domingo, 22 de diciembre de 2024

hernán miranda / seis poemas









Doralisa se lanzó bajo el tren de las 14

*

Yo sé que tú eres la misma de hace 20 años, Doralisa,
y que nada ha cambiado para ti, para nosotros,
que habías de etenizar tu juventud y mi niñez
en ese dia y esa hora -las 14.
Esparcida sobre lucientes rieles te recuerdo, Doralisa,
derramada entre dedales-de-oro en flor
(Fue en Primavera no es cierto, Doralisa?)
Y qué blanco tu cuerpo, qué blanca, Doralisa,
y tu cabellera negra enrollándodose
y desenrollándose a1 viento entre las yerbas.
Y tu cuerpo, Doralisa,
desperdigado sin orden ni sentido
como si hubieras querido hacer de ti misma un enigma
que nadie pudiera descifrar debidamente.
Ah Doralisa, Doralisa,
eres pare mi un recuerdo despedazado
que debo empezar e armar pacientemente
-un ojo junto a otro ojo,

una pierna y la otra juntamente
y tus senos y tus manos y tu cabelllera sobre todo
y tus pies desnudos sobre la tierra.
Y yo te armo, Doralisa, compongo tu figura
y me llegas intacta a la memoria.
Y enseguida te desarmo, te deposito en tierra,
te disperso,
porque tú eres un recuerdo que vive en mi, Doralisa,
y que no me pertenece.

~

Año de gracia

*

Con cuatro tubos metidos en su cuerpo
«Uno para su nariz,
»Otro en la boca,
»El tercero para sus funciones naturales
»Y el cuarto para sacar lo que hay en su estómago»,
A los veinte días del venturoso mes de noviembre
Del Año de Mil Gracias de 1975
Y faltando 20 minutos para las 5 de la mañana en Madrid
Ha muerto lo que quedaba de Franco
Mientras en España a prisa cantaban los gallos.

~

Nuestro país

*

                            a Paloma Miranda Lapides

Desde altamar no es más que una línea
De cumbres nevadas emergiendo de las aguas
Lo que se ubica bajo las cumbres
Esa franja invisible al pie de las montañas
Es este país que tanto dio y dará que hablar.
Si alguna vez naufraga
Verán elevarse esas cumbres nevadas
Y después irse a pique con la bandera al tope.
En el momento de hundirse bajo el agua
Seguro que escucharán a algún gracioso
Haciendo chistes de doble sentido
Aferrado a la Cordillera de los Andes.

~

Odisea

*

-¿Y entonces quién es este viajero
Que todavía luce sobre los hombros el sarro del mar?
-Es Chile, no le quepan dudas.
El mismísimo Chile que hace milenios permanece inmóvil.
Pero muy despierto entre la corriente.
Es que el modo más heroico de viajar
Es quedarse quieto en su sitio.

~

Ahora, hermano, puedo leerte tus derechos

*

Tienes derecho a mirar a un solo punto fijo
                Y apoyar, si quieres, las manos sobre el pecho
(También puedes cerrar los ojos y simular que estás durmiendo)

Tienes derecho a no devolver el saludo
Tienes derecho a faltar a todas las citas 
Tienes derecho a no contestar el teléfono 
Tienes derecho a dejar un espacio vacío 
                Como habitaciones de una casa recién desocupada
                Como árbol cortado en medio del bosque
                Como un muro que acaban de echar abajo 

Tienes derecho a dejar que tu rostro tome color a muerto 
Tienes derecho a convivir con los insectos 
Tienes derecho a oler a tierra de tu jardín 
        Nada de lo que digas de aquí para adelante
        podrá ser usado en tu contra.

~

A nadie daré una droga mortal

*

Aquí estoy solo con mis pócimas, mis escalpelos,
mis uñas rotas, mis salpicaduras.
Aquí con mi intranquila conciencia.
Aquí con mi mundo perturbado.

Aquí, con mi cadáver desnudo sobre el mármol
y el tiempo que aquí debería ser abolido.
Somos los mismos. Los que tuvimos un día
la capacidad de asombrarse.

Cartílagos sólo hay, sólo huesos.
Debo suturar desgarros que yo no produje.
Debo hacer coincidir las piezas de un cráneo.
Soy demasiado humano para vivir en paz.

Pero quién se sonreirá por ti algún día.
Pero quién repetirá después las cosas que tu dijiste.
Pero quién cometerá tus mismos errores.
Pero quién heredará tu desencanto.

Morirse pero contemplar tu propio funeral.
Pero huir y ser testigo de tu fuga.
Pero perderse y participar en tu propia búsqueda.
Pero se trata de estar aquí y en otras partes.

Pero yo soy un cirujano fiel a su juramento
y seguiré cortando tendones, removiendo las vísceras
sin lograr ver en ellas el futuro
y a nadie daré una droga mortal.

***
Hernán Miranda (Quillota, 1941-Santiago de Chile, 2024)

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