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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

viernes, 26 de agosto de 2022

sándor petöfi / la llanura













Romántico paisaje de pinares
en los abruptos Cárpatos,
tus valles admirables y montañas
no iluminan mis sueños.

Es en el llano extenso como el mar
donde mi hogar está
y mi alma libre vuela como un águila
por la estepa infinita.

Vuelan mis sueños sobre la ancha tierra,
desde las nubes veo
el sonriente paisaje que se extiende
desde el Tisza al Danubio.

Gordos rebaños, al son de los cencerros,
avanzan bajo el sol.
El pozo les espera, en Kis-Kunság
con amplios bebederos.

Galopa la yeguada, su redoble
viene en alas del viento,
resuenan las pezuñas entre los gritos
y el chasquido del látigo.

El trigo ondea, junto a las aldeas
bajo la brisa suave,
con sus vivos colores de esmeralda
el panorama brilla.

Del cañaveral vecino, en el crepúsculo,
llegan tímidos gansos,
si las cañas se agitan con el viento
alzan el vuelo pronto.

Más allá de los pueblos, en la estepa,
solitaria posada
espera a los sedientos bandoleros
camino a Kecskemét.

Tras la posada, un breve bosque de álamos
se alza en el arenal,
libre allí mora el chillador cernícalo
y nadie lo persigue.

Tristemente vegeta la mimosa
y las flores del cardo
sombra y descanso dan a los lagartos
cuando arde el mediodía.

Desde lejanos árboles frutales
se alza la bruma azul
y unas torres remotas se dibujan
como iglesias de niebla.

Llanura hermosa, al menos para mi alma,
aquí nací, mi cuna
se meció aquí, cuando un día me muera
aquí mi tumba quede. 

***
Sándor Petöfi (Kiskőrös, 1823-Segesvár, 1849)
Versión de Washington Delgado

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