miércoles, 26 de marzo de 2025

derek walcott / dos poemas









Un pensamiento que tiembla...

*

Un pensamiento que tiembla, no mayor que un reyezuelo
herido, se hincha al pulso de mi alma redondeada,
punza mientras su arañazo señala semejante a un montón de porquería,
alas ovales sonando monótonamente como un corazón apanelado.
Me das pena, reyezuelo; más de la que tú das al gusano
He visto ese pico sin piedad golpeando suave al gusano
como una aguja de calcetar a la lana, el temblor que das
tragando ese flácido fideo, su meneo de consumación
semejante al de una semilla tragada por la raja de una tumba,
después tu guiño de rectitud ante la religión de un reyezuelo;
pero si murieses en mi mano, ese pico sería la aguja
en la que el mundo negro siguió girando en silencio,
tu música tan medida en surcos como lo era la de mi pluma.
Sigue picando en esta vena y verás lo que pasa:
las madejas rojas se partirán en dos como lo hace la calceta.
Se acanala en mi palma, como el latido, baqueteando para irse,
como si compartiera el conocimiento de un reyezuelo en otra parte,
más allá del mundo anillado en su ojo, estación y zona,
en el iris radial, la mirada fija, apuntada, apuntando.

~

El mar del verano, la carretera de asfalto caliente en declive...

*

El mar del verano, la carretera de asfalto caliente en declive, esta
                                                                        hierba, estas chozas que me hicieron,
jungla y cuchilla siembran hierba brillando tenuemente junto a la cuneta,
el filo del arte;
las cochinillas bullen en el bosque sagrado,
nada puede hacerlas salir con fuego, están en la sangre;
sus bocas rosas, como querubes, cantan de la lenta ciencia
del morir -todo cabezas, con, en cada oreja, un ala diáfana.
Arriba, en la Reserva Forestal, antes de que las ramas irrumpan en el mar,
miré por la ventana móvil y herbosa y pensé «pinos»
o coníferas de algún tipo. Pensé, deben de sufrir
en este calor tropical con su idea infantil de Rusia.
Entonces, de pronto, de sus troncos pudriéndose, signos perturbadores
de la fe que traicioné, o la fe que me traicionó-
mariposas amarillas alzándose en la carretera a Valencia
balbuciendo «sí« ante la resurrección: «sí, sí es nuestra respuesta»,
El Nunc Dimittis de su coro verdadero.
¿Dónde está mi libro de himnos de niño, los poemas ribeteados
con hoja de oro, el cielo que adoro sin fe en el cielo,
mientras el Verbo, apenado, se volvió hacia la poesía?
¡Ah, pan de vida que sólo el amor sabe leudar!
Ah, Joseph, aunque ningún hombre muera jamás en su propio país,
la hierba agradecida brotará espesa de su corazón.

***
Derek Walcott (Castries, 1930-Cap Estate, 2017)
Versiones de Vicente Araguas

martes, 25 de marzo de 2025

julio cortázar / dos poemas








Bolero

*

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

~

Poema

*

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.

***
Julio Cortázar (Ixelles, 1914-París, 1984)

lunes, 24 de marzo de 2025

alexis romero / con respecto a anne carson










También es indispensable liberarse
De la rutina oculta en cada afecto
en tal caso mirarnos sin contiendas
 
no le temas a los huecos que ni la ciencia explica
sino al tiempo que perdimos y los creó

Rompiste las tazas y suspendieron el brindis
Obviedades sociales dicen los manuales

Debemos ser agradecidos
Ya nada estallará como un brote pandémico
Donde aún quede el filo de la inocencia

***
Alexis Romero (San Félix, 1966)

domingo, 23 de marzo de 2025

anise koltz / dos poemas








Escribir
es arrancar su secreto a las palabras
Tornarlas vulnerables
hasta el tormento supremo:
su abdicación

~

¿Quién soy yo?
Yo no soy yo
desciendo de millones de ancestros
que vegetan en mi sangre

Me instruyen
me entrenan a morir
respiro su aliento

Extraña a mis padres
mi sangre se ha cargado
de fantasmas
que dirigen mi destino
esperando
y desesperando de mí

***
Anise Koltz (Ciudad de Luxemburgo, 1928-2023)
Versiones de Evelio Miñano y José Holguera respectivamente

sábado, 22 de marzo de 2025

josé asunción silva / dos poemas












Realidad

*

Para M

En el dulce reposo de la tarde
Cuando al ponerse el sol en occidente
Su luz dorada, de la vida fuente,
Como una hoguera en los espacios arde,
O de la noche en el silencio umbrío
Cuando la luna con fulgor de plata
Alumbra a trechos el sonante río
Y en sus límpidas ondas se retrata,
Entre las sombras de la vida hay horas
En que la realidad que nos circuye
A detener el ímpetu no alcanza
De nuestra alma que a lo lejos huye
Y a la región de lo ideal se lanza…

Y entonces cuando pienso en tus amores
Nuestras dos vidas deslizarse veo
No cual la realidad que aja sus flores
Sino cual la ilusión de tu deseo.
No por las conveniencias separados,
Soñando tú conmigo, yo en tus sueños,
Sino juntos los dos en los collados
De la Arcadia risueños;
Asidos por las manos a lo lejos
Buscando el fin de la campiña amena
A los pálidos rayos de la luna.
O del ardiente sol a los reflejos,
Dejando transcurrir una por una
Las no contadas horas venturosas
Que no mancha la sombra de una pena
Libando amor y deshojando rosas
Del verdor y del musgo en lo sombrío
Ocultos en lo ignoto del boscaje
Radiante aún de gotas de rocío
De virgen fuerza y de vigor salvaje;
Sentados a la orilla del torrente
Tú escuchando los ecos del follaje
Yo acariciando -trémula la mano-
Tus rizos al caer sobre tu frente…

Otras veces trayendo a la memoria
Los fantasmas de un tiempo ya pasado
Junto con ellos cual sencilla historia
Los ideales de tu amor soñado.
Y es entonces un gótico castillo
De altivas torres de musgosas piedras
En cuyo muro gris crecen las hiedras
Teatro de nuestro amor santificado.

Y en reducida y perfumada estancia
Cuyos tapices abrillanta y dora
El fuego de la antigua chimenea,
Juntos los dos oímos a distancia
Diciéndonos protestas de ternura
La voz del agua que al perderse llora
Y el viento que en los árboles cimbrea
Entre el silencio de la noche oscura.

O en frágil barca en plácida mañana
De lago azul flotando en los cristales
Con la mirada errantes contemplamos
El cielo, la ribera, los juncales,
Y las nieblas que inciertas, vaporosas,
Van a perderse en la región lejana
Como se pierde la esperanza humana
O el postrimer aroma de las rosas.

Mas cuando el alma en sus ensueños flota,
La realidad asoma de improviso
No más resuena la encanta nota
Brotan espinas do la rosa brota,
Y en crüel se torna el paraíso.

Vuelvo a mirar… y pienso que nacimos
Para vivir por siempre separados,
Que no es una la senda que seguimos
Y que la lumbre que cercana vimos
Fue visión de tu amor y tus cuidados.

Y al comparar la realidad penosa
Con los paisajes de ideal que miro
En el fondo del alma lastimosa
Para tu dulce amor -niña piadosa-
Para tu dulce amor surge un suspiro.

~

¿Recuerdas?

*

¿Recuerdas? Tú no recuerdas
Aquellas tardes tranquilas
En que en la vereda angosta
Que conduce a tu casita
Plegaban a tu contacto
Sus hojas las sensitivas
Como al poder misterioso
Del amor tu alma de niña
En la oscuridad pasaban
Las luciérnagas cual chispas
Que bajo la yerba espesa
Nuestros dedos perseguían
¡Así también en las horas
De mis años de desdicha
Cruzaban por entre sombras
Mis esperanzas perdidas!…

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
La cruz de mayo que hicimos
Con violetas silvestres
Y con sonrosados lirios
Bajo el frondoso ramaje
De tu árbol favorito.
Como una lluvia de perlas
Sobre blanco raso níveo
Brillaba por los […]
En las hojas del rocío!
Y los pájaros cantores
Hicieron cerca sus nidos…
Después pasé una mañana
Y vi tu ramo marchito
Como mi pasión ardiente
Por tu infamia y tus desvíos.

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
Más de esa noche amorosa,
La lumbre de tus pupilas,
El aliento de tu boca
Entreabierta y perfumada
Como un botón de magnolia,
Los murmullos argentinos
Del agua bajo las frondas,
El brillo de las estrellas
Y las esencias ignotas
Que derramaron los genios
En las brisas cariñosas,
Quedaron como una huella
Que el tiempo aleve no borra
¡Ay! para toda la vida
¡Escritas en la memoria!

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
Pero yo, cuando levanta
El crepúsculo sombrío
Del fondo de las cañadas
Y las tristezas inmensas
De lo profundo del alma
Al pasado fugitivo
Tiendo la vista cansada
Y nuestra historia de amores
Hacia mí tiende las alas.
¡Cuando en las horas nocturnas
Cabe el esposo que te ama
Tu agitado pensamiento
Tenga segundos de calma
De aquella pasión extinta
¡Jamás te acuerdes, ingrata!

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
La tarde aquella en que juntos
Bajamos de la colina,
Tus grandes ojos oscuros
Se anegaban en los rayos
Sonrosados del crepúsculo
Y tu voz trémula y triste
Como un lejano murmullo
Me hablaba de los temores
De tu cuerpo moribundo!
Si hubieras entonces muerto
Cómo amara tu sepulcro
Ahora, cuando te veo
Feliz gozar de tus triunfos
Tan sólo asoma a mis labios
Una sonrisa de orgullo!

***
José Asunción Silva (Bogotá, 1865-1896)

viernes, 21 de marzo de 2025

maria-mercè marçal / dos poemas









Turbiamente te amo. Todo el poso
se removió. La copa como un mar
encrespado me arroja, a contrasangre,
restos de otros naufragios, maderos, altivez
de olvidados suicidios, alquitrán
enquistado en la ola, muerte y algas.
Yo no puedo romperla. Ni, sedienta,
vaciar de un trago todos sus embates
sin salpicar ni herirte, sin arrastrarte
conmigo a la escollera.

~

Yo soy la otra. Tú eres yo misma:
esa parte de mí que se me rebela,
que expulso lejos y que vuelve a mí
hecha deseo, canto y palabra.
Hecha deseo, canto y palabra
te miro. Yo soy tú misma.
No me reconozco: soy la otra.

***
Maria-Mercè Marçal (Ibars de Urgel, 1952-Barcelona, 1998)
Versiones de la autora

/

Tèrbolament t´estimo. Tot el pòsit
s´ha remogut. La copa com un mar
tempestejat m´aboca, a contrasang,
restes de vells naufragis, fustes, urc
de suicidis oblidats, quitrà
enquistat dins l´onada, algues, mort.
No sé trencar-la. Ni, assedegada,
buidar-ne tot l´embat en un sol glop
sense esquitxar-te ni ferir-te, sense
arrossegar-te a l´escullera amb mi.

~

 Jo soc l'altra. Tu ets jo mateixa:
aquella part de mi que se’m revolta,
que expulso lluny i em torna
feta desig, cant i paraula.
 Feta desig, cant i paraula
 et miro. Jo soc tu mateixa.
No em reconec: soc l’altra.

jueves, 20 de marzo de 2025

mario levrero / dos poemas









Naturaleza muerta

*

Acorralaron al rengo.

        Relucían

sobre paisajes otoñales
de parques y praderas
los fuegos de artificio
como artilugios refulgentes

        y soñaban

                    en su cueva el topo
                    en su relincho el caballo
                    en su sueño el pez
 
Era el día de la primavera.

                    Todos

 

Empujaban algo tesoneramente

                    cuesta arriba
                    cuesta abajo
y un rincón bajo el portal
a la izquierda del templo
más allá de las dunas
más acá de los rábanos
 
        y entre los limoneros,
sin piedad ni maldad ni caridad,
por esa pobre torpeza de los simples,
con esa simple torpeza de los pobres,
con esa torpe pobreza de los simples,

                    acorralaron al rengo
                    acorralaron al rengo
                    acorralaron al rengo

No intentó la más mínima defensa
no arguyó la más mínima disculpa
no le tembló
ni un músculo del alma
no dijo nada
quedó callado
como un horizonte
mirando la laguna
donde los patos
 
           danzaban y brincaban

como un coro de ángeles
desnudos desplumados
y la gaita
sonaba su lamento lejano
lamento de otras tierras
lamento de ciervo moribundo
 
            de niñez torcida
            de laberintos afilados por el tiempo
(Ah, las gaitas; aún hoy
Resuenan en mis oídos
con la insistencia de los nomeolvides
y de ciertos lagartos portuarios).
No dijo nada, el rengo.

            Dejó caer la noche

y entre los fuegos de artificio
declinantes por puro aburrimiento
se alejó rengueando
 
            como siempre el rengo

se alejó cojeando

            hasta casi contento

de que lo hubieran acorralado entre los limoneros:
eran treinta pelucas

            nada menos

las que llevaba en el bolsillo.

                        Y hasta me quedo corto.

~

Análisis del poema del rengo

*

el rengo simboliza la libido
los limoneros el vientre materno
las gaitas escocesas son la clara expresión
de la organización anal de la libido
las pelucas,
 
                    simple símbolos fálicos

el camello

                    viene a simbolizar los hospitales

 y el tesonero afán de las tortugas,

                                la no expresada angustia del tomillo.

Cuando el autor escribe “lunes”

                    quiere decir “socorro”

y cuando habla del tiempo

                    hace alusión a la lucha de clases.

Cuando coloca un punto final

                    quiere decir que terminó el poema.

***
Mario Levrero (Montevideo, 1940-2004)