lunes, 23 de julio de 2018

camilo brodsky / de la noche del zelota



Galilea

*

El zelota, cara al mar en Galilea
mensura la distancia y consume
el vaivén silente de los botes las
pequeñas barcas que recogen
hombres, almas, peces; sueña
detrás de ese silencio una guerra
sin tregua ni sentido; un Armagedón
de tropas caídas desde el ocaso
sobre las duras tierras de Yafo.

Se ve el zelota desnucado, el cuello
desunido de su centro y su estructura
colgando como la piltrafa en que amenazan
convertirlo a golpes los romanos, los
viejos sacerdotes acosados en el Templo, el miedo
que las dagas de la idea infieren sobre el cuerpo.

—es tan breve el tiempo entre la prédica, eldesierto y las visiones; algo palpita en su pecho,
ya inerte en cierta forma, predestinado al silencio, la
precariedad de los siglos, el garrote vil—.

Sin saber aún si está dormido
busca el zelota el refugio de su manto

~~~

Visión del zelota

*

Ve el zelota en el delirio de su fiebre los
dedos cortados de Formoso el papa, la conspiración,
                                                                    la muerte
lenta de los campesinos—una especie
nada abundante en sus desiertos—, las batallas
en las tierras alemanas, la Reforma;

ve el zelota pero no
consigue darle cara a ese montón de escombros
a esos huesos que levantan su presencia
por los campos de Polonia. No conoce bien Europa

el zelota.

~~~

El zelota piensa en la muerte y sus repercusiones inmediatas

*


Acaso moriré hoy —piensa el zelota
en medio de la renuncia que el fogonazo
podría convertir en heroismo.

Se toma el estómago. El dolor en el
costado casi lo dobla sobre sí.

Podría morir hoy —repite como un mantra.

El cansancio no le nubla el pensamiento.

Se ve el zelota, sin embargo, ejecutando
danza de lobos en el Friuli
cuidando las cosechas de unos campos que aún ignora
coloreados como cuadros de Van Gogh por el estío,
y no percibe

ningún cuerpo dando un golpe seco
contra el suelo—arena roja
tierra yerma—.

Morir —piensa el zelota muy adentro de su propio
silencio— no es lo que quiero para mí en este día
jalonado por el viento en Galilea.

~~~

El zelota ante el discípulo

*

Qué sabes tú, que no
despiertas de la fiebre en medio
de una guerra de dos mil años
con el reflejo de las hojas del bambú sobre la piel
donde no hay vinagre que pueda
calmar la calentura de tu cuerpo, ni agua
para sosegar tu sed y tu garganta agrietada;

si tan sólo no tuviera el rastro, la
estela del amor, el ojo
de Dios sobre la nuca, este silencio
que retumba en mi cabeza como arena
en un reloj de cuero;

estas manos listas a empuñarlo todo

estos ojos

hoyos secos en la cara que te miran
que preguntan por el brillo de los tuyos.

~~~

El zelota piensa en las piernas perfectas de Betsabé

*

¡Ay! Las piernas
bien torneadas de la
mujer-amante del rey
fundador de estirpes.

¡Ay!

La oscuridad implícita de la tarea, su
clandestinaje obligado
no pudo ocultar las formas
demasiado deseables de la mujer-amante
del rey fundador de estirpes.

Reinos y Grupos
Político-Militares
casas de seguridad y
caballeros cruzados
han caído por las piernas
y en las deliciosas tetas
de la mujer-amante
del rey fundador de estirpes.

***
Camilo Brodsky (Santiago de Chile, 1974) La noche del zelota. Santiago de Chile: Das Kapital Ediciones, 2013.

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