Anuncio

El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

jueves, 10 de noviembre de 2022

marguerite duras / las manos negativas













Ante el océano
bajo el acantilado
en el muro de granito

esas manos

abiertas

Azules
Y negras

Del azul del agua
Del negro de la noche

El hombre ha venido solo a la gruta
de cara al océano
Todas las manos poseen la misma dimensión
estaba solo

El hombre solo en la gruta ha mirado
en el ruido
en el ruido del mar
la inmensidad de las cosas

Y ha gritado

A ti, elegida, dotada de identidad, te amo

Esas manos
del azul del agua
del negro del cielo

Anodinas

Desmembradas sobre el granito gris

Para que se vean

Soy quien llama
Soy aquel que llamaba, que gritaba hace treinta mil años

Te amo

Grito que quiero amarte, te amo

Amaría a quien me escuchase gritar

En la tierra vacía permanecerán esas manos, en la pared de granito
frente al estruendo del océano

Insoportable

Ya nadie escuchará

Ni verá

Treinta mil años
Esas manos, negras

El reflejo de la luz sobre el mar hace temblar
la pared de piedra

Soy alguien soy aquel que llamaba que gritaba en aquella luz blanca

El deseo
la palabra no ha sido aún inventada

Miró la inmensidad de las cosas en el estruendo de las olas,
la inmensidad de su fuerza

y después gritó

Bajo sus pies los bosques de Europa,
sin fin

Se yergue él en el centro de piedra
de corredores
rutas de piedra
de todas partes

A tí, elegida, dotada de identidad,
te amo en un amor indefinido.

Había que descender el acantilado
vencer el miedo
El viento sopla desde el continente empuja
el océano
Las olas luchan contra el viento
Avanzan
contenidas por su fuerza
y pacientemente llegan
a la pared

Todo se destruye

Te amo más allá de tí
Amaría a quien escuchase que grito que te amo

Treinta mil años

Llamo

Llamo a quien me escuche

Deseo amarte te amo

Hace treinta mil años que grito ante al espectro blanco del mar

Soy aquel que gritaba que te amaba, a ti

***
Marguerite Duras (Saigón, 1914 - París, 1996)
Versión de Jacqueline Goldberg

No hay comentarios.:

Publicar un comentario