martes, 14 de noviembre de 2017

pablo neruda / a bela ajmadúlina













Detengámonos, debo dejar un beso
a Ajmadúlina: éste es el café, está oscuro,
no hay que tropezar con las sillas:
allí, allí en aquel rincón brilla su pelo,
su bella boca está encendida
como un clavel de Granada
y no es de lámparas aquella luz azul
sino los ojos de lo irracional,
de la pantera que sale del bosque
mordiendo un ruiseñor,
es ella que, a la vez
rosa del destino, cigarra de la luna,
canta lo incomprensible y lo más claro,
se hace un collar de mágicas espinas
y no está cómoda en ninguna parte
como una sirena recién salida del mar
invitada a nadar en el desierto.

***
Pablo Neruda (Parral, 1904-Santiago de Chile, 1973) Elegía. Buenos Aires: Losada, 1974.

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