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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

sábado, 16 de marzo de 2024

mia couto / cuatro poemas










El Espejo

*

Ese que en mí envejece
Se asomó al espejo
para intentar mostrar que soy yo.

Los otros de mí,
fingiendo desconocer la imagen,
me dejaron a solas, perplejo,
con mi súbito reflejo.

La edad es esto: el peso de la luz
con el que nos vemos.

~

Espiral

*

En lo oculto del vientre,
el feto se explica como el Hombre:
en sí mismo enroscado
para caber en el que todavía va a ser.

Cuerpo ansiando ser barco,
agua soñando dormir,
regazo en sí mismo encontrado.

En la espiral del feto,
el ovillo del afecto
ensaya su primer infinito.

~

Promesa de una noche

*

cruzo las manos
sobre las montañas
un río se evapora

al fuego del gesto
que inflamo

la luna se eleva
en tu frente
mientras palpas la piedra
hasta ser flor

~

El Amor, Mi Amor

*

Nuestro amor es impuro
como impura es la luz y el agua
y todo cuanto nace
y vive más allá del tiempo.

Mis piernas son agua,
las tuyas son luz
y dan la vuelta al universo
cuando se enlazan
hasta volverse desierto y oscuridad.
Y yo sufro al abrazarte
después de abrazarte para no sufrir.

Y te toco
para que dejes de tener cuerpo
y mi cuerpo nace
cuando se extingue en el tuyo.

Y respiro en ti
para axfisiarme
y miro en tu claridad
para cegarme,
mi Sol vertido de Luna,
mi noche alboreada.

Tú me bebes
y yo me convierto en tu sed.

Mis labios muerden,
mis dientes besan,
mi piel te viste
y te quedas aún más desnuda.

Pudiera yo ser tú
y en tu nostalgia ser mi propia espera.

Pero yo me acuesto en tu lecho
cuando sólo quería dormir en ti.

Y te sueño
cuando ansiaba ser un sueño tuyo.

Y levito, vuelo de semiente,
para en mí mismo plantarte
menos que flor: simple perfume,
recuerdo de pétalo sin suelo donde caer.

Tus ojos inundando los míos
y mi vida, ya sin lecho,
va saltando márgenes
hasta todo ser mar.
Ese mar que sólo hay después del mar.

***
Mia Couto (Beira, 1955)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez

/

O Espelho

*

Esse que em mim envelhece
assomou ao espelho
a tentar mostrar que sou eu.

Os outros de mim,
fingindo desconhecer a imagem,
deixaram-me a sós, perplexo,
com meu súbito reflexo.

A idade é isto: o peso da luz
com que nos vemos.

~

Espiral

*

No oculto do ventre,
o feto se explica como o Homem:
em si mesmo enrolado
para caber no que ainda vai ser.

Corpo ansiando ser barco,
água sonhando dormir,
colo em si mesmo encontrado.

Na espiral do feto,
o novelo do afeto
ensaia o seu primeiro infinito.

~

Promessa de uma noite

*

cruzo as mãos
sobre as montanhas
um rio esvai-se

ao fogo do gesto
que inflamo

a lua eleva-se
na tua fronte
enquanto tateias a pedra
até ser flor

~

O Amor, Meu Amor

*

Nosso amor é impuro
como impura é a luz e a água
e tudo quanto nasce
e vive além do tempo.

Minhas pernas são água,
as tuas são luz
e dão a volta ao universo
quando se enlaçam
até se tornarem deserto e escuro.
E eu sofro de te abraçar
depois de te abraçar para não sofrer.

E toco-te
para deixares de ter corpo
e o meu corpo nasce
quando se extingue no teu.

E respiro em ti
para me sufocar
e espreito em tua claridade
para me cegar,
meu Sol vertido em Lua,
minha noite alvorecida.

Tu me bebes
e eu me converto na tua sede.

Meus lábios mordem,
meus dentes beijam,
minha pele te veste
e ficas ainda mais despida.

Pudesse eu ser tu
e em tua saudade ser a minha própria espera.

Mas eu deito-me em teu leito
quando apenas queria dormir em ti.

E sonho-te
quando ansiava ser um sonho teu.

E levito, voo de semente,
para em mim mesmo te plantar
menos que flor: simples perfume,
lembrança de pétala sem chão onde tombar.

Teus olhos inundando os meus
e a minha vida, já sem leito,
vai galgando margens
até tudo ser mar.
Esse mar que só há depois do mar.

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