorbo que doy para que vibre
la transparencia que se levanta de los ojos.

Ese estado no descubre su principio o lo que pueda esperarse
de él. El querer dibujar algún objeto que sea una posible salida
a la incertidumbre, desaparece. No hay muro o algo parecido
que permita vislumbrar que algo pasa, sin embargo está,
percibido desde un lugar donde la lógica tiene un sentido distinto,
ni siquiera inverso.

En la inolvidable, la estepa se extiende en el imaginario.

~~~

Y no que es la salida

*

10a

Los materiales de construcción acumulados son una forma de
asegurar los viajes. El volador de pájaros observa los aceites
absorbidos por la tierra, mientras la intermitencia de las luces
dirige el curso de las corrientes de agua. Hacia la izquierda,
donde el flujo es más tranquilo, vemos, en retazos
de la península, diferentes líquidos que los equinos beben
como una ilusión. Sin embargo, hacia el fondo se levanta una
extensión de sucesivos montes desde los cuales los fluidos
emergen. El imperturbable e intenso erotismo de las piscinas.

~~~

Jardines

*

¿QUÉ OTROS JARDÍNES SON POSIBLES? Aquellos de la esfera media
del bosque o de su bóveda. Mis posibilidades están en la
extensión de la vista cuando el aroma es más potente que la luz.
Puede ser de la misma manera en que está la sombra en
la intensidad.


En la madrugada la humedad se expande y el retorno de la
luminosidad activa de distinta forma la permanencia
de las plantas. En las mañanas, cuando todos se van a sus labores,
los jardines aumentan su soledad mientras la actividad de insectos
y sales va en aumento. Las extensiones públicas resurgen.

Los espacios privados se extienden más allá de lo público. Sin
embargo, aquellos parecen infinitos en los senderos. Caminos
cuya huella sólo se vislumbra y muchas veces vuelve sobre sí
misma. No hay selvas ni lejanas explanadas, sino suelo sobre
el cual se desplaza una bruma que es la misma que envuelve los
límites que no se pueden cuantificar.



La materia está en todas sus formas en las plantas y vegetaciones
cuando el espacio público es regado. El orden es el
de la supervivencia y la reproducción, en ciclos que tienden a
distintas direcciones. Me acerco al sonido que se resuelve en el
aroma del cuerpo propio. Los sonidos provienen del movimiento
que emiten la luz y el agua.

***
Carlos Cociña (Concepción, 1950) El margen de la propia vida. Santiago de Chile: Alquimia, 2013.

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