domingo, 31 de enero de 2021

leonard cohen / de "flores para hitler"










¿Qué estoy haciendo aquí?

*

No sé si el mundo ha mentido
Yo he mentido
No sé si el mundo ha conspirado contra el amor
Yo he conspirado contra el amor
El ambiente de la tortura no es cómodo
He torturado
Aunque si no hubiese existido el hongo atómico
aún así habría odiado
Escucha
Yo habría hecho las mismas cosas
aunque si no existiese la muerte
No seré tomado como un borracho
bajo la fría llave de los hechos
Reniego de la coartada universal

Como una cabina telefónica vacía que pasa por la noche
y recuerda
como espejos en el lobby de un cine, consultados
solo en la ruta de salida
como una ninfómana que amarra a cientos
en una extraña cofradía
espero
que cada uno de ustedes confiese

~

Retrato de la Municipalidad

*

Los diamantes de la culpa
Las volutas de la culpa
Los pilares de la culpa
Los colores de la culpa
Las banderas de la culpa
Las gárgolas de la culpa
Las espinas de la culpa

Escucha, dice el alcalde, escucha a los pájaros del bosque
Ellos cantan como hombres encadenados

~

Felicitaciones

*

Aquí estamos comiendo los hongos sagrados
fuera del cielo japonés
comiendo la flor
en las arenas de Nevada

Oye Marco Polo
y tú, Arthur Rimbaud
amigos de las embarcaciones
examinen la aventura de nuestro tiempo
y las joyas de la casa de Dachau
la fraternidad de borrachos de Belsen

¿Acaso tus barcos no lucen
como violines flotantes
tocando melodías de Jack Benny?

~

Goebbels abandona su novela y se afilia al partido

*

Su último poema de amor
se rompió en la bahía
donde los rubios blasfemaban
cargando chatarra
en submarinos oxidados.
Al sol
estaba sorprendido
al sentirse tan anhedónico
como una rueda.
Más sencillo que el dinero
se sentó en sal derramada
y se preguntó si podría encontrar otra vez
las cicatrices de los faroles
ulceras de las rejas de hierro forjado.
Recordó a la perfección
como dispuso
el ataque cardiaco de su padre
y cómo dejó a su madre
en un pozo
con la memoria borrada por la pérdida de la culpa.
Precisión bajo el sol
los ascensores
las piezas de hierro
que rompió a cualquiera de ellos
cuyo dolor hubiera dejado
como un silbato dispersa
a un equipo de hombres sudados
Listo para unirse al mundo
sí sí, listo para casarse
convencido que el dolor es cuestión de elegir
un Doctor de la Razón
comenzó a contar las naves
a condecorar a los hombres
¿Será la disciplina amenazada
con estos sueños?
¿Llevarán el pelo favorito los muslos favoritos
los ganadores de las apuestas de las carreras de caballo de la vida anterior
lo llevarán a cafés aventureros?
Ah, mis pupilas queridas
acaso creen que existe una mano
tan bestial en la belleza, tan despiadada
que pueda apagar
su religiosa luz eléctrica antidiarrea?

~

Hitler, el melanoma cerebral

*

Hitler el melanoma cerebral mira por mis ojos
Goering hierve lingotes de oro en mis entrañas
Mi manzana de Adán se hincha con toda la cabeza de Goebbels
No sirve de nada decirle a un hombre que es judío
Estoy haciendo una sombra de lámpara de tu beso
¡Confiesa! ¡Confiesa!
Es lo que pides
aunque creas que me lo estás dando todo.

~

Todo lo que hay que saber sobre Adolf Eichmann

*

OJOS: .................................... Promedio
PELO: .................................... Promedio
PESO: .................................. Promedio
ALTURA: .................................. Promedio
RASGOS DISTINTIVOS: ................ Ninguno
NÚMERO DE DEDOS: ...................... Diez
NÚMERO DE ORTEJOS: ........................ Diez
INTELIGENCIA: ............................ Promedio

¿Qué esperabas?

¿Garras?

¿Incisivos descomunales?

¿Saliva verde?

¿Locura?

~

Para cualquiera vestido de marmol

*

El milagro que todos estamos esperando
esperamos por la caída del Partenón
y la Casa de los Cumpleaños no sea más una casa
y los padres no sean envenenados por la fama.
Las medallas y los registros de abusos
no pueden ayudarnos en nuestra peregrinación a la lujuria,
pero como látigos que ciertos pervertidos nunca usan,
obligan a nuestra carne en una confianza paralizante.
Veo a un huérfano, sin ley y sereno,
parado en un rincón del cielo,
un cuerpo así como los cuerpos que han sido,
pero no la cicatriz del nombrar en su mirada.
Criado cerca de los hornos, está quemado dentro
Luz, viento, frío, oscuridad - ellos lo usan como una novia.

~

Pueblo

*

flores para hitler bostezaba el verano
flores sobre todo mi nuevo césped
y aquí está la pequeña aldea
la gente la pinta para una fiesta
aquí hay una pequeña iglesia
aquí hay un colegio
aquí hay algunos perros haciendo el amor
las banderas resplandecen como la ropa
flores para hitler bostezaba el verano

***
Leonard Cohen (Montreal, 1934-Los Angeles, 2016)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

What I'm Doing Here

*

I do not know if the world has lied
I have lied
I do not know if the world has conspired against love
I have conspired against love
The atmosphere of torture is no comfort
I have tortured
Even without the mushroom cloud
still I would have hated
Listen
I would have done the same things
even if there were no death
I will not be held like a drunkard
under the cold tap of facts
I refuse the universal alibi

Like an empty telephone booth passed at night
and remembered
like mirrors in a movie palace lobby consulted
only on the way out
like a nymphomaniac who binds a thousand
into strange brotherhood
I wait
for each one of you to confess

~

Portrait of the City Hall

*

The diamonds of guilt
The scrolls of guilt
The pillars of guilt
The colours of guilt
The flags of guilt
The gargoyles of guilt
The spines of guilt

Listen, says the mayor, listen to the woodland birds,
They are singing like men in chains.

~

Congratulations

*

Here we are eating the sacred mushrooms
out of the Japanese heaven
eating the flower
in the sands of Nevada

Hey Marco Polo
and you Arthur Rimbaud
friends of the sailing craft
examine our time's adventure
and jewelled house of Dachau
Belsen's drunk fraternity

Don't your boats seem
like floating violins
playing Jack Benny tunes?

~

Goebbels Abandons His Novel and Joins the Party

*

His last love poem
broke in the harbour
where swearing blondes
loaded scrap
into rusted submarines.
Out in the sun
he was surprised
to find himself lustless
as a wheel.
More simple than money
he sat in some spilled salt
and wondered if he would find again
the scars of lampposts
ulcers of wrought iron fence.
He remembered perfectly
how he sprung
his father's heart attack
and left his mother
in a pit
memory white from loss of guilt.
Precision in the sun
the elevators
the pieces of iron
broke whatever thous
his pain had left
like a whistle breaks
a gang of sweating men.
Ready to join the world
yes yes ready to marry
convinced pain a matter of choice
a Doctor of Reason
he began to count the ships
decorate the men.
Will dreams threaten
this discipline
will favourite hair favourite thighs
last life's sweepstake winners
drive him to adventurous cafes?
Ah my darling pupils
do you think there exists a hand
so bestial in beauty so ruthless
that can switch off
his religious electric exlax light?

~

Hitler the Brain-Mole

*

Hitler the brain-mole looks out of my eyes
Goering boils ingots of gold in my bowels
My Adam's Apple bulges with the whole head of Goebbels
No use to tell a man he's a Jew
I'm making a lampshade out of your kiss
Confess! confess!
is what you demand
although you believe you're giving me everything.

~

All There Is to Know about Adolph Eichmann

*

EYES: .................................... Medium
HAIR: .................................... Medium
WEIGHT: .................................. Medium
HEIGHT: .................................. Medium
DISTINGUISHING FEATURES: ................ None
NUMBER OF FINGERS: ...................... Ten
NUMBER OF TOES: ........................ Ten
INTELLIGENCE: ............................ Medium

What did you expect?

Talons ?

Oversize incisors ?

Green saliva?

Madness ?

~

For Anyone Dressed in Marble

*

The miracle we all are waiting for
is waiting till the Parthenon falls down
and House of Birthdays is a house no more
and fathers are unpoisoned by renown.
The medals and the records of abuse
can't help us on our pilgrimage to lust,
but like whips certain perverts never use,
compel our flesh in paralysing trust.
I see an orphan, lawless and serene,
standing in a corner of the sky,
body something like bodies that have been,
but not the scar of naming in his eye.
Bred close to the ovens, he's burnt inside.
Light, wind, cold, dark -- they use him like a bride.

~

Folk

*

flowers for hitler the summer yawned
flowers all over my new grass
and here is a little village
they are painting it for a holiday
here is a little church
here is a school
here are some doggies making love
the flags are bright as laundry
flowers for hitler the summer yawned

sábado, 30 de enero de 2021

yeşim ağaoğlu / tres poemas









Para escribir poesía

*

Rothko en las cortinas
Turner en el mar
Gauguin en las palmeras
viendo a las mujeres,
a las isleñas con grandes senos
Matisse en el sofá rojo
y en la silla Van Gogh
poniendo sus orejas en un sobre
que gotea sangre
en la cama como si fuera pintada por Modigliani
un poeta está escribiendo un poema
contra el entero y ancho mundo, contra todo
a pesar de todo
escribiendo poesía.

~

Corona de espinas

*
                                     en memoria de frida kahlo

así que tú también has llevado la corona de espinas
en medio del bosque
tu cuello está sangrando
te recuerdo usando el vestido verde
flores salvajes de todos los colores
en tu cabello negro
ahora llevas una mano sangrante
en lugar de tu arete
la noche casi está aquí
pronto saldrán los chacales
e incluso los buitres
tú, ¿por qué llevas la corona de espinas?
ahora tu vestido verde está empapado de rojo.

~

He muerto en ti

*

Subí las escaleras paso a paso
lentamente, como dijo el poeta
a veces subí en ascensores de rascacielos
otras veces me convertí en el hombre araña
y me desplacé usando mis fuertes y poderosas ventosas
o me transformé en un cuervo y volé sobre los tejados
me precipité de todos y cada uno de los pisos
pero nunca morí tanto
como cuando morí en ti.

***
Yeşim Ağaoğlu (Estambul, 1966)
Versiones de Mariela Cordero

viernes, 29 de enero de 2021

micaela paredes / del otro













Asirme cada día en el espejo al rostro
siempre extraño que me acecha.
Entre él y yo la eterna y sutil brecha:
es otro el que se muestra en el reflejo.

La edad misma del polvo su entrecejo;
fatiga original en mí deshecha,
hastío precedente a toda fecha,
mirada en que adivino un dolor viejo.

Entonces otro nombre me suplanta:
la voz de esa otra voz no diferencio;
habitan otras sombras en mi sombra,

otro decir anega mi garganta.
Palabras disfrazadas de silencio:
las cosas que me callo el otro nombra.

***
Micaela Paredes (Santiago de Chile, 1993)

jueves, 28 de enero de 2021

samuel beckett / cascando













1

por qué no simplemente no esperar
a ser ocasión de
un vertedero de palabras

¿no es mejor abortar que ser estéril?

después de tu partida las horas son tan tristes
siempre empiezan a rastras demasiado pronto
los garfios desgarrando con ceguedad el lecho de miseria
rescatando los huesos los amores antiguos
cuencas una vez llenas con ojos como tuyos
¿es mejor siempre demasiado pronto que jamás?
negra necesidad salpicando los rostros
diciendo una vez más nunca flotó lo amado nueve días
ni nueve meses
ni nueve vidas

2

diciendo una vez más
si no me enseñas tú no aprenderé
diciendo una vez más existe un último
atardecer de últimas veces
últimas veces de mendigar
últimas veces de amar
de saber no saber simular
un último atardecer de últimas veces de decir
si no me amas nunca seré amado
si no te amo ya no amaré nunca

un batir de palabras gastadas una vez más en el corazón
amor amor amor golpe de un émbolo antiquísimo
moliendo el suero inalterable
de las palabras
una vez más aterrado
de no amar
de amar pero no a ti
de ser amado y no por ti
de saber no saber simular
simular

yo y todos los otros que te amen
si te aman

3

a menos que te amen

***
Samuel Beckett (Foxrock, 1906-París, 1989)
Versión de Jenaro Talens

/

Cascando

*

1

why not merely the despaired of
occasion of
wordshed

is it not better abort than be barren

the hours after you are gone are so leaden
they will always start dragging too soon
the grapples clawing blindly the bed of want
bringing up the bones the old loves
sockets filled once with eyes like yours
all always is it better too soon than never
the black want splashing their faces
saying again nine days never floated the loved
nor nine months
nor nine lives

2

saying again
if you do not teach me I shall not learn
saying again there is a last
even of last times
last times of begging
last times of loving
of knowing not knowing pretending
a last even of last times of saying
if you do not love me I shall not be loved
if I do not love you I shall not love

the churn of stale words in the heart again
love love love thud of the old plunger
pestling the unalterable
whey of words

terrified again
of not loving
of loving and not you
of being loved and not by you
of knowing not knowing pretending
pretending

I and all the others that will love you
if they love you

3

unless they love you

miércoles, 27 de enero de 2021

doris lessing / fábula










Cuando miro hacia atrás me parece recordar el canto.
Sin embargo, siempre fue silencioso en aquella larga y cálida habitación.

Impenetrables, esas paredes, que creíamos
oscurecidas por escudos antiguos. La luz
brillaba sobre la cabeza de una niña o jóvenes extremidades
estirándose al descuido. Y las voces débiles
se elevaban en el silencio y se perdían como el agua.

Sin embargo, pese a que era tranquila y cálida como una mano,
si uno de nosotros corría las cortinas
una lluvia continua soplaba afuera despreocupadamente.
A veces entraba el viento, moviendo las llamas,
y haciendo que las sombras en la pared se encogieran,
o un lobo aullaba afuera en la noche inmensa,
y sintiendo que nuestra carne se helaba nos amontonábamos.

Pero durante un tiempo el baile continuó—
Esto es lo que me parece ahora:
siluetas lentas moviéndose en calma a través
de charcos de luz como una red dorada sobre el piso.
Podría haber seguido, como un sueño, para siempre.

Pero entre un año y otro— ¿sopló un viento nuevo?
¿La lluvia pudrió las paredes al fin?
¿Los hocicos de los lobos llegaron empujando los rayos caídos?

Fue hace tanto tiempo.
Pero a veces recuerdo la habitación con cortinas
y escucho las lejanas voces juveniles cantar.

***
Doris Lessing (Kermanshah, 1919-Londres, 2013)
Versión de Silvia Camerotto

/

Fable

*

When I look back I seem to remember singing.
Yet it was always silent in that long warm room.

Impenetrable , those walls , we thought,
Dark with ancient shields. The light
Shone on the head of a girl or young limbs
Spread carelessly. And the low voices
Rose in the silence and were lost as in water.

Yet, for all it was quiet and warm as a hand,
If one of us drew the curtains
A threaded rain blew carelessly outside.
Sometimes a wind crept, swaying the flames,
And set shadows crouching on the walls,
Or a wolf howled in the wide night outside,
And feeling our flesh chilled we drew together.

But for a while the dance went on -
That is how it seems to me now:
Slow forms moving calm through
Pools of light like gold net on the floor.
It might have gone on, dream-like, for ever.

But between one year and the next – a new wind blew ?
The rain rotted the walls at last ?
Wolves’ snouts came thrusting at the fallen beams ?

It is so long ago.
But sometimes I remember the curtained room
And hear the far-off youthful voices singing.

martes, 26 de enero de 2021

frank stanford / libertad, revuelta y amor













Los atraparon.
Estaban sentados en una mesa de la cocina.
Era temprano.
Usaban batas de baño.
Estaban tomando café y sonriendo.
Ella tenía uno de los cigarrillos en sus dedos.
Ella tenía las piernas dobladas debajo suyo en la silla.
Los vieron por la ventana.
Ella pensó en ellos saliendo de un baño.
Y en él envolviendo un paño alrededor de ella.
Él pensó en ella despertando en un pequeño edificio blanco,
Él pensó en las piedras que se fijaban en el suelo.
Luego se fueron.
Luego entraron por la parte de atrás.
Su gato salió corriendo.
La casa estaba cerca del camino.
A ella no le gustaba que saliera el gato.
Se quedaron en la mesa.
Los otros estaban sin aliento.
El hombre y la mujer se estiraron sobre la mesa.
Tenían miedo, sonrieron.
Los demás se sirvieron el último café.
Quemando sus lenguas.
El hombre y la mujer los miraron.
No dijeron nada.
El hombre y la mujer se acercaron el uno al otro.
La mesa redonda entre ellos.
La estufa todavía estaba encendida y quemó la olla vacía.
Ella comenzó a levantarse.
Uno de ellos le disparó.
Ella se inclinó sobre la mesa como una colegiala haciendo sus tareas.
Pensó en estar a su lado, dormida.
Se llevaron sus largos calcetines grises
Los pusieron sobre el cañón de un rifle
Y le dispararon.
Volvió a su silla, sujetándose.
Ella le dijo que el suyo no dolía mucho,
Como en el otoño cuando todo lo que tocas
Hace una chispa.
Pensó en ella levantándose en la oscuridad.
Envolviendo una frazada su alrededor
Y de pie en la puerta.
Les preguntó a los hombres si dispararán de nuevo.
No para herir sus rostros.
Uno de ellos le encendió uno de sus cigarrillos.
Pensó cómo sería
Siendo niños juntos.
Él estaba muerto antes de terminarlo.
Ella les preguntó si podía sacarlo de su boca.
Entonces no le quemaría los labios.
Ella se acercó y le tocó el pelo.
Pensó en él caminando a través del canto oscuro.
Ella murió en la mesa así,
Con humo saliendo de su boca.

***
Frank Stanford (Richton, 1948-Fayetteville, 1978)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Freedom, Revolt, and Love

*

They caught them.
They were sitting at a table in the kitchen.
It was early.
They had on bathrobes.
They were drinking coffee and smiling.
She had one of his cigarillos in her fingers.
She had her legs tucked up under her in the chair.
They saw them through the window.
She thought of them stepping out of a bath
And him wrapping cloth around her.
He thought of her waking up in a small white building,
He thought of stones settling into the ground.
Then they were gone.
Then they came in through the back.
Her cat ran out.
The house was near the road.
She didn’t like the cat going out.
They stayed at the table.
The others were out of breath.
The man and the woman reached across the table.
They were afraid, they smiled.
The others poured themselves the last of the coffee
Burning their tongues.
The man and the woman looked at them.
They didn’t say anything.
The man and the woman moved closer to each other,
The round table between them.
The stove was still on and burned the empty pot.
She started to get up.
One of them shot her.
She leaned over the table like a schoolgirl doing her lessons.
She thought about being beside him, being asleep.
They took her long grey socks
Put them over the barrel of a rifle
And shot him.
He went back in his chair, holding himself.
She told him hers didn’t hurt much,
Like in the fall when everything you touch
Makes a spark.
He thought about her getting up in the dark
Wrapping a quilt around herself
And standing in the doorway.
She asked the men if they shot them again
Not to hurt their faces.
One of them lit him one of his cigarettes.
He thought what it would be like
Being children together.
He was dead before he finished it.
She asked them could she take it out of his mouth.
So it wouldn’t burn his lips.
She reached over and touched his hair.
She thought about him walking through the dark singing.
She died on the table like that,
Smoke coming out of his mouth.

lunes, 25 de enero de 2021

grazia deledda / la primavera










El invierno había refrescado también
el color de las rocas. Desde el monte descendían 
venas de plata, mil riachuelos silenciosos,
relucientes en el verde vivo de la hierba.
Un sobresalto del torrente en el fondo del valle
entre melocotones y almendras florecidas, y todo era puro,
joven, fresco, bajo la luz plateada del cielo.

***
Grazia Deledda (Nuoro, 1871-Roma, 1936)
Versión de Leonel Licea

/

La primavera

*

L’inverno aveva rinfrescato anche
il colore delle rocce. Dai monti scendevano,
vene d’argento, mille rivoletti silenziosi,
scintillanti tra il verde vivido dell’erba.
Il torrente sussultava in fondo alla valle tra
i peschi e i mandorli fioriti, E tutto ’era puro,
giovane, fresco, sotto la luce argentea del cielo.

domingo, 24 de enero de 2021

chabuca granda / cardo o ceniza













Cómo será mi piel junto a tu piel
Cómo será mi piel junto a tu piel
Cardo o ceniza
Cómo será

Si he de fundir mi espacio frente al tuyo
Cómo será tu cuerpo al recorrerme
Y cómo mi corazón si estoy de muerte
Mi corazón si estoy de muerte

Se quebrará mi voz cuando se apague
De no poderte hablar en el oído
Y quemará mi boca salivada
De la sed que me queme si me besas
De la sed que me queme si me besas

Cómo será el gemido y cómo el grito
Al escapar mi vida entre la tuya
Y cómo el letargo al que me entregue
Cuando adormezca el sueño entre tu sueño

Han de ser breves mis siestas
Mis esteros despiertan con tus ríos
Pero, pero
Pero cómo serán mis despertares
Cada vez que despierte avergonzada
Tanto amor y avergonzada

***
Chabuca Granda (Cotabambas, 1920, Fort Lauderdale, 1983)

sábado, 23 de enero de 2021

éva tóth / límite de las nieves eternas













Llega hasta aquí la obstinada
marcha larga de la vegetación
El desfile primaveral de los bosques foliáceos
que verdean estridentes quedó hace mucho atrás
Pinos intrépidos les siguen subiendo
en orden abierto
pero luego ellos también rinden las armas
como el ejército húngaro en Világos
Sólo los juníperos siguen trepando jadeantes
como heridos en el campo minado
unas convulsiones más y hasta ellos se detienen
No obstante hay vida aquí también: líquenes, musgos
en las grietas de las rocas, degradándose
en monocelulares es posible sobrevivir
Mejor entonces un paso más arriba
sobre la pura e incorruptible
nieve
hasta quedar helado

***
Éva Tóth (Debrecen, 1939-Budapest, 2017)

viernes, 22 de enero de 2021

zoí kareli / musicalidad










Bella música de los días
otoñales en Tesalónica
cuando la lluvia cae, a veces, densa
o también ligera, y después nuevamente
se intensifica esa lluvia plateada
de los primeros días otoñales,
tan diáfana y delgada como
una conversación lenta y musical de mujeres
en el otoño de su vida.

De aquellas mujeres que permanecen
tranquilas y en silencio,
un poco orgullosas y melancólicas
y que, a veces, cuando hablan
se apresuran a decir aquello
que tal vez quisieran olvidar

***
Zoí Kareli (Salónica, 1901-Atenas, 1998)
Versión de Nina Anghelidis-Spinedi

/

Μουσικότητα

Έμορφη μουσικότητα των φθινοπωρινών
ημερών στη Θεσσαλονίκη,
όταν η βροχή πέφτει πότε πυκνή,
αραιώνει κι ύστερα πάλι
πυκνώνει η ασημένια βροχή,
των πρώτων φθινοπωρινών ημερών,
διάφανη και λεπτή τόσο, σαν

σιγανή μουσική ομιλία γυναικών
στο φθινόπωρο της ζωής των.
Εκείνων των γυναικών που μένουν
ήσυχες και σιωπηλές, μοιάζουν,
λιγάκι περήφανες ή μελαγχολικές
και κάποτε, όταν μιλήσουν,
βιάζονται να πουν εκείνο
που ζητούν ίσως να λησμονήσουν

jueves, 21 de enero de 2021

edna st. vincent millay / cuatro poemas









Meteré el Caos en catorce versos
y lo ataré; lo dejaré escapar
si tiene suerte; que se retuerza cual
tifón, fuego o demonio... Sus esfuerzos
quedarán en nada en los confines rectos
del dulce Orden, donde con sed carnal
guardaré su esencia y figura amorfa
hasta que en el Orden encuentre consuelo.
Lejos quedan los días de nuestro encierro,
su arrogancia, nuestra sumisión:
lo he atrapado. No es más ni menos
que algo sencillo falto de comprensión;
no lo forzaré a confesar los hechos.
Bondad solo daré a su corazón

~

Renacer

*

Solo veía desde donde estaba
un bosque y tres montañas altas;
me di la vuelta y miré al otro lado,
tres islas vi en una bahía.
Con los ojos tracé la línea
del horizonte, delgada y fina,
luego desplacé la vista hasta volver
al punto de partida;
y solo vi desde donde estaba
un bosque y tres montañas altas.
  
Nada veía encima de esas cosas
que tanto me obnubilaban;
podía tocarlas con la mano, o casi,
pensé, desde donde estaba,
y de pronto todo empequeñeció,
me faltó el resuello y la respiración.

Pero claro, dije, grande es el cielo, 
sin fin se extiende sobre mi cabeza.
Conque aquí me tumbaré
y me embriagaré de cielo.
Y eso hice, pero al final
resultó que el cielo no era tan alto.
En algún sitio acabará, me dije...
y, claro, ¡ya veo la cumbre!
El cielo, pensé, no es tan inmenso, 
¡casi podría tocarlo con la mano!
Y levanté la mano para intentarlo,
pero grité al notar su tacto.
  
Grité y —¡ay!— el infinito
sobre mí se cernió;
metió a la fuerza el grito en mi pecho,
me dobló el brazo sobre los senos
y, extrayendo de lo Indefinido
la definición de mi mente
alzó ante mis ojos un cristal
que atravesó mi vista menguante.
Hasta que creí contemplar
las mil caras de la Inmensidad;
una palabra tan sonora susurró
que mundos enteros ensordecieron,
y llevó a mis oídos sin amortiguar
los murmullos de amables esferas,
el crujido de la carpa celeste,
el tictac de la Eternidad.
  
Vi y oí, y supe al fin
el cómo y porqué de las cosas pasadas,
presentes y eternas.
El Universo, agrietado hasta la médula,
les reveló a mis tímidos sentidos
que, sobrecogida, me desplomaría,
pero no podía, ¡no! Mas hay que succionar 
la herida, así que no separé 
los labios hasta haber extraído 
todo el veneno... ¡Ay, temible garra!
Por mi omnisciencia pagué el precio
del infinito remordimiento del alma. 
  
Todo pecado era mi pecado, toda
expiación la mía, y mía la hiel
de los remordimientos. Mío era el peso
de toda maldad incubada, el odio
que subyacía a toda envidia,
mía la avaricia, mía la lujuria.

Y mientras, por cada dolor,
por cada sufrimiento, anhelaba el consuelo
con un deseo concreto...
¡Lo anhelaba en vano! Y noté el feroz fuego
de mil personas agazapadas;
con todas perecí... ¡y a todas lloré luego!
  
Un hombre moría de hambre en Capri;
movió los ojos para observarme;
noté su mirada, oí su gemido,
y supe que mía era su hambre.

En el mar vi un denso banco de niebla
entre dos barcos que chocaban y se hundían;
mil gritos rompieron los cielos,
y la garganta me rasgaron todos ellos.
  
No había dolor que no sintiera, ni muerte
que no fuese mía; mío cada último aliento
que, llorando, recibía por respuesta otro llanto
de la compasión que era yo misma.
Mío era todo sufrimiento, y mía su razón;
mía la piedad como la piedad de Dios.
  
¡Ay, horrendo peso! ¡El Infinito
presionó sobre mi finito ser!
Mi alma angustiada, como un pájaro,
oí latir contra mis labios;
pero tan cerca estaba ese tremendo peso
que no quedaba espacio para nada sin él.
Y así, bajo el peso me rendí
y sufrí la muerte, pero no pude morir.
  
Mucho tiempo yací así, ansiando la muerte,
cuando con sigilo la tierra sobre la que estaba
cedió y, dedo a dedo, tan grande se había hecho
el peso que me apresaba, que
en la tierra me hundí 
hasta quedar enterrada,
y ya no bajé más... No hay peso que logre
seguirnos bajo tierra, por grande que sea.
Noté que de mi pecho se despegaba,
y al marcharse, mi alma torturada
estalló en alegría y huyó con tal júbilo
que alrededor se revolvió el polvo.

Bien enterrada estaba ahora;
fresca es la mano de la tierra en la frente
y suave su pecho bajo la cabeza
de quien ha muerto por placer. 
Y de repente, por todas partes,
la lluvia compasiva empezó a caer;
Tumbada oía el repicar de sus cascos
sobre mi enclenque techo de paja,
y el sonido me encantó aún más
de lo que me había gustado antes.
Pues como una canción es la lluvia
para quien descansa bajo tierra,
y escasas son las voces y caras conocidas:
la soledad reina en la tumba.
  
Qué atenta es la lluvia, me dije,
a mi nuevo hogar viene a verme.
Ojalá estuviera otra vez viva
para besar los dedos de la lluvia,
para beber con los ojos el brillo
de cada oblicua línea de plata,
para captar la fresca y fragante brisa
de los manzanos rebosantes de agua.
No tardará en amainar la tormenta,
y entonces la ancha cara del sol
se reirá sobre la tierra empapada
hasta que el mundo en concordancia
se sacuda de alegría y las redondas gotas
caigan, cosquilleando, de las briznas de hierba.
  
¿Cómo soporto estar aquí enterrada
mientras encima el cielo se despeja
y vuelve el azul tras la tormenta?
Ay, amada y multiforme
belleza multicolor que me rodea,
¡nunca jamás volveré a verte!
¡Jamás! Argéntea en primavera, dorada en otoño,
¡jamás volveré a contemplarte!
Dormida, me perderé tu infinita magia,
¡apartada de ti en este sepulcro!
Oh, Dios, supliqué, permíteme renacer
¡y devuélveme a la tierra!
Enoja a las gigantescas nubes
y provoca una lluvia recia, que caiga
en un gran torrente y me libere,
¡que disuelva mi tumba y me despierte!


Callé; y entre el murmullo ahogado
que me respondió, llegó el susurro
lejano de unas alas mensajeras
cual música de la vibrante cuerda
de mi oración al cielo y... ¡zas!
Ante el salvaje látigo del viento
se agruparon aturdidas nubes de tormenta
y corrieron aterradas por el cielo,
y la gran lluvia en una sola ola negra
cayó del cielo y golpeó mi tumba.
  
No sé cómo ocurren esas cosas;
solo sé que me embargó
una fragancia que no procede
de nada salvo los seres felices;
un sonido de elfo jubiloso
cantando estrofas dulces para divertirse,
y, cubriéndolo todo, atravesándolo,
la sensación de un plácido despertar.
La hierba, de puntillas junto a mi oído,
me susurró algo que entendí;
noté las frescas yemas de la lluvia
rozándome con ternura los labios,
apoyadas con ternura en mis párpados sellados,
y de repente la pesada noche
se desprendió de mis ojos y pude ver...
un manzano empapado, goteando,
una última línea larga de lluvia de plata,
un cielo claro que recuperó el azul.
Y mientras miraba una acelerada ráfaga
de aire sopló hasta mí y dejó
en mi cara un milagro
de aliento de orquídeas, y con el olor
—¡no sé cómo pudo ocurrir!—,
mi alma volví a inspirar.
  
¡Ah! Del suelo brinqué entonces
y chillé a la tierra con tal grito
que no se ha oído jamás salvo de un hombre
que, después de muerto, vuelve a la vida.
Los árboles rodeé con los brazos;
como un demente abracé el suelo;
alcé los temblorosos brazos a lo alto;
reí y reí mirando el cielo,
hasta que en la garganta un sollozo ahogado
se me atascó, una desazón inmensa
me llenó de lágrimas los ojos al instante;
¡Dios mío, grité, no hay oscuro disfraz 
que a partir de ahora pueda ocultarme
tu radiante identidad!
No puedes moverte por la hierba
pero mis rápidos ojos Te verán pasar,
tampoco puedes hablar, ni en voz baja,
pero mi susurro Te responderá.
Conozco el sendero que lleva a Tu camino
por la fría víspera de cada día;
¡Dios, apartaré la hierba
y pondré el dedo en Tu corazón!
  
El mundo se alza a ambos lados
tan ancho como ancho es el corazón;
sobre el mundo se extiende el cielo...
tan alto como alta es el alma.
El corazón puede separar mar y tierra
y sujetar uno con cada mano;
el alma puede partir el cielo en dos
y dejar que el rostro de Dios brille en la brecha.
Pero Este y Oeste aplastarán al corazón
que no pueda separarlos a la fuerza:
y a aquel cuya alma sea plana... el cielo
lo hundirá más y más.

~

Primer fruto

*

Mi vela arde por ambos cabos;
    no durará la noche entera;
Pero ay, odiados, y oh, amados...,
    ¡qué luz tan intensa muestra!

~

Dafne

*

¿Por qué me persigues tanto?
En cualquier momento acabo
convertida en laurel alto

Si me place, en la carrera,
dejaré una rama tierna
para que me abraces en prenda.

Mas si por cuesta y recodo
ansías seguirme solo,
me marcho: ¡rápido, rápido!

***
Edna St. Vincent Millay (Rockland, 1892-Austerlitz, 1950)
Versiones de Ana Mata Buil

/

I will put Chaos into fourteen lines
And keep him there; and let him thence escape
If he be lucky; let him twist, and ape
Flood, fire, and demon—his adroit designs
Will strain to nothing in the strict confines
Of this sweet Order, where, in pious rape,
I hold his essence and amorphous shape,
Till he with Order mingles and combines.
Past are the hours, the years of our duress,
His arrogance, our awful servitude:
I have him. He is nothing more nor less
Than something simple not yet understood;
I shall not even force him to confess;
Or answer. I will only make him good.

~

Renascence

*

All I could see from where I stood
Was three long mountains and a wood;
I turned and looked another way,
And saw three islands in a bay.
So with my eyes I traced the line
Of the horizon, thin and fine,
Straight around till I was come
Back to where I'd started from;
And all I saw from where I stood
Was three long mountains and a wood.
 
Over these things I could not see;
These were the things that bounded me;
And I could touch them with my hand,
Almost, I thought, from where I stand.
And all at once things seemed so small
My breath came short, and scarce at all.
 
But, sure, the sky is big, I said;
Miles and miles above my head;
So here upon my back I'll lie
And look my fill into the sky.
And so I looked, and, after all,
The sky was not so very tall.
The sky, I said, must somewhere stop,
And—sure enough!—I see the top!
The sky, I thought, is not so grand;
I 'most could touch it with my hand!
And reaching up my hand to try,
I screamed to feel it touch the sky.
 
I screamed, and—lo!—Infinity
Came down and settled over me;
Forced back my scream into my chest,
Bent back my arm upon my breast,
And, pressing of the Undefined
The definition on my mind,
Held up before my eyes a glass
Through which my shrinking sight did pass
Until it seemed I must behold
Immensity made manifold;
Whispered to me a word whose sound
Deafened the air for worlds around,
And brought unmuffled to my ears
The gossiping of friendly spheres,
The creaking of the tented sky,
The ticking of Eternity.
 
I saw and heard, and knew at last
The How and Why of all things, past,
And present, and forevermore.
The Universe, cleft to the core,
Lay open to my probing sense
That, sick'ning, I would fain pluck thence
But could not,—nay! But needs must suck
At the great wound, and could not pluck
My lips away till I had drawn
All venom out.—Ah, fearful pawn!
For my omniscience paid I toll
In infinite remorse of soul.
 
All sin was of my sinning, all
Atoning mine, and mine the gall
Of all regret. Mine was the weight
Of every brooded wrong, the hate
That stood behind each envious thrust,
Mine every greed, mine every lust.
 
And all the while for every grief,
Each suffering, I craved relief
With individual desire,—
Craved all in vain! And felt fierce fire
About a thousand people crawl;
Perished with each,—then mourned for all!
 
A man was starving in Capri;
He moved his eyes and looked at me;
I felt his gaze, I heard his moan,
And knew his hunger as my own.
I saw at sea a great fog bank
Between two ships that struck and sank;
A thousand screams the heavens smote;
And every scream tore through my throat.
 
No hurt I did not feel, no death
That was not mine; mine each last breath
That, crying, met an answering cry
From the compassion that was I.
All suffering mine, and mine its rod;
Mine, pity like the pity of God.
 
Ah, awful weight! Infinity
Pressed down upon the finite Me!
My anguished spirit, like a bird,
Beating against my lips I heard;
Yet lay the weight so close about
There was no room for it without.
And so beneath the weight lay I
And suffered death, but could not die.
 
Long had I lain thus, craving death,
When quietly the earth beneath
Gave way, and inch by inch, so great
At last had grown the crushing weight,
Into the earth I sank till I
Full six feet under ground did lie,
And sank no more,—there is no weight
Can follow here, however great.
From off my breast I felt it roll,
And as it went my tortured soul
Burst forth and fled in such a gust
That all about me swirled the dust.
 
Deep in the earth I rested now;
Cool is its hand upon the brow
And soft its breast beneath the head
Of one who is so gladly dead.
And all at once, and over all
The pitying rain began to fall;
I lay and heard each pattering hoof
Upon my lowly, thatched roof,
And seemed to love the sound far more
Than ever I had done before.
For rain it hath a friendly sound
To one who's six feet underground;
And scarce the friendly voice or face:
A grave is such a quiet place.
 
The rain, I said, is kind to come
And speak to me in my new home.
I would I were alive again
To kiss the fingers of the rain,
To drink into my eyes the shine
Of every slanting silver line,
To catch the freshened, fragrant breeze
From drenched and dripping apple-trees.
For soon the shower will be done,
And then the broad face of the sun
Will laugh above the rain-soaked earth
Until the world with answering mirth
Shakes joyously, and each round drop
Rolls, twinkling, from its grass-blade top.
 
How can I bear it; buried here,
While overhead the sky grows clear
And blue again after the storm?
O, multi-colored, multiform,
Beloved beauty over me,
That I shall never, never see
Again! Spring-silver, autumn-gold,
That I shall never more behold!
Sleeping your myriad magics through,
Close-sepulchred away from you!
O God, I cried, give me new birth,
And put me back upon the earth!
Upset each cloud's gigantic gourd
And let the heavy rain, down-poured
In one big torrent, set me free,
Washing my grave away from me!
 
I ceased; and through the breathless hush
That answered me, the far-off rush
Of herald wings came whispering
Like music down the vibrant string
Of my ascending prayer, and—crash!
Before the wild wind's whistling lash
The startled storm-clouds reared on high
And plunged in terror down the sky,
And the big rain in one black wave
Fell from the sky and struck my grave.
 
I know not how such things can be;
I only know there came to me
A fragrance such as never clings
To aught save happy living things;
A sound as of some joyous elf
Singing sweet songs to please himself,
And, through and over everything,
A sense of glad awakening.
The grass, a-tiptoe at my ear,
Whispering to me I could hear;
I felt the rain's cool finger-tips
Brushed tenderly across my lips,
Laid gently on my sealed sight,
And all at once the heavy night
Fell from my eyes and I could see,—
A drenched and dripping apple-tree,
A last long line of silver rain,
A sky grown clear and blue again.
And as I looked a quickening gust
Of wind blew up to me and thrust
Into my face a miracle
Of orchard-breath, and with the smell,—
I know not how such things can be!—
I breathed my soul back into me.
 
Ah! Up then from the ground sprang I
And hailed the earth with such a cry
As is not heard save from a man
Who has been dead, and lives again.
About the trees my arms I wound;
 
Like one gone mad I hugged the ground;
I raised my quivering arms on high;
I laughed and laughed into the sky,
Till at my throat a strangling sob
Caught fiercely, and a great heart-throb
Sent instant tears into my eyes;
O God, I cried, no dark disguise
Can e'er hereafter hide from me
Thy radiant identity!
 
Thou canst not move across the grass
But my quick eyes will see Thee pass,
Nor speak, however silently,
But my hushed voice will answer Thee.
I know the path that tells Thy way
Through the cool eve of every day;
God, I can push the grass apart
And lay my finger on Thy heart!
 
The world stands out on either side
No wider than the heart is wide;
Above the world is stretched the sky,—
No higher than the soul is high.
The heart can push the sea and land
Farther away on either hand;
The soul can split the sky in two,
And let the face of God shine through.
But East and West will pinch the heart
That can not keep them pushed apart;
And he whose soul is flat—the sky
Will cave in on him by and by.

~

First fig

*

My candle burns at both ends;
   It will not last the night;
But ah, my foes, and oh, my friends—
   It gives a lovely light!

~

Daphne

*

Why do you follow me?—
Any moment I can be
Nothing but a laurel-tree.

Any moment of the chase
I can leave you in my place
A pink bough for your embrace.

Yet if over hill and hollow
Still it is your will to follow,
I am off;—to heel, Apollo!

miércoles, 20 de enero de 2021

roque dalton / a la poesía













Agradecido te saludo poesía
porque hoy al encontrarte
(en la vida y en los libros)
ya no eres solo para el deslumbramiento
gran aderezo de la melancolía.

Hoy también puedes mejorarme
ayudarme a servir
en esta larga y dura lucha del pueblo.

Ahora estás en tu lugar
no eres ya la alternativa espléndida
que me apartaba de mi propio lugar.

Y sigues siendo bella
compañera poesía
entre las bellas armas reales que brillan bajo el sol
entre mis manos o sobre mi espalda.

Sigues brillando
junto a mi corazón que no te ha traicionado nunca
en las ciudades y montes de mi país
de mi país que se levanta
desde la pequeñez y el olvido
para finalizar su vieja prehistoria
de dolor y de sangre.

***
Roque Dalton (San Salvador, 1935-1975)

martes, 19 de enero de 2021

elena shvarts / un poema













¿Qué pretendes decir? ¿Que un huérfano es una medida,
la medida de todo lo medible?
No. No quiero creerlo.
Como carnada es más dulce que los gusanos.
Con él se captura al blanco pájaro débil
o a los peces en las coloridas profundidades.
En el agua dormida, incluso puede ser tentado Dios
y morder el anzuelo.

***
Elena Shvarts (San Petersburgo, 1948-2010)
Versión de Valeria Guzmán Pérez

/

Что ж, ты хочешь сказать, сирота – это мера,
Мера всех измеримых вещей?
Ничего не хочу, в сироту только верю –
Как в наживку – он слаще червей.
На него ты поймаешь белую в обморок птицу
Или рыбу в придонных цветах,
А на сонной воде может Сам им прельститься –
Бог клюет хорошо в камышах.

lunes, 18 de enero de 2021

hilda doolittle / de "definición hermética"













1

¿Por qué viniste
a perturbar mi declive?
estoy vieja (era vieja hasta que llegaste);

la rosa más roja se deshoja,
(lo que es ridículo
en este tiempo, este lugar,

inopinado, imposible,
incluso un poco escandaloso),
la rosa más roja se deshoja;

(nadie puede detener eso,
ninguna amenaza inmanente desde el aire,
ni aun el clima,

royendo nuestra fruta de verano),
la rosa más roja se deshoja,
(tienen que tomar eso en cuenta).

~

2

Llévame a cualquier parte, cualquier parte;
camino hacia ti,
Dogo – Venecia –

tú eres toda mi hacienda;
me ocultaría en tu mente
como un niño en el ático,

¿qué encontraré ahí?
Religión o majia – ¿ambas? ¿ninguna?
¿una o la otra?, juntas, equiparadas,

pareadas, exactamente las mismas,
iguales en poder, juntas pero separadas,

el ámbar de tus ojos.

~

5

Venecia – ¿Venus?
Ésta debe ser mi postura,
mi estación: aunque apartaste a un lado

mi verso,
no puedo escapar de él,
lo he intentado;

cierto, era “fascinante . . .
si puedes aguantar su preciosismo”,
escribiste de lo que escribí;

¿por qué debo escribir?
No te va a importar esto,
pero Ella descorre el velo,

desata mis ojos,
manda,
escribe, escribe o muere.

~

11

Es corazón,
esta no sal, ellos dicen,
puedes irte en cualquier momento,

pero eso puede ser dicho de cualquiera de nosotros,
así que debo apartarme, mantenerme lejos;
un íntimo de mi juventud,

un poeta escribió,
tan lenta es la rosa en abrir*,
así que contemplo estas palabras

y la dedicación latina,
y descifraría mi propio destino;
sé que el poeta del que hablo

no dudaría,
quizá la humildad es más propia
de una mujer;

la rose est la fleur du creuset**,
y el creuset es el crisol
que llamé un plato bajo cuando escribí,

entraré en tus sentidos
a través de resina quemada
y piñas de pino.

* El verso es de Ezra Pound, Canto 106
** “la rosa es la flor del crisol”: al parecer, H.D. lo tomó de Robert Ambelain, op. cit.

***
Hilda Doolittle (H.D.) (Bethlehem, 1886-Zürich, 1961)
Versiones de Juan Pablo Pereira

domingo, 17 de enero de 2021

ugo velazco / nada se queda conmigo










A estas alturas uno va devolviéndole al ruido lo que le
pertenece:
su infatigable eco, su tacto enredado...
Nada se queda conmigo.
Solo la poesía me pertenece como un campo baldío,
como lluvia derramada,
solo la poesía y esa atenta obsesión por el misterio,
ese gozo secreto de no ser descifrado,
ese saberse delincuente bajo la lluvia, entre calles,
con extraños en los pasillos honrados,
en callejones sin salida, en los bares ocultos,
en las mesas decentes.

Y la poesía era un derecho natural como tener un
nombre correcto
o vivir más de la cuenta siempre pensando, pensando,
en el exagerado embrujo del poema honesto, bien
calibrado,
que los vecinos no advirtieron en tu rostro
y mucho menos en tu ropaje de pájaro derribado
que nadie nunca dudó siquiera de tu pudor ni de los
libros
que te crecían ni de las mujeres que te hilvanaban con
su desnudez
y menos aún de tu miseria terrestre.

Y la poesía era tan humana como una mano
o un arma perfectamente entendida para salir a matar
decorosamente.
Y la poesía era un pretexto para intervenir en el
espantoso mundo
aunque nadie creyera que merodear hambriento y solo
y paria
era un poema al pie de la letra,
y mirar la luna como un gigantesco caracol
nocturno un poema derecho y perverso.
y destruirse en prostíbulos con amores fraudulentos un
poema doblemente perverso.
La poesía era tan humana que se gastaba como una
pala
o una moneda en manos ajenas.
Pero acaso hay quienes sospechan que la poesía existe
por sí misma,
sin necesidad del hombre que la piense o la cumpla;
que es probable que su conjuro se mantenga en el
humor tosco
de la materia primitiva de una roca terminada o un
fósil podrido,
en la exudación original de una criatura rudimentaria
o en la costumbre callada de las algas dentro del río.
Ahora solo soy capaz de la desdicha.
La poesía no tiene nombre, el poema no empieza, no
termina
no se abandona a tales ruinas.

Ahora solo soy capaz de la desdicha, sábelo:
El poeta es superior a la verdad o a la mentira;
y el poema desafía como si fuese uno mismo,
como si fuese una manera de acomodar el rostro
y no amontonarse vencido.
A estas alturas uno va devolviéndole al ruido lo que le
pertenece;
nada se queda conmigo.
La poesía crece sin pedir permiso
a 1011 células sanguíneas por día,
cuidadosa, pulsátil, impasible, como el vientre de un
insecto.
Y la poesía es sonido enterrado,
ADN impecable, callada herencia, sangre agrandada,
invención perpetua

***
Ugo Velazco (Huancayo, 1986)
En Julio Barco (comp.) Yo construyo mi país con palabras. Buenos Aires/Lima: Metaliteratura/Lenguaje Perú Editores, 2020.
Fotografía de Juan Carlos Suárez Revollar

sábado, 16 de enero de 2021

maria luisa spaziani / hora 14:47













Pasa el tiempo en el fuego de tu mirada
«No veo puentes para volver atrás
ni el ángel me toma sobre sus alas»
Sea como fuere está decidido: rechazar
tétricos peajes al barquero.

Pero hoy somos aún más mortales
si la gloria se entrelaza con la vergüenza.
El Speaker (¿oyes?) ardías ardía ardo
ardiendo ardéis el rápido a Boloña
tiene tres año y dos meses de retraso.

***
Maria Luisa Spaziani (Turín, 1922-Roma, 2014)
Versión de Carlos Germán Belli

/

Ore 14,47

*

Passa il tempo nel fuoco del tuo sguardo.
«Non vedo ponti per tornare indietro
né l’angelo mi prende sulle ali».
Comunque si è deciso: rifiutare
tetri pedaggi al passatore.

Ma oggi siamo ancora più mortali
se la gloria si intreccia alla vergogna.
Lo speaker (senti?) ardevi ardevo ardo
ardendo ardete il rapido a Bologna
ha tre anni e due mesi di ritardo.

viernes, 15 de enero de 2021

mijaíl lérmontov / la tierra y el cielo













¿Cómo no amar más la tierra que el cielo?
    La felicidad del cielo es oscura,
y aunque la terrestre es cien veces más pequeña,
    sabemos cómo es.

Recordamos las ilusiones y las desgracias del pasado,
    la atracción por el misterio hierve en nosotros;
la incertidumbre de la esperanza terrestre nos alarma,
    y nos hace reír la brevedad de la tristeza.

El alma del presente le teme
    a la lejanía oscura que desconoce;
 deseamos probar la gloria del cielo,
    pero nos angustia separarnos de este mundo.

Todo lo que poseemos es más complaciente,
    aunque también buscamos lo otro,
y a la hora de partir vemos con claridad:
    todo se emparentó con el alma.

***
Mijaíl Lérmontov (Moscú, 1814-Piatigorsk, Rusia, 1841)
Versión de Natalia Litvinova

/

Земля и небо

Как землю нам больше небес не любить?
      Нам небесное счастье темно.
Хоть счастье земное и меньше в сто раз,
      Но мы знаем, какое оно.

О надеждах и муках былых вспоминать
      В нас тайная склонность кипит,
Нас тревожит неверность надежды земной,
      А краткость печали смешит.

Страшна в настоящем бывает душе
      Грядущего тёмная даль,
Мы блаженство желали б вкусить в небесах,
      Но с миром расстаться нам жаль.

Что во власти у нас, то приятнее нам,
      Хоть мы ищем другого порой,
Но в час расставанья мы видим ясней,
      Как оно породнилось с душой.

jueves, 14 de enero de 2021

gladys mendía / dos poemas inéditos














El amor me conducía con inocencia hacia la destrucción.
Rafael Cadenas
 

LAS IMÁGENES

una visión   un recuerdo futuro   en el mar dos tigres   cosquillea la espuma su juego   brillantes ondas vuelan   se muestran colmillos   sus garras se enfrentan   así su coqueteo cómplice   salinera agua limpia heridas   abriendo distintas imprevistas   se persiguen se montan se alejan   así su atardecer en vaivén de espuma

 

NOVENO ATARDECER

un atardecer puede ser un maremoto   dos tigres pueden ser un maremoto  nos volvemos peligrosos   todos se dan cuenta   juntos creamos continentes separamos océanos   activamos volcanes   el amor es una de las formas de la furia   delicada furia   sacudida mental   impacto de belleza   ¿quién sobrevive a esta devastación?   me declaro incompetente   ahogada    perdida   hundida  arrastrada   el hambre nos come     y comemos hambre

***
Gladys Mendía (Maracay, 1975)

miércoles, 13 de enero de 2021

simone weil / la puerta










“Queremos ver flores. Aquí la sed nos domina.
Vednos ante la puerta, esperando y sufriendo
la derribaremos a golpes si es preciso
Presionamos y empujamos,
pero el obstáculo es muy sólido”

“Hay que quedarse extenuado, esperar y mirar en vano
Miramos la puerta; está cerrada, inexpugnable
Fijamos nuestros ojos en ella; lloramos por el tormento;
la vemos siempre; el peso del tiempo nos agobia”

“La puerta está ante nosotros;
¿de qué sirve desear?
Más vale irse y abandonar la esperanza
Nunca podremos entrar. Estamos cansados de verla …
Al abrirse la puerta dejó pasar tanto silencio”

“que no aparecieron los huertos ni flor alguna;
sólo el espacio inmenso donde reinan el vacío y la luz
surgió de pronto por todas partes, colmó el corazón”.

***
Simone Weil (París, 1909-Ashford, 1943)
Versión de Teófilo Tortolero

/

La porte

*

« Ouvrez-nous donc la porte et nous verrons les vergers,
Nous boirons leur eau froide où la lune a mis sa trace.
La longue route brûle ennemie aux étrangers.
Nous errons sans savoir et ne trouvons nulle place.

Nous voulons voir des fleurs. Ici la soif est sur nous.
Attendant et souffrant, nous voici devant la porte.
S’il le faut nous romprons cette porte avec nos coups.
Nous pressons et poussons, mais la barrière est trop forte.

Il faut languir, attendre et regarder vainement.
Nous regardons la porte ; elle est close, inébranlable.
Nous y fixons nos yeux ; nous pleurons sous le tourment ;
Nous la voyons toujours ; le poids du temps nous accable.

La porte est devant nous ; que nous sert-il de vouloir ?
Il vaut mieux s’en aller abandonnant l’espérance.
Nous n’entrerons jamais. Nous sommes las de la voir…
La porte en s’ouvrant laissa passer tant de silence

Que ni les vergers ne sont parus ni nulle fleur ;
Seul l’espace immense où sont le vide et la lumière
Fut soudain présent de part en part, combla le cœur,
Et lava les yeux presque aveugles sous la poussière. » 

martes, 12 de enero de 2021

virginia benavides / cuerpo mío









Cuerpo mío abandonado a los dientes del lobo
Perdóname por el maltrato
Por la herida
Por haberme dejado pisar por los cerdos
Sé que sufrías (me lo dicen tus cicatrices)
Sé que a veces me llamabas a la cordura
Con tu lamento de dolor
Cuerpo mío tirado a la basura
A carne de gusanos voraces
A caricias de perros lujuriosos
Al regocijo de los escanciadores de belleza
A los sepultureros del amor
Perdóname por haberme condenado
A la errancia y al vacío
Perdóname por haberme dejado arrastrar
Por un río de piedras
Y matarte

***
Virginia Benavides (Lima, 1976)

Fuente, revista El Malhechor Exhausto

lunes, 11 de enero de 2021

hilda hilst / cuatro poemas









Aquella

*

Aflicción de ser yo y no ser otra.
Aflicción de no ser, amor, aquella
que tantas hijas te dio, una novia
que por la noche se prepara y revela
como objeto de amor, atento y bello.

Aflicción de no ser la gran isla
que te detiene y no te desespera.
(La noche como bestia se avecina)

Aflicción de ser agua en medio de la tierra
Y tener un rostro preocupado y movido.
Y a la vez, múltiple y quieto.

No saber si se ausenta o si te espera.
Aflicción de amarte, si te conmueve.
Y siendo agua, amor, quiere ser tierra.

~

Deseo

*

¿Quién eres? Pregunté al deseo.

Respondió: lava. Después polvo. Después nada.

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Porque hay deseo en mí

*

Porque hay deseo en mí, es que todo brilla.
Antes, la vida cotidiana era pensar alturas
buscando ese Otro decantado
sordo a mi latido humano.
Barro y sudor, nunca se terminaron.
Hoy, de carne y hueso, laborioso, lascivo
tomas mi cuerpo. Y que descanso me das
después de las luchas. Soñé acantilados
cuando había un jardín aquí al lado.
Pensé en subidas donde no había huellas.
Extasiada, tiro contigo
en vez de gemir frente a la Nada.

~

Testamento lírico

*

Si quieres saber si pedí mucho
o si no pedí nada en mi vida,
sepa, señor, que siempre me perdí
en la niña que fui, tan confundida.
Por la noche oigo voces y regreso.
La noche siempre me habló, de fábulas
siempre posibles. De hadas.
El mundo en un balcón. A cielo abierto.
Las playas doradas. Mi asombro
delante de muchas palabras, de las risas.
Yo era una niña delirante.
No sabía defenderme de las palabras.
No sabía cómo decir las aflicciones, el dolor
de no saber decir cosas amorosas.
Todo lo que vivía en mí, siempre callaba.

Y no soy más que la infancia. No pretendo
ser otra, contenida. ¡Ah, si supieras!
Escogí un mundo, en el que vivo.
Tengo rituales, gestos y recuerdos.
Vivo secretamente. En quietud
permanece aquella, esquiva y dócil.
Quiere dejar un testamento lírico
y escuchar (a pesar) entre las paredes
un ruido inquietante de sonrisas,
una boca de plumas que murmura.

Una poeta no siempre te hablará.
Y aunque mi voz no sea oída,
uno de ustedes cuidará (de seguro)
la niña que fui, tan confundida.

***
Hilda Hilst (Jau, 1930-Campinas, 2004)
Versiones de Nicolás López-Pérez

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Aquela

*

Aflição de ser eu e não ser outra.
Aflição de não ser, amor, aquela
Que muitas filhas te deu, casou donzela
E à noite se prepara e se adivinha
Objeto de amor, atenta e bela.

Aflição de não ser a grande ilha
Que te retém e não te desespera.
(A noite como fera se avizinha)

Aflição de ser água em meio à terra
E ter a face conturbada e móvel.
E a um só tempo múltipla e imóvel

Não saber se se ausenta ou se te espera.
Aflição de te amar, se te comove.
E sendo água, amor, querer ser terra.

~

Desejo

*

Quem és? Perguntei ao desejo.

Respondeu: lava. Depois pó. Depois nada.

~

Porque há desejo em mim

*

Porque há desejo em mim, é tudo cintilância.
Antes, o cotidiano era um pensar alturas
Buscando Aquele Outro decantado
Surdo à minha humana ladradura.
Visgo e suor, pois nunca se faziam.
Hoje, de carne e osso, laborioso, lascivo
Tomas-me o corpo. E que descanso me dás
Depois das lidas. Sonhei penhascos
Quando havia o jardim aqui ao lado.
Pensei subidas onde não havia rastros.
Extasiada, fodo contigo
Ao invés de ganir diante do Nada.

~

Testamento lírico

*

Se quiserem saber se pedi muito
Ou se nada pedi, nesta minha vida,
Saiba, senhor, que sempre me perdi
Na criança que fui, tão confundida.
À noite ouvia vozes e regressos.
A noite me falava sempre sempre
Do possível de fábulas. De fadas.
O mundo na varanda. Céu aberto.
Castanheiras douradas. Meu espanto
Diante das muitas falas, das risadas.
Eu era uma criança delirante.
Nem soube defender-me das palavras.
Nem soube dizer das aflições, da mágoa
De não saber dizer coisas amantes.
O que vivia em mim, sempre calava.

E não sou mais que a infância. Nem pretendo
Ser outra, comedida. Ah, se soubésseis!
Ter escolhido um mundo, este em que vivo,
Ter rituais e gestos e lembranças.
Viver secretamente. Em sigilo
Permanecer aquela, esquiva e dócil.
Querer deixar um testamento lírico
E escutar (apesar) entre as paredes
Um ruído inquietante de sorrisos
Uma boca de plumas, murmurante.

Nem sempre há de falar-vos um poeta.
E ainda que minha voz não seja ouvida
Um dentre vós, resguardará (por certo)
A criança que foi. Tão confundida.