lunes, 8 de diciembre de 2025

vasco gato / cuatro poemas










Enero

*

Es esta la completitud de los días
Cuando se reúnen sobre la ciudad
Los sosiegos de nuestra edad ya tierna.
Son estas las palabras que quedan
desde el interior de nuestro más antiguo nombre.

Es el invierno abierto de enero
con los árboles desnudos y el frío azul,
Es el año que empieza en el tiempo que es nada,
Los bolsillos que se llenan de manos,
Las casas que parecen más juntas.

Por esta altura estarán naciendo
Las horas más felices de nuestras vidas
- bebemos té escuchando la lumbre
Y mañana será un día de menos,
Otro sonido añadido a la voz,
Un abrazo cerrándose hasta el amor.

~

Un decir todavía puro

*

imagino que sobre nosotros vendrá un cielo
de espuma y que, de sol a sol,
una nueva lengua nos hará decir
lo que la polvareda de nuestra boca aplazada
soterró ya más allá de la mano posible
donde grises abandonamos la flor.

dices: pon el los míos tus dedos
y pasemos los siglos sin rostro,
borremos de nuestras casas el ruido
del tiempo que ardió sin luz.
sí, crea conmigo ese silencio
que nos hace desnudos y en nosotros enciende
la lumbre de los árboles de fruto.

dime que hay todavía versos por escribir,
que sobra en el mundo un decir todavía puro.

~

Trazo común

*

Me descalzo de sombras para llegar a ti
las líneas de mi rostro son clarísimas
en ellas no ves al viejo, al niño, al adulto
ves sólo el trazo común
que es donde yo busco tu mano
en la transparencia de mi palabra entera

~

Poca cosa

*

la muerte es poca cosa
en nada se compara al crecimiento de las constelaciones
la muerte no respira ni se expande desde el centro
como hacen las estaciones desde el corazón de la tierra

y así yo sé que una sonrisa el preciosa
porque respira y se ensancha dentro de los ojos
y cuando llega al lugar en el que la mano se abre
es ya una forma de sosiego una luna cubierta de luz de luna
un modo cierto de intercambiar nombres en días de excepción

***
Vasco Gato (Lisboa, 1978)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez

/

Janeiro

*

É esta a completude dos dias
Quando se reúnem sobre a cidade
Os sossegos da nossa idade já meiga.
São estas as palavras que ficam
Desde o interior do nosso mais antigo nome.

É o inverno aberto de janeiro
Com as árvores despidas e o frio azul,
É o ano que começa no tempo que é nada,
Os bolsos que se enchem de mãos,
As casas que parecem mais juntas.

Por esta altura estarão a nascer
As horas mais felizes das nossas vidas
- bebemos chá escutando o lume
E amanhã será um dia a menos,
Um outro som acrescentando à voz,
Um abraço fechando-se até ao amor.

~

Um dizer ainda puro

*

imagino que sobre nós virá um céu
de espuma e que, de sol em sol,
uma nova língua nos fará dizer
o que a poeira da nossa boca adiada
soterrou já para lá da mão possível
onde cinzentos abandonamos a flor.

dizes: põe nos meus os teus dedos
e passemos os séculos sem rosto,
apaguemos de nossas casas o barulho
do tempo que ardeu sem luz.
sim, cria comigo esse silêncio
que nos faz nus e em nós acende
o lume das árvores de fruto.

diz-me que há ainda versos por escrever,
que sobra no mundo um dizer ainda puro.

~

Traço comum

*

descalço-me de sombras para chegar a ti
as linhas do meu rosto são claríssimas
nelas não vês o velho, a criança, o adulto
vês apenas o traço comum
que é onde eu procuro a tua mão
na transparência da minha palavra inteira

~

Muito pouca

*

a morte é uma coisa muito pouca
em nada se compara ao crescimento das constelações
a morte não respira nem se expande desde o centro
como fazem as estações desde o coração da terra

e assim eu sei que um sorriso é precioso
porque respira e alarga-se dentro dos olhos
e quando chega ao lugar em que a mão se abre
é já uma forma de sossego uma lua coberta de luar
um modo certo de trocar nomes em dias de excepção

domingo, 7 de diciembre de 2025

juan de la fuente umetsu / de "umetsu"










UNA LUZ no comprende a otra que ilumina a escondidas. Y, sin embargo, se refleja en ella, la sigue hasta que ha doblado la sombra del cerro y se ha internado en la soledad. Los gritos del bosque no la alcanzan. Ni la arena que salta al otro lado del mundo. Los ciruelos sienten algo distinto al florecer, como si su corazón se hubiera colmado de yerba y ahora no quedara espacio para sentir el olor de la tierra. Cuando comprendí esto, comprendí también la ausencia y me di cuenta de que la realidad era sólo el reflejo de tu mirada. Empecé a conversar con el paisaje. A medida que avanzaba, mis pasos dejaban preguntas para el camino.

~

«NO MORIR. No vivir. No sentir. Mientras camino por los surcos, percibo que ellos avanzan más allá de mí, pero que al mismo tiempo me acompañan. He vuelto o estoy cada vez más lejos. He renunciado al mundo o el mundo me ha expulsado de él. Tiembla en mis manos la tierra, donde crece el arroz, que nos traerá el amor. Bebo una copa de sake mientras camino. En casa aguarda mi hermano menor. Él es el único que me esperó. Mis padres murieron mientras yo viajaba. Sólo mi hermano recuerda que nací aquí, entre ciruelos, y que mi madre me llevó siempre con ella. La siento en cada paso que doy. Y mientras sigo caminando, me alejo más de algo que quizás está dentro de mí. Todos los días escribo en secreto este silencio. Y luego rompo las hojas de mi diario y las lanzo a las arenas. Los papeles rotos flotan como mariposas en el cielo y luego se elevan a través de las dunas hasta alcanzar la cima donde descansa mi apellido. Más tarde, volveré a casa y, al dormir, soñaré con esas mariposas, cuyas alas engendran palabras en su vuelo. Tal vez así, algún día pueda encontrar la manera correcta de pronunciar el mar. Y volver a mi historia, para nunca más partir».

***
Juan de la Fuente Umetsu (Lima, 1963) Umetsu. Lima: Fondo Asociación Peruano-Japonesa, 2024.

sábado, 6 de diciembre de 2025

carolina o. fernández / de "bordando quilcas"













Orbitar la nave azul
cinglando en soledad
sorprende el vuelo de las aves
Quién no ha querido volar como ellas
disfrutar el parpadeo de sus alas
suspendidas en el aire

~

Poco importa qué día es
solo aseo el cansancio del verano
Me detiene la sombra de una pequeña
golondrina acongojada
Sus taciturnos saltos
la llevan a cobijarse entre los geranios

Su canto me dice que me acerque
que no me vaya
que no la deje sola
Acerco mi pecho de tórtola
que no sabe reírse de la muerte

~

El clavel poema

*

El clavel poema florece
con el canto de las rocas

Siente las tijeras amputar
la hierba disonante

Siente rasurar su talle
dando forma
a la esbelta figura
gracias a la lluvia
a los aleteos
deseados
arroyuelos que
alimentan

Chaupiñamca
elige a quien amar
celebra dulcemente
la enunciación de la noche

~

Yo no soy

*

Yo no soy Mme. Bovary
Me llamo Estrella Chaupiñamca Cahuillaca
Soy abuela de Mauricio
Sueño a mi nieto
corriendo como un potrillo
nadando como un pez
amando a una muchacha o a quien quiera
en el río que guarda la memoria sin mercurio

A las madres les está dando parálisis de sueño
Olga perdió a su bebé
luego María y Josefina
¿Dónde hallar donantes de azucenas y topacios
para lxs niñxs con leucemia?

Ante la silenciosa ministra de Trabajo
las acacias se encienden junto a los números cardinales
y con ellas el bosque en plenitud

***
Carolina O. Fernández (Lima, Perú). Bordando quilcas. Lima: Hipatía, 2023.

viernes, 5 de diciembre de 2025

natalia litvinova / dos poemas













Los vestidos caen
por el peso del trabajo.
No seducen arrugados
y sin forma.
 
Sembramos papa
en camisa y pantalón,
arrodilladas
sobre los gusanos.
 
La abuela siempre delante:
cabeza humana
y cuerpo de pájaro,
abre sus alas,
insemina las verduras.
 
~

Si no duermo
escucho bajo la almohada
la sangre de mi madre
y de mi abuela.
 
Por la mañana
todo se rehace,
crecen las paredes
y el techo se despliega.
El polvo del campo
me dificulta respirar.
 
Camino envuelta en mantos
apretando contra el vientre
la almohada maldita.
 
***
Natalia Litvinova (Gómel, 1986)

jueves, 4 de diciembre de 2025

fernando pessoa / cumpleaños








En la época en que celebraban mi cumpleaños,
yo era feliz y nadie había muerto.
En la antigua casa, hasta mi cumpleaños era una tradición centenaria,
y la alegría de todos, y la mía, estaba garantizada por alguna religión.

En la época en que celebraban mi cumpleaños,
tenía la gran suerte de no entender nada,
de ser inteligente entre mi familia,
y de no tener las esperanzas que los demás tenían puestas en mí.
Cuando empecé a tener esperanzas, ya no sabía cómo tenerlas.
Cuando empecé a mirar la vida, había perdido el sentido de la vida.

Sí, lo que fui para mí mismo,
Lo que fui de corazón y parentesco,
Lo que fui de tardes de media provincia,
Lo que fui de que me quisieran y yo fuera niño.
Lo que fui, ¡ay, Dios mío!, lo que solo hoy sé que fui...
¡A qué distancia!...
(Ni siquiera lo creo...)
¡La época en que celebraban mi cumpleaños!

Lo que soy hoy es como la humedad en el pasillo del fondo de la casa,
poniendo moho en las paredes...
Lo que soy hoy (y la casa de los que me amaron tiembla a través de mis lágrimas),
lo que soy hoy es que hayan vendido la casa.
Es que todos hayan muerto,
Es que yo haya sobrevivido a mí mismo como un fósforo frío...

En la época en que celebraban mi cumpleaños...
¡Qué amor, como persona, esa época!
Deseo físico del alma de encontrarse allí de nuevo,
Por un viaje metafísico y carnal,
Con una dualidad de yo para mí...
¡Comer el pasado como pan de hambre, sin tiempo para la mantequilla en los dientes!

Vuelvo a verlo todo con una claridad que me ciega ante lo que hay aquí...
La mesa puesta con más sitios, con vajilla más bonita, con más vasos,
El aparador con muchas cosas —dulces, frutas, el resto a la sombra bajo el alero—,
Las tías mayores, los primos diferentes, y todo era por mí,
En la época en que celebraban mi cumpleaños...

¡Para, corazón mío!
¡No pienses! ¡Deja de pensar!
¡Oh, Dios mío, Dios mío, Dios mío!
Hoy ya no es mi cumpleaños.
Duro.
Se me suman los días.
Seré viejo cuando lo sea.
Nada más.
¡Rabia por no haber traído el pasado robado en el bolsillo!...

¡La época en que celebraban mi cumpleaños!...

***
Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Aniversário

*

No tempo em que festejavam o dia dos meus anos,
Eu era feliz e ninguém estava morto.
Na casa antiga, até eu fazer anos era uma tradição de há séculos,
E a alegria de todos, e a minha, estava certa com uma religião qualquer.

No tempo em que festejavam o dia dos meus anos,
Eu tinha a grande saúde de não perceber coisa nenhuma,
De ser inteligente para entre a família,
E de não ter as esperanças que os outros tinham por mim.
Quando vim a ter esperanças, já não sabia ter esperanças.
Quando vim a olhar para a vida, perdera o sentido da vida.

Sim, o que fui de suposto a mim mesmo,
O que fui de coração e parentesco,
O que fui de serões de meia-província,
O que fui de amarem-me e eu ser menino.
O que fui — ai, meu Deus!, o que só hoje sei que fui...
A que distância!...
(Nem o acho...)
O tempo em que festejavam o dia dos meus anos!

O que eu sou hoje é como a humidade no corredor do fim da casa,
Pondo grelado nas paredes...
O que eu sou hoje (e a casa dos que me amaram treme através das minhas lágrimas),
O que eu sou hoje é terem vendido a casa.
É terem morrido todos,
É estar eu sobrevivente a mim-mesmo como um fósforo frio...

No tempo em que festejavam o dia dos meus anos...
Que meu amor, como uma pessoa, esse tempo!
Desejo físico da alma de se encontrar ali outra vez,
Por uma viagem metafísica e carnal,
Com uma dualidade de eu para mim...
Comer o passado como pão de fome, sem tempo de manteiga nos dentes!

Vejo tudo outra vez com uma nitidez que me cega para o que há aqui...
A mesa posta com mais lugares, com melhores desenhos na loiça, com mais copos,
O aparador com muitas coisas — doces, frutas, o resto na sombra debaixo do alçado —,
As tias velhas, os primos diferentes, e tudo era por minha causa,
No tempo em que festejavam o dia dos meus anos...

Pára, meu coração!
Não penses! Deixa o pensar na cabeça!
Ó meu Deus, meu Deus, meu Deus!
Hoje já não faço anos.
Duro.
Somam-se-me dias.
Serei velho quando o for.
Mais nada.
Raiva de não ter trazido o passado roubado na algibeira!...

O tempo em que festejavam o dia dos meus anos!...

miércoles, 3 de diciembre de 2025

libertad demitrópulos / final de amor en guerra








Sorda navidad con tangos melancólicos.
Ha terminado el amor en guerra.
Te seguiré, amor, paisaje frío, hacia la cólera
de los sueños que están penando
detrás de tu locura de tantos años.
Te seguiré, lo digo en esta medianoche,
a ras de un tango bravo que me están tocando
para que no blasfeme de la soledad,
Y tú, paisaje frío, dentadura bermeja,
clama al viento blanco del amor en guerra,
por mi juventud rendida y mi vida ocupada
por tus hambres azules y terrestres.
Oh, puro como un aire de zamba,
maldito
amor, paisaje frío: tengo que seguirte.

***
Libertad Demitrópulos (Ledesma, 1922-Buenos Aires, 1998)
Otra iglesia es imposible

martes, 2 de diciembre de 2025

lola ridge / altitud











Me pregunto
cómo sería estar contigo aquí,
donde el viento
que ha sacudido su polvo en los valles bajos
te toca limpiamente
como una mano recién lavada,
y el dolor
es como el anhelo remoto de las cosas monótonas
y la furia
sólo un pequeño silencio
sumido en el gran silencio.

***
Lola Ridge (Dublín, 1873-Brooklyn,1941)
Versión de Jonio González

/

Altitude

*

I wonder
how it would be here with you,
where the wind
that has shaken off its dust in low valleys
touches one cleanly,
as with a new-washed hand,
and pain
is as the remote hunger of droning things,
and anger
but a little silence
sinking into the great silence.

lunes, 1 de diciembre de 2025

sharon olds / dos poemas











Las víctimas

*

Cuando Madre se divorció de ti, nos alegramos. Ella aguantó y
aguantó en silencio, todos esos años, y entonces
te pateó, de pronto, y sus
chicos la amamos. Entonces te despidieron, y nosotros
sonreímos burlones, del modo en que la gente sonrió cuando
el helicóptero de Nixon se elevó desde South
Lawn por última vez. Sentimos un cosquilleo
al pensar: tu oficina, fuera,
tus secretarias, fuera,
tus almuerzos con tres bourbons dobles,
tus lapiceras, tus resmas de papel. ¿Te sacarían tus
trajes también, aquellos oscuros
cadáveres colgados en tu placar, y las negras
narices de tus zapatos con sus grandes poros?
Ella nos había enseñado a aceptarlo, a odiarte y aceptarlo,
hasta que empujamos con ella por tu
aniquilación, Padre. Ahora
paso ante vagabundos en las puertas, las blancas
babosas de sus cuerpos relucen a través de los rasgones
de sus trajes de limo, las sucias
aletas de sus manos, el fuego
submarino de sus ojos, barcos hundidos
con sus luces encendidas, y me pregunto
quién los aguantó y los aguantó en silencio,
hasta que entregaron todo, y no les dejó
más que eso.

~

49 ½

*

El primer largo mes, mientras espero y espero
me temo que estoy embarazada. El segundo largo mes
aparece un coágulo, corona de rubí
nido de reyezuelo. Bueno -ya está,
me oigo decir, con asombro desapasionado.
Por un momento, me imagino un vestuario
en una piscina al aire libre -paredes de bloques de cemento
y el olor a cloro- y no hay nadie allí,
no hay nada allí, ni una gorra de baño
ni una horquilla para el pelo. Terminó todo.
Está tan silencioso. Hay un brillo  tenue
como el brillo tenue de la verdad. Voy a morir.
Soy parte de una larga sucesión. No había querido
un bebé por años, pero había asumido
que podría tener uno en cualquier momento. Ahora estoy a salvo,
y noto el alivio en la falta. Y estoy anonadada,
el vacío concreto del cuarto
húmedo. No más óvulos. ¿Cómo puedo ser
yo misma sin óvulos? Y sin embargo
hay alguien aquí, todo el tiempo
había un espíritu aquí. ¡Oh, estoy trascendiendo la materia
y estoy todavía en la materia! Ha pasado tanto tiempo
desde que soy un ser como el que soy.
Cuando estaba en el útero, treinta
años de medias vidas enhebraban su rocío
en mis paredes internas. Ahora las gasté,
y sin embargo respiro, y retozo como si
no estuviera hecha solo para ser una sirvienta;
ahora la cadena de la utilidad se soltó
y voy a ser esa criatura escuálida,
ávida, levemente barbuda, más allá
de dar a luz, lo humano retirándose por el hilo más largo.

***
Sharon Olds (San Francisco, 1942)
Versiones de Jorge Aulicino e Inés Garland respectivamente