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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 14 de agosto de 2024

geoffrey hill / para lucien richard: sobre el sufrimiento











La ruta ondulante hace que la remota marea
suba y baje. Después de las casas de los comerciantes
las chozas de pesca y los lugares que venden carnada;
tras la sombra de los árboles las desnudas extensiones de arena.
Abundan los róbalos. Aunque a los más pequeños
los vuelven a arrojar – tal la ley –la mayoría muere,
flotan un poco, y en sus escamas se refleja el sol.

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Bloques de granito en barrancas de arena.
Los pequeños faros semejan pabellones o glorietas
para pintores de dameros. Las gaviotas parecen
perezosas, aunque impecablemente equipadas.
La fina maquinaria de las naturalezas instintivas
está bien adaptada al medioambiente,
conecta las llegadas a la torre termal.

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Enfrento a Séneca, podría haber cantado
como Jonás a tu antojo. Por eso me alegré cuando
la pesada línea que arrojaste se cortó de la caña
con carnada y todo, y aleteando desapareció,
el timing perfecto, perfecta tu resignación
cargada de fracaso, la mirada muda y expresiva:
ninguna chance de practicar la custodia de los ojos.

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Entonces, medio encandilado, les dije ¿cuál
de ustedes es el ángel? ¿Y que ángel?
No creía que existiesen los ángeles. La luz
del mar fue visionaria, como lo es a veces
para la gente susceptible. Vivos o muertos
moramos en el refugio y matadero del mundo.
Que lástima la línea. Podría haber llorado.

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Geoffrey Hill (Bromsgrove, 1932-Cambridge, 2016)
Versiones de Jorge Salvetti y Darío Rojo

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