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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 21 de marzo de 2018

mayra oyuela / poema para nunca ser leído después de una única noche














Ya en esta ingravidez
obligada
a atarme una y otra vez los zapatos,
sólo para desperdiciar  ese segundo de verdad
en tus ojos de almendra,
Me dirás que la lluvia no existe
que estos dos años de no ir al cine
son  un cuento, un pretexto barato
 para no hacer el amor con un desconocido.
Me dirás que llegué tarde,
¡como siempre!
tarde para la cena
tarde para la velada con tus amigos imaginarios,
tarde para redactarte la carta de amor cuando te conocí
y la que debí escribir horas después,
 la madrugada en  que te marchaste  así como abril,
ardiendo en el pecado de recordarte:
desnudo y a media luz en mis brazos.
-Debí ser menos austera-
Romperme  la blusa azul con su caída libre
para dejarte ver  mi pecho efervescente de deseo
-Debí ser la excepción –
 permitirte destruir con cada uno de tus dientes
todo el desdén de mis palabras de amor suspicaz.
Debí golpearte la frente
yo tu idea absoluta,
¡Que insensata!
Fingir con más ganas que no importaba que te fueras,
que olvidaras mis formas de desnudarme en silencio,
con miedo de planeta a medió descubrir,
y entonces comer de tu ritmo,
replicando mi sombra en tus parpados
Alzada a tu estatura
ser amada dilapidadamente
como siempre lo espere.

***
Mayra Oyuela (Tegucigalpa, 1982)

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