miércoles, 14 de marzo de 2018

marina tsvetáyeva / tres poemas













¡Conozco la verdad! ¡Todas las verdades anteriores – fuera!
En este mundo no debería luchar el hombre contra el hombre.
Miren: la tarde, miren: viene la noche.
¿Qué desean ustedes – poetas, líderes, amantes?

El viento desciende, la tierra se cubre de rocío,
pronto, en el cielo, se helará el torbellino estelar
y bajo la tierra descansarán
los que en la tierra no dejaban dormir a otros.

~~~

Algún ancestro mío fue – violinista,
además jinete y ladrón.
¿Por eso me comporto como una callejera
y mi pelo huele a viento?

¿Acaso no es él, moreno, quien roba
con mi mano – los damascos,
el cabello rizado y la nariz aguileña,
culpable de mi destino impetuoso?

Detrás del arado espiaba a los trabajadores
mientras masticaba escaramujo.
Era un mal compañero, – ¡pero un amante
valiente y cariñoso!

Aficionado a la flauta, la luna y los collares,
y a las jóvenes del pueblo…
Me parece que mi antepasado de ojos amarillos
también era un cobarde.

Por una moneda le vendió su alma al diablo –
no pasaba a medianoche por el cementerio.
Andaba con un cuchillo
escondido en la bota.

Una vez se apareció en la esquina,
saltó como un gato flexible…
Comprendí que mi ancestro
¡no se dedicaba al violín!

~~~

No puede navegar un barco para siempre,
tampoco el ruiseñor cantar.
Tantas veces quise vivir
¡y tantas morir!
Cansada de este juego,
como del bingo en la infancia,
me apartaré,
feliz de no creer
que existe un mundo mejor que éste.

***
Marina Tsvetáyeva (Moscú, 1892-Yelábuga, 1941) Noche mía, rival mía. Buenos Aires: Editorial Llantén, 2017.
Versiones de Natalia Litvinova

No hay comentarios.:

Publicar un comentario