lunes, 26 de febrero de 2018

alicia salinas / la pesadilla argentina










Será por la fragilidad con que se vive
lejos del cobijo de ilusiones simples
o por el entresueño que provocaron
los golpes secos de la madera del toldo
sobre el pequeño muro. Vino la imagen
de un junco, firme en la fronda del estero,
rudo y pertinaz
entre los aires fuertes de la pampa.

Palo con cabo capaz de doblarse
sin romperse en ramitas dispersas
resiste los embates,
las purulentas pestes azotándolo todo
en estos tiempos vacíos de sostén,
tan abundantes en ráfagas de viento.

Mientras me revuelven las almohadas
como a una marioneta la tormenta,
no soy la que genera el movimiento
sino una cruz invertida de deseos
truncos, apenas una hoja levantada
por las exhalaciones de los remolinos,
cubierta por las sábanas de una memoria
negra, las manos atrás y los ojos
mirando el suelo. Yo no sé si alguna vez
toqué los juncos del camino
pero los entreví desde lejos en un viaje
y ahora quisiera parecerme a ellos:
altivos, serenos, seguros en la luz
abrasadora y en la noche cerrada
del campo argentino.

***
Alicia Salinas (Rosario, 1976)

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