Salir
*
Desprenderse de la manta, la cama, el
miedo, el tercio, el cuarto, desprenderse de
toda simbología y religión; desprenderse del
espíritu, desprenderse del alma, abrir la
puerta principal y salir. Esta es
la única vida y contiene inimaginable
belleza y dolor. Ya el sol,
los colores de la tierra y el
aire azul – el cielo del día –
se han sumergido hasta la próxima aurora; la
noche está radiante y Dios no
existe ni hace falta. Todo es
gratuito: las luces cinéticas de las avenidas,
la silueta al viento de las palmeras
y el ansia insaciable del jazmín;
y, sobre todas las cosas, el
eterno silencio de los espacios infinitos que
nada dicen, nada quieren decir y
nada jamás han necesitado ni necesitarán esclarecer.
~
Medusa
*
Corté la cabeza de Medusa
por envidia. Quise yo mismo la mirada
sin ojos que ve y rechaza
ser vista y así vuelve
de piedra a los demás: piedras
sí, preciosas, de la más pura agua,
donde la mirada se sumerge hasta la médula,
diáfanas, translúcidas, ciegas.
He reflexionado mucho, antes. En realidad
estos ojos míos provienen de carne
de mujer, no de la nada inmortal
de la divinidad. ¿Cómo mirar
a Gorgona con ellos? Pero apena
pensando así, recordé ser mortal
ella también: y su padre es un dios
del mar pero yo soy hijo de Zeus.
Aún así no quise mirarla cara a
cara. Cogí prestado el espejo
de mi hermana y me adentré en la habitación
de Medusa de soslayo, viendo
todo por reflejos: su cuerpo
en tercer plano, detrás de héroes
de piedra y de mis sesgados ojos
en primerísimo. He aquí el corte
de la lámina especular: a este lado
yo, sin cuerpo, mirando; al otro
lado yo, ojo mirado, ojo oblicuo
y rostro y cuerpo entre muchos cuerpos,
uno de ellos el suyo. La misma lámina
la decapitó también: a este lado
guardo su mirada y su tarea;
y allá yace su bulto desalmado.
Pero nada es tan sencillo. Del cuello
cortado nació un caballo alado
(el dios del mar la había fecundado)
y zambulló en el horizonte en fuego
crepuscular. Se dice que, en el monte
Helicón, su coz abrió una fuente.
Siendo sin ser, de madrugada
me levanto con sed de esa agua.
***
Antonio Cicero (Río de Janeiro, 1945-Zúrich, 2024)
Versiones de María Alonso Seisdedos y Miguel Cabelo respectivamente
/
Sair
*
Largar o cobertor, a cama, o
medo, o terço, o quarto, largar
toda simbologia e religião; largar o
espírito, largar a alma, abrir a
porta principal e sair. Esta é
a única vida e contém inimaginável
beleza e dor. Já o sol,
as cores da terra e o
ar azul – o céu do dia –
mergulharam até a próxima aurora; a
noite está radiante e Deus não
existe nem faz falta. Tudo é
gratuito: as luzes cinéticas das avenidas,
o vulto ao vento das palmeiras
e a ânsia insaciável do jasmim;
e, sobre todas as coisas, o
eterno silêncio dos espaços infinitos que
nada dizem, nada querem dizer e
nada jamais precisaram ou precisarão esclarecer.
~
Medusa
*
Cortei a cabeça da Medusa
por inveja. Quis eu mesmo o olhar
sem olhos que vê e se recusa
a ser visto e desse modo faz
das demais pessoas pedras: pedras
sim, preciosas, da mais pura água,
onde o olhar mergulha até a medula,
diáfanas, translúcidas, cegas.
Refleti muito, antes. Na verdade
estes meus olhos provêm de carne
de mulher, não do nada imortal
da divindade. Como encarar
com eles a Górgona? Mas mal
pensando assim, lembrei ser mortal
ela também: e seu pai é um deus
do mar mas eu sou filho de Zeus.
Mesmo assim não quis enfrentá-la olhos
nos olhos. Peguei emprestado o espelho
da minha irmã e adentrei o cômodo
da Medusa de soslaio, vendo
tudo por reflexos: o seu corpo
em terceiro plano, atrás de heróis
de pedra e dos meus olhos esconsos
em primeiríssimo. Eis o corte
da lâmina especular: do lado
de cá eu, sem corpo, a olhar; do outro
lado eu, olho olhado, olho enviesado
e rosto e corpo entre muitos corpos,
um dos quais o dela. A mesma lâmina
decapitou-a também: do lado
de cá guardo seu olhar e faina;
e lá jaz seu vulto desalmado.
Mas nada é tão simples. Do pescoço
cortado nasceu um cavalo de asas
(é que o deus do mar a engravidara)
e mergulhou no horizonte em fogo
crepuscular. Contam que, no monte
Hélicon, seu coice abriu uma fonte.
A ser não sendo, de madrugada
levanto com sede dessa água.

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