Estimadas amigas
*
No pienses que anido la nostalgia
solo reverberaciones,
eco
de algunas notas
algún aroma
o recorte memorial
donde fugazmente devolvemos la mirada
melancolía virtual
de mi segundo viaje a Nueva York
Ingresé por el aeropuerto J. F. K.
gobernaba Ronald Reagan
Mis amigos de pelo largo
usaban pelucas para trabajar en la Esso
Los corpiños volvieron a apretar
Y el refajo emuló aquella silueta díscola del ser
Reagan hacía el recorte social del budgest estatal
Y yo quería arrancar de Chile
Clifton, New Jersey, 1979
~
La soñaba de retorno
*
un mesón con objetos preciosos:
un collar de fantasías y un florero de cristal
y cosas viejas por la pátina del tiempo
Hinda en el mismo sueño al alba dijo:
—es un regalo—
en el velador había un panal de abejas
cerré la puerta para que no se asustaran
en un recuadro con haces de cristal
está el collar de piedras del estero de Vilches y de mi madre
y todo la soñaba
la ensoñaba la atmósfera la veía retornar
como una exiliada de Chile
fue el sueño de ayer
la sueño ahora
la sigo soñando
mi madre lúcida y su lengua nenúfar
y huilles tallados en sus rocas de esteros de piedras
trasparentes
—no! me dijo en el corral
—mamá nos nace al habla
—la rabia no sirve a las mujeres
—tampoco la lengua floja
—la lengua sin tregua nos apacigua
—sí mamá
~
EL PERSONAJE TENÍA UNA AMIGA Y, COMO EN TODA TRAMA, era la antagonista. Después de oscuros sucesos fingían odiarse, dirigiéndose dardos lancerosos, como odian las pequeñas mujercitas.
(Un tumulto de obviedades las dejaron hablar).
Era una muchacha cuya posesión fue haber creado una lengua sucia. Su amiga, en cambio, se crió en un pueblo rural y se vino a estudiar servicio social. Esta visitadora era buena para conversar con la gente. Ella mantenía una correspondencia entre su vida pública y privada muy coherente.
En su vida privada era limpia, recatada y buena, “era una chica servicial” y todo lo planteaba funcional a la comunidad.
Este personaje narrativo creció en los barrios urbanos y, como en la era moderna el barrio se ha convertido en bloques y villas, vivió en sus aledaños. Como ya dije, poseía una crudeza en el filo de la lengua, más bien su lengua era ruda. Además poseía un cuerpo voluptuoso. Todos la miraban cuando caminaba acentuando su expresión en las caderas como bailarina urbana.
Según ella, el baile burgués pertenecía a las academias. Y ella aprendió a bailar en las quintas de recreo, donde se baila por rito. Fue en uno de esos lugares donde se conocieron y se odiaron. Su amiga trataba de convencerla de que había bondad en las gentes de buen corazón y, a este personaje, eso le sonó familiar. Tal vez un eco de sus viejas. La apodó “sentimiento dulzón”. Su amiga redobló su odio y, aunque su propósito fuera malearse, no le resultaba defendiendo su derecho a ser una mujer buena. Soñaba con un tierno amor, hacer pareja y tener hijos a quien entregarle todo el amor que a ella le faltó. Y aunque fracasara, por último sería foco de las narrativas sentimentales para la clase media.
Carmen Berenguer (Santiago de Chile, 1946-2024)

No hay comentarios.:
Publicar un comentario