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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 19 de marzo de 2025

czeslaw milosz / cafetería










De aquella mesita en la cafetería
Donde en los mediodías de invierno brillaba un jardín de
 escarcha,
He quedado yo solo.
Podría entrar allí, si lo quisiera,
Y golpeando con los dedos en un vacío helado
Evocar las sombras.

Con incredulidad toco el mármol frío,
Con incredulidad toco mi propia mano:
Esto - es y yo soy en la historia que acontece,
Y ellos ya están cerrados por los siglos de los siglos
En su última palabra, en su última mirada.
Y lejanos como el emperador Valentiniano,
Como los jefes de los masagetas de quienes nada se sabe
Aunque apenas un año, dos o tres años pasaron.

Puedo ser todavía leñador en los bosques del norte lejano,
Puedo pronunciar un discurso desde la tribuna o rodar una
 película
Con métodos que ellos desconocían.
Puedo experimentar el sabor de frutas de las islas del
 océano
Y tener mi fotografía en el traje de la segunda mitad del
 siglo.
Y ellos ya para siempre como los bustos en chorreras y
 fraques
Del monstruoso Larousse.

Pero a veces, cuando el resplandor crepuscular colorea los
 techos de la calle pobre
Y fijo mi mirada en el cielo, veo allí, entre las nubes,
La mesita bamboleándose. El mesero da vueltas con la
 bandeja
Y ellos me miran soltando carcajadas.
Porque yo no sé todavía cómo se muere por la mano cruel
 del hombre.
Ellos saben, ellos bien lo saben.

***
Czesław Miłosz (Šeteniai, 1911-Cracovia, 2004)
Versión de Jan Zych

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