Agradecido te saludo poesía
porque hoy al encontrarte
(en la vida y en los libros)
ya no eres solo para el deslumbramiento
gran aderezo de la melancolía.
Hoy también puedes mejorarme
ayudarme a servir
en esta larga y dura lucha del pueblo.
Ahora estás en tu lugar
no eres ya la alternativa espléndida
que me apartaba de mi propio lugar.
Y sigues siendo bella
compañera poesía
entre las bellas armas reales que brillan bajo el sol
entre mis manos o sobre mi espalda.
Sigues brillando
junto a mi corazón que no te ha traicionado nunca
en las ciudades y montes de mi país
de mi país que se levanta
desde la pequeñez y el olvido
para finalizar su vieja prehistoria
de dolor y de sangre.
Roque Dalton (San Salvador, 1935-1975)
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