mediateca de poesía personal-universal del ayer y del mañana desde MMXVII/
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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.
jueves, 6 de julio de 2017
manuel silva acevedo / a la manera de apollinaire
Así te quiero,
paridora como coneja,
criminal como víbora,
tiránica como abeja,
inescrupulosa como hiena,
voraz como la rata de afilados dientes,
pequeña como el piojo de la harina,
impertinente como los cuervos de las fábulas,
sabia como la más necia de las criaturas,
obvia como el cielo,
rapaz como la garra de la búha,
ardiente como la loba en celo,
sigilosa como las bacterias,
venenosa como ciertos hongos,
impaciente como las cigarras,
rápida como la lengua del basilisco,
triste como la lluvia,
humilde como la cabeza entre las manos,
fugaz como las estrellas fugaces
permanente como el silencio,
alba como las estrellas multitudinarias,
frágil como una moneda,
desnuda como las estatuas y más que las estatuas,
abierta como las flores,
abierta hasta el delirio,
colmada como colmena en el verano,
profusa como las primeras letras,
confiada como las golondrinas en los cables eléctricos,
desconfiada como los sepultureros,
sagaz como las nutrias,
dramática como las manos del mundo,
sonora como la música en la cabeza del sordo,
adorable como la costa para el náufrago,
increíble como las puertas abiertas de una cárcel,
celestial como las llamas crepitantes,
infernal como la quemadura de la nieve,
cruel como yo,
te quiero con locura de sabio empecinado en sus cálculos inútiles,
mi signo, mi dibujo, mi libro recién impreso,
pequeña ola de río,
quilla rompiendo mis espumas,
te quiero.
***
Manuel Silva Acevedo (Santiago de Chile, 1942) Suma Alzada. Santiago de Chile: FCE, 1998.
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