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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

sábado, 28 de julio de 2018

jacqueline goldberg / dos poemas



Poética

*

De pronto la boca del poeta se cuaja de larvas.
Tanta es su levedad.

Hay que extraerlas una a una,
para que el poema revierta su cauce,
para la vorágine de las calmas heridas.

Han sido muchos los gritos acuclillados,
la índole curva de las exequias.

La frente queda en tierra.
La felicidad es una filiación no tan diurna.

Al enraizar el último fortunio,
habrá que talar el poema que obligue,
como diente, trance voraz.

El poema crecerá en su propio perdón.
Dirá cruces, empefios, viajes. A ras de cierta esclavitud.

¿Y el dolor?
¿Habrá que recuperarlo para que el libro crezca en el libro?
¿Para los tajos de la futura lágrima?

Volver a escribir es ser triste y pretérito,
abundante hasta el fin.

~~~

El agua o el libro

*

Escribir sobre las postales es escribir sobre una desesperación.

Mi deseo es muy antiguo.
Viene de cuando me indignaban los caudales.
También de mis recientes horas de enferma.

La escritura reordena el cuerpo,
lo corrige, lo borra.

Las postales padecerán mis dolores.
Los que tendré cuando me saquen de mí.
Se acostumbrarán a su nueva infertilidad.
Pero dirán. Por fin dirán.
En ellas remendaré una amatoria sin fugas.
Dedicada al inicio, al devenir de las preguntas.

Habrá un libro. El anhelado.
El de las postales y los artilugios de la claridad.
El que mienta sobre las razones que lo limitan.
Libro último, tan mío y tan de otros. Negro.

Vuelve.
¿El libro?
Su silencio.
¿El libro de las postales?
Nunca el mismo.
El desleído, el incauto, aún no merecedor.

***
Jacqueline Goldberg (Maracaibo, 1966)

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