martes, 31 de agosto de 2021

ana blandiana / la balada de las aduanas











No temas –me dijiste–
El dios del color de las hojas viejas
Se mostrará en la aduana del ocaso,
Tiene
Un pico de pájaro cantor,
Gemidos encerrados en el oído
Y el ojo abierto como los muertos.
Le acompañan los cervatillos
Y los ciervos
Que avanzan en parejas como reyes
Coronados con anillos mustios de hierbas –
Él te llevará hasta la aduana del norte.

Allí te esperará
Un dios anciano –

De su órbita derecha
Fluyen las nubes,

De su órbita izquierda–
Nace el ocaso,
Está acurrucado y es calvo
Tiene un rictus alelado,
Incuba huevos de serpiente en las axilas,
En los hombros le crecen plumas de cuervos
En los codos alas de pez,
Grazna con aspereza de vez en cuando,
Su voz te acompañará
Hasta la aduana de levante.

Desde donde
Debe guiarte un niño
Que se esconde.
Es un dios, pero no quiere reconocerlo,
Se transforma a veces en alondra,
O en rana,
Le cuelgan barbas de diente de león,
Alas de mariposa,
Cuernos de las ramas,
Jorobas de las caracolas.
Le puedes reconocer
Sólo
Por la fila amarga
De grullas
Que le siguen
Tras el rayo débil
Tres veces
Enredado sobre él,
Tras el temblor apresurado
De la hoja de morera.
Déjate perseguir – me susurraste–
Hasta la aduana del sur.

Pero no despiertes – me gritaste–
Allí te espera la dueña
Del reino entero.
Pasará su mano sobre tus ojos,
No tengas miedo,
Piensa
Que ella es el hada
Con voz aguda de pavo real,
Con olor a fresas,
Con faldas de hojas de mandrágora
Y labios verdes,
Con el pelo de agua delirante
Fluyendo hacia el mar;
Las aves pasan por su cuerpo,
Los peces por los cabellos –
¡No la despiertes!
Los lagartos mudan sus pieles ebrias,
El sol está ciego en su palma
Y crea el día
Sólo la luna de hiel
Gotea desde lo alto
Sobre nosotros…
Si tienes fuerza
Para soñar que duermes – dijiste –
Puedes regresar
Por la aduana del ocaso.

***
Ana Blandiana (Timișoara, 1942)
Versión de Viorica Patea y Natalia Carbajosa

/

Balada vămilor

*

Să nu te sperii –mi-ai spus –
Zeul de culoarea frunzelor vechi
Apare la vama de apus,
Are
Plisc de pasăre cântătoare,
Gemete închise-n auz
Şi ochiul deschis ca de mort.
E însoţit de căprioare
Şi cerbi
Înaintând regeşte-n perechi
Cununate cu inele veştede de ierbi –
El te va duce până la vama de nord.

Acolo te-aşteaptă
Zeul bătrân –

Din orbita lui dreaptă
Norii se scurg,

Din orbita lui stângă–
Se face amurg,
E chircit şi e spân,
Are gura nătângă,
Cloceşte ouă de şerpi la subţiori,
Pe umeri îi cresc pene de ciori,
La coate aripi de peşte,
El croncăne rar, răguşit –
Glasul lui te-nsoţeşte
Până la vama de răsărit.

De unde
Trebuie să te conducă un copil
Care se-ascunde.
E zeu, dar nu vrea să recunoască,
Se face când ciocârlie,
Când broască,
Îi atârnă bărbi de păpădie,
Aripi flutureşti,
Coarne de crengi,
Cocoaşe de melci.
Poţi să-l ghiceşti
Doar
După şirul amar
De cocori
Care-l urmează,
După firava rază
Încârceiată deasupra lui
De trei ori,
După tremurul frunzei de dud,
Mai pripit.
Lasă-te hăituit -mi-ai şoptit –
Până la vama de sud.

Dar nu te trezi -mi-ai strigat –
Acolo te-aşteaptă stăpâna
Întregului regat.
Îţi va trece peste ochi mâna,
Să nu-ţi fie frică,
Să crezi –
Ea este zâna
Cu glas ascuţit de păun,
Cu miros de căpşună,
Cu fustele din foi de mătrăgună,
Cu buzele verzi,
Cu părul de apă aiuritoare
Spre mare;
Păsările îi trec prin corp,
Peştii prin plete –
Nu te trezi! –
Şopârlele-şi leapădă pieile bete,
Soarele stă în palma ei orb
Şi nu face zi
Numai luna de fiere
Picură de sus
Peste noi …
Dacă ai putere
Să visezi că adormi -mi-ai mai spus –
Poţi să te întorci înapoi
Prin vama de-apus.

lunes, 30 de agosto de 2021

patti smith / el creador de amor







Te vi a ti que eras yo
un silbido en la boca torcida
con saco de cuero y pantalón marrón
cruzando el campo desnudo
con huesos estivales largos y secos
en la amplitud de nuestro gran día
a media tarde y la noche más larga
pisabas fuerte con la cabeza al aire
Te vi un lastimero espectro
que azuza el fuego de los antiguos
arañados con palos, pepitas y espinos
como el néctar para su texto
Te vi caminar por extensos campos
lejanos como el dedo de la Providencia
lejanos como los montículos que llamamos colinas
montañas talladas del corazón de la losa
Te vi hurgar en el saco
esparcir semillas por doquier
como el leñador tala a hachazos
roble fresno y los distintos pinos
para escritorios que reflejarán
un fajo de versos que hablan de árboles
que encierran toda sobria esperanza
toda borrachera como baño sagrado
Vi el libro en la estantería
Te vi a ti que eras yo
Vi al fin el saco vacío
Vi la rama que te daba sombra

***
Patti Smith (Chicago, 1946)
Versión de Juan Carlos Villavicencio

/

The lovecrafter

*

I saw you who was myself 
slightly stooped whistling mouth
with leather sack and breeches Brown
striding the naked countryside
with summer bones long and dry
into the breadth of our glad day
mid afternoon the longer night
as you tread bareheaded bright
I saw you a wraith bemoan
stir the fires of the ancient ones
scarred with sticks pome and haw
as the nectar for their script
I saw you walk the length of fields
far as the finger of Providence
far as the mounds we call hills
ranges cut from the heart of slate
I saw you dip into your sack
scattering seeds where they may
as the woodsman hews his way
through oak ash and variant pines
for writing desks that shall reflect
a sheaf of lines that speak of trees
all sober hopes required within 
all drunkenness as sacred swims
I saw the book upon the shelf
I saw you who was myself
I saw the empty sack at last
I saw the branch your shadow cast

domingo, 29 de agosto de 2021

sor juana inés de la cruz / amor empieza por desasosiego













Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos;
susténtase de llantos y de ruego.

Doctrínanle tibiezas y despego,
conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego.

Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?

¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso.

***
Sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 1651​-México, 1695)

sábado, 28 de agosto de 2021

soledad fariña / tres poemas

    












Mariposa nocturna

*

se ha metido en mi aliento                 Apretados los labios

                                cómo voy a nombrarla

                        pregunta en espiral el aire de la boca

                    — sonriendo en un recodo está inventando
                            cómplices para vestir mis grietas—



                            dónde están dentro de este vacío

        me pregunta sin aire buscando azules             verdes

                                    Contener esta búsqueda

            esparcirla (al oscuro) con unos trazos blancos

        gruesos                                 le pido desde el pecho
    
~

Jornada tercera

*

El tren entra en la zona de recorrido sinuoso.
Hay curvas. No es el camino recto que habíamos
seguido. No solo curvas, también montículos que las
líneas emprenden. Esto sube, no peligra el mareo, son
poco pronunciadas y las líneas de luces acompañan al
carro en sus ondulaciones. El carro está vacío. Nadie
entra, nadie sale del carro. Nadie obedece a la línea
amarilla.
Siguen sentados los cuatro silenciosos. Yo también estoy
cansada. Qué hago aquí, ellos han dejado correr sus
devaneos sin decirme, sin preguntarme. Han sentido
calor cuando yo siento frío.
Y qué hace ella aferrada a la reja, los ojos fijos
pendientes del oscuro, qué ha visto que los otros no
vieron. Rígidos los dedos, qué ha visto con los dedos,
qué mal le aqueja en las pupilas que se abren, se dilatan,
inmensas como dos pozos de agua, chapoteantes
pupilas.
A veces parpadea, cambia de rumbo el ojo, parece
que no aguantara la visión, mueve los globos blancos
y aparecen acurrucadas dos pupilas, dos semillas 
diminutas de amapola.
Aferrada a la reja insiste en que algo se mueve dentro.
Algo se mueve, hay un bulto que tiembla en un rincón,
hace un esfuerzo, guiña y allá al fondo ve algo que
oscila. Otro guiño, y sí, allí cuelgan pies y manos
atadas, deformado su cuerpo con una cuerda angosta
que se incrusta en la carne.
No hay pechos, también el rostro es una bulba bajo esa
red de cuerdas. No hay boca no hay mejillas, abajo un
vestido negro y al lado unos cabellos ¿O restos de un
pelaje? Hay un ronquido sordo, un estertor. Hay unas
medias negras desgarradas.
Oscila el cuerpo (un roedor pequeño se desliza allá
abajo), los bulbos presentan hendiduras, no solo de
las cuerdas, hay cortes, pequeñas zanjas, casi no las
percibe la mirada y hay dos incrustaciones en las puntas
rosadas, dos rubíes (¿O es otra cosa?), pero allí están,
destellando, por eso se llena la garganta del estertor
más ronco (¿Fue con vidrios cortantes? ¿Fueron clavos?
¿O trozos diminutos de metal?).

~

¿Será ya mediodía?

*

Alguien dice a mi oído que el tiempo camina a grandes pasos hacia mí, que ha llegado a su fin el tiempo de mi nombre,

¿renaceré en un color de la cauda pavonis?

Albus, blanco, final de esta ascensión
disolución de mi nombre

Ellas llorarán cuando me vean caer en pelusilla blanca al lado del quillay, no saben que el blanco no es el fin, Albedo no es la meta, es la luna: el plateado es el que será elevado al estado solar.

Albedo es el crepúsculo,
Rubedo la salida del sol,

del uno surge el otro cuando el fuego está al máximo:
blanco y rojo celebrarán sus bodas.

Ella mueve los labios y yo muevo los míos, me humedece la boca. 

No es agua lo que quiero, le digo con los ojos,
escucha: las corrientes del Nilo arrastran una piedra,
si bajo al río, la tomo y la penetro hasta el fondo,
sacaré su corazón de piedra

y así podré llegar al instante donde ya no hay opuestos,
cada cosa, animal, ángel o humano contiene su contrario,
así como el mercurio rojo es, a la vez,
el veneno y su cura.

***
Soledad Fariña (Antofagasta, 1943)

viernes, 27 de agosto de 2021

ted berrigan / último poema














Antes de empezar la vida esta vez
Tomé un curso intensivo de Contra-Inteligencia
Una vez que me registré, vi el nombre abajo, y añadí
Algunas palabras recordadas de un tiempo anterior,
"La intención del organismo es sobrevivir".
Mis primeros recuerdos, y los más felices, son anteriores a la Segunda Guerra Mundial,
Tienen que ver con una zapatilla de cristal y una indefensa rosa azul
En un esbelto jarrón azul de una sola rosa: El mío
Era una historia sin argumento. Los días de mis años
Se doblaron unos en otros, un ajuste fácil, en el que
Gané dinero y lo gasté, aprendí a bailar y lo olvidé, di
sangre, recuperé mi equilibrio y me hice un lugar en la sociedad.
En la sociedad. El 101 de St. Mark's Place, Dpto. 12A, NYC 10009
Nueva York. Los amigos aparecieron y desaparecieron, o se desvanecieron,
o se quedaron; los extraños que me inspiraron murieron tristemente; todos
los que conocí envejecieron bastante, excepto yo. Yo permanecí
en algún lugar entre los 2 y los 9 años. Pero la frecuente
Reificación de mis propias experiencias me dio
Varios vocabularios nuevos, y lo disfruté, casi por completo.
Una vez tuve el honor de conocer a Beckett y le di un toque.
Las píldoras me mantuvieron en marcha, hasta ahora. El amor, y el trabajo,
Fueron mis grandes alegrías; que otras personas murieran fue la fuente
De mi gran, terrible, & inarticulada única pena. En mi época
Crecí mucho y engordé, obviamente poseído
Por una cabeza desconectada, tuve un corazón perfecto. El final
Llegó rápido y prácticamente sin dolor, una noche tranquila cuando yo
Estaba sentado, escribiendo, junto a ti en la cama, palabras elegidas al azar
De un cerebro cansado, que, como ellas, eran adecuadas y apropiadas.
Que nadie que me llamó amigo se arrepienta de mi final.

***
Ted Berrigan (Providence, 1934-1983)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Last Poem

*

Before I began life this time
I took a crash course in Counter-Intelligence
Once here I signed in, see name below, and added
Some words remembered from an earlier time,
"The intention of the organism is to survive."
My earliest, & happiest, memories pre-date WWII,
They involve a glass slipper & a helpless blue rose
In a slender blue single-rose vase: Mine
Was a story without a plot. The days of my years
Folded into one another, an easy fit, in which
I made money & spent it, learned to dance & forgot, gave
Blood, regained my poise, & verbalized myself a place
In Society. 101 St. Mark's Place, apt. 12A, NYC 10009
New York. Friends appeared & disappeared, or wigged out,
Or stayed; inspiring strangers sadly died; everyone
I ever knew aged tremendously, except me. I remained
Somewhere between 2 and 9 years old. But frequent
Reification of my own experiences delivered to me
Several new vocabularies, I loved that almost most of all.
I once had the honor of meeting Beckett & I dug him.
The pills kept me going, until now. Love, & work,
Were my great happinesses, that other people die the source
Of my great, terrible, & inarticulate one grief. In my time
I grew tall & huge of frame, obviously possessed
Of a disconnected head, I had a perfect heart. The end
Came quickly & completely without pain, one quiet night as I
Was sitting, writing, next to you in bed, words chosen randomly
From a tired brain, it, like them, suitable, & fitting.
Let none regret my end who called me friend.

jueves, 26 de agosto de 2021

breyten breytenbach / no hay tiempo













no hay tiempo
el tiempo es la piel de un hombre
que se agrieta y cruje y se encoge
con el paso de la vida
con el fuego de ser
cuenta las horas
para luego dejarlas ser
en el eterno y reverberante
momento de silencio

en la humeante danza
del lucero vespertino y el sol de medianoche
en el rizo de la hoja
en la velocidad de la paloma
grácil y agitada
como un gesto de muerte

no hay tiempo
el tiempo es el disparo
un cometa del recuerdo
que por el cielo esparce las chispas
de historias que nadie volverá a escuchar

el tiempo es mi amor por ti
los movimientos de lagarto
en tu cuerpo que vienen y van
para llenar los huecos
con el fuego que narra
todas esas caras de la despedida

no hay tiempo
solo el pulso del corazón
como el dolor bajo los párpados

solo la piel
la vaciada trama de este poema
manchado y medido
por las cancerosas palabras del olvido
como la mierda del lagarto

***
Breyten Breytenbach (Bonnievale, 1939)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

there is no time

*

there is no time
time is man's skin
it cracks and crackles and shrinks
in life's passing-by
in the fire of being
telling the hours
then letting them be
in the ever reverberating
moment of silence
 
in the smoking dance
of the evening star and the midnight sun
in the curl of the leaf
in the dove's swiftly
graceful and fluttered
gesture of dying
 
there is no time
time is the shooting
comet of recall
strewing heaven with the sparks
of stories no one will ever hear again
 
time's my love for you
the lizard movements
in your body that come and go
to fill the hollows
with the fire of telling
those many faces of departure
 
there is no time
just the pulse of the heart
as pain under eye-shells
 
just the emptied tell-skin
of this poem
splotched and measured
by cancer words of forgetting
like lizard shit

miércoles, 25 de agosto de 2021

marina tsvetáyeva / de "ariadna"













ACTO I
EL EXTRANJERO

(Lonja del Palacio, en Atenas. Al despuntar el alba. Pasa el Mensajero. Apoyado en el aljibe, el anciano Extranjero. Se acerca el Aguador).

MENSAJERO

¡En pie quien aún se halle despierto!
¡En pie quien, como un espíritu errante,
no haya cerrado los ojos!
¡En pie todos! Ha comenzado
el día del llanto total.

Las siete estrellas mañaneras,
orgullo del antepasado
y regocijo del hermano,
¡en pie para un viaje
que no tendrá retorno!

Los siete bravos jóvenes leones,
¡en pie y en fila junto a las siete muchachas!
Memoria y linaje van a sucumbir.
Ya las amarras
van a largar.

¡Que sobre el mar se alce el maternal lamento!
La tierra está lavada.
La nave, aparejada.
La ley impera sobre Atenas:
¡la ley de Minos, rey de Creta!
¡En pie quien no...!
(Se aleja).

EXTRANJERO

Si se cegara por las lágrimas la vista,
nadie tendría ojos para ver.
¿En qué ciudad me encuentro? Por las noches
lloran las madres, no los niños.

Los viejos lloran. Se avecina el mal.
Y ruge el mar igual que un león.
Responde, aguador:
¿es en verdad Atenas?

AGUADOR

Sin duda.

EXTRANJERO

                El humo de los hogares
se agosta. El fuego se amiga con el cielo.
¿Acaso honráis a los dioses con desidia?

AGUADOR

De corazón a los dioses servimos.

Día y noche se vierte aceite y sangre.
El incienso sacrificial es generoso
en honor del señor del mar, el plateado
Poseidón, y también de Palas Atenea.
Siendo muchos, a todos los honramos.
Estremécete tú y escucha bien, anciano:
por la culpa fatídica del rey Egeo
acaeció la terrible expiación. Tal día

como hoy, hace ya tres veces ocho
primaveras. El joven Androgeo, huésped
desde Creta llegado, nunca halló arquero
como él. Cual ave, de sus labios, la idea;
cual idea, en el ave, su flecha.
En el aire flameaba su capa roja,
florecía en sus mejillas la juventud,
en sus labios se expresaba la lucidez.
Valeroso cual león, esbelto cual junco,
generoso como nadie: casi un dios.

Nuestro joven huésped, siempre el primero
en la lucha, en el disco, en la carrera,
en el canto, en las ansias de las mujeres.

De un golpe, cuanto él hubiera probado...
Pero eterno estribillo de la belleza,
la muerte. Y Androgeo fue hallado muerto.
¡En su esplendor de fuerzas y encantos!
Por una flecha a su espalda disparada.
Así, tuvimos que llevar
a Minos, a su joven hijo muerto
como presente.

                        Y Creta estalló en guerra.
Terribles desdichas, plagas y fiebres,
sequías y vientos asfixiantes, mandaron
los dioses vengadores
sobre nuestra ciudad.
El látigo de la sed abrasó los campos.
Las plantas, sin savia. Madres llorando, hijos
gritando. Arroyos, pechos, racimos,
todo seco en este edén,

(Señala a sus ojos).

                            salvo estos hoyos.
Fue reunida la Asamblea Suprema.
Hasta Delfos fue el rey a la piedra sacra.
Su respuesta fue rotunda y aterradora:
«Androgeo, alegría para los dioses,
a las víctimas espera con sed de sangre.
Que desde la blanca orilla de Atenas
hacia el litoral de la poderosa Creta
ponga rumbo un navío cargado
con siete muchachas y siete
jóvenes».

                        ¿Oyes el lamento
de sus bocas? Por vez tercera el navío
zarpará hacia el litoral cretense.
Una vez cada ocho primaveras
Creta hace que Atenas pague así su culpa
por la más deliciosa
primavera...
                        El hijo era todo
para su padre. ¡Día de desdicha y ruina!
Al rey de Atenas, a Egeo,
señalan los rumores como el homicida.

EXTRANJERO

Vuestro rey es poderoso.

AGUADOR

                                            Inerte,
indolente ante el placer y el dolor.

EXTRANJERO

¡Redimíos!

AGUADOR

                            ¡Este es el tercer navío!

EXTRANJERO

¡Rebelaos!

AGUADOR

Ya se acercan. ¿Los oyes?
Se aproximan llorando...

CORO DE MUCHACHAS

¡Ay, aurora rojiza!
¡Virginal lino!
De las siete elegidas
escuchad su lamento.
Entre, angustia y temblor,
¿cuántas noches navegaremos?
¡Ay! No hacia ningún flamante lecho
con algún prometido

tras el mar. ¡A la muerte
el navío conduce!

CORO DE JÓVENES

(Confluyendo).

Siete estrellas se extinguirán.
Siete rosas se agostarán.

CORO DE MUCHACHAS

Ya no habrá ni rosas ni lirios.
¡La morada de Hades!
Siete cuerdas para la lira.
¡También siete, nosotras!

Con la lira la dicha
se acrecienta entre las familias.
Siete cuerdas para la lira.
También siete, nosotras.

Igual que hermanas. Como hermanas
en primavera...

CORO DE JÓVENES

(Confluyendo).

Siete cuerdas se romperán.
Siete lágrimas en el remo...

CORO DE MUCHACHAS

¡Hermanas! Ha perdido su cadencia
el ritmo de las olas.
Sumisas nos adentraremos
en la colina de la espuma.

¿Quién, nuestro protector?
¿En dónde, nuestro protector?
En vano nos quejamos.
El fin de nuestras esperanzas...

Siete, las muchachas. Siete gaviotas
sobre la planicie del mar...

CORO DE JÓVENES

(Confluyendo).

Siete muchachas soltarán amarras:
las siete víctimas que zarparán.

(El Coro de muchachas deja paso al de jóvenes).

Arrancaos cabellos y vestiduras.
Que los siete en la flor plena de su vida...
¡Levantad velas negras,
navegantes! ¡Hijos del infortunio!

No tras ningún monstruo ni tras belleza alguna
en pos de un reino de laureles o placeres.
Los siete jóvenes se alejan de la orilla
cual víctimas para el rojizo Minotauro.

Toro descomunal, el Minotauro,
de Minos cómplice en la venganza,
nos corneará entrañas y cerebro,
y el pecho con sus cascos nos pisoteará.

Así, el rey Minos, toda ley quebrantando,
se venga en nosotros por la sangre del hijo.

CORO DE MUCHACHAS

(Confluyendo).

Los siete jóvenes, deshechos en ceniza.
Siete retoños espirando sangre.

CORO DE JÓVENES
¡Si cayéramos bajo una lluvia de flechas,
y la sangre por entre laureles fluyera!
No dejamos descendencia ni huella alguna.
Nada, salvo los lamentos de las mujeres,
que multiplican nuestro oprobio:
¡caer sin procurar un treno al rapsoda!

CORO DE MUCHACHAS

(Confluyendo).

Siete guerreros inclinando los escudos,
siete terneros ofreciendo la cerviz.

CORO DE CIUDADANOS

¡Ay! ¡Ay!
Hacia una carnicería van
los cachorros leones. En la grava ardiente
yacerán los cachorros de león.
¡Más rastrero será que la más baja hierba!

¡Que la madre se olvide,
ya sin fuerzas para salvarlos!
¡Ayudad, vientos!
¡Ayudad! Ayudad para apagar
la mecha

de días tan vacíos...
¡Vientos, soplad con más vigor!
Batiendo en el cordaje de la popa.
¡Vientos, con más vigor!
¡Soplad!

¿A qué tanto lamento
de mujeres ilustres
y los llantos de las nodrizas?
El navío ya está dispuesto.
Sobre Atenas, la ley de Minos.
Más furioso que el pulpo, peor que la peste...

EXTRANJERO

¿Por qué Minos? Yo diría que vuestro rey
es Egeo.

PUEBLO

                Tembloroso más que el ternero,
nuestro rey.

EXTRANJERO

                        De corazón vivo,
no gusanos, os hacía.

PUEBLO

                                        Caímos,
y nos arrastramos... Ya, ¿qué...?

EXTRANJERO

                            Que erais hombres,
yo creía.

PUEBLO

                            Subsistimos a duras penas.
¡Basta de sermones! De los huesos la carne
se desprende. No hay fuerzas para el envite.

EXTRANJERO

¿Significa que sois un rebaño de Minos?
¿Qué no sois ciudadanos? Sois padres. ¡No piedras!
Un rebaño de ovejas, suspiros, lamentos.
¿Y la espada? ¿Quizá aguardáis la caída
de vuestras esperanzas? El joven perece,
¿y dormita el adulto? ¡Es vuestro el oprobio,
ciudadanos!

PUEBLO

                    El oprobio es el oprobio...

Para el dios es el templo,
para el pez son las aguas...
Para nosotros,
¡ni siquiera el oprobio!

Un siglo nuestro, una hora, un suspiro...

EXTRANJERO

¡Tenéis un rey!

PUEBLO

                    Nuestro rey es anciano.

EXTRANJERO

¿Y qué sus canas?
¡Está su hijo!

PUEBLO

                Es hijo tan sólo
del rey. No nuestro.
Su mente vive allá tras el mar.
Un extranjero en casa paterna.
Que sea hijo de él en verdad,
no se podría decir. Los rumores corren.
Incluso yo mismo oigo de viejas
ancianas y de los propios ancianos
que de los reyes no es hijo,
que es un huésped llegado del mar,
que, en verdad, es retoño de Poseidón.

Además...

EXTRANJERO

                Oscuras son tus palabras.

ALGUIEN DEL PUEBLO

Además..., que ellos nos tienen a nosotros
topos terreros.
Además..., nosotros a ellos:
a los dioses y reyes,
y a los hijos de ellos...

Mientras ellos alimentan la llama,
se encaminan a la muerte los nuestros.

PUEBLO

¡Ay! ¡Ay! Sobre terrosa piedra
yacerán los cachorros de león.
¡Más rastrero será que la más baja hierba!
Ya se marchan los jóvenes leones...

EXTRANJERO

¡Es suficiente!

Un viraje con el timón,
y el debate estará zanjado.
Bajo el grito de ¡fuego!, reclamad al rey.
Invocad de nuevo al destino.

¡Que la vela del barco de la muerte
hasta el pecho del rey alcance!
¿No es padre? ¡Pues que también entregue al hijo!
Es un joven; no un menor.

Que ese hijo responda dos veces:
por las cenizas y por la sangre paterna.
Que con el tuyo ocupe su puesto
tan dócil como un cordero lechal.

Siendo llamado padre de muchos el rey,
no es de ley que proteja sólo a uno.
Como las olas bajo el remo, y la hierba
ante la horca, impasible, en la hora
de la cosecha y el combate,
todos iguales. ¡En la sangre y en el pan,
hijos de Egeo todos!

Del resto, lo que el destino decida.
¡Rey! ¡Entonad!
¡Rey! ¡Retumbad!
¡Rey! Tres mandatos
se deben respetar:
para ti, ni parientes

ni no parientes,
¡rey sin memoria!
Y el tercer punto
de este mandamiento...
¡Rey! ¡Sacudid los muros!

¡Luchad!
¿Un dios? ¡Espero!

Allí donde con los mandatos
se muestra displicencia
los dioses deben actuar
en el envite.

PUEBLO

¡Al rey! ¡Al rey!
¡Hacia el Palacio!

EXTRANJERO

                ¡Presionad! ¡Todos a una!

PUEBLO

¡Padre Egeo! ¡Padre!
¡Egeo! ¡Danos a Teseo!
Cambió la flecha su destino.
¡Sufre como nosotros ya sufrimos!
(Aparece Egeo).

EGEO

Salud,
ciudadanos de Atenas.

¿Qué os trae ante mi morada
en la bruma de la mañana?

PUEBLO

¡Rey, no podemos esperar!
El mar está agitado.

Se yergue el oleaje.
La sangre se subleva y se desborda.

EGEO

¿Y qué favor
pedís aquí?

PUEBLO

                ¡A por tu hijo hemos venido!

Tú permaneces sin hablar,
y hasta las piedras toman vida.
¡También nosotros somos padres!
Y primogénitos también
habitan nuestras casas.
¡Al borde de la ruina!
Se hará pedazos el Palacio.
¡Entrega a Teseo al destino!

(Gritos).

¡Teseo! Si es hijo
del rey, el miedo no lo retendrá.
¡Teseo!
¡De Atenas, su esperanza!

EGEO

                    Escuchadme:

estoy de acuerdo.

(Se dirige a alguien).

                        ¡Disponed
el barco con la vela negra!
Yo a Teseo os daré,
sostén
de mi vejez...

PUEBLO

                                    ¡Que venga!

Que las palabras las avienta el viento.
¡Que en esta lonja el destino
decida!
¡Teseo!

EGEO

            Ante vuestros ojos
ahora mismo comparecerá.
El templo de mi alma,
de mi postrera esperanza,
yo te lo entregaré,
Atenas.

PUEBLO

                ¡Salud, rey!
¡Gloria al rey!
Tú eres nuestro rey.

EGEO

Si el destino ciego se abate
sobre esta única huella mía,
sin cerrojos no quedaréis,
áureas puertas de Atenas.

No temáis cenizas ni plagas.
¡No en vano el rey con su pueblo concordó!
Y después de mí, en el trono
me sucederán los cincuenta hijos
de mi hermano, el temible Palante.
¡No temáis una fractura del trono!
No un consanguíneo, sino cincuenta
reyes en lugar de uno yo os prometo.
Poderosos y eminentes...

PUEBLO

                                    Pero entrarán
en disputas fratricidas; y no veremos

ni los restos del pastel.

EGEO

                            ¡Cincuenta pilares
para el reino!

PUEBLO

¿O cincuenta rapaces?

EGEO

Os lleváis tras el mar
a mi hijo: ¡mis ojos y mi vida!
Sin un rey no os quedaréis.

Os lleváis a Teseo tras el mar

para el Minotauro.

PUEBLO

                        El rey está dispuesto.
Pero ¿quedaremos indemnes?
Con cincuenta padres, ¿indemnes?
Con cincuenta reyes, ¿indemnes?

Hermano frente a hermano: ¡sangre y fuego!
Un ciclón desatado y sin final.
Hermano frente a hermano: ¡látigo y espada!
Y nosotros, hijastros suyos.

Como padrastros saquearán el reino.
No hay peor esclavitud.
¡El sufrimiento de cincuenta plagas!
¡El alarido de cincuenta luchas!

Una serpiente con cincuenta
cabezas nos anuncian.
¡Corramos hacia el mar! ¡Corramos!
No precisamos a Teseo.

EGEO

La palabra está empeñada. ¡Una maroma
sin igual, el juramento del rey!

PUEBLO

¡El extranjero es culpable!

EGEO

El rey prestó su juramento.
Y la maroma no secunda
el fluctuante curso de las velas.

PUEBLO

¡El extranjero es culpable!
Tú te burlaste, tú nos confundiste,

nos azuzaste. ¡Apresad
al viejo embaucador! Nosotros, ¡todos
leales con Egeo! ¡Fuera el extranjero
llegado del país de Hades!

Igual que el trueno, atronó nuestras cabezas.
Ahora el turno es nuestro.
¿Quién puede desunir cabeza y manos,
al rey y al pueblo?

EGEO

Conciudadanos, ¿no tenía yo razón?

PUEBLO

¡A prisión! ¡Al cadalso!
¡Arrancad esa lengua viperina!
¡Abrasadlo! ¡Quemadlo vivo!
¡Azotadlo! ¡Moledlo a palos!
¡Esposadlo hasta los tobillos!
(Aparece Teseo).

TESEO

¡Atrás las manos!
Un extranjero es sagrado.

En esta tierra, ciudadanos
de Atenas, se respeta
al huésped y al anciano.

No reconozco

en esta desigual refriega
a mi gloriosa patria.

¿Ultraje al huésped?

PUEBLO

En él están infundio y maldad.

TESEO

Y si así fuera,
es un huésped y un anciano.
¿La venganza sobre el anciano?

PUEBLO
En él, daño y veneno.

TESEO

Por dos veces está sagrado:
por sus canas y por viajero.

PUEBLO

Cargaba contra los principios.
¡Está probado!

TESEO

¡Respeto al extranjero!
¡Es vuestra ley!

PUEBLO

¡Contra tu vida
iba el cuchillo!

TESEO

¡Tened respeto hacia sus canas!
Teseo os lo ordena.

El viejo, ¿arrestado?
El huésped, ¿encausado?

EGEO

¡Hijo! En contra tuya
se levantaba.

TESEO

Lo sé. Y no me atemoriza
ganar la inmortalidad.
Yo me entregaré como víctima de Minos
por mi voluntad. Y junto a vosotros
ya, sin invocar al destino
y sin más tardanza, me embarcaré.

EGEO

¡Hijo mío!

TESEO

                Del rey espero
que se muestre conforme.

EGEO

Soy viejo.

TESEO

                Y yo ardo de pasión.
Seré el primero en la fila
de los ciudadanos de Atenas.
¡Zarpemos!

EGEO

Me siento débil.

TESEO

                        Y tu hijo,
dos veces fuerte.

PUEBLO

¡Gloria para Teseo!
¡Un nuevo Heracles!

EGEO

¡Hijo, mejores son
los lobos entre las montañas!
¡Cede!

TESEO

No cederé.
¡Del valeroso, las coronas!

EGEO

¡Los contumaces, a prisión!

TESEO

¡Al remo, los remeros!

¡Al mar,
la vela!

PUEBLO

¡La alegría!

EGEO

¡El infortunio!

TESEO

¡El abismo, la inmensidad del mar!

PUEBLO

¡Gloriado sea el hijo del rey!

EGEO

¡Parricida, abreva
y atragántate tú
en la sangre paterna!

EXTRANJERO

(Tomando la palabra).

Sujeta tu palabra
en la garganta;
la ira, en los labios.
Es joven, incansable.
Al joven acompaña la razón.

(A Teseo).

Necesitados
estamos, hijo mío,
de esa tu pasión.
Has sido elegido hijo
por Poseidón.

En sueños o a la luz del día,
de cerca o de lejos,
tres veces que me invoques,
tres veces te responderé.

Por las airadas olas
o por la espuma encanecida,
tres veces que me llames,
tres veces cumpliré.
Reclínate en mi pecho, ¡hijo
enaltecido por la gloria!

(Abraza a Teseo).

¡Que amaine el oleaje! ¡Soplad, vientos!

PUEBLO

(Cayendo postrados).

¡Soberano dios Poseidón!

***
Marina Tsvetáyeva (Moscú, 1892-Yelábuga, 1941) Ariadna. Madrid: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006.
Versión de Tatiana Gritzái Bielova y Carlos Iniesta García

martes, 24 de agosto de 2021

carolina o. fernández / de "rumikuna del mar"













XXVIII

Sobrevivo en la profundidad de las rocas
En la ciudad de la hecatombe
ya no recuerdo mi infancia 
cocinaba poemas que ardían 
en las ollas de barro del fogón

A medianoche
las estrellas  encandilaban el camino serpenteado de eucaliptos
Me tomabas en brazos 
y bajo el alumbrar de los glaciares incendiábamos  la bruma 
 
La iglesia era una enorme corona de oro en llamas 
y volamos junto a las palomas y sus doce campanadas
 
Yo  era una aprendiz de  poeta 
aprendiz de paloma
El candelabro encendió   mis huesos
hasta encenizar mis plumas
y así aprendí el fundamento 
de la página en blanco

Hambre voraz
decía mi madre en su propia  lengua

~
Querids  Jimena, Inti , Camila, Jorge y Bryan 

A veces la vida  deposita esperanzas en un kafkiano padre
esperando proteja las alas  de las  polillas y la curtiembre
pero este padre decretó  dardos en la niña de vuestros ojos
ansiaba apagar el fuego de su luz

Ustedes  fueron miles en Santiago otro tanto en la Mitad del mundo
hoy en las calles de Perú han visto a las muchachas 
desactivar estruendos para evitar las llagas indelebles 
las han acompañado  con sus pañuelos verdes 
Ustedes saben que no todes nacen con un pan bajo el brazo
ni un lecho donde depositar el cansancio

Ustedes saben que las wawas se desvelan 
porque sus sueños se encienden y se apagan 
como una luciérnaga en los nocturnos veranos

Ustedes saben lo que es  subsistir y dar de beber al hambriento  
saben que sus aviones de papel arrancan la suavidad 
de una sonrisa 
o la sinfonía de rondín
Ustedes saben lo que es levantarse  en la madrugada   
salir en busca de trabajo
dormir y trastabillar en el bus del infortunio

Querids Jimena, Camila, Jorge, Inti y Bryan, 
ustedes pudieron ser alguno de los hijos que perdí. 
No espero nada 
de los padres de la patria  solo anhelo que el Sol  la Luna y 
vuestros sueños  no se apaguen para siempre

***
Carolina O. Fernández (Lima, Perú) Rumikuna del mar. Lima: Hanan Harawi Editores, 2021.

lunes, 23 de agosto de 2021

ernesto carrión / de "como un caracol nocturno en un rectángulo de hielo"













LOWELL

Es en forma de nube como el mundo empieza. Tiene ojos, nariz y pelo de mandril desesperado. En la habitación, la monotonía es el filo de una navaja moldeándote el muslo

Esta mañana te he visto en un escenario blanco, lleno de cuervos espesos que vigilan bajo sus negras pelucas lo que aloja tu pena

Parecen sillas esos cuervos al pie de los cortados amaneceres que ofrecen Cristos gigantes entre sandías. Quemante y cegador es el tiempo entre enfermos

Miedo es lo que sientes, y lo que te lleva a no poder descansar ni entre los diarios industriales que hablan de camaradas policiales azulando la vida, o de reformas gubernamentales hechas por el Papa y los nuevos letreros publicitarios que ladran como una madre piadosa

Dices, sabes que dices, que tres veces al día el abismo alza su cabeza en forma de lo amado. Una mujer, un hombre, nuestros hijos que se engendran a sí mismos arden en la máquina voladora de la mente

Cal: te sorprendería saber que una plegaria es un corazón oscuro lleno de vergüenzas iluminadas. Cal: te sorprendería saber que una rosa en la mesa es un corazón artificial que se desplaza hacia la memoria que parece inabarcable en toda la grandeza de su infierno

Blanco será el retrato de su pudrición 

Por el paseo marítimo, en un patio de hierro como Nueva York, soñé que te morías a golpes de hacha saliendo de un bar donde la felicidad fue flotar peligrosamente sobre botellas

Pasajeros charlatanes con las manos en sus bolsillos rumiaban la luz hermosa de los despropósitos. La vida se excitaba en los bordes de tu cadáver multiplicándose como una docena de conchas rotas

Eres el retrato blanco de la pudrición, Cal. Un pequeño macaco japonés, con la cara inexpresiva y domesticada, que vuelve hacia el hielo 
                                                                 balanceándose entre ramas
                                                                 imaginarias

~

PLATH

Evito mirar, entre las nubes, el paso de la luna como vaca fúnebre

La luna es el hielo mismo concentrando alientos en su costilla rota pero castísima

Así aprendo que el amor exige calma. Y un centenar de hábitos paralizados en su bolo impostor

Así odio las casas uniformadas donde los focos calculan el reflejo de lo familiar y la oscuridad de las mentiras encogidas como el revólver de un asesino

Recostada, entre la realidad y el sueño

Prefiero ajarme debajo de las sábanas viendo el contorno de un buitre sobre un prado cubierto de cenizas

Isla de cal, es cada uno de nosotros, hasta que el mundo empieza una vez más deslizándose por debajo de los ojos hasta subir a la cabeza rompiéndose en un árbol de palabras. Cociendo los huevos del tiempo hacia la pesadilla

O sea: los ojos abriéndose rojos hacia un árbol de palabras en el viento del sur. Iris haciéndose añicos pero sin lágrimas

Pero en mi caso hay lágrimas

La loca soy yo, y no puedo pensar ni escribir cuando la loca aparece. El hielo es una sugerencia del estado del cielo. Entonces dios no existe

Dios no puede existir porque la vida es un cosmético desangrándose a grandes pasos por las ciudades que sudan kilómetros de hielo negro

Late la tristeza en forma de espejo: ese sí blanquísimo y reflejándome en la nada envuelta en sí misma

Mi tristeza está surcada con las lentas granizadas de un espejo 

Y no me arrepiento de esta boca llenada con pastillas ovales, ni de la desaparición por el túnel de un suicidio que fue –aunque truncado- un abrazo de luz, ni de las mujeres que piden matrimonios, en un sarcófago martillado por luciérnagas, a los aborrecedores de mujeres

Ni de ese viaje hacia el futuro, de color amarillo bilioso, que hizo de las letras bucles monumentales como alambres de púas

no me arrepiento de odiar el amor con todo mi amor. Y siendo tan sólo esta niña de pecho de muchacho con las palas de las manos volteadas mostrando en ese vaciado sus derrotas mínimas

Sin embargo hay lágrimas en mi rostro. Tantas que cualquier observación del mundo parece una traición a mi cadáver

Ese futuro cadáver que sigue colgándome del cuello como un globo negro 

~

SEXTON

Ana,

Esta es la depresión

No poder moverte de la cama, atornillada a ella por bayonetas imaginarias que salen de tu cráneo. No poder moverte aunque tus hijas estén buscándose el mundo en la basura. No poder moverte de tu costa imaginaria anclada como un árbol gris a una tristeza dura, vallejiana. No poder moverte de la cama porque afuera el mundo aún se parece a esa aula helada en la que entraste temblando el primer día de clases

El hielo es el aire escarchándolo todo sobre el manto de una virgen, en una caja descascarada donde su reinado es falso

Esta es la depresión:

Fieras en la selva de tu mente arqueando sus cejas junto a una luna extirpada. Teléfonos desconectados y entre las venas aullando equivocadamente. Límites por todas partes donde los sueños huelen a pólvora y a sangre mesiánica sobre el pecho de un gánster. Supercarretera antártica donde las cabezas de tus conocidos iluminan la cueva espantosa del sueño americano

Un accidente de autos, como el relincho de un caballo enterrado hasta el cuello en la mitad de un puente, con los faros rotos de sus ojos alumbrando la sombra del lenguaje

Lo que piensas, eso que no te permite avanzar, ponerte si quiera de pie, es una madriguera como esta página inadvertida donde tu mano de felino repartirá la crueldad de un modo misterioso, en cada rincón secreto de tu cuerpo. Una madriguera donde el musgo hará su propia casa pero sin ti

Esa escritura que empieces podrá sanarte

Las palabras que escribas ejecutarán la violación sincera de un camino que debe ser borrado como el recuerdo de un amor que no sirve para nada. Que le asegura dominios a la memoria, tan borracha y perdida en los dedos extendidos de una mano

Esa escritura será tu propia casa pero sin ti

Te ayudará a levantarte de la cama, de esta costa imaginaria donde los barcos son sólo batas flotando del color más blanco. Las batas que se agitan en el océano azul de tus ojos, y que te ayudan con pastillas y te hablan de otras sangres como la tuya que hallaron el reposo

Domésticamente

Esas sangres se salvaron precisamente hablando de otras. Domésticamente

Viendo que la tragedia personal es siempre más pequeña si la comparas con la tragedia de los hombres. Esclava especie verticalmente infeliz faltándole el respeto al abismo con los pantalones abajo mirando a las estrellas

Porque ésta es la depresión: mirar a las estrellas con los pantalones caídos, echarse así a dormir y no poder pararse de la cama

El puro sinsentido del destino enjoyando con los hilos de su nieve ese manchón de un mundo 
                                                                                                                            
                                                                                                                                        hecho de ruinas

~

LOWELL

Cal, tú llegaste tiritando con los músculos de un rostro sumergido suavemente en sus veinte años

Y te ubicaste entre todos como una porcelana en bancarrota

Un hombre que viaja del hielo hacia el acero es un hombre que bebe. Tú ardías por dentro y te sangraban las manos

Las piezas de ajedrez en tu camisa estampada eran tu sueño de morir junto al océano

Llorabas por la salvación de tu alma. Jurabas, rebuznando de alcohol, que ibas a renacer como estambre encima de las ramas y hacia las ventanas. Que ibas a dejar de sentir tu cabeza separada del cuerpo y su meseta

Que era la luna un reflejo de la roja manzana abandonada por la víbora como un bloque de oro

¿Serían cuchillos lo que veías crecer en tu nuez de gallo? ¿Niños amontonados con palas haciendo guardia en el monte de la muerte?

Velaste junto a la puerta prohibida que también rebuzna. Oíste a los Señores de la Lengua, a nuestros pecadores, a cada uno de los pacientes depositando uno tras otro esos cuerpos, esos costales de un alimento tan deshonesto que carece de sangre igual que el falo de un dios

Y odiaste a todo aquel que nos odia y que nos ama: esos que se alimentan de la mirada social o de la espina de un cerdo

Luego leíste en la puerta, insistentemente entre líneas –y debajo de los rostros de indígenas tallados con acero conquistador-: “aquí la salvación / aquí el dolor del mundo / aquí el cuerpo entre cuerpos”

Aquí lo que fracasa se ilumina a la deriva como un carbón que siendo al fin cenizas sabe que el presente, aún sin voluntad, es nervio rojo 

Entonces tan contagiado con las infinitudes de la sinrazón vuelves al hielo en tus ojos. Están perfectamente abiertos mirando cómo pasa un bosque lleno de hombres sedados y de niños, pilos de niños con palas montando guardia en el vacío de la noche sobre un barco de cruces encendidas

Esos hombres no saben que el sol actúa solo, que corrige demasiado tarde lo que hacemos. Y los rostros de esos inmóviles fantasmas que están sentados junto a ti soñando con un vaso de whisky se han tornado montañas de hielo, auténticos espejos enterrados sobre un paraíso de nieve

Sobre las avenidas, afuera de la clínica, los semáforos arden 

Para que se deslice la vida como una lata muerta 

                                                                               pero brillante

~

PLATH

Había nieve en la habitación. Cielo en los cristales

Y ojos mirándome como un pelotón de monedas derretidas

Había una placa de metal a cada lado de mi cabeza, y mi piel estaba endurecida y plateada bajo la hebilla de la correa sobre mi frente

Cerré los ojos con fuerza, mordí un alambre, 

Y oí la voz solidariamente fingida del doctor resbalando sobre el rojo caparazón de mi oreja derecha

Rugió un largo pitido como el sonido de cientos de trenes descarrilándose dentro de un túnel intestinal, ansiando terror

La luz hizo la oscuridad dentro de mí

La electricidad invadió la piscina de mi cerebro, llenándola de serpientes y azulados relámpagos

Chillé como una garganta arrancada por otra garganta.

Chillé artificialmente como un pájaro muerto cortado por la luz natural de un reflector

Entonces me pregunté:
¿Qué cosa tan terrible había hecho yo para merecerme esto?

Mi cabeza vibró, abriéndose como un cactus, echando savia, pateando la vida misma fuera de ella:

Cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc. Todo se llenó de aves que parecían bolas en llamas dentro de mí. Cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc. Aves que parecían bolas en llamas en mi cabeza que era una campana de cristal a punto de romperse. Cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc-cloc. Aves que eran bolas en llamas y peces llorando arroz en completo silencio

Yo intentaba enfocar mi mirada sobre las cosas. Intentaba enfocar mi pensamiento sobre mi mirada enfocada a su vez sobre todas las cosas,

Pero era inútil

Yo era ahora el mundo observado por primera vez por un fantasma suavizado por la electricidad poderosa. Yo era el fantasma de mí misma suavizado por la electricidad mirando por primera vez el mundo como otro fantasma

Yo ya no podía ver nada más que un punto negro en la mitad de la habitación donde había estado el cielo en los cristales. Un punto negro esperando su ruptura: mi primera palabra

Yo era ahora una cabeza nueva, dentro de una cabeza en llamas, llena de nieve

Y había nieve en la habitación

Huyendo

~

SEXTON

Para ponerte a salvo, haz un árbol con tus muebles usados

Un árbol que guarde las cicatrices de toda tu familia como un traje de fuego en su jaula de caimán

Un árbol que guarde rosas rojas al interior, y rosas blancas al exterior, con la rapidez de un sueño sin esqueleto saliéndote del cutis como un bordado

Un árbol que contenga tu tristeza, tu desengaño glaseado, además de un panal balanceando su garfio de hielo sobre tu vientre caliente, hinchado de agua

Un árbol que huela a miel de maple, a pan tostado, a fiesta de testículos en forma de hábito, y a vino derramado en la cama del amor donde hubo un aborto

(Un aborto hubo en la cama donde hubo un amor también 

Un amor también está lleno de restos arqueológicos como un país lujoso)

Haz un árbol con todos tus muebles
Pero no olvides que una máscara no cabe en un poema donde está la infancia viva pero marchitándose

La geometría de la espuma en las ventanas de tu habitación donde dios es una idea en la copa del grillo. Las ciudades poniendo un trozo de pan sobre el mapa blanco de un verbo incapaz de explicar el arte, o el libro inesperado, o el mismo verso que evacúa las raíces de tus muebles en otras cabezas flotando por este discurso llorado

Heladamente

Una máscara no cabe en un poema que se tarda cuatro segundos en abrirnos los párpados. Su largo dormitar de manatí sucederá en tu pensamiento futuro donde sus degollaciones son un misterio incluso para él

Junta todos tus muebles hasta que ardan en una sola cabellera deslumbrante en el campo de la misión

Esa llanura alta donde la nieve silba

Ana, no sacas nada con llorar aquí, entre todos nosotros, donde la culpa es nieve, el miedo es nieve, las hojas del naranjo en los muros corroídos

Y el llanto y los cuchillos son sólo nieve

Única imagen que nos ofrece el mundo para entender la vida

En una misma lengua

***
Ernesto Carrión (Guayaquil, 1977) Como un caracol nocturno en un rectángulo de hielo. Santiago de Chile: Ediciones Litost, 2019.
Fotografía de Poder Edomex.

domingo, 22 de agosto de 2021

anne sexton / tres poemas










El tacto


Mi mano estuvo sellada meses
en una caja de estaño. En ella, sólo los barandales
del metro.
Tal vez esté magullada, pensé,
y por eso la encerraron.
Pero al asomarme, la veía quieta.
Puede indicarte qué horas son, pensé,
como un reloj, con sus cinco nudillos
y sus delgadas venas subterráneas.
Yacía tendida como una mujer inconsciente
alimentada por tubos de los que nada sabe.

La mano estaba postrada,
pequeña paloma de madera
que optó por recluirse.
La volteaba, la palma era vieja,
sus líneas finísimas de punto de cruz
hilvanadas a los dedos.
Gorda, suave, ciega en ciertos puntos.
Enteramente vulnerable.

Y todo esto es metáfora.
Una mano común y corriente —deseosa sólo
de tocar algo
que a su vez tocara.
La perra no basta.
Mueve la cola a las ranas del pantano.
No soy mejor que un bulto de alimento para perros.
Es dueña de su hambre.

Mis hermanas no bastan.
Viven en la escuela excepto por los distintivos
y lágrimas que manan como limonada.
Mi padre no basta.
Llega con la casa a cuestas e incluso en las noches
habita la máquina fabricada por mi madre
y bien aceitada por el trabajo, el trabajo.

El problema es
que dejaría congelar mis gestos.
El problema no estaba
ni en la cocina ni en los tulipanes
sino en mi cabeza, mi cabeza.

Luego todo esto se hizo historia.
Tu mano encontró la mía.
La vida se apresuró a mis dedos como un coágulo.
Ay, mi carpintero,
reconstruidos están mis dedos.
Bailan con los tuyos.
Bailan en el desván y en Viena.
Mi mano está viva sobre toda América.
Ni la muerte podría detenerla
—la muerte derramándole la sangre.
Nada podría detenerla, pues éste es el Reino
y el Reino ha llegado.

~

Una vez y otra y otra

*

Dijiste que la rabia volvería
como regresó el amor.

Tengo una mirada oscura que no me gusta.
Es una máscara que me pruebo.
Emigro a ella y su rana
se sienta en mi boca y defeca.
Es vieja. También pordiosera.
He tratado de mantenerla a dieta.
No le doy unción alguna.

Hay una buena cara que me pongo
como coágulo. La cosí
sobre mi pecho izquierdo.
Hice de ella mi vocación.
Allí enraizó el deseo.
Te he puesto a ti y a tu
hijo en su punta láctea.

Ay, la oscuridad es asesina
y la punta de leche rebosante
y cada máquina trabaja
y te besaré cuando
corte a una docena de hombres diferentes
y morirás de algún modo,
una vez y otra.

~

Nosotros

*

Yo iba envuelta en pieles
negras y en pieles blancas y
tú me deshiciste y luego
me colocaste en la luz dorada
y luego me coronaste,
mientras fuera de la puerta
la nieve caía en dardos diagonales.
Mientras diez centímetros de nieve
se apilaban como estrellas
en pequeños fragmentos de calcio,
estábamos en nuestros propios cuerpos
(este cuarto nos enterrará)
y tú estabas en mi cuerpo
(este cuarto vivirá más que nosotros)
y primero froté tus pies
secándolos con una toalla
pues fui tu esclava
y luego me llamaste princesa.
¡Princesa!

Ah, entonces
me levanté en mi piel dorada
y ritmé los salmos
y tiré la ropa
y me soltaste las bridas
y me soltaste las riendas
y me solté los botones,
los huesos, las confusiones,
las tarjetas postales de Nueva Inglaterra,
las noches de enero a las diez,
y como trigo crecimos,
acre sobre acre de oro,
y cosechamos,
cosechamos.

***
Anne Sexton (Newton, 1928-Weston, 1974)
Versiones de Elisa Ramírez Castañeda

/

The Touch

*

For months my hand was sealed off
in a tin box. Nothing was there but the subway railings.
Perhaps it is bruised, I thought,
and that is why they have locked it up.
You could tell time by this, I thought,
like a clock, by its five knuckles
and the thin underground veins.
It lay there like an unconscious woman
fed by tubes she knew not of.

The hand had collapse,
a small wood pigeon
that had gone into seclusion.
I turned it over and the palm was old,
its lines traced like fine needlepoint
and stitched up into fingers.
It was fat and soft and blind in places.
Nothing but vulnerable.

And all this is metaphor.
An ordinary hand -- just lonely
for something to touch
that touches back.
The dog won't do it.
Her tail wags in the swamp for a frog.
I'm no better than a case of dog food.
She owns her own hunger.
My sisters won't do it.
They live in school except for buttons
and tears running down like lemonade.
My father won't do it.
He comes in the house and even at night
he lives in a machine made by my mother
and well oiled by his job, his job.

The trouble is
that I'd let my gestures freeze.
The trouble was not
in the kitchen or the tulips
but only in my head, my head.

Then all this became history.
Your hand found mine.
Life rushed to my fingers like a blood clot.
Oh, my carpenter,
the fingers are rebuilt.
They dance with yours.
They dance in the attic and in Vienna.
My hand is alive all over America.
Not even death will stop it,
death shedding her blood.
Nothing will stop it, for this is the kingdom
and the kingdom come.

~

Again And Again And Again

*

You said the anger would come back
just as the love did.

I have a black look I do not
like.  It is a mask I try on.
I migrate toward it and its frog
sits on my lips and defecates.
It is old.  It is also a pauper.
I have tried to keep it on a diet.
I give it no unction.

There is a good look that I wear
like a blood clot.  I have
sewn it over my left breast.
I have made a vocation of it.
Lust has taken plant in it
and I have placed you and your
child at its milk tip.

Oh the blackness is murderous
and the milk tip is brimming
and each machine is working
and I will kiss you when
I cut up one dozen new men
and you will die somewhat,
again and again.

~

Us

*

I was wrapped in black
fur and white fur and
you undid me and then
you placed me in gold light
and then you crowned me,
while snow fell outside
the door in diagonal darts.
While a ten-inch snow
came down like stars
in small calcium fragments,
we were in our own bodies
(that room that will bury us)
and you were in my body
(that room that will outlive us)
and at first I rubbed your
feet dry with a towel
becuase I was your slave
and then you called me princess.
Princess!

Oh then
I stood up in my gold skin
and I beat down the psalms
and I beat down the clothes
and you undid the bridle
and you undid the reins
and I undid the buttons,
the bones, the confusions,
the New England postcards,
the January ten o’clcik night,
and we rose up like wheat,
acre after acre of gold,
and we harvested,
we harvested.