lunes, 1 de abril de 2024

especial | mes de la poesía peruana

Perú es un territorio siempre indómito, de lenguas filudas y letales, de afectos desmesurados e una intensidad geográfica y de piel, donde lo telúrico va más allá de la tierra. La poesía en estos confines estuvo encargada a los amautas que tejían los hilos de la cosmovisión del mundo andino y los orígenes de los incas y, luego, fue pasando de generación en generación, de canto en canto, de voz a texto. No podemos dejar de nombrar a los al eco del harawi, del haylli y de las formas coloniales y de la época independentista tales como el huayno y el yaraví. Huelga decir que con el proyecto nacionalizador y del Estado peruano, la hegemonía expresiva fue consolidándose en el idioma español. Sin perjuicio de ello, en la comparecencia infinita ya hemos recogido poesía en idioma shipibo (Chonon Bensho) y en quechua (Gloria Mendoza Borda, José María Arguedas). La pluralidad de lenguajes es patente, quizás es una de las tierras más fértiles en lo que respecta a las formas poéticas. Destaquénse también esos notables esfuerzos por investigar la naturaleza de la poesía, el por qué del poema y la vivisección de las emociones y las reflexiones del ser humano. Se insiste, probablemente, una de las patrias más prodigiosas y generosas en resonancias por medio de la palabra. No es casualidad que el Discurso en loor de la poesía (1608) haya remarcado la calidad de la poesía en tanto don y, adicionalmente, le haya conferido una génesis en la tierra misma. 

Por otra parte, se sugiere revisar el repositorio en la sección "poesía peruana" que acumula más de un centenar de poemas y autorxs. De todas maneras, durante todo abril se abultará aún más el registro ya existente. Esta vez no nos basta con el día del poeta nacional (en Perú) que cada 15 de abril celebra, además, el natalicio de César Vallejo. Abrimos los fuegos con una reflexión notable y actual del sorprendente escritor Julio Barco y un poema de María Emilia Cornejo. 

El artículo de Barco se dice actual, toda vez que en el siglo XXI la imagen país es un commodity, un artículo de exportación: el Perú como su cocina, sus paisajes y su folclor. Al final del día, lo que puede venderse, a lo que se le puede colocar el precio. La poesía no es una mercancía. Al contrario, su valor es la subversión del valor económico. Barco, pensando en el futuro, se aboca a la ontología de un país que últimamente ha sido golpeado por la pandemia y crisis de confianzas. En estos días, la presidenta Dina Boluarte está siendo investigada por un presunto caso de corrupción y el ex presidente Pedro Castillo se encuentra sujeto a una medida cautelar de prisión preventiva que lo tiene recluido, todo en el marco de un proceso que lo investiga por un intento de golpe de Estado. No son las únicas figuras que defraudan a la colectividad, flancos como la depredación neoliberal, la pobreza y el narcotráfico siguen ensanchándose. Sin embargo, la poesía intenta reparar ese tejido de tristezas y desposesiones, ¿será que Barco acierta en que el país es un poema a re-escribir? Probablemente, durante este abril intentaremos re-leerlo a partir de poemas y autorxs de ayer y mañana. Esta es la primera palabra. No sabemos cuándo vendrá la última. 

*

Julio Barco
(Lima, 1991)

Perú, poema a re-escribir

De repente no la Marca Perú, ni el país como una bandera que no es lo que somos, pero sí el sueño de fortalecer la unidad y aprender de las diferencias de todos: lograr esa comprensión es necesaria ahora que vivimos en tiempos donde no existe el diálogo y todo es tan veloz y poco reflexivo.

Ese Perú de Vallejo, de Juan Ramírez Ruiz, de Tulio Mora, Verástegui, de Moro y Calvo, de Varela, Flora Tristán y Martín Adán; de tantos pintores como Humareda o Chávez, pero también de nuestros tíos y abuelos, hermanos y hermanas, gente que luchó en sus espacios por la mejora; lo que, también y en su diversidad, nos hace pensar en la pregunta de siempre, finalmente, ¿qué es el Perú?

Pregunta de grado adolescente,. Y aquí Vallejo nos dice algo impecable: «Nos encontramos, pues, en el Perú,con una nacionalidad fallida. ¿No ha existido nunca? Se sentiría uno tentado a creer que esas zonas han vivido siempre aisladas a la existencia de sus vecinos (…)(1)» como también: «el Perú es tres países, cada cual, con su lengua, sus creencias y costumbres de todo distintas(2). Y pensemos en esos poderes cuando soñemos el horizonte del Perú. Y pensemos qué es el Perú en la agenda mundial, qué es para los países vecinos; cómo podemos movernos hacia otro futuro. Me pregunto si acaso aún somos dependientes de todo el movimiento de la economía mundial y qué pobre papel tenemos.

Un país pequeño y complejo, raro y elocuente. Lima con sus calles y parques macilentos; Trujillo con sus plazas y avenidas; Arequipa con sus calles angostas y balcones; Cajamarca con el resplandor de sus cielos despejados… Ese Perú que vive aún en el viejo criollismo de las sectas, que no quiere otros discursos, que solo se cierra en sus plásticos coloquios banales no me interesa: ese Perú no deseo. Queremos educación, queremos cultura para todos, queremos más bibliotecas para que el ciudadano pueda mejorar su crítica con el sistema que vivimos.

Sin embargo, la sociedad calla; el silencio de las casas reina los cuerpos; hay miedo por la peste; hay terror por la pobreza; hay jóvenes por todos lados robando o haciendo obras. El Perú encerrado en los estudios y medios de comunicación que solo cantan a la empresa no quiero; el Perú de los que luchan, los que, como dijo el Poeta, ponen aquí sus ilusiones y sueños. Y que paradoja lograr la unidad entre tantos cantos sonoros, y qué delicioso sería que todos compartan caminos más unidos.

Estamos todos llamados a fundar la esperanza, la lucha y la crítica estética que toda sociedad necesita. Yo alzo desde aquí mi fuego. No solo el de mi apasioando latido juvenil ni el de mi arte, sino el de las venas y sangre que late por mis ideales.

Saludo y estoy junto a todos los que buscan un cambio real y si acaso la insolencia de mi corazón me arroja a este escenario, es también para fustigar a todos esos canallas y tibios que viven en el mecanismo de la corrupción. No estamos solos, somos una gran ola construyendo este nuesto poema llamado Perú. Yo alzo desde aquí mi luz.

Y ese Perú que me duele ahora con sus 40 mil muertos y muchos ahora sufriendo; no solo por el virus sino, en realidad, por la injusticia de un Estado que favorece a los grandes monopolios. Hay dinero, no hay una mirada hacia la mayoría, no hay mirada real hacia todos ni bienestar general. Hace falta despertar: para observar que esa fuerza no nace sino de nosotros mismos, y para lograr fortalecer las estructuras del complejo espacio que habitamos debemos empezar por sembrar en nuestras ideas la posibildiad de una educación crítica.

Pienso en el Mundo y en el Mundo pienso en mi gran y pequeño país, hermoso y latiendo. Aquí, amigos y amigas, desde mi desordenada biblioteca, un fuerte abrazo y sigamos estudiando, trabajando y haciendo más cultura, en amistad y en paz con todos.

Yo dejo aquí mis palabras, sustancia que palpita y arroja sombra. Hace falta agarrar un lápiz para volver a escribir este país, el Perú es un país a re-escribir. El poder de la creatividad como fuego diario.

Lima, julio, 2020

(1) y (2) Del libro César Vallejo Corresponsal de prensa / Antología de crónicas y artículos.

Originalmente publicado el 30 de julio de 2020 en Lenguaje Perú.

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todas las cosas tuyas
te poseen
como un secreto
en cada una de tus partes.
en el reloj
de caracoles sonoros
eres
las manecillas llorosas
que agurdan
segundos y minutos;
tienes con el tiempo y el reloj
una sagrada alianza
y
cual dios
todo lo detienes
y todo lo conviertes en espera;
y sólo tú sabes
cuántas horas he perdido
tratando de olvidarte,
entre libros de polvo y años
que algún poeta enamorado
a su amada dedicó;
tratando de olvidarte
en cada una de tus cosas
en todas las cosas tuyas
que te guardan y conservan;
y tienes vida,
la biblia que tiene tu palabra,
de ceniza y cal ardiente,
de enfermedad, delirio y muerte;
la rosa que tiene tu perfume,
de tibieza y paz constante,
de amor, dulzura y vida;
y la losa con tu nombre
que te aguarda eternamente,
desde el origen del mundo
y de tus días.

***
María Emilia Cornejo (Lima, 1949-1972)

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