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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 4 de octubre de 2023

violeta parra / dos poemas













Pero, pensándolo bien

*

Pero, pensándolo bien
y haciendo juicio a mi hermano,
tomé la pluma en la mano
y fui llenando el papel.
Luego vine a comprender
que la escritura da calma
a los tormentos del alma,
y en la mía, que hay sobrantes,
hoy cantaré lo bastante
pa’ dar el grito de alarma.

Empezaré del comienzo
sin perder ningún detalle;
espero que no me falle
lo que contarles yo pienso.
A lo mejor no convenzo
con mi pobr’ inspiración,
escas’ ando de razón,
mi seso está ’polilla’o,
mi pensamiento nubla’o
con tanta preocupación.

Recularé algunos años
y de lugar mudaré,
así les relataré
sin «coilas» y sin engaños.
Que se descarguen los daños
en la pobre relatora
por no valerle hast’ ahora
haberse amarra’o a Chile.
Si el canto no le da miles,
válgame Dios, la cantora.

Primero, pido licencia
pa’ «trasportar» la guitarra;
después, digo que fue Parra
quien me donó l’existencia.
Si me falta l’elocuencia
para tejer el relato,
me pongo a pensar un rato
afirmando el «tuntuneo»,
a ver si así deletreo
con claridez mi retrato.

Tenga calma la compaña,
ya viene la despedí’a;
la poca sabiduría
mis ocurrencias empaña.
Siempre la suerte m’engaña
por mucha ilusión que tenga.
Que la fuerza me sostenga
si el sacrificio es en vano,
y no me condene, hermano:
no hay mal que por bien no venga.


La suerte mía fatal

*

La suerte mía fatal
no es cosa nueva, señores;
me ha dado sus arañones
de chica muy despiadá’.
Batalla descomunal
yo libro desde mi infancia;
sus temibles circunstancias
me azotan con desespero,
dejándome años enteros
sin médula y sin sustancia.

Dice mi mama que fui
su guagua más donosita,
pero la suerte maldita
no lo quiso consentir.
Empezó a hacerme sufrir,
primero, con la alfombrilla,
después la fiebre amarilla
me convirtió en orejón,
otra vez, el sarampión,
el pasmo y la culebrilla.

De Santiago, pa’ Lautaro
con siete crías colgando,
petaca’ y monos andando,
busca mi taita reparo.
Su capataz l’hizo un aro
diciendo: «Mire, Parrita,
la cosa está aquí malita,
se le traslada pa’l sur,
acomode su baúl,
recíbame esta platita».

Mi taita fue muy letrario,
pa’ profesor estudió,
y a las escuelas llegó
a enseñar su diccionario.
Mi mama, como canario,
nació en un campo florí’o,
como zorzal entumí’o
creció entre las candelillas.
Conoce lo qu’es la trilla,
la molienda y l’amasijo.

Con un chiquillo en los brazos,
los otros seis a la cola,
entramos como una ola,
contentos como payasos,
casi pisando los pasos
de mi preocupa’o paire,
que los monta por los aires
a una casa misteriosa
que yo la vi más hermosa
que la capilla del fraile.

***
Violeta Parra (San Fabián de Alinco, 1917-Santiago de Chile, 1967)
Pintura de Cecilia Vicuña

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