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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

martes, 7 de marzo de 2023

maría do cebreiro / la noche










Me preparo contigo para cruzar la noche,
igual que los músculos se preparan para el movimiento
y la quietud se prepara para la prisa.
No creo en la identidad entre belleza y bien.
Creo en la piel de la noche, en que en el mundo hay pliegues,
dimensiones incontables y deformes, y que el silencio de los astros
puede ser un estruendo sin ninguna armonía,
y no hay ley del relámpago ni ley del viento.
Porque en ti no deseo nada que otras mujeres
puedan desear o que otros hombres admiren.
Sé ver, sin conmoverme, las dos partes distintas
de tu rostro, y la manera en que una emplea el lenguaje
de la otra para ocultar lo diversas que son entre sí,
y con respeto a aquello que el rostro guarda.
No puedo adivinar tus secretos porque un secreto
no puede adivinarse, pero veo que los hay
y me gusta que los haya, y me atrevo a medir la hondura
de lo que callas. Soy la luz clavada en el vientre
de los caballos. La hoz que cuando arde curva el hierro
(«Para el relámpago, el hierro es miel.
Todos vivimos según nuestro código»).

***
María do Cebreiro (Santiago de Compostela, 1976)
Traducción de la autora

/

A noite

*

Prepárome contigo para cruzar a noite,
igual que os músculos se preparan para o movemento
e a quietude se prepara para a présa.
Non creo na identidade ruin o ben e a beleza.
Creo na pel da noite, en que no mundo hai pregos,
dimensións incontables e deformes, e o silencio dos astros
pode ser un estrondo sen harmonía ninguna,
e non hai unha lei do relampo nin unha lei do vento.
Porque en ti non desexo nada que a outras mulleres
poidan desexar e outros homes admiren.
Sei ver, sen conmoverme, as dúas partes distintas
do teu rostro, e o xeito no que unha emprega a linguaxe
da outra para ocultar o distintas que son entre si,
e con respecto a aquilo que o rostro garda.
Non podo adiviñar os teus segredos porque un segredo
non pode adiviñarse, pero vexo que os hai
e gústame que os haxa, e atrévome a medir a fondura
do que calas. Son o lume cravado no ventre
dos cávalos. A fouce que cando arde curva o ferro
(«Para o relampo, o ferro é mel.
Todos vivimos segundo o noso código»).

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