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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

jueves, 8 de abril de 2021

maría gabriela llansol / mientras la lluvia no dejaba de caer a raudales













Mientras la lluvia no dejaba de caer a raudales,
Comenzaron a aparecer rayas de tinta en la fotografía
El techo de la lluvia rompió el refugio de su alma
Y el verde fluía atravesando las plantas.
Elvira dejaba caer sus ojos de lente en las
Hojas verdes. Ella verificó que estaba en ellos y como
Siempre miraba a la naturaleza. Para ver la realidad
En las hojas era quererla sin interrupción. Esta
Contigüidad acabó tejiendo una red
Que sea tan cercana como diferente,
Y la lluvia no era lluvia, se translucía. Aquí, pensó.
Por qué llueve en la fotografía, por qué llueve
¿En las corrientes de las hojas?

*

Si las siete notas de las siete de la mañana fueran una
Figura, y los sonidos de la calle su sirviente, sería posible
Encontrar la relación que existe por la acústica
Entre mariposa y mariposa protegiendo
En vano su vida y su color. No hay nada extraño
En esta relación figurada. Por ejemplo, Pita
(Y fue su primera vez) pudo sentirse en una tela
Blanca que dócil lloraba la resistencia efectiva
A las lágrimas que la habitan con furia.

*

No puedes convencerte de que la escritura y la vida van de la mano,
descontando las diferencias de velocidad y algo
de coraje en el tiempo. El cuerpo tarda en experimentar.
Lo usas. Es el hecho de los afectos. ¿Entró en la vida? Entró
A la escritura floral de los creyentes del amor. Pero no quiso.
Abrirla, ni menos leerla. Y tan obstinadamente lo hace
Que apenas un nuevo perfume entre la sed y la planta
Se levantará de su tallo. Oh, chica, ¿cuándo va a oler
la luz de la luna libidinal?

*

Convertir la voz en papel,
O del ladrido a la rosaleda.
Trova, es escribir. Estaba
Él, asombrado, al no ver
Cómo tantas palabras
Encajan en la rosaleda.
Era obvio que una de ellas
Serviría como apoyo,
Y el resto como rosas
En el tallo que está por venir.
Cuando el verso ruge,
No hay otro remedio.

*

La boca se aireó en voz alta, haciendo uso
De sus otros instrumentos, el paladar, la lengua
Y los dientes. Del movimiento surgieron ruidos,
Intersticios y una gran órbita del nombrar.
Lo diferente es el punto central de lo urbano. Surcos
Y recuerdos convergen para una iluminación
Incipiente. En lo urbano, el aparato fónico
Es excedente.

***
María Gabriela Llansol (Lisboa, 1931-Sintra, 2008)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Como a chuva não cessasse de cair em caudais

*

Como a chuva não cessasse de cair em caudais,
Tiras de tinta começaram a aparecer na fotografia
O tecto da chuva rompera o abrigo da sua alma
E o verde circulava a deriva rompendo as plantas.
Elvira deixara cair seus olhos de objectiva nas
Folhas verdes. Verificava que era sobre elas e como
Elas que sempre olhara a natureza. Ver o real
Em folhas era amá-lo ininterruptamente. Essa
Contiguidade acabara por compor uma rede
Que tinha tanto de próximo como de diferente,
E a chuva não era chuva, transparecia. Eis, pensou.
Por que chove na fotografia, por que chove
Em correntes sobre as folhas?

*

Se as sete notas das sete da manhã fossem uma
Figura, e os sons da rua sua serva, seria possível
Encontrar a relação que existe por acústica
Entre uma borboleta e uma borboleta protegendo
Em vão sua vida e cor. Não há nada de estranho
Nessa relação figural. Por exemplo, Pita
(E é a sua primeira vez) pôde sentir num tecido
Branco que chorava manso a efectiva resistência
Às lágrimas que a habita em fúria.

*

Não se convence que a escrita e a vida vão a par,
Descontadas diferenças de velocidade e alguma
Galhardia no tempo. O corpo demora a experimentar.
Usa-se. É o facto dos afectos. Entrou na vida? Entrou
Na escrita floral dos fiéis de amor. Não quer, todavia,
Abri-la, ainda menos lê-la. E tão teimosamente o faz
Que dificilmente um novo perfume entre sede e planta
Lhe subirá pelo caule. Ó rapariga, quando te irá cheirar
A luar libidinal?

*

Passar a voz ao papel,
Ou do ladrar à rosácea,
Trova, é escrever. Estava
Ele, atônito, não vislumbrando
Como ia tanta palavra
Caber na rosácea.
Era óbvio que uma delas
Serviria de estaca,
E as restantes de rosas
No caule ainda por vir.
Quando a frase rosna,
Não há outro remédio.

*

A boca aerticulava em voz alta, servindo-se
Dos seus outros instrumentos, o palato, a língua
E os dentes. Do movimento, brotavam rumores,
Interstícios e uma grande orbita de nomeação.
Diferente é o ponto fulcral do urbano. Sulcos
E memórias confluem para uma iluminação
Incipiente. No urbano, o aparelho fônico
É excedente.

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