miércoles, 30 de marzo de 2022

lucila nogueira / tres poemas










Hasta la saudade te extraña

*

Bajo tu cuerpo yo abrí todo mi sueño profundo.
Nave en mi llanto corrí: tú naufragaste, sin embargo
bello corsario de la tiniebla, caída trazada en el plomo.

Salteador que ya entrega el botín al primer fuego.
Mal jugador que adormece y olvida la seña del juego
amor que la ola dispersa, ave enlutada en el lodo.

Es tu propio cadáver que te arrastra por la sombra.
En la medida de tu paso se pierde lo que era comando.
Ay tumba que yo vi cráter, espejismo que yo quise gigante:

los duendes que cargo tienen más sangre que tu pulso.
Bello corsario moreno, manso guerrero nocturno
nunca más seré la presa de tu asalto convulso

Nunca más mi incendio bajo tu ansia tristona,
nunca más tu lamento mezclado a mi saña.
Vuelve a tu puerto de base: hasta la saudade te extraña.

~

Después del amor, el amor

*

                                    A Sérgio Albuquerque

Después del amor, el amor. Y amor aún
cuando la piel se despierte sobre el hueso.
ala dorada, ápice de herida
celeste precipicio para el cuerpo.

Después del amor, el amor. Y amor aún
cuando se aleja la risa de mi rostro
carta gitana, fiera conmovida
estrella atravesada en mi cuello.

Volcán encadenado en mi pecho
Voracidad de vida ardiente y suelta
Púa traspasándome bajo el lecho
Palabra ensangrentada en mí boca:

amor. Amor, consume esta vorágine
yo, humano pabilo, me entrego a la llama.
Amor que es siempre marca de coraje
iluminando los brazos de quien ama.

~

Infancia

*

                                    A Antonio Carlos Secchin


I

Dibujé constelaciones en el patio de la calle de Lima
con el musgo de las matas de mango en mis dedos de satén

las tablas del sótano rechinaban bajo los pasos de la niña
enrollada en una sábana como las diosas pre-cristianas

un día robé de los caldeos las tablas de astronomía
y los mapas que centellaban junto a las estrellas de mar

y lloré porque no estaba en la nave que había ido a la luna
y anunció al mundo que nuestra tierra era azul


II

Yo sólo tenía cinco años
el agua subía coloreada
se encendía y se apagaba en el parque Trece de Mayo
yo seguía agarrada a la mano de mi madre
maestra de gimnasia en el Instituto de Educación
las alumnas hacían rueda para que yo leyera en voz alta
errores no cometía
y aún nada sabía de Platón

yo sólo tenía cinco años
agarraba la caja de zapatos y hacía un corte en la base
por donde iba pasando una cinta de figuritas
recortadas de un cuaderno que el agua coloreaba
yo inventaba diálogos y rodaba la cinta
los niños se juntaban para ver el cinemita
y yo quería ser directora de cine en Holywood

aprender es recordar
el dibujo de la figura continúa
cuando la materia desaparece

en la hora del placer detona en mi mente
un film siempre nuevo de imágenes virtuales
escenarios sucesivos sin cualquier conexión

yo sólo tenía cinco años
no sabía que existían hipnotismo y telepatía
así bajo su efecto no puedo dar declaraciones


III

Mi almohada de niña era de plumas de ganso
y fue mi compañera hasta los treinta y pocos años
una sirvienta la descosió escondida
y retiró sus plumas dejándola casi vacía

mis lágrimas y sueños ella recibía
mis versos sufridos
aún en la placenta de las imágenes
antes del tejido de las palabras

yo sobrevolaba el arcoíris de cristal de la licorera
en las tardes de domingo asoleado en Santo Amaro
donde conducía la regadera roja al jardín
sobre los helechos las begonias y la aspereza de los alfileres

mi almohada de niña era de plumas de ganso
tal vez sea por eso que las arrugas están demorando



IV

El papel arrugado de plata que recubría el chocolate
Me daba también anillos pulseras y coronas de juguete

y la palangana de hojalata con agua era una moldura redonda
que amparaba en la caída las mariposas en tarde de lluvia

hoy llamarían instalación a ese espectáculo
de la atracción inconsciente de las almas hacia la luz


V

A cualquier hora veo que se aproxima
el coro de los barqueros del pozo del mar

yo pido que mis partes se reúnan
a la niña que cualquiera engaña y la vieja chamán

era yo misma mirándome del otro lado
yo del lado de acá desmayándome

una parte de mí fue empujada
hacia el lado de allá

una parte de mí fue hacia lo alto del cuarto
la otra quedó sin poder moverse

llaman desdoblamiento a ese estado
a esta duplicidad de visión
yo pido que mis partes se reúnan
a la niña que cualquiera engaña y la vieja chamán


VI

En aquel tiempo yo tocaba una campana en lo alto de la montaña
y en los corredores secretos las canciones eran en latín

bajaba siempre los ojos en la consagración de la misa
y rezaba cada noche un rosario antes de dormir

fui educada para ser santa como la patrona del colegio
y a cada corona de espinas dar la otra mejilla al agresor

cuando me enamoré no miraba el rostro de otro hombre
y al sexo yo resistí virgen hasta los veintiséis

en aquel tiempo yo tocaba una campana en lo alto de la montaña
mas ahora prefiero decir mis versos en portugués


VII

Yo tenía once años e iba sola al colegio
a pie de la calle de Lima hasta la del Conde de Boa Vista
yo coleccionaba las cuentas bermejas ojo de paloma
en las aceras de la calle del Sossego y de Gervásio Pires
juntaba pilas de tapas de botella de la fábrica Cliper
sola yo iba a la misa de la Iglesia de la Piedad
y me sentaba en la silla de estera en la acera al final de la tarde
yo podía ir sola de noche a los programas de auditorio

 del Canal 2
por la mañana al ir al colegio veía que la casa durmió

 con la puerta abierta
nada me ocurría
en el Recife de los años cincuenta
ciudad sin violencia

yo caminaba completamente aérea por la calle
Voluntarios de la Patria
yo me olvidaba de entrar al cine mirando las
uvas caramelizadas

y el movimiento circular del azúcar formando
algodón en los carritos
me perdía de mi madre en la feria mirando el
rojo de las patillas

me perdía de mi padre en el abasto mientras él
escogía el garbanzo

nada me ocurría
en el Río de Janeiro de los años cincuenta
ciudad sin violencia

a los doce años fui a morar en Olinda
yo iba en bicicleta hasta la playa de Río Doce
me adentraba solitaria en los cultivos de merey de

 Casa Caiada
era tan solitaria yendo al Barrio Novo en casa de mi tío
mi casa no tenía vecinos
pero era más segura que los edificios de hoy con garita
yo me despertaba en medio de la noche para llevar
por la calle desierta y oscura
mi madre a los hospitales

nada me ocurría
en la Olinda de los años sesenta
ciudad sin violencia

cuando vine a vivir en Boa Viagem
estar en la playa era como estar en casa
yo noviaba sin miedo en lo alto del puesto 4
tomaba agua de coco de madrugada de regreso del carnaval
en el desfile en coches, el carro era abierto y todos jugaban

 sin miedo
y en los domingos había la pequeña feria hippie en el terminal

pero entonces en 1973 fui asaltada por un carro de la policía
recuerdo la luz roja girando en el techo de la patrulla
Baqar hacía la curva en la Iglesia de la Piedad
pienso que ellos nos perseguían desde la puerta del teatro
uno de ellos me reconoció de la Facultad
tanta gente pasando pero nadie ayudaba
mucha sangre en mi nuca en el hospital de la Aeronáutica
no sé de donde saqué fuerzas para erguir el moro en los brazos
no conseguí desmayarme con la fuerza del culatazo

la locura estaba suelta y jugaba todos los dados
fue entonces que yo decidí estar siempre arriba de los
que dispararon
sin que yo les hubiese hecho nada

Pasaron años
ciudades brasileras con niños de la calle
mendigos y asaltantes

ahora en Recife
como en Río

o en Olinda
todo es siempre una historia de violencia
las personas tienen miedo de salir a la calle
todos están sentados en la sala muriéndose de miedo
y la única cosa que saben es mirar televisión

un adolescente ha muerto en el ómnibus de Olinda
por un celular
con revólveres toman celulares en las arenas de la
playa de Boa Viagem

¿quién va a responder por tanta violencia?
¿Quién va?

***
Lucila Nogueira (Río de Janeiro, 1950-Recife, 2016)
Versiones de Luis Carlos Neves

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