Construí un muro con los restos
*
construí un muro con los restos de mis hermanos
oriné en la primera piedra
para que no se sintieran solos
bajo la lluvia
se mojan los huesos y los labios
pero nada envejece.
~
si quisiera callarse
*
Te muerdes el beso
y despiertas
-sangrando-
una boca muerta
más apasionada que mil lenguas vivas
rompe en partes
otras veces respirar era el problema
cada uno con su cuerpo en las manos
otras veces nadie quería morirse
y el amor
pataleaba en tu ombligo
o te rajaba el páncreas
~
quiere volver al útero
*
cava un túnel con los dientes
~
al fondo de la carne estos huecos de piel sin piel palpitando
*
con las tetas llenas de hambre
deshago
la boca de un hombre solo
que está solo cuando masco
un bebé
abre mis pezones con sus manos
-de la comisura,
uno o dos ríos de sangre-
gritando
un ejército de fantasmas tristes
arrullan su cuna
en mis manos
órbitas de carne
gimen canciones de niños sordos
o mudos
canta
a media voz mi madre
con el vientre abierto
vacío
~
un silencio
*
el último aullido del vacío
la última muerte antes de la muerte
los que fueron mis padres perforan mis
manos
el que es amante
entra
se entierra dentro de mi carne
angelito enfurecido
un hijo
el último aullido es el más débil
la última muerte es más larga
Con el fantasma que queda de mí
salgo
a repartir volantes al paseo ahumada
la señora estila la mano
porque se conmueve con ciegos,
cojos
y muertos como
yo.
***
Amanda Durán (Santiago de Chile, 1982) Ovulada. Lima: Ediciones Altazor, 2019.
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