domingo, 30 de abril de 2023

luis sepúlveda / las mujeres de mi generación










Las mujeres de mi generación
abrieron sus pétalos rebeldes
de rosas, camelias, orquídeas y otras yerbas,
de saloncitos tristes, de casitas burguesas,
de costumbres añejas,
sino de yuyos peregrinos entre vientos.

Porque las mujeres de mi generación florecieron
en las calles, en las fábricas,
se hicieron hilanderas de sueños,
en el sindicato organizaron el amor
según sus sabios criterios.

Es decir, dijeron las mujeres de mi generación,
a cada cual según su necesidad
y capacidad de respuesta,
como en la lucha golpe a golpe,
en el amor beso a beso.

Y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas,
supieron lo que tenían que saber,
para el saber glorioso
de las mujeres de mi generación.

Minifalderas en flor de los sesenta,
las mujeres de mi generación
no ocultaron ni las sombras de sus muslos,
que fueron los de Tania.

Erotizando con el mayor de los calibres
los caminos duros de la cita con la muerte.

Porque las mujeres de mi generación,
bebieron con ganas del vino de los vivos,
acudieron a todas las llamadas
y fueron dignas en la derrota.

En los cuarteles las llamaron putas
y no las ofendieron,
porque venían de un bosque de sinónimos alegres:
minas, grelas, percantas, cabritas, minones,
gurisas, garotas, jevas, zipotas,
viejas, chavalas, señoritas.

Hasta que ellas mismas escribieron
la palabra Compañera,
en todas las espaldas
y en los muros de todos los hoteles.

Porque las mujeres de mi generación nos marcaron
con el fuero indeleble de sus uñas
la verdad universal de sus derechos.

Conocieron la cárcel y los golpes,
habitaron en mil patrias y en ninguna,
lloraron a sus muertos y a los míos como suyos,
dieron calor al frío y al cansancio deseos,
al agua sabor y al fuego lo orientaron
por un rumbo cierto.

Las mujeres de mi generación parieron hijos eternos,
cantando Summertime les dieron teta,
fumaron marihuana en los descansos,
danzaron lo mejor del vino
y bebieron las mejores melodías.

Porque las mujeres de mi generación,
nos enseñaron que la vida
no se ofrece a sorbos, compañeros,
sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias.

Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras,
artesanas, actrices, guerrilleras,
hasta madres y parejas
en los ratos libres de la Resistencia.

Porque las mujeres de mi generación,
sólo respetaron los límites
que superaban todas las fronteras.

Internacionalistas del cariño, brigadistas del amor,
cmisarias del decir te quiero, milicianas de la caricia.

Entre batalla y batalla,
las mujeres de mi generación lo dieron todo
y dijeron que eso apenas era suficiente.

Las declararon viudas en Córdoba y en Tlatelolco,
las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo,
y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo,
fueron las únicas estrellas
de la larga noche clandestina.

Sus canas no son canas,
sino una forma de ser
para el quehacer que les espera.

Las arrugas que asoman en sus rostros,
dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo.

Las mujeres de mi generación,
han ganado algunos kilos de razones
que se pegan a sus cuerpos,
se mueven algo más lentas,
cansadas de esperarnos en las metas.

Escriben cartas que incendian las memorias.

Recuerdan aromas proscritos y los cantan.
Inventan cada día las palabras
y con ellas nos empujan,
nombran las cosas y nos amueblan el mundo.

Escriben verdades en la arena y las ofrendan al mar.

Nos convocan y nos paren sobre la mesa dispuesta.

Ellas dicen pan, trabajo, justicia, libertad,
y la prudencia se transforma en vergüenza.

Las mujeres de mi generación son como las barricadas:
protegen y animan, dan confianza
y suavizan el filo de la ira.

Las mujeres de mi generación
son como un puño cerrado,
que resguarda con violencia la ternura del mundo.

Las mujeres de mi generación no gritan,
porque ellas derrotaron al silencio.

Si algo nos marca, son ellas.

La identidad del siglo, son ellas.

Ellas: la fe devuelta, el valor oculto en un panfleto,
el beso clandestino, el retorno a todos los derechos.

Un tango en la serena soledad de un aeropuerto,
un poema de Gelman escrito en una servilleta,
Benedetti compartido en el planeta de un paraguas,
los nombres de los amigos
guardados con ramitas de lavanda.

Las cartas que hacen besar al cartero,
las manos que sostienen los retratos de mis muertos,
los elementos simples de los días
que aterran al tirano,
la compleja arquitectura de los sueños de tus nietos.

Lo son todo y todo lo sostienen,
porque todo viene con sus pasos
y nos llega y nos sorprende.

No hay soledad donde ellas miren,
ni olvido mientras ellas canten,
intelectuales del instinto, instinto de la razón,
prueba de fuerza para el fuerte
y amorosa vitamina del débil.

Así son ellas, las únicas, irrepetibles, imprescindibles, sufridas,
golpeadas,
negadas pero invictas mujeres de mi generación.

***
Luis Sepúlveda (Ovalle, 1949-Oviedo, 2020)

sábado, 29 de abril de 2023

blaga dmitrova / dos poemas











Juventud

*

Cuando eres joven
y ondean al viento
tus cabellos alborotados
y te sumerges en sus ojos
ves un fragmento del mundo,
un balcón rozando el cielo,
un tren rebelde sin raíles,
una bandada de álamos en vuelo.
¡ Mundo de libertad, sin fronteras
al cual añades fantasía con tu existencia!
De pronto un día tus cabellos clarean y ante ti
se descubre un mundo en su totalidad.
El balcón esta empotrado en un muro,
el tren se mueve por raíles
y los tallos inmovilizan a los álamos.
Aquí no hay lugar para la fantasía.
Perdiste tus cabellos alborotados.

~

Ars poetica

*

Crea cada uno de tus poemas como si fuera el último.
En este siglo saturado de estroncio,
lleno de terrorismo,
en el que todo ha echado a volar con velocidad supersónica
la muerte viene aún más rápida.
Manda cada una de tus palabras
como si fuera la última carta antes de la ejecución,
como un mensaje en el muro de la prisión.
No tienes derecho a mentir,
ni el derecho a los juegos infantiles.
Simplemente no tienes tiempo para corregir tus errores.
Escribe cada uno de tus poemas,
lacónicos y despiadados,
con sangre, como una despedida.

***
Blaga Dmitrova (Byala Slatina, 1922-Sofía, 2003)
Versiones de Zhivka Baltadzhieva

viernes, 28 de abril de 2023

hernán rivera letelier / plegaria por el nuevo rico













De los oportunistas líbralo, Señor,
de los viejos amigos nunca antes vistos
de la exultante jauría de parientes lejanos que como por encanto le irán apareciendo de norte y sur del país (los tíos del primo de un cuñado de su medio hermano).

De las tenaces señoras de instituciones benéficas
protégelo
.                                                     con tu sangre
de los mil vendedores de automóviles que caerán a su diestra
y de los diez mil promotores de intangentes
                             ( esos entes casi sublimes)
que se dejarán caer a su siniestra.
Si en plena borrachera en el boliche de la equina
Tú lo iluminaste de tu gracia y le afirmaste el pulso tembloroso
para que eligiera el cartón preciso.
O si en un arranque de sentimentalismo divino
                                        -tú también los tienes, Señor-
le mostraste en sueños el número de los números
(y luego le diste la inspiración suficiente para que lo jugara
                                                                        al revés)
Si fue tu mano sacra la que guio la mano de la guagüita o la patita del minino regalón
para que se posara en ése y no en otro boleto de la Lotería
Si fue por tu santa voluntad, Señor
                -casi digo tu infinito sentido del humor-
que el pobre se ganó solito esa porrada de millones
entonces ten misericordia de él.

Que la torta no se le vuelque sobre su propio rostro.

Mantén alejados de su casa a los limosneros profesionales
                            esos que usan la palabra óvolo-
a los sablistas joviales que cercenan sin dolor
y a los perdigüeños de cara lánguida que en interminable
procesión misérrima llegarán de rodillas hasta su casa
rogándole favores de animita milagrera.

Dale de tu fortaleza, Señor
                        (revístelo de la dureza prehistórica de tu cuerpo santo)
para que pueda resistir el tormento
de las toneladas de cartas que abrumarán su espíritu.
Pedidos que irán desde una muñeca de trapo más que sea hasta
una cabañita en la playa prescrita por el médico
                            -pasando por cosas tan inverosímiles
como un traje de viuda, una rueda de triciclo fletero
o pasajes para traer de vuelta al amante vagabundo
extraviado en los bares de puerto
de algún lejano país helado-.

No se le vaya a obnubilar la razón en complejos de Santa Claus
Adviértele, Señor, que él no es ningún Rey Midas
                                                 (que ni papá Rockefeller lo fue).

Guíalo siempre por el camino de la austeridad y la prudencia.

Líbralo de la tentación del cheque en blanco
de las propinas exuberantes
de la arrogancia torpe de no preguntar por los precios
Tantéale el desprendimiento de su mano abierta
-que su derecha sepa siempre lo que da su mano izquierda-
Los pobres, tú también lo fuiste, Señor
suelen ser demasiado munificentes.

Aconséjale que se lo tome con calma
que se vaya despacito por las piedras.
Que no vaya a cambiar muy de sopetón la rayuela por el golf
los causeos de patitas por el caviar
los incomparables boleros de amor de Lucho Barrios
por música que sólo lo hace imaginar catedrales de aire y no le trae a la memoria ningún nombre de mujer.

Que está bien, que es comprensible que cambie su modo de andar
que cambie de loción, de marca de cigarrillos
de raza de perro
    Incluso que cambie la raya de su peinado
si le parece que le sienta mejor.
Pero palmotéale el hombro amistosamente, Señor
y dile que no sea desconsiderado
que no sea patevaca:
que no vaya a cambiar a la mujercita nublada de suspiros
que lo amó a pan y cebolla (al menos no muy luego).

Muéstrale que las rubias platinadas son fatales
que las mulatas de fuego llevan el diablo en el cuerpo
y que el noventa por ciento de las pelirrojas no lo son.

Que una danza del vientre no vale la caída de un imperio.

Que el auto que de todas maneras se va a comprar
no lo atiborre tanto de adornos y calcomanías
Que la casa nueva no sea muy grande
en donde en las noches no pueda hallar una ventana con luna
y correr el riego de extraviar su propia sombra.

Procúrale amigos nuevos para que pueda usar su correo electrónico
            ( sin que por ello se olvide del cabro Felo, del maestro Froilán y de la flaca Nancy).
Pero antes instrúyelo en el arte del buen anfitrión.
                                     Dale roce social.
Enséñale a pronunciar correctamente anglicismos y galicismos (hall - champagne - champignon - etc. ).
Lo va a necesitar.

Consíguele un volumen del Manual de Carreño.
Alecciónalo en los puntos más elementales
         (tampoco se trata de volverlo un petimetre, claro).
En la manera de usar expeditamente los cubiertos por ejemplo
(tú sabes, Señor, que él sólo usaba la cuchara grande y, a veces, algún domingo, tenedor y cuchillo).

Y por sobre todo, por lo que más quieras
que no comience a vestirse como un turista norteamericano
de farra en el carnaval de Río.

Que no ostente demasiado la hilacha, Señor.

Ilústralo sobre que el glorioso banderín del Colo
no va muy bien junto a un Matta o un Lira
                 -así más no sean reproducciones-
y que el busto de Chopin o de Mozart -aunque remanidos ambos-
dan mucho mejor tono sobre el piano que su vieja imagen
de la Virgencita del Carmen moldeada en yeso.

Exímelo, en lo posible, de tales papelones, Señor
Los ricos de cuna -Tú lo sabes- pueden llegar a ser muy crueles.

Y si por obra del diablo, estafas, despilfarro
malos negocios, socios inecrupulosos, etc. etc.
la torta se le volviera sal y agua
                                    paja en el viento
migajas de un pan frío en sus bolsillos rotos
que lo tomado lo comido y lo bailado no se lo quite nadie.
Que ningún hijo de mala leche se atreva a venir
a quitárselo. Eso sí que no, Señor.

Mas si ocurriese lo contrario.
Si por milagro lograse aumentar y consolidar su fortuna.
        Si de millonario pasase a multimillonario.
Si se transformara en ese algo pálido y liso
que se conoce como "un rico"
y en calidad de tal exhalara su último suspiro
olvida entonces la hiperbólica sentencia
del camello y el ojo de la aguja
                         y porque la culpa no fue toda de él
déjalo entrar al Reino de los Cielos.

Cual un viejo portero de circo
        todo corazón ante un niño con cara de bueno
haz la vista gorda, Señor, y dale la pasada a tu Santo Reino
Así más no sea por debajo de la carpa.

                                                        Amén.

***
Hernán Rivera Letelier (Talca, 1950)

jueves, 27 de abril de 2023

mariluz escribano / canción del silencio









En las horas pisadas por las sombras
en un gesto final de despedida,
cuando es tarde y tardíamente escucho
esta niebla o canción que me regresa,
todos los muebles tienen
una poblada soledad de incierta
nostalgia telefónica.

Y los libros me miran
con sus ojos de octubre
y el cigarrillo clama
urgido desde el piano
con volutas que pasan
transitan, me construyen
la palabra de amor en que trabajo.

Sobre la mesa, intacta,
la violeta de un nombre
que desprende una página.

Yo ya sé que es domingo
y que la brisa tiene una luz convocada
que me recuerda el mar.
Pero deja que guarde entre mis manos
limosnas de silencio:
siempre dejan sus huellas
espacios de rocío en la mirada.

***
Mariluz Escribano (Granada, 1935-2019)

miércoles, 26 de abril de 2023

josé emilio pacheco / tres poemas













Prehistoria

*

                                                 A la memoria de Jaime Sabines

1
En las paredes de esta cueva
pinto el venado
para adueñarme de su carne,
para ser él,
para que su fuerza y su ligereza sean mías
y me vuelva el primero
entre los cazadores de la tribu.

En este santuario
divinizo las fuerzas que no comprendo.
Invento a Dios,
a semejanza del Gran Padre que anhelo ser,
con poder absoluto sobre la tribu.

En este ladrillo
trazo las letras iniciales,
el alfabeto con que me apropio del mundo al simbolizarlo.
La T es la torre y desde allí gobierno y vigilo.
La M es el mar desconocido y temible.

Gracias a ti, alfabeto hecho por mi mano,
habrá un solo Dios: el mío.
Y no tolerará otras deidades.
Una sola verdad: la mía.
Y quien se oponga a ella recibirá su castigo.

Habrá jerarquías, memoria, ley:
mi ley: la ley del más fuerte
para que dure siempre mi poder sobre el mundo.

2
Al contemplar por vez primera la noche
me pregunté: ¿será eterna?
Quise indagar la razón del sol, la inconstante
movilidad de la luna,
la misteriosa armada de estrellas
que navegan sin desplomarse.

Enseguida pensé que Dios es dos:
la luna y el sol, la tierra y el mar, el aire y el fuego,
O es dos en uno:
la lluvia / la planta, el relámpago / el trueno.

¿De dónde viene la lumbre del cielo?
¿La produce el estruendo? ¿O es la llama
la que resuena al desgarrar el espacio?
(como la grieta al muro antes de caer
por los espasmos del planeta siempre en trance de hacerse).

¿Dios es el bien porque regala la lluvia?
¿Dios es el mal por ser la piedra que mata?
¿Dios es el agua que cuando falta aniquila
y cuando crece nos arrastra y ahoga?

A la parte de mí que me da miedo
la llamaré Demonio.
¿O es el doble de Dios, su inmensa sombra?
Porque sin el dolor y sin el mal
no existirían el bien ni el placer,
del mismo modo que para la luz
son necesarias las tinieblas.

Nunca jamás encontraré la respuesta.
No tengo tiempo. Me perdí en el tiempo.
Se acabó el que me dieron.

3
Ustedes, los que escudriñen nuestra basura
y desentierren puntas
de pedernal, collares de barro
o lajas afiladas para crear muerte;
figuras de mujeres en que intentamos
celebrar el misterio del placer
y la fertilidad que nos permite seguir aquí contra todo
-enigma absoluto
para nuestro cerebro si apenas está urdiendo el lenguaje-,
lo llamarán mamut.
Pero nosotros en cambio
jamás decimos su nombre:
tan venerado es por la horda que somos.

El lobo nos enseñó a cazar en manada.
Nos dividimos el trabajo, aprendimos:
la carne se come, la sangre fresca se bebe,
como fermento de uva.
Con su piel nos cubrimos.
Sus filosos colmillos se hacen lanzas
para triunfar en la guerra.
Con los huesos forjamos
insignias que señalan nuestro alto rango.
Así pues, hemos vencido al coloso.
Escuchen cómo suena nuestro grito de triunfo.

Qué lástima.
Ya se acabaron los gigantes.
Nunca habrá otro mamut sobre la tierra.

4
Mujer, no eres como yo
pero me haces falta.

Sin ti seria una cabeza sin tronco
o un tronco sin cabeza. No un árbol
sino una piedra rodante.

Y como representas la mitad que no tengo
y te envidio el poder de construir la vida en tu cuerpo,
diré: nació de mí, fue un desprendimiento:
debe quedar atada por un cordón umbilical invisible.

Tu fuerza me da miedo.
Debo someterte
como a las fieras tan temidas de ayer .
Hoy, gracias a mi crueldad y a mi astucia,
labran los campos, me transportan, me cuidan,
me dan su leche y hasta su piel y su carne.

Si no aceptas el yugo,
si queda aún como rescoldo una chispa
de aquellos tiempos en que eras reina de todo,
voy a situarte entre los demonios que he creado
para definir como El Mal cuanto se interponga
en mi camino hacia el poder absoluto.

~

Memoria

*

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.

Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.

~

Fin de siglo

*

«La sangre derramada clama venganza».
Y la venganza no puede engendrar
sino más sangre derramada
           ¿Quién soy:
el guarda de mi hermano o aquel
           a quien adiestraron
para aceptar la muerte de los demás,
           no la propia muerte?
¿A nombre de qué puedo condenar a muerte
a otros por lo que son o piensan?
Pero ¿cómo dejar impunes
la tortura o el genocidio o el matar de hambre?
            No quiero nada para mí:
            sólo anhelo
            lo posible imposible:
            un mundo sin víctimas.

Cómo lograrlo no está en mi poder;
escapa a mi pequeñez, a mi pobre intento
de vaciar el mar de sangre que es nuestro siglo

con el cuenco trémulo de la mano
Mientras escribo llega el crepúsculo
cerca de mí los gritos que no han cesado
            no me dejan cerrar los ojos.

***
José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939-2014)

martes, 25 de abril de 2023

yevgeny yevtushenko / dos poemas









En el país llamado Más o Menos

*

Vivo en el país llamado Más o Menos,
donde,
muy extrañamente,
no hay ningún partido oficial llamado “Masomenosista”…
donde ellos
leen a nuestros escritores clásicos… más o menos.
                       
Donde a veces,
hasta los distinguidos ciudadanos
se enamoran (más  o menos),
pero a veces,
después de algunos meses
ya no hay  besos,
los unen  sólo los pesos.
Entonces  no son ajenos,
           más o menos.

“¿Es verdad, señor, que todos  beben en su  país Más o Menos??”
Hay algunas personas que no beben  nada…
 Más  o menos…”
“Difícil de creer, señor,”
Ni siquiera algo así como…
una gota. Más o menos.”

“¿Qué tipo de gente es aquella, la de su amado pueblo
del país llamado Más o Menos?”
Son más o menos agradables…
Más o menos honestos…
Unas veces menos, otras veces más…                

“¿Está Usted, señor, orgulloso de su gran país,
llamado Más o Menos?”
Hmmm…
Más o menos...
Por lo general, somos generosos más o menos..                                                                          
suficientemente amistosos… menos o más...

Por supuesto, todos estamos por la paz…
un tanto más, un tanto menos..
Por supuesto, tenemos algunas pequeñitas,
pero más o menos                                            
desagradables guerras.

En cada esquina,
en cada cocina de cada casa
cuando las esposas y los esposos están algo
así como peleando discretamente,
tenemos nuestra propia Chechenia doméstica,
y un Irak privado,
ondeando un trapo húmedo de cocina
como una bandera nacional,
cuando  las  sandalias  y las planchas
a veces vuelan por encima de las cabezas
como ovnis…
sin embargo, apreciamos nuestros valores de familia..
Más o menos…

En nuestras cortes de justicia  tenemos 
más o menos  incorruptibles jueces,
en nuestros centros de investigación 
hay pensadores, más o menos insobornables.

Una  más o menos  bella mujer me susurró:
“Estoy más o menos enamorada de Ud.
Más o menos para siempre…”
                              
Me gustaría pararme frente a Dios,
así como soy,
no algo así como más o menos.

No estar  más o menos feliz
En esta más o menos vida…                                    
En esta más o menos  libertad.

(2004)

~

Lamento por un hermano      
          
*                   
                             Para V. Shchukin


Igual que un descolorado molde plateado
un ganso está en un bote
con sangre cayendo aún de su  tibia nariz
y su cuello meciéndose en el borde de un balde.
Había dos de ellos volando sobre el río Vilyuy.
Uno cayó mientras volaba
                                    y el otro
a ras del agua, muy bajo, arriesgando su cuello
cerca del bote,
                            se lamentaba después en el bosque:

“Hermano querido, vinimos a este mundo gritando
a través de nuestras cáscaras quebradas
pero cada mañana nuestra Madre y nuestro Padre
te alimentaban primero a ti
cuando tenía que ser yo antes que tú.
Mi querido hermano,
                               tú tenías un color azulado
y desafiabas  al cielo con arrogancia.
Yo en cambio era muy oscuro,
                y las hembras te deseaban más a ti que a mí
cuando tenía que ser yo el más deseado.

Querido hermano, sin tener miedo del regreso,
tú y yo volamos muy lejos sobre los mares
pero gansos malvados de otras tierras te rodearon
primero a ti 
                 cuando tenía que ser yo antes que tú.

Hermano mío,
                       ambos fuimos golpeados y obligados
a agachar el cuello.
Juntos fuimos arrasados con violencia por las tormentas de lluvia,
pero por alguna razón el agua se escurría rápidamente
                   de tu espalda de ganso
                   cuando eso tenía primero que pasarme a mi.

Hermano,
                      la gente nos comerá  de todas maneras a los dos
al lado del fuego.

Hermano querido, 
                   toda nuestra vida fue una lucha por ser el primero
y no apreciar nuestra hermandad, nuestras alas y nuestras almas.
¿Era nuestra dependencia algo imposible
                               eso de o tú o yo?

Querido hermano,
                          te pido al menos un cartucho de fusil
para así terminar con mi envidia
pero al recibir yo mi castigo, la gente te matará primero a ti,
                   cuando yo realmente tenía que morir antes que tú.”

***
Yevgeny Yevtushenko (Zima, 1932-Tulsa, 2017)
Versiones de Javier Campos

lunes, 24 de abril de 2023

concha zardoya / documento de identidad













¡De identidad tus libros, documentos!

Quien soy yo, ay, declaran como cédulas
firmadas por el juez, por el alcalde.
Por ti responden ellos a preguntas
que alguien formulara inquisitivo.
Responden por tus actos y tus sueños.

En una plaza esperan silenciosos.
En un rincón tranquilo y en los trenes.
En la mesa callada que te sirve,
donde comes tu pan y también lees.
Hablan por ti sus páginas inéditas.

Y no son recompensa ni limosna
que por olvido dejas para alguien,
para un ser solitario que rebusca
amarillos papeles, indelebles
escritos, confesiones muy antiguas.

¿Mejor hubiera sido ya quemarlos
para luego aventarles la ceniza
y no dejar memoria de tu nombre,
de lo que fuiste tú en verso y vida?
¿Entregarlos al viento y dispersarlos?

Nada ha ocurrido así… Sus inscripciones,
grabadas por la tinta en unas líneas,
no durarán tal vez o serán polvo
de voraces carcomas y del Tiempo.
Tu identidad trasueñan o trasfunden.

Los signos de tu alma están inscritos
en cada verso tuyo… Cada página
tu inconfundible firma ya rubrica…
Relativos futuros hoy aguardan
esa voz que no oyen todavía.

¡Identifica el libro a quien lo escribe!

***
Concha Zardoya (Valparaíso, 1914-Madrid, 2004)

domingo, 23 de abril de 2023

małgorzata hillar / recuerdo de tus manos













Cuando me acuerdo de
la caricia de tus manos
no soy más una joven
que serena cepilla el cabello
coloca los barreños
en la estante de pino

Desamparada siento
cómo las llamas de tus dedos
encienden mi cuello, mis brazos

Me paro
en pleno día
en la blanca calle
y tapo la boca con la mano

No puedo pues

gritar


***
Małgorzata Hillar (Piesienica, 1926-Varsovia, 1995)
Versión de Ada Trzeciakowska

/

WSPOMNIENIE TWOICH RĄK

*

Kiedy wspomnę
pieszczotę twoich rąk
nie jestem już dziewczyną
która spokojnie czesze włosy
ustawia gliniane garnki
na sosnowej półce

Bezradna czuję
jak płomienie twoich palców
zapalają szyję, ramiona
Staję tak czasem
w środku dnia
na białej ulicy
i zakrywam ręką usta

Nie mogę przecież

krzyczeć

sábado, 22 de abril de 2023

melissa olivares / poema a michel foucault














Toma una piedra

no la arrojes a ningún lado

no sirve para el daño

Toma una piedra

clava cualquier objeto en ella

llénala de agua hasta volverla sal

o arena o algo en partículas o particular

así tu vida será menos ansiosa de ser más grande de lo que te da el tamaño

Ahora, recuerda la piedra

recuerda que la dañaste, que la llenaste de agua cuando no quería

que le clavaste objetos para sentir que podías pasar por lo impenetrable

por lo dúctil de su condición

Entonces, luego de todo eso

cúlpate por dañarla

busca otra nueva,

vuelve a hacer la regla de la desaparición particular

y no cuentes que el que se mataba cada vez eras tú

 

 

 

 

 

 

 Seda-Se da

   

  Un instrumento melancólico

       traspasa lo conciso

  de un poema que realiza ejercicios cortos

  Y por qué hablar menos

    cuando hay un despliegue

            de barandillas coagulándose nuestras palabras

   cuando el tiempo

          afila la vida

  para volverla piezas servibles

    en un banquete donde se prueba

      la copa y no el vino

  quizá para estrujar nuestros besos

  quizá para entibiar nuestros cuerpos

                 Pero dame lo más corto

                        pero no desgajes mi vida

                          pero no me digas mucho por partes

                                          hazme un haiku

     y plántame en un colina de hojas

      con un interruptor por si me aburre la contemplación

  así regreso al bolso corto

    a las bufandas que contraen solo el cuello

  Y por sobre todo, no me pliegues en cuatro hojas,

    por sobre todo no las pegues

    el dolor es solo una representación

    que fenece en cuanto la butaca

    pierde el número y nombre

 

          Siento no cumplirle, señora

             no sé de rizomas en las palabras

               pero puedo volverlo así

  A menudo la memoria

     se estabiliza con un verso

  a menudo la mía

         se descuadra con cuatro hojas

     Y es lo que importa

          salir del cuadrante

      salir del amor

  salir del tablero

          sujetándose del borde con no más de cuatro dedos

  Que anuncia que esto acabó

      pero que necesita decirse

      Se siente bien

            cargar cuatro hojas

     en el cinturón que las creo

  en el regazo que fue abofeteado

       en cuanto más se creía

      Y quiénes son todos ustedes para instaurar la brevedad

  Si los caminos más largos terminan

                                                    consolándote los pies

                                       Así te quejes

 

     Vivimos en cuarentena

     vivimos con los excluidos

        que captan los tres minutos

     mientras mi lengua corre

     porque el poema es una parada

     de metro que no hay en mi ciudad

     porque los cuadrantes son historias secas

     y las bisectrices una caja de lencería

    que también cargo yo

        El significante también es un párrafo

 

              Déjame que te cuente una historia

         donde una bailarina

             no entendida

                va girando su cuerpo

            con cintas de versos

              ella no sabe

                ella será el cuento de la punición articular

             ella llevará el tiempo en sus mallas

             ella curvará la palabra “pasado”

                ella girará la palabra “espera”

                 y si ella falla, cambiará las alas del colibrí

                por las de un murciélago-y eso no es error_

             Solo que ciertas aves no tienen jornada

               es solo que ciertas aves no tienen pausa

                  Repiten más que un aleteo largo

                y si te fijas en sus partes

                   dicen más que cuatro hojas

                Dice que no es novela

                    dice que no es dolor

               dice que es el capricho instaurado

                 de que cada cosa debe durar

                                                    lo durado

          Evita la fatiga la línea es un verso

          evita la fatiga es solo papel

          evita la fatiga y vete a un Potlatch

 

      Mi niño,

          ¿hoy quieres al sonriente?

        Hoy quieres que trasquile

        las palabras del caballero

        con espuelas en las manos

             porque tú ya sabes

       que quedamos que no serían para el caballo

       porque hay una cadena de idiotas

       jugándose el mundo

         Y tú solo quieres una historia larga

           para que no termine de hablarte

             porque tus sueños son cortos

          porque 2 minutos y medio

             puede ser un terremoto o una violación

           y qué hay después de ello

              Una historia que se pliega

           y te acurruca las heridas e intenta tejerte el brasier

                  Hoy quiero que me lleves

                  hoy quiero una pista incierta

                  hoy quiero no una novela

                  hoy quiero un cuento largo

                  hoy quiero cuatro hojas

                       como un mapa

                   en donde ya no se escribe

                   y que quizá en el camino

                  sea el último poema que hagas

 

   Pero así es

            en el poema no se prohíbe

     te puedes llevar un poco, te puedes quedar con nada

         pero si tus dedos

              tocan los versos

                  pero si tu agitación es más espesa

         y las batallas son más de a uno

          camina más lento

                 coge lo que quieras

             camina más rápido

         reordena el poema

            y llévate un cuchillo

                  para cortar las líneas

           Llévate una flecha

                búrlate de lo defensivo del lenguaje

              búrlate de la espera

               que se me estira el cuerpo

               que se me saltan las hojas

               que sé que me excedí

                   pero el poema es un exceso

 

                      porque el poema es exagerado

             porque el poema es un niño vanidoso

              que exige que lo vean

           Se comporta

             desvanece

          contiene la idea

          del juego perverso

             donde no hay contrincante

         sino solo una espalda

           de un hombre maduro

             que espera que dejes de hablar

         y tú hablas más

            y tú escribes con revancha

          porque no hay de otro modo

                porque sus ojos te pegan

                porque esto terminó

           Pero el poema se expande

             Un giro a la izquierda

                     la bailarina bota el último verso:

          “El poema no será breve jamás

               tiene condición de infinito”

***
Melissa Olivares (Lima, 1989)