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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

jueves, 12 de mayo de 2022

maria marly de oliveira / psicología del recuerdo













Es tan fácil dejar la pieza así:
pañuelos, ropa apilada
zapatillas, papeles por todas partes,
libros escolares, un vaso de agua,
pero una forma de amar habla más fuerte
y va a hacer la cama, cambiando las
sábanas; el calor es tan fuerte que duele
la columna, pero ya no duele, cuando
con sueño entra
y sonríe con sueño, un ángel
por un momento tendido
en mi hombro; ahora la cama está siempre
hecha, el armario siempre ordenado, ella
muy lejos, muy lejos, en un
marco más que perfecto, y durante 
todo el día miro su habitación, los cuadros,
¡echo mucho de menos ese desorden!
ella está ahí y está aquí
dentro de mí,
y cuando ni siquiera hablamos
en el teléfono es como si
entre nosotros hubiera
un océano, como si nada

***
Maria Marly de Oliveira (Cachoeiro de Itapemirim, 1935-Rio de Janeiro, 2007)
Versión de Nicolás López-Pérez


Psicologia da lembrança

*

Tão fácil deixar o quarto assim:
lenços roupas empilhadas
tênis papéis por todo lado,
os livros do colégio, um copo d’água,
mas um jeito de amar fala mais alto
e vai fazer a cama, renovando os
lençóis; é tão forte o calor, dói
a coluna, mas nem dói mais, quando
sonolenta ela entra
e sorri sonolenta, um anjo
pousado um momento
no meu ombro; agora a cama está sempre
feita, o armário sempre arrumado, ela
longe longe longe numa
moldura mais que perfeita, e o
dia inteiro olho seu quarto, os quadros,
faz tanta falta aquela desordem!
ela está lá e está aqui
dentro de mim,
e quando sequer falamos
ao telefone é como se nem
entre nós um oceano
houvesse, como se nem.

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