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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

lunes, 12 de mayo de 2025

odette da silva / mea culpa










Todavía no he leído a Proust
ni La náusea de Sartre.
No recuerdo con nitidez
ningún capítulo de Don Quijote.
Tardé demasiado en encontrarme con Camus.

A veces, no estoy de humor para Bergman.
Nunca he terminado de ver Metrópolis
ni ninguna película de Chaplin.
He abandonado las salas de cine
sólo para ir al baño.

No oigo a Malher con frecuencia
ni soy capaz de distinguir
los movimientos de una sinfonía.
Creo que detesto la ópera
y que Schönberg me hace daño.
He subestimado a Mozart.

Prefiero dormir una siesta
antes que ir al teatro.
Lo mismo me da Stanislavski o Grotowski.
La peste de Artaud
me produce jaqueca.

No siento suficiente respeto por Rembrant.
He encontrado a Rodin despreciable.
Me gusta el urinario de Duchamp
más que todo el academicismo,
pero desconfío del arte conceptual.

No acabo de entender a Hegel,
soy platónica sólo a ratos.
Y hay siempre una hora del día en la que cambiaría
-sin duda y sin remordimiento-
la Crítica de la razón pura
por un buen plato de sopa.

***
Odette Da Silva (Caracas, 1978)

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