miércoles, 31 de agosto de 2022

manuel bandeira / cinco poemas













Poética
Estoy harto del lirismo comedido
Del lirismo bien comportado
Del lirismo funcionario público con hoja de presencia expediente
protocolo y manifestaciones de aprecio al sr. director.
Estoy harto del lirismo que para y va a averiguar en el diccionario
el cuño vernáculo de un vocablo.
Abajo los puristas
Todas las palabras sobre todo los barbarismos universales
Todas las construcciones sobre todo las sintaxis de excepción
Todos los ritmos sobre todo los inumerables
Estoy harto del lirismo enamorador
Político
Raquítico
Sifilítico
De todo lirismo que capitula a lo que quiera que sea
fuera de sí mismo
Además, no es lirismo
Será contabilidad tabla de cosenos secretario del amante
ejemplar con cien modelos de cartas y las diferentes
maneras de agradar a las mujeres, etc.
Prefiero el lirismo de los locos
El lirismo de los borrachos
El lirismo difícil y pungente de los borrachos
El lirismo de los payasos de Shakespeare

— No quiero saber más del lirismo que no es liberación.

~

Autorretrato

*

Provinciano que nunca supo
Escoger bien una corbata;
Pernambucano a quien repugna
La navaja del pernambucano;
Poeta ruin que en el arte de la prosa
Envejeció en la infancia del arte,
Y hasta escribiendo crónicas
Se quedó en cronista de provincia;
Arquitecto fallado, músico
Fallado (se tragó un día
Un piano, pero el teclado
Quedó fuera); sin familia,
Religión o filosofía;
Mal teniendo la inquietación de espíritu
Que viene de lo sobrenatural,
Y en materia de profesión
Un tísico profesional.

~

Desencanto

*

Yo hago versos como quien llora
De desaliento. . . de desencanto. . .
Cierra mi libro, si por ahora
No tienes ningún motivo para el llanto.

Mi verso es sangre. Voluptuosidad ardiente. . .
Tristeza dispersa... remordimiento vano...
Me duele en las venas. Amargo y caliente,
Cae, gota a gota, del corazón.

Y en estos versos de angustia ronca,
Así de los labios la vida corre,
Dejando un agrio sabor en la boca.

– Yo hago versos como quien muere.

~

Madrigal Melancólico

*

Lo que yo adoro en ti
No es tu belleza
La belleza es nosotros que existe
La belleza es un concepto
Y la belleza es triste
No es triste en sí
Sino por lo que hay en ella
De fragilidad e incerteza

Lo que yo adoro en ti
No es tu inteligencia
No es tu espíritu sutil
Tan ágil y tan luminoso
Ave suelta en el cielo matinal de la montaña
Ni es tu ciencia
Del corazón de los hombres y de las cosas.

Lo que yo adoro en ti
No es tu gracia musical
Sucesiva y renovada a cada momento
Gracia aérea como tu propio momento
Gracia que perturba y que satisface

Lo que yo adoro en ti
No es la madre que ya perdí
Y ni a mi padre

Lo que yo adoro en tu naturaleza
No es el profundo instinto matinal

En tu flanco abierto como una herida
Ni tu pureza. Ni tu impureza.

Lo que adoro em ti me lastima y me consuela:
¡Lo que yo adoro en ti es la vida!

~

Brisa

*

Vamos a vivir al Nordeste, Anarina.
Dejaré aquí a mis amigos, mis libros, mis riquezas, mi vergüenza.
Dejarás aquí a tu hija, tu abuela, tu marido, tu amante.

Aquí hace mucho calor.
En el Nordeste hace calor también.
Pero allí hay brisa:
Vamos a vivir de brisa, Anarina.

***
Manuel Bandeira (Recife, 1886-Rio de Janeiro, 1968)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez

/

Poética
Estou farto do lirismo comedido
Do lirismo bem comportado
Do lirismo funcionário público com livro de ponto expediente
protocolo e manifestações de apreço ao sr. diretor.
Estou farto do lirismo que para e vai averiguar no dicionário
o cunho vernáculo de um vocábulo.
Abaixo os puristas
Todas as palavras sobretudo os barbarismos universais
Todas as construções sobretudo as sintaxes de exceção
Todos os ritmos sobretudo os inumeráveis
Estou farto do lirismo namorador
Político
Raquítico
Sifilítico
De todo lirismo que capitula ao que quer que seja
fora de si mesmo
De resto não é lirismo
Será contabilidade tabela de co-senos secretário do amante
exemplar com cem modelos de cartas e as diferentes
maneiras de agradar às mulheres, etc
Quero antes o lirismo dos loucos
O lirismo dos bêbedos
O lirismo difícil e pungente dos bêbedos
O lirismo dos clowns de Shakespeare

— Não quero mais saber do lirismo que não é libertação.

~

Auto-retrato

*

Provinciano que nunca soube
Escolher bem uma gravata;
Pernambucano a quem repugna
A faca do pernambucano;
Poeta ruim que na arte da prosa
Envelheceu na infância da arte,
E até mesmo escrevendo crônicas
Ficou cronista de província;
Arquiteto falhado, músico
Falhado (engoliu um dia
Um piano, mas o teclado
Ficou de fora); sem família,
Religião ou filosofia;
Mal tendo a inquietação de espírito
Que vem do sobrenatural,
E em matéria de profissão
Um tísico profissional.

~

Desencanto

*

Eu faço versos como quem chora
De desalento. . . de desencanto. . .
Fecha o meu livro, se por agora
Não tens motivo nenhum de pranto.

Meu verso é sangue. Volúpia ardente. . .
Tristeza esparsa... remorso vão...
Dói-me nas veias. Amargo e quente,
Cai, gota a gota, do coração.

E nestes versos de angústia rouca,
Assim dos lábios a vida corre,
Deixando um acre sabor na boca.

– Eu faço versos como quem morre.

~

Madrigal Melancólico

*

O que eu adoro em ti
Não é a tua beleza
A beleza é em nós que existe
A beleza é um conceito
E a beleza é triste
Não é triste em si
Mas pelo que há nela
De fragilidade e incerteza

O que eu adoro em ti
Não é a tua inteligência
Não é o teu espírito sutil
Tão ágil e tão luminoso
Ave solta no céu matinal da montanha
Nem é a tua ciência
Do coração dos homens e das coisas.

O que eu adoro em ti
Não é a tua graça musical
Sucessiva e renovada a cada momento
Graça aérea como teu próprio momento
Graça que perturba e que satisfaz

O que eu adoro em ti
Não é a mãe que já perdi
E nem meu pai

O que eu adoro em tua natureza
Não é o profundo instinto matinal

Em teu flanco aberto como uma ferida
Nem a tua pureza. Nem a tua impureza.

O que adoro em ti lastima-me e consola-me:
O que eu adoro em ti é a vida!

~

Brisa

*

Vamos viver no Nordeste, Anarina.
Deixarei aqui meus amigos, meus livros, minhas riquezas, minha vergonha.
Deixaras aqui tua filha, tua avó, teu marido, teu amante.

Aqui faz muito calor.
No Nordeste faz calor também.
Mas lá tem brisa:
Vamos viver de brisa, Anarina.

martes, 30 de agosto de 2022

joanna zabnicka / lo que queda













Cariño, abre la ventana -dice
desde la cocina-. La entreabre,
pero no oye nada más, porque la voz
no se repite, y en los oídos
explotan las ortigas.
Pero la ventana ha sido abierta, un remolino de semillas
ha habitado la casa, estalla una y otra vez. Pero la ventana
se ha quedado, entreabre el gesto, acompaña
al sonido hasta el infinito.
Los cuerpos nunca aparecieron, no los buscaron.

***
Joanna Żabnicka (Polonia, 1989)
Versión de Ada Trzeciakowska

/

Co zostaje

*

Kochanie, otwórz okno – mówi
z kuchni. Uchyla,
ale nie słyszy już niczego więcej, bo glos
się nie powtarza, a w uszach
eksplodują pokrzywy.
Ale okno zostało otwarte, dom zamieszkuje
zawierucha nasion, wybucha raz po raz. Ale okno
zostało, uchyla gest, odprowadza
dźwięk w nieskończoność.
Ciał nigdy nie znaleziono, nie szukano.

lunes, 29 de agosto de 2022

luz machado / nostalgia













Hace tiempo no canto
con la voz dulzona que tiene quien ama.
Hace tiempo un silencio de musgo aferrado a la tierra
se pega a mis labios, sellándolos…

Yedra de sueños trepa sobre el muro negro de mi melancolía;
y como un invierno de pétalos blancos
cae en la ventana de mis esperanzas
un llanto callado,
como de quien siente naufragando velámenes blancos.

Se han quedado en el polvo de oro de los caminos largos
hilos de una tela invisible
que tejió la araña roja del momento vivido
y en ellos se enreda como una mariposa
el recuerdo sutil,
voluta de humo que bosteza la soledad.

Estoy de frente, mirando con la resignada angustia
del náufrago que piensa en las rocas salientes
de los acantilados,
el lento desfile del pasado.

Y tú vas como un fantasma de luna
pegándote a los troncos oscuros de mis pinos.
Parece que sintieras miedo de mi soledad
de parque sin niños,
de esta soledad de lirios blancos
dormidos bajo la luz tediosa de las madrugadas.

***
Luz Machado (Ciudad Bolívar, 1916-Caracas, 1999)

domingo, 28 de agosto de 2022

patrizia cavalli / tres poemas










Por fingir el escozor del corazón, la humillación
de las entrañas, por huir maldecida
y maldiciendo, por guardar castidad
y por llorarla, por excluir mi boca
del sabor peligroso de otras bocas y empujarla
insaciada a saciarse del veneno de los platos
en cenas exaltadas cuando el vientre
ya hinchado sigue hinchándose;
por tocar soledades inalcanzables y allí
a los pies de la cama de una silla
o de una escalera recitar el adiós
por poderte excluir de mi imaginación
y cubrirte con cualquier nublado
para que tu luz no destiñera mi senda,
no trastornara mi círculo tras el cual
te reenvío, tú estrella involuntaria,
paso inesperado que me recuerdas la muerte.
 
Por todo eso yo te he pedido un beso
y tú, inocente cómplice gentil, no me lo has dado.

~

Entre todas las distancias la mejor posible
es la de una mesa de normal tamaño,
de restaurante por ejemplo o de cocina,
donde yo posiblemente pueda reunirme contigo
pero la verdad es que no lo haré.
Y fuera, la misma luz que ayer, el mismo azul
abren otras distancias
y pido a la gentileza de las nubes
que intervengan, mejor grises que blancas,
para descubrir el embrollo de los azules
que fingen la grandeza, fingen el infinito,
la luz efímera –la ladrona.

~

Ahora que el tiempo parece todo mío
y nadie me llama para el almuerzo y la cena,
ahora que puedo quedarme a mirar
cómo se derrite una nube y cómo se decolora,
cómo camina un gato por el tejado
en el lujo inmenso de una exploración, ahora
que cada día me espera
la ilimitada duración de una noche
donde no hay llamada y ya no hay razón
para denudarse de prisa y descansar dentro
de la cegadora dulzura de un cuerpo que me espera,
ahora que la mañana no tiene nunca principio
y silenciosa me deja a mis proyectos
a todas las variaciones de la voz, ahora
quisiera de improviso la prisión.

***
Patrizia Cavalli (Todi, 1947-Roma, 2022)
Versiones de Emilio Coco

/

Per simulare il bruciore del cuore, l'umiliazione
dei visceri, per fuggire maledetta
e maledicendo, per serbare castità
e per piangerla, per escludere la mia bocca
dal sapore pericoloso di altre bocche
e spingerla insaziata a saziarsi dei veleni del cibo
nell’apoteosi delle cene quando il ventre
già gonfio continua a gonfiarsi;
per toccare solitudini irraggiungibili e lì
ai piedi di un letto di una sedia
o di una scala recitare l’addio
per poterti escludere dalla mia fantasia
e ricoprirti di una nuvolaglia qualunque
perché la tua luce non stingesse il mio sentiero,
non scompigliasse il mio cerchio oltre il quale
ti rimando, tu stella involontaria,
passaggio inaspettato che mi ricordi la morte.
 
Per tutto questo io ti chiedo un bacio
e tu, complice gentile e innocente, non me lo hai dato.

~

Fra tutte le distanze la migliore possibile
è quella di un tavolo di normale grandezza,
di ristorante per esempio o di cucina,
dove possibilmente io possa raggiungerti
ma in verità non lo farò.
E fuori la stessa luce di ieri, lo stesso azzurro
aprono altre distanze
e chiedo alla gentilezza delle nuvole
di intervenire, meglio grigie che bianche,
per svelare l’imbroglio degli azzurri
che fingono la grandezza, fingono l’infinito,
la luce effimera – la ladra.

~

Adesso che il tempo sembra tutto mio
e nessuno mi chiama per il pranzo e la cena,
adesso che posso rimanere a guardare
come si scioglie una nuvola e come si scolora,
come cammina un gatto per il tetto
nel lusso immenso di una esplorazione, adesso
che ogni giorno mi aspetta
la sconfinata lunghezza di una notte
dove non c’è richiamo e non c’è più ragione
di spogliarsi in fretta per riposare dentro
l’accecante dolcezza di un corpo che mi aspetta,
adesso che il mattino non ha mai principio
e silenzioso mi lascia ai miei progetti
a tutte le cadenze della voce, adesso
vorrei improvvisamente la prigione.

sábado, 27 de agosto de 2022

hagar peeters / basta por hoy de escribir poemas de amor













Basta por hoy de escribir poemas de amor
porque escribiendo dejé de practicarlo.
La vida tiende a preferir que la describan
antes que a permitir que se la viva.
El tú del que tanto yo me jacto
no está vivo salvo como te he anotado.
Besas y abandonas cual veleta que gira,
tu aguja en mi disco siempre saltando,
tal como pasa –dicen– también en la vida.

Tantos amantes cerrando sendas puertas.
Ya no tendría tiempo de empuñar la pluma
si tuviera que mirarme al espejo a cada rato
y con los tacones puestos pintarme las uñas.

No se puede cazar con su pluma a una poeta.
Siempre tendrá preparada una respuesta
porque la hieres tal como ella lo ha planeado
aunque sus palabras se vuelvan contra ella,
infieles cuanto menos como sus amantes.

No así mis palabras, que he atado con cadenas.
Nunca en la poesía se ha escuchado a madre
más cruel que aquella que a su prole encarecía:
«sean siempre como yo les tengo dicho».
Pero no, la tinta como la sangre siempre tira,
en ese aspecto son fluidos parecidos.
Por eso yo te digo emprende el vuelo, anda, pero
no dejes que malos hombres te lleven a sus casas.

***
Hagar Peeters (Ámsterdam, 1972) Once poetas holandeses. Bogotá: IDARTES, 2016.
Versión de Diego J. Puls

/

Genoeg gedicht over de liefde voor vandaag

*

Genoeg gedicht over de liefde voor vandaag
want al schrijvend heb ik de liefde niet bedreven.
Het leven laat zich maar al te graag
liever beschrijven dan beleven.
Die jij van wie ik zo hoog opgeef
die leeft niet behalve zoals ik je opschreef.
Je kust en je verlaat zoals de windhaan draait,
mijn plaat steeds overslaat,
zoals, zoals men zegt, dat in het echte leven gaat.

Al die minnaars met al hun dichtklappende deuren.
Ik zou geen tijd meer hebben, de pen eens op te pakken
als ik mezelf steeds in de spiegel moest keuren
en met naaldhakken aan mijn nagels moest lakken.
Een dichter is nooit te vangen met haar eigen pen.
Steeds heeft zij haar antwoord klaar
want je kwetst haar zoals zij had gepland
al keren haar woorden zich soms tegen haar;
zij zijn minstens zo ontrouw als haar minnaars.

Míjn woorden niet. Die blijven aan mij gekluisterd.
Nooit werd een wreder moeder in de poëzie beluisterd
dan die, die haar kroost op het hart hield gedrukt:
«blijf voor altijd zoals ik het je heb ingefluisterd.»
Maar nee, de inkt kruipt waar hij niet kan gaan
zoals het bloed, in zo veel aan de inkt gelijk.
Dus ik zeg je, toe maar, vlieg dan uit,
maar ga niet met de verkeerde mannen mee naar huis.

viernes, 26 de agosto de 2022

sándor petöfi / la llanura













Romántico paisaje de pinares
en los abruptos Cárpatos,
tus valles admirables y montañas
no iluminan mis sueños.

Es en el llano extenso como el mar
donde mi hogar está
y mi alma libre vuela como un águila
por la estepa infinita.

Vuelan mis sueños sobre la ancha tierra,
desde las nubes veo
el sonriente paisaje que se extiende
desde el Tisza al Danubio.

Gordos rebaños, al son de los cencerros,
avanzan bajo el sol.
El pozo les espera, en Kis-Kunság
con amplios bebederos.

Galopa la yeguada, su redoble
viene en alas del viento,
resuenan las pezuñas entre los gritos
y el chasquido del látigo.

El trigo ondea, junto a las aldeas
bajo la brisa suave,
con sus vivos colores de esmeralda
el panorama brilla.

Del cañaveral vecino, en el crepúsculo,
llegan tímidos gansos,
si las cañas se agitan con el viento
alzan el vuelo pronto.

Más allá de los pueblos, en la estepa,
solitaria posada
espera a los sedientos bandoleros
camino a Kecskemét.

Tras la posada, un breve bosque de álamos
se alza en el arenal,
libre allí mora el chillador cernícalo
y nadie lo persigue.

Tristemente vegeta la mimosa
y las flores del cardo
sombra y descanso dan a los lagartos
cuando arde el mediodía.

Desde lejanos árboles frutales
se alza la bruma azul
y unas torres remotas se dibujan
como iglesias de niebla.

Llanura hermosa, al menos para mi alma,
aquí nací, mi cuna
se meció aquí, cuando un día me muera
aquí mi tumba quede. 

***
Sándor Petöfi (Kiskőrös, 1823-Segesvár, 1849)
Versión de Washington Delgado

jueves, 25 de agosto de 2022

cristian warnken / a clemente












Llora por ti tu jardín,
que siempre insistías en llamar "mi jardín".
Llora el intruso gato blanco y negro,
que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo.
Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza.
Llora la plaza de Almirante Acevedo,
alrededor de la cual corrías una y otra vez,
como un Forrest Gump de tres años.
Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad
y por los que te lanzabas con gozo.
Llora la montaña del camino de La Pirámide,
destrozada por la construcción de autopistas
y a la que decías "pobre montaña".
Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina",
"mi Karencita hermosa", piropero precoz.
Lloran las fuentes de agua,
ante las que te quedabas en éxtasis mirando caer el agua,
el agua que te asombró más que nada en el mundo,
el agua de los ríos, el agua de las llaves de agua de la casa,
que abrías sin cesar, el agua del mar, oh, tu locura por el agua,
Clemente, toda el agua del mundo llora por ti,
y mana en nuestras lágrimas.
Lloran por ti Winnie the Poo y Tigret y Christopher Robbin,
y todos sus amigos, porque en sus libros de aventuras te sentías en familia.
Tú eras como Winnie the Poo, tierno, goloso, amical.
Llora por ti tu chupete gastado y fiel,
que intentamos vanamente botar tantas veces y que ahora te espera
sobre la almohada vacía.
Lloran por ti las esculturas del Parque de las Esculturas
de Pedro de Valdivia, donde fuimos el día antes de tu partida,
a correr, a subir al olmo gigante;
llora por ti la escultura del ángel sin cabeza que miraste extrañado,
llora por ti la librería Ulises,
donde estuvimos esa misma tarde y donde hojeaste libros sobre un sillón de cuero.
Llora por ti el libro de "Willie, el oso", que te regaló esa tarde Benjamín, el librero,
y que no alcancé a leerte.
Llora la escalera de madera de nuestra casa,
que bajaste todas las mañanas de tus días.
Llora el espejo del baño hacia el cual te empinabas para mirarte,
como si fuera extraño tu propio rostro,
oh, hermoso, demasiado hermoso para durar aquí,
al otro lado del reflejo.
Llora la canción "Cangrejito" del grupo Zapallo,
que bailaste tantas veces y querías volver a escuchar,
pero que se perdió en algún rincón de nuestro bello desorden.
Llorará la lluvia en invierno cuando no te encuentre debajo del panel de vidrio, mirándola gota a gota.
Lloran los caballos del Club de Polo que siempre venías a espiar.
Lloran los cuadros de Santos Guerra que cuelgan de nuestras murallas,
y el pueblo de cuento y sus personajes a los que saludábamos como si fueran reales,
el hombre del paraguas verde,
tus amigos al otro lado del sueño.
Llora la playa de Wailandia,
donde corrimos mojándonos los pies con las olas,
qué fiesta, qué gritos, qué risa.
Lloran las gaviotas que pasaban por ahí,
llora el restaurant Caleuche,
donde fuimos a ver la puesta de sol con Angélica y Laura,
llora el rayo verde que nunca se hizo ver.
Llora el Estadio Santa Rosa de Las Condes,
donde apenas empezabas a ir a clases de fútbol,
estadio que desaparecerá,
como desaparece todo y todos, porque somos un duelo sin fin.
Llora el Parque Forestal donde naciste,
llora la calle Ismael Valdés Vergara.
Lloran los taxis en los que te gustaba que te llevara en las mañanas a tu jardín.
Lloran los tres cojines que tú mismo instalabas obsesivo,
hasta que quedaran perfectos (y tu decías "perfecto"),
adonde posabas tu cabecita llena de rulos para tomarte tu mamadera.
Todos lloran, también tu piscina amada,
que te vio, dichoso, nadar, ¡cómo llora desconsolada!
Lloran las cosas que tocaste, los lugares donde anduviste,
y lloramos nosotros, ya sin lágrimas.
Entonces, ¿por qué ríes, por qué tu cara pura de niño muerto insiste en reír,
mientras todos lloran sin consuelo?
¿Por qué ríes, Clemente, amor mío, dolor nuestro?

***
Cristian Warnken (Santiago de Chile, 1961)

miércoles, 24 de agosto de 2022

agneta falk / los muertos nos advierten













Para ellos no hay salvación
mientras yacen amontonados
uno encima de otro y
al igual que la nieve da al paisaje
un toque virginal, amortigua los golpes
cubre las rutas
al derretirse, la cruda verdad 
se revela: no tenemos elección
sino comenzar otra vez en las viejas fronteras
arañadas y raspadas
sabiendo, como siempre
que no hay gloria en la guerra
ni dicha en la victoria.

***
Agneta Falk (Estocolmo, 1946)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

The dead admonish us

*

For them there’s no salvation
as they lay piled up,
one on top of another and,
just as snow gives the landscape
a virgin touch, muffles the blow,
covers the tracks,
in its melting, the stark truth
is revealed: we have no choice
but to begin again at the old borders,
scratched and scraped,
knowing, as always,
there’s no glory in war,
no joy in victory.

martes, 23 de agosto de 2022

w. h. auden / adiós al mezzogiorno











(para Carlo Izzo)

Desde el gótico norte, pálidos hijos
de una cultura de papas, cerveza o whisky,
cargados de culpa, nos comportamos como nuestros padres y venimos
al sur, a un otraparte soleado

de viñedos, barroco, la bella figura,
a estos femeninos pueblos donde los hombres
son machos y hermanos no entrenados en la despiadada
batalla verbal tal cual se enseña

en las rectorías protestantes en lluviosas
tardes de domingo, ya no como sucios
bárbaros en busca de oro, ni como acaparadores
ansiosos por los Viejos Maestros, aunque para rapiñar

de todos modos, algunos porque creen que el amore
es mejor en el sur y más barato
(lo que es dudoso), otros convencidos de que exponerse
a un sol más fuerte es fatal para los gérmenes

(lo que decididamente es falso), y otros, como yo,
en la mediana edad esperando extraer de lo
que no somos lo que podríamos ser, una cuestión
que el sur nunca se plantea. Quizás

una lengua en que Néstor y Apemantus,
Don Octavio y Don Giovanni hacen
brotar sonidos igualmente bellos no esté equipada
para formularla, o quizá con este calor

resulte tonta: el mito del Camino Abierto
que pasa junto al portal del huerto y hace señas
a los tres hermanos, uno por vez, para que traspongan las colinas
y se aventuren lejos, sea la invención

de un clima donde es un placer caminar
y el paisaje es menos poblado
que éste. Aun así, a nosotros nos parece muy raro
no ver nunca a un único hijo ensimismado
en un juego inventado por él, ni a un par de amigos
divirtiéndose en su jerga privada,
ni alguien que solo se pasea
sin desear nada, si bien sí extraña

a nuestros oídos que a un gato se llame Gato y a los perros
LupoNerón o Bobby. La forma en que comen
hace que nos avergoncemos: sentimos envidia por un pueblo
de naturaleza tan frugal que no les cuesta

ningún esfuerzo dejar de engullir vorazmente. Sin embargo (si
leo bien los rostros después de diez años)
no tienen salvación. Los griegos llaman al Sol
"El que castiga desde lejos", y desde aquí, donde

las sombras tienen borde de puñal, y el mar es azul todos los días,
vero lo que querían decir: su ojo imperturbable
y ultrajante ríe y desprecia toda noción
de cambio o huida, y un silencioso
ex volcán, sin ríos ni pájaros,
se hace eco de esa risa. Esta podría ser la razón
de por qué les quitan los silenciadores a sus Vespas,
suben la radio al máximo del volumen,

y un santo pequeñísimo puede esperar que los cohetes (el ruido
como contramagia, una forma de sacarle
la lengua a las Tres Hermanas: "Podemos ser mortales,
pero aún estamos aquí") les hagan ansiar

las proximidades; en calles atestadas
de carne humana, su alma se siente inmune
a toda amenaza metafísica. Nos escandalizamos.
pero necesitamos escandalizarnos: aceptar el espacio, reconocer

que las superficies no necesitan ser superficiales
ni los gestos vulgares, no son cosas que
puedan enseñarse cerca del rumor del agua corriente,
de la vista de una nube. Como discípulos
no somos malos, pero pésimos como maestros: Goethe,
que llevaba el compás de los hexámetros homéricos
sobre el hombro de una romana, es
(ojalá fuera otro) la figura
de nuestra estampa: sin duda la trataba bien,
pero uno debería fijarse límites, y no llamar
a la Helena engendrada en aquella ocasión,
a esa reina de su Segundo Walpurgisnacht,

su bebé: entre quienes quieren hacer de su vida
un Bildungsroman y aquéllos para quienes la vida
significa "ser visible ahora", hay un abismo
que los abrazos no pueden trasponer. Si intentamos

"convertirnos en sureños", nos echamos a perder en seguida, nos volvemos
fláccidos, lascivos de una manera sucia, y
olvidamos pagar nuestras cuentas: que nadie haya oído
que ellos hacen una promesa solemne o se convierten al yoga
es un consuelo. En cualquier caso, a pesar de todo
el saqueo espiritual que efectuamos,
no les hacemos daños, y eso nos da derecho, creo,
a un pequeño grito de A piacere,

no a dos. Irme debo, pero me voy agradecido (inclusive
a cierto Monte) e invocando
mis sagrados nombres meridianos: Vico, Verga,
Pirandello, Bernini, Bellini,

para que bendigan a esta región, sus vendimias, y a quienes
le llaman hogar: si bien no siempre se puede
recordar con precisión por qué se ha sido feliz,
no hay forma de olvidar que uno lo fue.

                                Septiembre de 1958

***
W. H. Auden (York, 1907- Viena, 1973), 
Versión de Rolando Costa Picazo
Fotografía de George Daniell, en Ischia.

/

Good-Bye to the Mezzogiorno

*

(for Carlo Izzo)

Out of a gothic North, the pallid children
Of a potato, beer-or-whisky
Guilt culture, we behave like our fathers and come
Southward into a sunburnt otherwhere

Of vineyards, baroque, la bella figura,
To these feminine townships where men
Are males, and siblings untrained in a ruthless
Verbal in-fighting as it is taught

In Protestant rectories upon drizzling
Suunday afternoons no more as unwashed
Barbarians out for gold, nor as profiteers
Hot for Old Masters, but for plunder

Nevertheless some believing amore
Is better down South and much cheaper
(Which is doubtful), some persuaded exposure
To strong sunlight is lethal to germs

(Which is patently false) and others, like me,
In middle-age hoping to twig from
What we are not what we might be next, a question
The South seems never to raise. Perhaps

A tongue in which Nestor and Apemantus,
Don Ottavio and Don Giovanni make
Equally beautiful sounds is unequipped
To frame it, or perhaps in this heat

It is nonsense: the Myth of an Open Road
Which runs past the orchard gate and beckons
Three brothers in turn to set out over the hills
And far away, is an invention

Of a climate where it is a pleasure to walk
And a landscape less populated
Than this one. Even so, to us it looks very odd
Never to see an only child engrossed

In a game it has made up, a pair of friends
Making fun in a private lingo,
Or a body sauntering by himself who is not
Wanting, even as it perplexes

Our ears when cats are called Cat and dogs either
LupoNero or Bobby. Their dining
Puts us to shame: we can only envy a people
So frugal by nature it costs them

No effort not to guzzle and swill Yet (if I
Read their faces rightly after ten years)
They are without hope. The Greeks used to call the Sun
He-who-smites-from-afar, and from here, where

Shadows are dagger-edged, the daily ocean blue,
I can see what they meant: his unwinking
Outrageous eye laughs to scorn any notion
Of change or escape, and a silent

Ex-volcano, without a stream or a bird,
Echoes that laugh. This could be a reason
Why they take the silencers off their Vespas,
Turn their radios up to full volume,

And a minim saint can expect rocket’s noise
As a counter-magic, a way of saying
Book to the Three Sisters: “Mortal we may be,
But we are still here!” might cause them to hanker

After proximities – in streets packed solid
With human flesh, their souls feel immune
To all metaphysical threats. We are rather shocked,
But we need shocking: to accept space, to own

That surfaces need not be superficial
Nor gestures vulgar, cannot really
Be taught within earshot of running water
Or in sight of a cloud. As pupils

We are not bad, but hopeless as tutors: Goethe,
Tapping homeric hexameters
On the shoulder-blade of a Roman girl, is
(I wish it were someone else) the figure

Of all our stamp: no doubt he treated her well,
But one would draw the line at calling
The Helena begotten on that occasion,
Queen of his Second Walpurgisnacht,

Her baby: between those who mean by a life a
Bildungsroman and those to whom living
Means to-be-visible-now, there yawns a gulf
Embraces cannot bridge. If we try

To go southern, we spoil in no time, we grow
Flabby, dingily lecherous, and
Forget to pay bills: that no one has heard of them
Taking the Pledge or turning to Yoga

Is a comforting thought in that case, for all
The spiritual loot we tuck away,
We do them no harm – and entitles us, I think
To one little scream at A piacere,

Not two. Go I must, but I go grateful (even
To a certain Monte) and invoking
My sacred meridian names, Vico, Verga,
Pirandello, Bernini, Bellini,

To bless this region, its vendages, and those
Who call it home: though one cannot always
Remember exactly who one has been happy,
There is no forgetting that one was.
                        September 1958

lunes, 22 de agosto de 2022

jack hirschman / dos poemas











Esta eres tú

*

                para Raffaella Marzano

Haces posible
lo que no puede ser exactamente
entiendes lo que no puede
ser precisamente entendido
pones tus pies justo
donde hay una huella
resonante en la tierra
que es donde pertenece,
esperas antes de comer
para ver si
otros necesitan más
y te preocupas de hacer existir las cosas
solo para traducirlas como esperanza.

Cuando pienso en Italia
un cierto tipo de llanto
viene a mis ojos
no porque estoy triste
sino porque estoy cantando.

Esta eres tú.

~

Transfiguración

*

Soy un campesino
próximo a tu lenguaje
porque no soy
un campesino, simple
próximo a tu amor
porque lo hiero
mudo, próximo a tu voz
porque tú eres mis labios
y me dejas sin palabras
y también me dejas solo,
me hieres
con lo inexpresable,
y porque vives 
en el modo que vives
y no puedo,
debo ir a otro lado
en este rincón de
mi hombro y llorarte,
quién me ama incansablemente
más de lo que podría esperar
callar con un poema
porque este es el silencio
que espero, porque
este es el más puro silencio
la esperanza eso mismo es
y entonces me doblo, a
mi pluma y digo: tú,
a la página hermosa, tú
digo, Sí, sin hablar
digo muchas cosas y todavía
hay un cuarto, hay un espacio
y tu cara está por siempre donde miro

***
Jack Hirschman (Nueva York, 1933-San Francisco, 2021)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

That's You

*

                for Raffaella Marzano

You make possible
what can’t exactly be,
understand what can’t
precisely be understood,
put your foot down
where there’s a resonant
footprint in the earth
where it belongs,
wait before eating
to see whether
others need more
and worry things into existence
only to translate them into hope.

When I think: Italy
a certain kind of weeping
comes to my eyes,
not because I’m sad
but because I’m singing.

That’s you.

~

Transfiguration

*

I am peasant
next to your language
because I am not
a peasant, simple
next to your love
because I wound it,
dumb next to your voice
because you are my lips
and leave me speechless,
leave me also loneliness,
hurt me
with the inexpressible,
and because you
live the way you do
and I cannot,
I must go elsewhere
in this corner of
my shoulder and weep you,
who love me inexhaustibly
more than I can ever hope
to silence with a poem,
because it is the silence
I hope for, because
it is the very pure
silence hope itself is,
and so I bend, to
my pencil I say: you,
to the beautiful page, you,
I say Yes without speaking,
I say many things, and still
there is room, there is space,
your face is where I see forever.

domingo, 21 de agosto de 2022

elizabeth schön / cuatro poemas











He aquí la tempestad. Dóblase el follaje y la selva se giba como rueda de carretón. El viento tumba frutos y nidos. El rayo parte en rebanadas los grandes árboles. Escóndense los loros y los querrequerres. El trueno se confunde con el ladrido de las ramas. La oscuridad es temible, semejante al ataque del tigre hambriento. No hay rapiña ni maldad; un pájaro destrozado entrega su canto a lo eterno.

Luego, la quietud, la tranquilidad mortal del rocío. Un murciélago vuela y caen gotas sobre la hojarasca, es que alguien en la lejanía suma rubíes. La selva comienza, otra vez, a sacudir su melena de escalofríos, tumbas y, lentamente, reaparecen los millares de insectos que pululan en deseos incontrolables. La selva retorna como si la hubieran narcotizado y volviera a su encuentro, salpicada con hebras de río, tejida por los rastros de la furia de Júpiter. Casi, convaleciente, vuelve a su habitual pregón de arañazos, martillos y yunques.

~

Se escribe con ribetes de sol
reminiscencias errabundas
presencias de entrañas
soplos de desiertos
restos de dinosaurios.
Se escribe con la embestida
de las cosechas de los hombres
ciudades
campos
con la luz y la sombra
yendo de una orilla
hacia la otra orilla.

~

Para mirarla
raspamos el cielo
y se desprenden las nubes
la lluvia, la centella
aun lo luminoso, esférico, espacial
desde el primer instante del sol.
Ni aun así
concluye nuestra reyerta contra la inmensidad
como si a la flor
no pudiéramos arrancarla de los cielos, de la tierra
donde cabe lo que se dice de ella
nunca parecido a cuando vive
dentro del largo pasadizo del alma.

~

Te gustaba oler el jengibre
la hierbabuena
paladear el sabor claro del horizonte.
Si te acercabas a las raíces
buscabas aquélla que de alguna manera
te podía indicar el rumbo
de la nube que no pudiste poseer.
Y mecías las hierbas
que ya nadie recuerda
y permanecías junto a ellas
por largo tiempo
llevándote entre la lengua
el grano blanco que durante días
había nutrido las aguas de los ríos
con los atardeceres y el sol.

***
Elizabeth Schön (Caracas, 1921-2007)

sábado, 20 de agosto de 2022

ramón gómez de la serna / 20 greguerías












***

Las palabras son el esqueleto de las cosas por eso duran más que ellas.

***

Capitalista: gimnasta de muchos teléfonos.

***

Los pulpos son los guantes del mar

***

Pingüino es una palabra atacada por las moscas

***

Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.

***

La ametralladora escribe los puntos suspensivos de la muerte.

***

Las olas esculpen en las rocas cadáveres de gigantes

***

En los hilos del telégrafo quedan, cuando llueve,
unas lágrimas que ponen tristes los telegramas.

***

Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia.

***

Las hojas secas parecen papeletas de una rifa de pájaros

***

La leche es el agua vestida de novia.

***

Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte.

***

Nuestra verdadera y única propiedad son los huesos.

***

La lluvia es triste porque nos recuerda cuando fuimos peces.

***

El murciélago es el espíritu santo del demonio.

***

El espantapájaros semeja un espía fusilado.

***

Las sandalias son los bozales de los pies.

***

La pistola es el grifo de la muerte.

***

La leche es sueño batido.

***

Entre los carriles de las vías del tren crecen flores suicidas.

***
Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963)

viernes, 19 de agosto de 2022

erika martínez / la casa encima













Tantos siglos removiendo esta tierra
que atravesó el ganado
y alimentó al ganado y a los hombres
que regaron esta tierra
con el curso negro de su sangre
−la sangre cambia de color
cuando sale del cuerpo−.
Tantos siglos alineando ladrillos,
aquí hubo un establo
sobre el que se construyó una iglesia
sobre la que se construyó una fábrica
sobre la que se construyó un cementerio
sobre el que se construyó un edificio
de protección oficial.
Tantas mujeres fregando sus baldosas,
pariendo en sus baldosas,
escondiendo la mierda debajo de las baldosas
que pisaron sus hijos ebrios
y sus sobrios maridos
que trabajaron y fornicaron
por el bien de un país en el que no creían.
Tantos siglos para que yo,
miembro de una generación prescindible,
pierda la fe en la emancipación,
mire el techo de mi dormitorio
y se me venga la casa
encima.

***
Erika Martínez (Jaén, 1979)

jueves, 18 de agosto de 2022

julia wong / elogio a la mujer ropero












Ella es una puerta abierta a una ciudad donde habitan
    animales hechos de sombra. Mientras ellos escarban,
    dejan que los paseantes o turistas encuentren los
    entierros secretos que hiciera la mujer ropero con aires
    de gaucha mexicana (una hibridez inusual). La mujer
    globo no existe.
Toda ella es un conjunto de gavetas, cajoncitos, escondrijos.
    En el tuétano sagrado de sus interiores se vinculan,
    entre mareas subterráneas y paredes de madera, sus
    brazos de helio y sus ramificaciones. Ellos parecen
    atrapar todo movimiento que ose cruzarse delante de
    ella. ¿De qué está hecha?... De alguna madera traída de
    cerca de Purmamarca. En su estómago rugoso guarda la
    furia de su fundación. La mujer de arena es un dibujo
    mal hecho.
Es tan grande y ancha como los cerros hambrientos de
    señales de paz y concordia. La mujer pacífica es una
    creación geométrica en la mente de un hombre gordo.
    Pensábamos que era de Bolivia, pero luego supimos
    que tenía más que ver con el norte de México y que se
    había perdido en Junín de los Andes por algunos años
Ella ha intentado reconstruirse varias veces en una
    clínica estética, y lo ha intentado con roble traído de
    una meseta, de una altura hirviente que no se podría
    conjugar con ánimos urbanos. La mujer sin tierra es
    una leyenda para asustar niños malcriados.
Y en el colmo, su madera se transforma aparatosamente
    en las noches, su inmensa cara y sus cicatrices
    naturales, parte de las nervaduras que vienen con
    ella de nacimiento, la hacen semejarse más a un ser
    gigantesco y vertiginoso que emula la sequedad de
    todos los misterios del norte de Pátzcuaro y de los andes
    bolivianos. La mujer globo no existe.
Su color bronce, marrón. Su intensa balada de ballena
    kilométrica que quisiera comerse el corazón de los
    humanos pequeños y pedestres, quienes van a la playa
    a gozar con sus cuerpos de carne y vísceras de hambre
    común.
La mujer ropero es la mujer gendarme, la mujer de los gastos
    exagerados en jabón y flores contra las supersticiones.
    Dicen que se baña en té y gaseosa verde. La mujer de
    arena ha sido soplada por el odio del viento.
De ella aprendo a amasar pan de papa y a hacer tamales de
    chocolate blanco.
La mujer ropero fue sacada de la misma montaña
    inamovible de la que nacen los milagros y los presagios
    más desaventurados, pero también algunas bendiciones.
Es un cuerpo que rebalsa el lago más alto de México o 
    del mundo y que dicta con sus huesos gigantes: soy la
    puerta al infinito.
De cada imagen fotografiada de la mujer ropero, sale una
    nueva intención de la vida y las arañas que colmarán los
    vericuetos andinos.
La mujer ropero guarda los cerros desde los bosques de
    Bohemia hasta los mares helados del sur. En ella, la
    puna, el icho y Reikiavik están bajo la misma llave.
A ella llegué cuando quedé tan enferma, de esa enfermedad
    de la sangre que la volvía blanca, que ningún hada
    madrina, hermana de las Valquirias, o princesas de
    Iquitos, ni los elefantes a dieta del sur de India, ni los
    lectores de novelas de amor hubieran podido curar. De
    uno de sus cajones, la mujer ropero sacó color en forma
    de niña y lo metió por la noche en mi vientre. La mujer
    sin tierra posee los pies grandes y ecuestres del tamaño
    del odio.
En quince meses, creó una niña que conocía todos los
    misterios de las estrellas y los empleados bancarios.
    La sola presencia de la niña curó la enfermedad de mi
    sangre.
Ahora, mi única obligación con la mujer ropero es limpiar
    sus gavetas una vez por año, aceitar sus bisagras,
    preguntarle, casi susurrando, si aceptaría que le compre
    líquido contra polillas o arrugas. Me ha pedido un
    espejo grande para poder ver su propia estatura y su
    color madera. Me ha pedido que en unos años, cuando 
    la niña que sacó de sus raíces haya crecido lo suficiente,
    hagamos de sus cajones un atado de leña y vayamos a
    Pátzcuaro a prender un fuego tan grande que todas las
    mujeres ropero de su tierra puedan ver la infinita alegría
    porque ha culminado el día y ella no se ha incendiado
    en su tamaño. La mujer buena y santa del tamaño de
    un globo no sabe bañarse en el mar.

***
Julia Wong (Chepén, 1965) La desmineralización de los árboles. Lima: Paracaídas Editores, 2014.

miércoles, 17 de agosto de 2022

izet sarajlić / tres poemas









Dedicatoria

*

Te dedico mis ojos, mis labios y mis dientes.
¿Mis poemas? ¿Qué harías con los poemas que escribí
        porque no sabía callarme?
¿Qué harías con mis poemas si no pueden besarte?

No somos aves ni mantis religiosas en la víspera
y no tenemos alas sino manos.
Lo último que nos espera no puede ser nuestra
        muerte,
porque los deseos de nuestra sangre tienen que
        continuar en alguna parte.

Eres una mujer, pequeña,
eres una pequeña mujer,
y un agosto inmortal te trajo a mis baladas.
Quédate con mi amor, que sobrevivirá a todos mis
lamentos, a todos mis cambios.
Junto a mis ojos quédate.

Sobreviviremos a nosotros mismos, no sólo en los
        túmulos de nuestras tumbas,
porque sabíamos, sabíamos, tiernos y soberbios,
huyendo de dagas y granadas, matar a los ángeles que
        habitan en nosotros
y, sin embargo, seguir siendo ángeles. 

Aquellos del futuro, si nos buscáis, seguid un rastro
        rojo,
sólo nuestros cuerpos yacerán bajo la tierra muda,
pero caminad suavemente,
para no herir nuestros labios
y no pisar nuestras miradas muertas.

(1955)

~

Nuestro primer amor

*

Todavía estaba toda la vida en cupones, en puntos.
Todavía a las mujeres no se les susurraba: cariño, mi gatita.
Todavía en «las namas» ni estambre ni velur se vendía.*
Los poetas todavía andaban con capotes militares.
Con ellos, sonriente, sin fanfarria ni trombón,
caminaba la Libertad, nuestro primer amor.

(1960)

~

De la infancia
(La oración de mi hermano menor)

*

Por la noche, cuando la luna amarilla se encaja en la
        ventana
y por la bóveda empiezan a flotar las despreocupadas
        estrellas,
rezo por todos aquellos que están tras las rejas,
por mis hermanas, mi hermano, los camaradas.

Pero a menudo en la mitad de la oración me quedo
        sin palabras
y unas lágrimas incontrolables me corren por la cara.
No importa, estoy solo, nadie me está mirando,
salvo la noche a través de sus espesas pestañas.

(1947)

***
Izet Sarajlić (Doboj, 1930–Sarajevo, 2002) Después de mil balas. Madrid: Seix Barral, 2017.
Versiones de Fernando Valverde y Branislava Vinaver

martes, 16 de agosto de 2022

manuel maria barbosa du bocage / seis poemas













Mi Ser Evaporé en la Lucha Insana

*

Mi Ser Evaporé en la Lucha Insana
Del tropel de pasiones que me arrastraba:
¡Ah! ciego yo creía, ¡ah! mísero yo soñaba
¡En mí casi inmortal la esencia humana!

¡De qué inúmeros sois la mente ufana
Existencia falaz no me doraba!
Pero aquí sucumbe Naturaleza esclava
Al mal, que la vida en su origen daña.

¡Placeres, socios míos, y mis tiranos!
Esta alma, que sedienta en sí no cupo,
En el abismo os sumió en los desengaños

Dios, ¡oh Dios!... cuando la muerte la luz me robe,
Gane un momento lo que perdieron años,
Sepa morir lo que vivir no supe.

~

Flaco, con ojos azules, careto moreno

*

Flaco, con ojos azules, careto moreno,
Bien servido de pies, mediano de altura,
Triste de fachada, lo mismo de figura,
Nariz alta en el medio, y no pequeña;

Incapaz de asistir en un sólo terreno,
Más propenso al furor que a la ternura,
Bebiendo em níveas manos por copa oscura
De celos infernales letal veneno;

Devoto incensario de mil deidades
(Digo, de mozas mil) en un sólo momento,
Y solamente en el altar amando a los frailes;

Aquí está Bocage, en quien luce algún talento;
Salieron de él mismo estas verdades
En un día en que se halló más pachorriento.

~

Yo me ausento de ti, mi patrio Sado

*

Yo me ausento de ti, mi patrio Sado,
Mansa corriente deleites, amena,
En cuya playa el nombre de Filena
Mil veces he escrito, y mil besado:

Nunca más me verás entre mi ganado
Soplando a la enamorada y blanda avena,
A cuyo sonido descendías más serena,
Más vagarosa hacia el mar salado:

Debo en fin manejar por ley de la suerte
Cayados no, mortíferos alfanjes
En los campos del colérico Mavorte;

Y tal vez entre impávidas falanges
Testimonios haré de mi muerte
Remotas márgenes, que humedece el Ganges.

~

Tú, vana filosofía

*

Tú, vana filosofía, aunque envilezcas
A los creyentes en las visiones del pensamiento,
Turbio relámpago de raciocinios tristes
Por entre sombras nos conduce, y la mente,
Rastreando la verdad, la desencanta;
Ni doloroso espíritu se ilusiona,
Si lo que, durmiendo creyó, cree despertando.
Hasta en lo afortunado la vida es sueño
(Sueño, que ya al final se verifica),
Y ansiosa pesadilla en mí, que la lloro,
En mí, que pruebo la hiel de la desventura,
Desde que levanté, que abrí, carpiendo,
Los ojos infantiles a la luz primera;
En mí, que fui, que soy de Amor el esclavo,
Y la víctima seré, y el desengaño
De la suprema pasión, por ti cantada
En versos inmortales, como el principio
Etéreo, creador, del que emanaron.

~

Libertad querida y suspirada

*

¡Libertad querida y suspirada,
Que el Despotismo acérrimo condena;
Libertad, a mis ojos más serena,
Que el sereno resplandor de la madrugada!

Atiende a mi voz, que gime y clama
Por verte, por gozarte la cara amena;
Libertad gentil, destierra la pena
En que esta alma infeliz yace sepultada;

Ven, oh diosa inmortal, ven, maravilla,
Ven, oh consolación de la humanidad,
Cuyo semblante más que los astros brilla;

Ven, suéltame el grillete de la adversidad;
Del Cielo desciende, pues del Cielos eres hija,
Madre de los placeres, ¡dulce Libertad!

~

El autor a sus versos

*

Llorosos versos míos desentonados,
Sin arte, sin belleza y sin dulzura,
Urdidos por la mano de la Desventura,
Por la turbia Tristeza envenenados:

Ved la luz, no busquéis, desesperados,
En el mudo olvido la sepultura;
Si los dichosos os leen sin ternura,
Os leerán con ternura los desgraciados:

No os inspire, oh versos, cobardía
De la sátira mordaz el furor loco,
De la maledicente voz y tiranía:

Disculpa tenéis, si valéis tan poco,
Que no puede cantar con melodía
Un pecho de gemir cansado y ronco.

***
Manuel Maria Barbosa du Bocage (Setúbal, 1765-Lisboa, 1805)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez
Retrato de Francisco Augusto Flamengo

/

Meu Ser Evaporei na Luta Insana

*

Meu ser evaporei na luta insana
Do tropel de paixões que me arrastava:
Ah! cego eu cria, ah! mísero eu sonhava
Em mim quasi imortal a essência humana!

De que inúmeros sóis a mente ufana
Existência falaz me não dourava!
Mas eis sucumbe Natureza escrava
Ao mal, que a vida em sua origem dana.

Prazeres, sócios meus, e meus tiranos!
Esta alma, que sedenta em si não coube,
No abismo vos sumiu dos desenganos

Deus, ó Deus!... quando a morte a luz me roube,
Ganhe um momento o que perderam anos,
Saiba morrer o que viver não soube.

~

Magro, de Olhos azuis, Carão Moreno

*

Magro, de olhos azuis, carão moreno,
Bem servido de pés, meão na altura,
Triste de facha, o mesmo de figura,
Nariz alto no meio, e não pequeno;

Incapaz de assistir num só terreno,
Mais propenso ao furor do que à ternura,
Bebendo em níveas mãos por taça escura
De zelos infernais letal veneno;

Devoto incensador de mil deidades
(Digo, de moças mil) num só momento,
E somente no altar amando os frades;

Eis Bocage, em quem luz algum talento;
Saíram dele mesmo estas verdades
Num dia em que se achou mais pachorrento.

~

Eu Me Ausento de Ti, Meu Pátrio Sado

*

Eu me ausento de ti, meu pátrio Sado,
Mansa corrente deleitos, amena,
Em cuja praia o nome de Filena
Mil vezes tenho escrito, e mil beijado:

Nunca mais me verás entre o meu gado
Soprando a namorada e branda avena,
A cujo som descias mais serena,
Mais vagarosa para o mar salgado:

Devo enfim manejar por lei da sorte
Cajados não, mortíferos alfanges
Nos campos do colérico Mavorte;

E talvez entre impávidas falanges
Testemunhas farei da minha morte
Remotas margens, que humedece o Ganjes.

~

Tu, Vã Filosofia

*

Tu, vã Filosofia, embora aviltes
Os crentes nas visões do pensamento,
Turvo clarão de raciocínios tristes
Por entre sombras nos conduz, e a mente,
Rastejando a verdade, a desencanta;
Nem doloroso espírito se ilude,
Se o que, dormindo, creu, crê, despertando.
Até no afortunado a vida é sonho
(Sonho, que lá no fim se verifica),
E ansioso pesadelo em mim, que a choro,
Em mim, que provo o fel da desventura,
Desde que levantei, que abri, carpindo,
Os olhos infantis à luz primeira;
Em mim, que fui, que sou de Amor o escravo,
E a vítima serei, e o desengano
Da suprema paixão, por ti cantada
Em versos imortais, como o princípio
Etéreo, criador, de que emanaram.

~

Liberdade querida e suspirada

*

Liberdade querida e suspirada,
Que o Despotismo acérrimo condena;
Liberdade, a meus olhos mais serena,
Que o sereno clarão da madrugada!

Atende à minha voz, que geme e brada
Por ver-te, por gozar-te a face amena;
Liberdade gentil, desterra a pena
Em que esta alma infeliz jaz sepultada;

Vem, oh deusa imortal, vem, maravilha,
Vem, oh consolação da humanidade,
Cujo semblante mais que os astros brilha;

Vem, solta-me o grilhão da adversidade;
Dos céus descende, pois dos Céus és filha,
Mãe dos prazeres, doce Liberdade!

~

O autor aos seus versos

*

Chorosos versos meus desentoados,
Sem arte, sem beleza e sem brandura,
Urdidos pela mão da Desventura,
Pela baça Tristeza envenenados:

Vede a luz, não busqueis, desesperados,
No mudo esquecimento a sepultura;
Se os ditosos vos lerem sem ternura,
Ler-vos-ão com ternura os desgraçados:

Não vos inspire, ó versos, cobardia
Da sátira mordaz o furor louco,
Da maldizente voz e tirania:

Desculpa tendes, se valeis tão pouco,
Que não pode cantar com melodia
Um peito de gemer cansado e rouco.