lunes, 31 de julio de 2023

carmen conde / dos poemas













Dominio

*

Necesito tener el alma mansa
como una triste fiera dominada,
complacerle con púas la tersura
de su piel deslumbrada en mansedumbre.

Es preciso domarla, que su fiebre
no me tiemble en la sangre ni un minuto.
Que la aneguen los fuegos del aceite
más espeso de horror, y que resista.

¡Oh, mi alma suave y sometida,
dulce fiera encerrándose en mi cuerpo!
Rayos, gritos, helor, y hasta personas
acuciándola a salir. Y ella, oscura.

Yo te pido, amor, que me permitas
acabar con mi tigre encarcelado.
Para darte (y librarme de esta furia),
una quieta fragancia inmarchitable.

~

El universo tiene ojos

*

Nos miran;
nos ven, nos están viendo, nos miran
múltiples ojos invisibles que conocemos de antiguo,
desde todos los rincones del mundo. Los sentimos
fijos, movedizos, esclavos y esclavizantes.
Y, a veces, nos asfixian.

Querríamos gritar, gritamos cuando los clavos
de las interminables vigías acosan y extenúan.
Cumplen su misión de mirarnos y de vemos;
pero quisiéramos meter los dedos entre sus párpados.

Para que vieran,
para que viéramos frente a frente,
pestañas contra pestañas, soslayando el aliento
denso de inquietudes, de temores y de ansias,
la absoluta visión que todos perseguimos.

¡Ah, si los sorprendiéramos, concretos,
coincidiendo en la fluida superficie del espejo!

Nos mirarán eternamente,
lo sabemos.
Y andaremos reunidos, sin hallarnos como mortales
en tomo a la misma criatura intacta
que rechaza a los ojos que ha creado.
¿Para qué, si no vamos a verla, aunque nos ciegue,
hizo aquellos y estos innumerables ojos?

***
Carmen Conde (Cartagena, 1907-Majadahonda, 1996)

domingo, 30 de julio de 2023

luis cernuda / dos poemas









Diré cómo naciste

*

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
Como nace un deseo sobre torres de espanto,
Amenazadores barrotes, hiel descolorida,
Noche petrificada a fuerza de puños,
Ante todos, incluso el más rebelde,
Apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
Todo es bueno si deforma un cuerpo;
Tu deseo es beber esas hojas lascivas
O dormir en esa agua acariciadora.
No importa;
Ya declaran tu espíritu impuro.

No importa la pureza, los dones que un destino
Levantó hacia las aves con manos imperecederas;
No importa la juventud, sueño más que hombre,
La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
De un régimen caído.

Placeres prohibidos, planetas terrenales,
Miembros de mármol con sabor de estío,
Jugo de esponjas abandonadas por el mar,
Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,
Libertades memorables, manto de juventudes;
Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
Es vil como un rey, como sombra de rey
Arrastrándose a los pies de la tierra
Para conseguir un trozo de vida.

No sabía los límites impuestos,
Límites de metal o papel,
Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
Adonde no llegan realidades vacías,
Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

Extender entonces una mano
Es hallar una montaña que prohíbe,
Un bosque impenetrable que niega,
Un mar que traga adolescentes rebeldes.

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
Ávidos dientes sin carne todavía,
Amenazan abriendo sus torrentes,
De otro lado vosotros, placeres prohibidos,
Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
Tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

Abajo, estatuas anónimas,
Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
Una chispa de aquellos placeres
Brilla en la hora vengativa.
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

~

El viento y el alma

*

Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.

Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.

Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.

***
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963)

sábado, 29 de julio de 2023

sergio rodríguez saavedra / cuatro poemas













Le gritaban borracho, mujeriego un bueno para nada

*

                                                        a Martín Vargas

Ahora que sabes como  muerde la galucha herida
y el “Pega martín pega” se ha transformado
en la búsqueda de una pega mal asalariada.

Ahora que duelen tus nudillos cuando llovizna
y ese automóvil flamante
es un hueso quebrado en la memoria:
recuerdos que tiran la toalla
y caen derrotados en este rincón.

Ahora, mientras los perfectos pómulos de una Miss
han ocupado el lugar de tus cicatrices en la pantalla
descubres que esos colores de la Virgen de Lourdes
no pueden, ni podrán, rayar las pintas de ningún tigre.

Sí, ahora tienes razón: la vida es un puñetazo.

~

Ritual de la resurrección

*

Escogeremos el calendario viejo
para iniciar nuestra memoria.

Escribiremos para que otro sentido herede la voz:
un atrapa niebla de palabras ausentes
ahogadas en el río ligero del olvido.

Y cuando este pueblo baje óvulo su invierno
a buscar nuevos hijos para la arruga
nuestro silabear será la lluvia jugando
con dibujos que un niño traza en la ventana.

Dejemos que estas redes
sean remendadas por los muertos,
un hombre envejece
sólo cuando olvida su primer sueño.
Es hora de conversar y beber con mis parientes.
Están alrededor de la mesa:
el tío que ha de morir bajo las patas
de un caballo loco y la abuela que conocí
a través de la altiva tristeza de mi madre.
No tenemos medallas para este siglo.
Somos destino y sucesión:
el tiempo suficiente
de la oruga en su arrastre
de la sílaba en su tierra
del amor en su preñez.
Estamos bebidos hasta las sienes
pero recogeremos el canto, porque
si algo perece estas manos sabrán forjar

nuevamente su tierra
y cuando para uva sea, entonces
su cielo.

~ 

Boceto de bahía para Homero

*

Escribo memoria en este embarcadero
cuando sus redes traen más frío
del que podemos recordar.
Queda sólo el tejido de las barcas,
el grito de Ulises llamando en vano
este perro ahogado en otro siglo.
Rostros que hace tiempo parecen
condición del pasado
observan sospechando que trafique
el vino amargo de los naufragios.
He cambiado sandalias al ausente
dejándoles sumidos
en nombres que ya nadie intenta evocar.
Tal vez la pregunta sea devolverse,
abandonar nuestros candados a la bruma
dejando que entre el padre a contar
otro día como peces dispuestos para cebar,
coger esos libros que jamás leyó,
acariciar sus lomos preguntando cuál es la tarea,
cerrar los ojos pensando si ha crecido la casa
o es el mar quien camina más cerca,
comenzar amando los días
porque se han ido tantos años
y se cree escuchar ladridos
donde revientan estos huesos
ya salados por la espuma.

~ 

A veces, Ítaca

*

Seré la tumba de mi padre algún día.
Navegaré esos pasillos de la casa natal
gritando entre su niebla
un nombre que nadie escucha.
Odiseo convocará estos ausentes
al viaje de la lluvia.
                            Pero la vida
no puede navegar sin tus remeros
- me dice.
 
***
Sergio Rodríguez Saavedra (Santiago de Chile, 1963)
Fotografía de Silvana Gajardo 

viernes, 28 de julio de 2023

william wordsworth / erraba solitario como una nube













Erraba solitario como una nube
que flota en las alturas sobre valles y colinas,
cuando de pronto vi una muchedumbre,
una hueste de narcisos dorados;
junto al lago, bajo los árboles,
estremeciéndose y bailando en la brisa.

Continuos como las estrellas que brillan
y parpadean en la Vía Láctea,
se extendían como una fila infinita
a los largo de aquella ensenada;
diez mil narcisos contemplé con la mirada,
que movían sus cabezas en animada danza.

También las olas danzaban a su lado,
pero ellos eran más felices que las áureas mareas:
Un poeta sólo podía ser alegre
en tan jovial compañía;
yo miraba y miraba, pero no sabía aún
cuánta riqueza había hallado en la visión.

Pues a menudo, cuando reposo en mi lecho,
con humor ocioso o pensativo,
vuelven con brillo súbito sobre ese ojo
interior que es la felicidad de los solitarios;
y mi alma se llena entonces de deleite,
y danza con los narcisos.

***
William Wordsworth (Cockermouth, 1770-Rydal Mount, 1850)
Versión de Sebastián Beringheli
Retrato por Benjamin Robert Haydon

/

I Wandered Lonely as a Cloud

*

I wandered lonely as a cloud
That floats on high o’er vales and hills,
When all at once I saw a crowd,
A host, of golden daffodils;
Beside the lake, beneath the trees,
Fluttering and dancing in the breeze.

Continuous as the stars that shine
And twinkle on the milky way,
They stretched in never-ending line
Along the margin of a bay:
Ten thousand saw I at a glance,
Tossing their heads in sprightly dance.

The waves beside them danced; but they
Out-did the sparkling waves in glee:
A poet could not but be gay,
In such a jocund company:
I gazed—and gazed—but little thought
What wealth the show to me had brought:

For oft, when on my couch I lie
In vacant or in pensive mood,
They flash upon that inward eye
Which is the bliss of solitude;
And then my heart with pleasure fills,
And dances with the daffodils.

jueves, 27 de julio de 2023

diane seuss / poesía romántica











Ahora que la televisión se ha ido y la música
se desvaneció,
sólo estoy yo aquí, y el silencio ahogado
que una araña envuelve alrededor de un bocado vivo.
Y a veces, a menudo, lo insoportable.
Pero lo soporto, como tú.
Hace mucho tiempo, llevé una maleta llena de libros,
la llevé lejos por las calles de la ciudad. Para venderlos, supongo, en algún
lugar de libros usados, una de esas puertas que bajan
escalones hacia la oscuridad. El olor

a moho, a páginas dobladas, manoseadas.
La maleta, grande, cuadrada y de bordes afilados
cubierta de piel de serpiente, comprada en Goodwill
por un dólar, sabiendo que tenía que viajar,
algo de carga, y tenía razón.
No sé qué libros vendí.
Quizá allí fue a parar "Poesía Moderna".
La cubierta rojo cereza y blanco flor.
Puedo ver su lomo en el ojo de mi mente,
apuntando hacia abajo por debajo de la humedad

y la oscuridad hacia el acueducto
bajo la ciudad y haciéndose camino hacia el río.
Poemas deslizándose por el lomo del libro
hacia el agua, el choque del frío y la humedad,
abajo donde mi mucosa uterina, mi sangre
y las ovulaciones desechadas y el tejido fetal botado
nada, debajo de la ciudad.
Los micro-muertos llevan los poemas modernos
como botes con forma de cisne en el parque.
Desde el parque hasta el río, hasta el mar.

Estoy pensando en PJ Harvey y Nick Cave.
Baladistas. Amantes. Vita y Virginia.
Frank O'Hara y Vincent Warren. De algún modo
llevamos a nuestros amores perdidos al mar. O ellos nos llevan.
No importa. Poeta o poema o lector, el mismo
ectoplasma. Lo moderno, en el tiempo, se vuelve antiguo
y las caras de piedra de los muertos se convierten en símbolos
maduros para ser aplastados. Ahora que lo pienso
los símbolos son terribles. Como el tirano
que gritaba a las masas

parte de su campaña de lavado de cerebro:
Lo sé y tú lo sabes también.
Yo tenía veintitrés años cuando vendí
"Poesía Moderna" y partí para Italia, buscando
Poesía romántica, que era, en ese entonces,
moderna y encontré mi camino a Roma,
y a la habitación donde murió Keats.
Su lecho de muerte, un facsímil.
Todo lo que tocó fue quemado,
para matar lo que lo mató.

Levanté su máscara mortuoria de su lugar,
la acuné, cerré los ojos y besé sus labios
hasta que el yeso se calentó
y manché su cara
con el carmín de mis labios. Rojo
como la portada de "Poesía Moderna".
El color de las gotitas de sangre arterial
que tosía sobre sus sábanas y veía
a la luz de las velas. Entonces supo que estaba acabado.
Su sentencia de muerte, lo llamó.

Después de tantos besos en la cara y ojos
y en las pestañas reticuladas,
frías y enredadas
mis labios fueron cerezos
mi cara, tiza. Como si hubiese tomado
algo de él.
y no me refiero solo a la tisis
a través de las que mis pulmones se quemaron por años.
Aún se queman.
Este es el peligro del éxtasis de besar

a los poetas muertos o moribundos en la boca.
La enfermedad que agarras —bueno,
te cambia.
El cosquilleo en las vértebras
la carga erótica, estará por siempre casada
a las encarnaciones previas de la poesía.
Por eso es que el matrimonio nunca fue para mí.
Siempre quise llegar a la parte
donde la muerte nos separa
y pudiera encontrarme de nuevo.

Keats era un cadáver tan compacto.
Sólo un metro y medio de alto, más bajo que Prince,
e intrincadamente diseñado. Siempre,
lo estaba trabajando, elaborando,
el significado del sufrimiento, el del mundo,
el suyo, el encuentro con la belleza,
casi sinónimo de sufrimiento,
cómo la empatía podía extinguirlo,
y podía dejar por fin la maleta,
o entregarlo por fin a sí mismo, tan distinto

como las ondas de su pelo y el puente
de su nariz. Qué auspicioso,
raro, exuberante,
extraño, pervertido, trascendente,
romántico, ser joven, sólo veintitrés años,
y acunarlo
en mis brazos, mientras escuchábamos
el burbujeo del agua
de la Fontana della Barcaccia
por la ventana abierta.

***
Diane Seuss (Michigan City, 1956)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Romantic poetry

*

Now that the TV is gone and the music
has been hauled away,
it’s just me here, and the muffling silence
a spider wraps around a living morsel.
And at times, often, the unbearable.
I bear it, though, just like you.
Long ago, I bore a suitcase filled with books,
bore it far on city streets. To sell, I guess, at some
used-books place, one of those doorways down
steps into dankness and darkness. The scent

of mildewed, dog-eared, fingered pages.
The suitcase, big and square and sharp-cornered,
covered in snakeskin, bought at Goodwill
for a dollar, knowing I had some travelling to do,
some lugging, and I was right.
What books I sold I do not know.
Maybe that’s where “Modern Poetry” went.
The cover cherry-red and blossom-white.
I can see its spine in my mind’s eye,
pointing downward beneath the dank

and the dark to the water tunnelling
under the city and making its way to the river.
Poems sliding down the book’s spine
into water, the shock of the cold and dank,
down where my uterine lining, my blood
and cast-off ovulations, cast-off fetal
tissue swims, below the city.
The micro-dead ride modern poems
like swan boats in the park.
From the park to the river to the sea.

I’m thinking now of PJ Harvey and Nick Cave.
Balladeers. Lovers. Vita and Virginia.
Frank O’Hara and Vincent Warren. Somehow,
we ride our lost loves out to sea. Or they ride us.
It doesn’t matter. Poet or poem or reader, the same
ectoplasm. The modern, in time, becomes antique,
and the stone faces of the dead convert to symbols,
ripe for smashing. Come to think of it,
symbols are terrible. As the tyrant
shouted to the masses,

part of his brainwashing campaign:
I know it, and you know it, too.
I was twenty-three when I sold off
“Modern Poetry” and sailed to Italy, seeking
Romantic poetry, which was at one time
modern, and found my way to Rome,
and Keats’s death room.
His deathbed, a facsimile.
Everything he touched was burned,
to kill what killed him.

I lifted his death mask from its nail,
cradled it, closed my eyes and kissed his lips
until the plaster warmed,
and stained his face
with the lipstick on my lips. Red
as the cover of “Modern Poetry.”
The color of the droplets of arterial blood
he coughed onto his sheets, and viewed
by candlelight. Then he knew he was done for.
His death warrant, he called it.

After those many kisses over his face and eyes,
and the reticulated eyelashes,
cold and tangled,
my lips were blossom-white,
my face, chalked. Like I’d caught
something from him,
and I don’t just mean consumption,
though my lungs burned for years.
They still burn.
This is the danger of the ecstasy of kissing

the dead or dying poet on the mouth.
The disease you’ll catch—well,
it changes you.
The tingle in the spine,
the erotic charge, will be forever married
to poetry’s previous incarnations.
It’s why marriage itself never worked for me.
I kept wanting to get to the part
where death parts us
and I could find myself again.

Keats made such a compact corpse.
Only five feet tall, shorter than Prince,
and intricately made. Always,
he was working it, working it out,
the meaning of suffering, the world’s,
his own, the encounter with beauty,
nearly synonymous with suffering,
how empathy could extinguish him,
and he could set down the suitcase at last,
or finally deliver him to himself, distinct

as the waves in his hair and the bridge
of his nose. How auspicious,
rare, lush,
bizarre, kinky, transcendent,
romantic, to be young, just twenty-three,
and to cradle him
in my arms, as we listened
to the burbling water
of the Fontana della Barcaccia
from the open window.

miércoles, 26 de julio de 2023

virgilio rodríguez / el mar elástico











El mar elástico y lleno de resortes toca la tierra y se retrae
las antenas de un caracol se diría en el tacto de una mano más grande
a ese comportamiento continuo se llama desde antiguo natural
y mar es el nombre de ese misterio obediente
son solo viejas palabras que caben en esta página inmóvil y el mar
es un laberinto ya no en su extensión sino desde la superficie al fondo.

Para decirlo llegaste a él vestida de luz
mecida entre las aguas turbias de su cerebro
el mar es un columpio para su inextinguible niñez
las bodas químicas celebradas entre la semilla del agua
y las oleadas del gran semen núbil aún el mar
removiendo su garganta y revolviendo su enorme cuerpo
en el ritmo de sube y baja al crear las aguas nocturnas
del fondo y las que irrumpen en la superficie
por el mismo paso del día y la noche al que se deja empujar.

Ha soñado con estrellas que se quedan en la tierra
en vez de las desgracias de los marinos y por la salobre sangre
ha soñado con el nivel de las aguas en el mar elástico
y el golpe de las palabras en los roqueríos silenciosos
y las frases que vienen a la cabeza porque se integraron al silencio
para poder ser dichas en sus propias palabras
hemos estado antes estuvimos muertos antes de nacer
y sufrimos con lágrimas de vidrio en el agua impersonal y victoriosa.

El mar elástico golpea y vuelve atrás conmueve a la orilla en su pugilato
el mar se adentra en una caja de cristal suculento devora
mira el ojo verde la inmensidad que lo absorbe todo
lo que toca el mar ventilado se revuelca se retrae y vuelve
humilde entonces como mimbre entre las aguas del arroyo
polimorfo no deja de repetir no obstante en los ojos
como mares el agua del cristalino en tempestad
piensa su vida más ardiente el marino hay goce en el transcurso
la agresión del óxido doloroso supera a la llama y la huida del tiempo
quedan los sentidos remojados la vigilia se distrae con olas
que pasan como señuelos en la extrañeza de pasar la noche
“¡Me apiado de ustedes, estrellas desgraciadas!” grita a la inmersa voz de la tierra.

El vínculo de la luna en su trasfondo el mar con sus llaves abiertas
mientras el sonido de la memoria musa esporádica de silicio y cal
en el verano que fermenta con la palabra ardiente
abrió a cuchillo el vientre de la noche y extrajo el día
por esas montañas que con sus garras se van subiendo al continente
el recuerdo es un fósil la piel marina esa bailadora
una llama roja en una tempestad de manos que tocan y se retiran
la memoria es de la tierra en sus estaciones y porque sufrió dolor de mar
dice ahora contemplándote en su vida afrodita en cualquier templo
y tú en él y tú en él pues su andadura está llegando a su fin.
El origen viene del mar y a él se dirige sin término.
Aquí a la materia del agua se añade una palabra.

***
Virgilio Rodríguez (Valparaíso, 1946)
Revista de poesía, ensayo y crítica WD 40 N° 6 

martes, 25 de julio de 2023

etel adnan / un poema










Aves del paraíso me cubren
con sus plumas
mis pies están helados
mis labios agrietados
mi corazón, una bola de oro
y mi cama una rama
de un tilo
 
Dejo atrás mi cuerpo
en duermevela
para ir un laboratorio donde la libertad

se inyecta en un tubo de ensayo

Los ángeles me llevan en esta ascensión
y bebemos café
temprano
en un bar construido en la
luna…

Traeré la tinta, la llave y el secreto
en una página futura.

***
Etel Adnan (Beirut, 1925-París, 2021)
Versión de Teresa Soto

/

Birds of paradise cover me with
their feathers
my lips cracked
my heart a ball of gold
and my bed a branch from a

linden tree
 
I am leaving behind my slumbering
body
to go into a lab where liberty is
shut into a test tube
 
Angels are carrying me into this ascension
in the early hours we are
drinking a cup of coffee
in a bar built on the moon…
 
I will bring the ink the key and the secret
on a future page.

lunes, 24 de julio de 2023

linda gregg / los secretos de la poesía













Hace mucho, mucho tiempo, cuando el bellísimo tazón de celadón
que era el cuenco favorito del mikado se rompió,
nadie en Japón tuvo la destreza ni el valor
de arreglarlo. De modo que los trozos fueron llevados de vuelta
a China con una súplica al emperador
para que lo reparasen. Cuando el tazón regresó,
se mantenía unido gracias a unas pesadas grapas de hierro.
La carta que lo acompañaba decía que no podían haberlo hecho
más perfecto. Lo que resultó ser cierto.

***
Linda Gregg (Suffern, 1942 – Nueva York, 2019)
Versión de Jonio González

/

The secrets of poetry

*

Very long ago when the exquisite celadon bowl
that was the mikado’s favorite cup got broken,
no one in Japan had the skill and courage
to mend it. So the pieces were taken back
to China with a plea to the emperor
that it be repaired. When the bowl returned,
it was held together with heavy iron staples.
The letter with it said they could not make it
more perfect. Which turned out to be true.

domingo, 23 de julio de 2023

joão ricardo lopes / cinco poemas













La vida así llamada

*

La vida así llamada,
– esto es, el yo, el nos, la existencia periclitante de los seres que nacen,
actúan, posan en un lugar suyo en el mundo –
lo tiene todo para fallar

la escasez de agua, el exceso de temperatura, la luz inhóspita,
pero también la chusma interminable de causas fortuitas,
el error en la fecundación, la enfermedad congénita, el meteoro asesino,
pero también el accidente de tren, la caída fatal del árbol,
el chapuzón a deshoras en la piscina,
pero también la boca del déspota beligerante, la marcha de la soldadesca,
el cuello de los cañones

pero también las plagas bíblicas, las carnicerías homéricas,
las células cancerígenas

pero igualmente el desaire del joven Werther,
la asincronía fatal de Romeo y de Julieta,
el disgusto incalificable de Anna Karénina

pero igualmente el espacio y el tiempo,
la disposición del dios arbitrario de las bendiciones y de las miserias,
el dios de las promesas dichosas y de las hablas funestas,
el dios-sincrético, el dios uno, el dios panteísta,
el dios-amor, el dios violento, el del silencio

pero igualmente el antes, el más tarde y el durante

la vida así llamada se tambalea, se arrastra, suplica a veces
a veces renace inesperadamente, prolifera, fagocita,
se suspende a sí misma,

la vida así llamada,
se aterra con ella a solas,
aniquila a los débiles, exubera entre os absurdos,
se transmite como una carta en secreto en el interior del castillo

la vida así llamada
– o sea, el ornitorrinco, los protozoarios, las playas de Polinesia,
el adagio de Barber, los azules de Klein, la remolacha,
la Estrella de la Muerte, las estrellas Michelin, la estrella de la belladona –
es una versión de la lotería,
un guarismo en algún lugar entre el rojo y el negro
de todas las formas inmensas de la suerte o del infortunio

la vida así llamada
– qué prodigio, qué milagro –
lo tiene todo para fallar
¡y, sin embargo, triunfa, ha triunfado siempre, lector!

~

1987

*

atábamos con hilos de cáñamo
los primeros ramos de margaritas
e íbamos,
íbamos como quien persigue al sol
detrás del amor

no había en esto dolo o culpa,
no había para esto ni siquiera un nombre
o un rostro

éramos un puñado de muchachos
y amábamos la vida
éramos felices y era todo

~

Paisajes tártaros

*

paisajes tártaros,
montañas, campesinos, silencio.
gemir de un viejo arado anacrónico.
silencio.
de cuando en cuando el elevar de las voces,
bueyes, mujeres con pañuelo atado en la cabeza, viudas.
silencio


las mieses se extienden hasta el Cáucaso.
las mujeres se extienden hasta el Cáucaso.
La siega se extiende hasta el Cáucaso

se asfixia

agua y pan hasta el Cáucaso.
niños y viejos acostados hasta el Cáucaso.
cansados, roncando, hasta el Cáucaso


lenguaje universal,
restos mortales de un Trabant en la campiña,
córnea oxidada, trébol tragado
despacio

(¡el verde vence siempre en la política!)


muro de cemento. o será de betún?
áspero, sucio, tiznado

el niño ha traído tiza, ha traído sol,
garabatos, un modo suyo de ser flor,
un padre distante, cascos
en forma de corazón


En el azafate, un frasco de miel, higos,
uvas, pan.
dedos cariñosos: como antiguamente.
pero la lámpara tantas veces nos despierta.
ni siquiera de cristal. encendida, sí.
de ayuno


domingo.
cosas perfectas, domesticadas, mansas.
almuerzo en familia, pensamiento lejos, en los alrededores de la lógica.
ella usa pantalones de cuero y botines de ante.
los cabellos rubios le caen sobre los hombros, lisos como
líneas de agua, independentes

domingo.
se conversa sin prisas, se conserva la harmonía.
la sonrisa es de ley: un doblón antiguo.
sonrío, sonreímos: ¡es domingo!
ella comprende, tal vez comprenda,
ojalá comprendiera. pensamiento lejos,
en mitades, como un frasco partido


olor a mierda caliente,
animales trotando despacio, entre
su destino y su destino

huellas y heces pesando
en mi suelo: animal entre
animales, me hundo


la lluvia lava ahora la posteridad,
el alquitrán y los tejados, persianas, patios, contenedores, goteras,
chanclas olvidadas en el balcón, hocicos de perros,
la vidriera escuálida en la comisaría, todo,
gasóleo, orina, restos de helado, mitades de pan,
frases en lengua extranjera, pensamientos tardíos,
la vil melancolía del sur, todo

un linóleo amarillo mantiene el orden.
perfume de azucenas, detergente de hotel, limpieza.
¡la cabeza lavada, lavada, lavada!

~

Rapa

*

leía un poema de Tassos Denegris,
la tierra era seca,
los olivos floridos mostraban
cómo se puede y cómo se debe.
el sol empuñaba la mano
contra las piedras,
había un aroma sutil
en el polvo.
las metáforas chispeaban en poco
y se callaban:
rapa era la palabra,
la palabra que me seducía

~

El absurdo

*

duele inmensamente todo.
la hoja duele en los dedos,
el rostro duele contra el silencio,
duele la sombra de la ciudad
y el ardor que dejamos entallado
en la soledad

duele inmensamente todo.
hasta la poesía,
hasta ese vacío donde
tantas veces,
vivo y absoluto,
cabe el absurdo

***
João Ricardo Lopes (Azurém, 1977)
Versiones de Raquel Madrigal Martínez

/

A assim chamada vida

*

a assim chamada vida,
– isto é, o eu, o nós, a existência periclitante dos seres que nascem,
agem, poisam um seu lugar no mundo –
tem tudo para falhar

a escassez de água, o excesso de temperatura, a luz inóspita,
mas também a chusma infindável de causas fortuitas,
o erro na fecundação, a doença congénita, o meteoro assassino,
mas também o acidente de comboio, a queda fatal da árvore,
o mergulho fora de horas na piscina,
mas também a boca do déspota beligerante, a marcha da soldadesca,
o gargalo dos canhões

mas também as pragas bíblicas, as carnificinas homéricas,
as células cancerígenas

mas igualmente o desaire do jovem Werther,
a assincronia fatal de Romeu e de Julieta,
o desgosto inquantificável de Anna Karénina

mas igualmente o espaço e o tempo,
a disposição do deus arbitrário das bênçãos e das misérias,
o deus das promessas ditosas e das falas funestas,
o deus-sincrético, o deus uno, o deus panteísta,
o deus-amor, o deus violento, o do silêncio

mas igualmente o antes, o logo depois e o durante

a assim chamada vida cambaleia, rasteja, suplica às vezes,
às vezes renasce inesperadamente, prolifera, fagocita,
suspende-se a si mesma,

devora-se a si própria,
apavora-se consigo a sós,
aniquila os fracos, exubera entre os absurdos,
transmite-se como uma carta em segredo no interior do castelo

a assim chamada vida
– ou seja, o ornitorrinco, os protozoários, as praias da Polinésia,
o adágio de Barber, os azuis de Klein, a beterraba,
a Estrela da Morte, as estrelas Michelin, a estrela da beladona –
é uma versão da lotaria,
um algarismo algures entre o vermelho e o negro
de todas as formas imensas da sorte ou do infortúnio

a assim chamada vida
– que prodígio, que milagre –
tem tudo para falhar
e, no entanto, triunfa, triunfou sempre, leitor!

~

1987

*

atávamos com fios de cânhamo
os primeiros molhos de malmequeres
e íamos,
íamos como quem persegue o sol
atrás do amor

não havia nisto dolo ou culpa,
não havia para isto sequer um nome
ou um rosto

éramos um punhado de miúdos
e amávamos a vida
éramos felizes e era tudo

~

Paisagens tártaras

*

paisagens tártaras,
montanhas, campónios, silêncio.
gemer de um velho arado anacrónico.
silêncio.
de quando em quando o altear das vozes,
bois, mulheres de lenço atado na cabeça, viúvas.
silêncio


as searas estendem-se até ao Cáucaso.
as mulheres estendem-se até ao Cáucaso.
a ceifa estende-se até ao Cáucaso

sufoca-se

água e pão até ao Cáucaso.
crianças e velhos deitados até ao Cáucaso.
cansados, ressonando, até ao Cáucaso


linguagem universal,
restos mortais de um Trabant na várzea,
córnea oxidada, trevo engolindo-o
devagar

(o verde vence sempre na política!)


muro de cimento. ou será de betão?
áspero, sujo, tisnado

a criança trouxe giz, trouxe sol,
gatafunhos, um modo seu de ser flor,
um pai distante, cacos
em forma de coração


no açafate, um frasco de mel, figos,
uvas, pão.
dedos carinhosos: como antigamente.
mas a lâmpada tantas vezes nos acorda.
nem sequer de vidro. acesa, sim.
de jejum


domingo.
coisas perfeitas, domesticadas, mansas.
almoço em família, pensamento longe, nos arredores da lógica.
ela veste calças de couro e botins de camurça.
os cabelos louros caem-lhe sobre os ombros, lisos como
linhas de água, independentes

domingo.
conversa-se sem pressa, conserva-se a harmonia.
o sorriso é de lei: um dobrão antigo.
sorrio, sorrimos: é domingo!
ela compreende, talvez compreenda,
oxalá compreendesse. pensamento longe,
em metades, como um frasco partido


cheiro de merda quente,
animais trotando devagar, entre
o seu destino e o seu destino

pegadas e fezes pesando
no meu chão: animal entre
animais, afundo


a chuva lava agora a posteridade,
o alcatrão e os telhados, persianas, quintais, contentores, goteiras,
chinelos esquecidos na varanda, focinhos de cães,
a vidraça esquálida no posto da polícia, tudo,
gasóleo, urina, restos de gelado, metades de pão,
frases em língua estrangeira, pensamentos tardios,
a vil melancolia do sul, tudo

um oleado amarelo mantém a ordem.
perfume de açucenas, detergente de hotel, limpeza.
a cabeça lavada, lavada, lavada!

~

Enfarna

*

lia um poema de Tassos Denegris,
a terra era seca,
as oliveiras floridas mostravam
como se pode e como se deve.
o sol empunhava a mão
contra as pedras,
havia um aroma subtil
no pó.
as metáforas faiscavam em pouco
e calavam-se:
enfarna era a palavra,
a palavra que me seduzia

~

O absurdo

*

dói imensamente tudo.
a folha dói nos dedos,
o rosto dói contra o silêncio,
dói a sombra da cidade
e o ardor que deixamos preso
à solidão

dói imensamente tudo.
até a poesia,
até esse vazio onde
tantas vezes,
vivo e absoluto,
cabe o absurdo

sábado, 22 de julio de 2023

malú urriola / de "cadáver exquisito"










Estoy escribiendo un libro que parece ser.

Que comienza a emanar como un río, una nueva rama
de una planta creciendo imperceptiblemente en tu casa, la hoja
de un árbol cayendo, un cadáver en una bandeja de la morgue,
una bolsa que flota en el vacío. Digo vacío para nombrar
un poblado de edificios, de cables, de ventanas, de antenas
desoladas, de ropas y de rejas donde nadie se conoce.

Digo vacío como se dice infinito, como fin de mundo.
Digo que haría cualquier cosa para poder leer este libro y
saber qué es ser.

Te lo digo como un cactus del camino del alma,
revestido de largas espinas.
Te lo digo con una flor salvaje y roja, de corona,
que sólo podrás tomar, sin tocarme.

Para que tú existas debe haber un afuera y yo soy toda adentro.

~

Qué se hace con las estrellas que siguen brillando
con las aguas del delta y los ferris de los que nos escondimos
para que los turistas no vieran a dos mujeres desnudas
besándose en el río.

Con el sol, qué se hace con el calor del sol
y con los grillos, con los huevos de las ranas.

Con los milagros de la vida, ¿qué se hace?

Con ese prostíbulo del puerto donde reíste en mis brazos,
antes de llevarme a ese cuarto donde lo que no conquistó el placer
se lo llevó el olvido.

Qué se hace con las despedidas,
con las maletas,
con los aeropuertos,
con los ascensores,
con los trajes tristes,
con la puerta de desembarque,
con el surco de nube,
con el silencio del cielo.

~

Te pregunto mar, cómo no arrebatarse, no apasionarse,
mantenerse calmo y no elevar las olas aunque me empuje
el viento y no rogarle a la roca ni romperme, no besar su orilla,
no ahogarla por la noche y retirarme por la mañana, parecer
como tú, de todos, y no ser de nadie.

Cuando hubiese querido ser un árbol, enraizarme hasta lo más
profundo, mantenerme sola y aferrada a una calma desesperante,
aunque el viento sacuda estas ramas y los pájaros se posen
en mí y mantener el peso de sus cuerpos, sabiendo que
habrán de irse, y no desear volar detrás de ninguno de ellos,
por el contrario, mantenerme erguido y leal a mi sombra.

~

No pierdo las cosas. Las cosas me pierden.
Para ser caminante se requiere poco.
La pasión de las piedras por el silencio.
Las cosas no me pierden. Soy yo, que como una silla me tropiezo.
Un día parto como los perros detrás del camino.

Me llaman el olor del mar, la vieja línea de algún tren,
el hinojo creciendo bajo un durmiente, una liebre encandilada
en mitad de la noche, una lluvia en un pueblo olvidado
como se olvidan las cosas que amamos.
¿Has escuchado a Nina Simone?
Tomorrow is my turn, canta su voz temerosa de una vida a solas.
Tomorrow is my turn, las lágrimas de los pájaros las seca el vuelo.

~

No tener miedo de una paz colorida de lagartija al sol
Ni de los arrojos de cataratas
Ni de los caminos del sendero
Ni de una sed de orilla
Ni de una noche sin grillos
Ni del abrazo que se olvida
Ni de la espalda emplumada
Ni de las calles y los delincuentes
Ni de los bancos y los delincuentes
Ni de los días inútiles
Ni de las tardes sin sentido
Ni de las noches paganas
Ni de mirarse al espejo y no hallar nada.

~

¿Sabes qué es la pena?
Mira hacia el norte. Mira al sur. Mira el pasado y mira el presente.
Esa es la pena.
De araucarias tenemos pena, de devastación y ambiciones miserables,
de los pescadores que reparten sus peces entre los que nunca tuvieron
ni tendrán nada. Pena de ancianos sin casas, de desaparecidos.

Y con esa pena juegan los niños,
y se pierden los perros y los gatos
y la mesa donde se entibiaba el té, cuando pensábamos que
un día se iría
la pena.

~

Como cuando secan los ríos y la tristeza escurre y resquebraja,
las piedras que se quedan tan lejos unas de otras.

Sigo escribiendo cosas que se pondrán amarillas, abro los ojos
y la vida prosigue bárbara, medieval, bella y momentánea.

Allí donde las aguas cantaban, talan las sierras cortando lo que
no ha de volver a crecer. ¿Ya la sed? ¿Qué haremos con la sed?

***
Malú Urriola (Santiago de Chile, 1967-2023). Cadáver exquisito. Santiago de Chile: Cuarto Propio, 2017.

viernes, 21 de julio de 2023

jaime gil de biedma / intento formular mi experiencia de la guerra










Fueron, posiblemente,
los años más felices de mi vida,
y no es extraño, puesto que a fin de cuentas
no tenía los diez.
Las víctimas más tristes de la guerra
los niños son, se dice.
Pero también es cierto que es una bestia el niño:
si le perdona la brutalidad
de los mayores, él sabe aprovecharla,
y vive más que nadie
en ese mundo demasiado simple,
tan parecido al suyo.

Para empezar, la guerra
fue conocer los páramos con viento,
los sembrados de la gleba pegajosa
y las tardes de azul, celestes y algo pálidas,
con los montes de nieve sonrosada a lo lejos.
Mi amor por los inviernos mesetarios
es una consecuencia
de que hubiera en España casi un millón de muertos.

A salvo en los pinares
-pinares de la Mesa, del Rosal, del Jinete!,
el miedo y el desorden de los primeros días
eran algo borroso, con esa irrealidad
de los momentos demasiado intensos.
Y Segovia parecía remota
como una gran ciudad, era ya casi el frente
-o por lo menos un lugar heroico-,
un sitio con tenientes de brazo en cabestrillo
que nos emocionaba visitar: la guerra
quedaba allí al alcance de los niños
tal y como la quieren.
A la vuelta, de paso por el puente Uñés,
buscábamos la arena removida
donde estaban, sabíamos, los cinco fusilados.
Luego la lluvia los desenterró,
los llevó río abajo.

Y me acuerdo también de una excursión a Coca,
que era el pueblo de al lado,
una de esas mañanas que la luz
es aún, en el aire, relámpago de escarcha,
pero que anuncian ya la primavera.
Mi recuerdo, muy vago, es sólo una imagen,
una nítida imagen de felicidad
retratada en un cielo
hacia el que se apresura la torre de la iglesia,
entre un nimbo de pájaros.
Y los mismos discursos, los gritos, las canciones
eran como promesas de otro tiempo mejor,
nos ofrecían
un billete de vuelta al siglo diez y seis.
¿Qué niño no lo acepta?

Cuando por fin volvimos
a Barcelona, me quedó unos meses
la nostalgia de aquello, pero me acostumbré.
Quien me conoce ahora
dirá que mi experiencia
nada tiene que ver con mis ideas,
y es verdad. Mis ideas de la guerra cambiaron
después, mucho después
de que hubiera empezado la postguerra.

***
Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929-1990)
Fotografía por Colita (Isabel Steva)

jueves, 20 de julio de 2023

marta binetti / migración










Humanos que emigran
en pájaros metálicos
y barcos de cartón
ya son tantos los que crecen
sin apego a una región

ya son muchos fugitivos
del hambre y la incomprensión

mientras los pájaros -que ya no emigran-
vuelan y picotean
entre los desperdicios de la sinrazón.
 
***
Marta Binetti (La Plata, Argentina)

miércoles, 19 de julio de 2023

ernesto cardenal / nuestros poemas no se pueden publicar todavía









Nuestros poemas no se pueden publicar todavía.
Circulan de mano en mano manuscritos,
o copiados en mimeógrafo. Pero un día
se olvidará el nombre del dictador
contra el que fueron escritos,
y seguirán siendo leídos.

***
Ernesto Cardenal (Granada, 1925-Managua, 2020)

martes, 18 de julio de 2023

antonio cisneros / dos poemas









Cantiga del Grünewald

*

Agua de ajos tu sangre
una alameda
de tilos florecida
un verdulero turco
un edificio
de piedras en salmón
o lúcuma o melón
donde nadie responde
o bien
de la estación
al lago
a trote por el bosque
Grünewald
ardillas comadrejas
donde nadie otra vez
y siempre igual
el teléfono envuelto
en una manta
al fondo del cajón
encerrado con llave
entre ese closet
(                             )
te ofrezco un matrimonio
maronita
la bufanda escocesa
o un cerdo de Ceylán.

~

Taberna

*

En las tinieblas los cuerpos envejecen
sin que nadie repare en el escándalo.

Un rostro amable y terso se confunde
con los belfos que van hacia la muerte.

Por eso somos hijos de la noche
a la puerta del templo. Un lamparín

es también el anuncio de reposo
para los cazadores extenuados.

Una taberna, por ejemplo, es en la noche
el frontispicio de las maravillas.

O al menos una luz en las colinas
donde rondan los perros salvajes.

Nadie teme a la muerte adormecido
en su mesa de palo y sin embargo

entre los altos vasos apacibles
se enfría el corazón con la insolencia

(y el encanto tal vez) de un tigre adulto
en la plaza del pueblo a pleno día.

Ninguna confidencia en verdad nos degüella.
Ni la risa recuerda a un jabalí

de pelambre dorada y fino precio.
El páncreas es un campo de ciruelas.
Los diablos apagan la linterna.
Aguardan (como suelen) donde cesa la luz.

***
Antonio Cisneros (Lima, 1942-2012)

lunes, 17 de julio de 2023

alfonso gatto / dos poemas











Volverán las tardes

*

Volverán las tardes a entibiar 
el celeste de las plazas, los muros blancos
la luna en alto se levantará del mar
y en la plenitud de los jardines el viento
intenso de las casas, de los árboles, de las estrellas
pasará por el inmenso y sereno aire.
Volverán en el sueño también las voces
de las familias iluminadas por la cena
la rápida embriaguez de su risa.

Oh ventanas, pozos, logias, vidrios
pegados a la vida, al resquicio
de las frescas delicias y de los remordimientos
oh luna nueva sobre mi memoria
volved a amanecer con ese canto
de palabras perdidas, con esos sonidos
conmovedores, con esos besos mordidos en la sombra.
Sed la pulpa roja de la sandía
partida a la mitad en el mantel blanco.

~

Alegría

*

Gloriosa barbarie
aventura
del terreno matutino.
En la lava celeste
gotea y resuena
el rostro de los rulos:
salta de mis manos
y en el espacio me hago frente.

***
Alfonso Gatto (Salerno, 1909-Orbetello, 1976)
Versiones de Nicolás López-Pérez
Fotografía de Farpi Vignoli

/

Gioia

*

Gloriosa barbarie
avventura
del mattino terreno.
Nell'azzurra lava
gronda e risuona
il volto di riccioli:
balzo dalle mie mani
e nello spazio m'affronto.

~

Torneranno le sere

*

Torneranno le sere a intepidire
nell’azzurro le piazze, ai bianchi muri
la luna in alto s’alzerà dal mare
e nella piena dei giardini il vento
fitto di case, d’alberi, di stelle
passerà per la grande aria serena.
Torneranno nel sogno anche le voci
delle famiglie illuminate a cena,
la rapida ebrietà del loro riso.

O finestrelle, pozzi, logge, vetri
affacciati alla vita, allo spiraglio
delle fresche delizie e dei rimpianti,
o luna nuova sulla mia memoria,
tornate ad albeggiare con quel canto
di parole perdute, con quei suoni
struggenti, con quei baci morsi al buio.
Siate la polpa rossa dell’anguria
spaccata in mezzo alla tovaglia bianca.

domingo, 16 de julio de 2023

victoria amelina / una palabra en el diccionario (futuro)









El futuro es aquello por lo que nos preguntamos en ratos de calma:
¿puedes verlo? ¿puedes verlo?
Ella justamente pregunta y explica:
porque no puedo verlo, no puedo verlo
Entrecierra los ojos
hace poco, cuenta, empecé a ver un poco el mañana
después -nada, oscuridad-
A través de su oscuridad estamos caminando
por el soleado Obolon:
dos mujeres y un perro
En el silencio demasiado palpable de repente oigo mi voz:
Puedo ver.
Nos detenemos
(A lo mejor el perro la está arrastrando hacia un árbol que aún no ha florecido)
La mujer me mira
Yo -más allá de ella-, donde debería estar todo aquello de lo que hablo con tanta seguridad
como la emisora nacional ucraniana
sobre el país después de la guerra
A la vez que
añado, sin embargo,
para no parecerle una radio, una loca
o una mentirosa
no sé si los rusos no nos atacarán con iskanders ahora mismo
Pues sí, está de acuerdo y mira a su perro
(¿Qué va a hacer con ese perro bajo los iskanders rusos?)
Y entonces exclama encantada: ¡Pero ya puedes ver!
Caminamos por la primaveral Kiev: dos mujeres y un perro
como si nadáramos en el mar después de un naufragio
Veo la tierra: ¡Tierraaa!
Ninguna de nosotras sabe si llegará a la orilla
pero repetimos, pasándonos la dichosa noticia en el agua fría:
tierra
Y la que gritó primera tiene miedo de admitir que duda
que tiene miopía, astigmatismo y fe
Te repites a ti misma: no, es que lo he visto tan claro
Y sin embargo él tiene que estar en alguna parte
debe estar en alguna parte:
el futuro
Una palabra del diccionario ucraniano.

***
Victoria Amelina (Leópolis, 1986-Dnipro, 2023)
Versión de Ada Trzeciakowska

/

СЛОВО У СЛОВНИКУ [МАЙБУТНЄ]

*

Майбутнє – те, про що ми запитуємо одна одну в затишшя: ти бачиш його? Ти можеш його побачити?
Ось вона запитує і пояснює: бо я не бачу його, не бачу.
Мружиться.
Недавно, розповідає, я почала трохи бачити «завтра», далі – нічого, темно.
Крізь її темряву ми і йдемо сонячною Оболонню: дві жінки й один собака.
У надто помітній тиші я раптом чую, як стверджую:
я бачу майбутнє, я бачу країну після війни.
Зупиняємось (можливо, просто пес тягне нас двох до дерева, яке ще не зацвіло).
Жінка дивиться на мене.
(…)
Водночас, – все ж додаю, – (…) я не певна, чи росіяни не накриють нас «Іскандерами» просто зараз.
Ну так, погоджується вона і дивиться на свого собаку. (Що вона робитиме з собакою під російськими «Іскандерами»?)
І тут же вигукує з захватом: але ти бачиш!
Ми йдемо весняним Києвом: двоє жінок і пес.
Так наче пливемо в морі після кораблетрощі.
Я бачу землю: «Земляяя!»
Ніхто з нас не знає, чи допливе.
Але повторюємо, передаємо одна одній благую звістку в холодній воді: земля.
І та, що гукнула першою, боїться зізнатись, що сумнівається. Що в неї короткозорість, астигматизм і віра.
Повторюєш сама собі: ні, я ж бачила. Та і воно ж все одно десь є. Десь воно має бути: майбутнє, слово у словнику».

sábado, 15 de julio de 2023

danielle sarréra / el ostiaco













Ese gran invernal enlutado en una laguna seca, portador de antorchas mentirosas, y al que una sola patada enviaría a asarse en el Infierno, ese desvergonzado barbudo con ojos atascados de pelo de cabrón —qué hermoso y desnudo estaba con sus medias negras diciendo la misa—,  ese ostiaco rojo de las noches con sábanas arenosas, ese maestro en fin maestro en la carencia del crecer y en trampear, ese hombre, más poderoso que el interior de un huevo listo para completar el niño, más rico que los tapices de Babel donde los dientes fueron limados de manera diferente, era, será, y es en esta hora en que oramos su nombre que nadie se atreve a pronunciar por temor inquisitorio, el creador del vacío en que alojamos nuestras manos —¡y ellas sudan de ternura!— ¡y ellas saborean una desgracia de miríadas de siglos!, ¡y ellas gritan bajo el efecto de la quemadura demasiado ardiente de las tenazas!, y se abandona a lujurias jamás experimentadas por las mujeres de Sodoma y de Gomorra que no son tampoco mis hermanitas (¡las idiotas!) porque ese hombre, ese gran invernal de la espada de barro seco, es mi primer redentor. Lo ato al lecho y lo agoto, no con mi cuerpo, no con mis manos, no con mis labios (permanezco a distancia) sino con mis ojos cuyo estrabismo es tal que la noche entera se desespera en su interior.
       Vosotros siempre podéis tratar de nombrarme pero, para ser franca, no podréis nombrarme jamás, porque yo estoy ausente en el colmo de la ausencia. Tú que me conoces mejor, nada sabes de mí; tampoco disimulo, sino que todo me disimula. Tengo la vulgaridad penetrante de los ríos que no conocen los fetos que se les arrojan, que no conocen el sabor masculino de los guijarros que hacen rodar en ellos. Son sordos y ciegos, sin brazos y sin piernas: son mudos también.
       Uno podría ponerse sobre una cruz para probar. Pero las cruces sólo hablan a los muertos. En verdad, mis manos y mis pies están agujereados y sangran agua. Cuando analizo esta agua, está vacía de toda sustancia, incluso de agua.
       Soy un vidrio en el palacio de los vidrios, nada hay que separe. Delante, nada hay que ver. Detrás, ya no hay nada que ver. El cielo conoce la credulidad de la luz.
..................................................................................................

       107 veces el hombre se levantó, 107 veces rompió el hielo, 107 veces elevó a la mujer al rango de insecto devorador. La cascada repliega sus aguas por no haber sabido ir hasta el punto en que el sexo se vuelve tan terrible en su forma y en su espíritu de trabajo (¡qué conciencia!) que  nadie puede entonces poseerlo. Sería demasiado agotador, y pienso en ello, considerar las imposturas aceptadas de una mujer tal como yo cuando ella se da. Sería necesario el hielo del Norte más Norte y su fija credulidad de invernador; sería necesario el límite de los límites, la frontera en que se cruzan las espadas heladas de toda pasión humana; sería necesaria la potencia 107 veces sucesiva y simultánea del cabrón más lúbrico (¡oh santa Catalina la Grande!), sería necesario un contador de veinte mil bolillas para contar los golpes de semejante especie.
       Grité tan alto mientras se encarnizaba el niño desventurado sobre mi cuerpo, grité tan alto y tan fuerte entonces que las hormigas flameaban entre mis piernas, grité tan alto y tan fuerte y tan tiernamente entonces que el hombre me empuñaba como si empuñara su propio desierto, grité tan tiernamente que ese niño y esas hormigas y ese hombre no podían ya más que desaparecer, anonadados en lugares desconocidos a mi violencia. Porque mi grito no es de ninguna manera de aquellos que tienen el gusto del diente y la saliva, del paladar y la lengua. Mi grito es espeso como veneno. 107 veces lanzado tenía el estilo de un ser amado, pechos y muñecas cortados.
       ¡Vosotras que queréis seducir, oh mis pellejas, no sois más que raza inmunda! Sabéis estar desnudas por falta de espíritu. Yo, toda ropa arrojada, estoy aún vestida con esta coraza que nadie jamás podrá quitarme: virgen irremediable virgen de las vírgenes.
............................................................................................

       No descansa jamás el sílex del sacrificio porque los festines de Dios son inconmensurables. Diles que eres la reina elegida para cometer el ultraje y que sin ti ya no habría fuego posible sobre esta tierra inmunda donde los sapos humean en la hierba. Descansa en el terror de no creer ya sino en mí, porque yo soy el único esclavo que podrás un día quemar. Llamearé  en el momento de tu saludo y tu último beso será la pimienta en la llaga que te ruego mantengas abierta cada día. Ya no tengo otra sonrisa que la de mi angustia acorralada en la ruina de estas tierras que jamás pudieron creer en mi nombre. Estoy hecha para gustarte en el colmo de tu odio. Estoy hecha para construirte con marcas de hierro candente y para destruirte a la hora que te sea propicia. Yo me llamo fidelidad a toda muerte elegida.
................................................................................................

       Desde una sola alma y un solo cuerpo, desde ese único ímpetu que destruye el fraude y echa por tierra el cráneo, machaca los pavimentos, desde esta soledad condenada donde se reúnen los cuervos podridos del espíritu derrotado, desde este lugar exiguo para nuestras grandezas insaciadas donde hemos visto vivir y morir desolados mundos de buena voluntad con fuentes en adelante inalcanzables, desde este recinto helado en el que ningún parto es posible, yo, la altiva servidora de una muerte mucho más muerta de lo que vosotros podríais creer, os dirijo este saludo, esperando con toda mi fe que os amase de desgracias y os haga deslizar de decadencia en decadencia hasta la hora muda de los crímenes lealmente consentidos que de los fantasmas que sois hará un mundo definitivo en el silencio irremediable.
       Pereceréis por el hastío, porque el hastío es el único amo del océano que os fija y os guía. Su dejadez es algo prodigioso de comprobar. La conoceréis con largos estertores de insuficiencia.
...............................................................................................

       La ciudad no tiene casas. Mujeres y hombres tienen las manos cortadas. Es obligatorio. ¿Qué queréis hacer por lo tanto, pobres hipócritas, si vuestros pasos no dejan huellas (vuestras piernas están cortadas), si vuestros ojos ruedan en un vacío tan vacío que desde siempre vosotros no sois sino el vacío? Confesadlo en nombre de mi voz que va lejos: os habéis equivocado. Habéis vestido la misma camisa. Ya no hay entonces otra solución que romper la página y volver a empezar un nuevo párrafo.

***
Danielle Sarréra (Sedán, 1932- París, 1949)
Versión de Raúl Gustavo Aguirre

viernes, 14 de julio de 2023

antonin artaud / tres textos










Toda escritura es cosa de chanchos

*

Toda escritura es cosa de chanchos.
       Las personas que salen de la vaguedad para tratar de definir como quiera que fuere aquello que ocurre en su pensamiento, son unos chanchos.
       Toda gente de letras es chancha, y en particular la de este tiempo.
       Todos aquellos que tienen puntos de referencia en el espíritu, quiero decir, en cierto lugar de la cabeza, en puntos bien localizados de su cerebro, todos aquellos que son maestros de su idioma, todos aquellos para quienes las palabras tienen un sentido, todos aquellos para quienes existen alturas en el alma, y corrientes de pensamiento, pienso en sus tareas precisas, y en ese chillido de autómatas que lanza a los cuatro vientos su espíritu,
                 -son chanchos.
       Aquellos para quienes ciertas palabras tienen un sentido, y ciertas maneras de ser, aquellos que tan bien construyen maneras, aquellos para quienes los sentimientos pueden clasificarse y que discuten sobre un grado cualquiera de sus hilarantes clasificaciones, aquellos que creen todavía en los "términos", aquellos que remueven ideologías que han adquirido prestigio en su época, aquellos cuyas mujeres hablan tan bien, y también esas mujeres que hablan tan bien y que hablan de las tendencias de la época, aquellos que creen aún en una orientación del espíritu, aquellos que siguen caminos, que agitan nombres, que hacen gritar a las páginas de los libros,
       ésos son los peores chanchos.
       ¡Usted habla por hablar jovencito! 
       No, pienso en los críticos barbudos.
       Y ya se lo dije: nada de obras, ni de lengua, ni de palabras, ni de espíritu, nada.
       Nada sino un hermoso Pesa Nervios.
       Una especie de posición incomprensible y erguida en medio de todo el espíritu.
       Y no esperen que les nombre ese todo, en cuantas partes se divide, que les diga su peso, que prosiga, que me ponga a discutir acerca de ese todo y que, al discutir, me pierda y que me ponga así sin saberlo a pensar -y que se aclare, que viva, que se orne de una multitud de palabras, todas bien pulidas de sentido, diferentes todos, y capaces de revelar todas las actitudes, todos los matices de un pensamiento muy sensible y penetrante.
       ¡Ah! esos estados que nunca se nombran, esas situaciones anímicas eminentes, ¡ah! esos intervalos de la mente, ¡ah! esas minúsculas pifias que son el pan cotidiano de mis horas, ¡ah! ese pueblo hormigueante de impresiones -siempre las mismas palabras son las que me sirven y en verdad no tengo el aire de moverme mucho en mi pensamiento, pero en realidad me muevo en él más que ustedes, barbas de asno, chanchos pertinentes, maestros del verbo falso, levantadores de retratos, folletinistas, plantas bajas, herboristas, entomólogos, plaga de mi lengua.
       Ya les dije que no poseo más mi lengua, pero esto no es una razón para que ustedes persistan, para que ustedes se obstinen en la lengua.
       Vamos, dentro de diez años me comprenderán las personas que harán entonces lo que ustedes harían. Entonces se conocerán mis géiseres, se verán mis hielos se habrá aprendido a desnaturalizar mis venenos, se desovillarán mis juegos de almas.
       Entonces todos mis cabellos se habrán sumergido en la cal, todas mis venas mentales, entonces se divisará mi bestiario, y mi mística se habrá convertido en un sombrero. Entonces se verá humear las juntas de las piedras, y arborescentes ramos de ojos mentales cristalizarán en glosarios, entonces se verá caer aerolitos de piedra, entonces se verán cuerdas, entonces se comprenderá la geometría sin espacios, y se conocerá qué es la configuración del espíritu, y se comprenderá cómo perdí el espíritu.
       Entonces se comprenderá por qué mi espíritu no está allí, entonces se verá secarse todas las lenguas, desecarse todos los espíritus, volverse coriáceas todas las lenguas, y las figuras humanas se aplanarán, se desinflarán, como aspiradas por ventosas desecantes, y esta membrana lubrificante y cáustica, esta membrana de dos espesores, de múltiples grados, de una infinidad de lagartos, esta membrana vidriosa y melancólica, pero tan sensible, tan pertinente también, tan capaz de multiplicarse, de desdoblarse, de volverse con su reflejo de lagartos, de sentidos, de estupefacientes, de irrigaciones penetrantes y venenosas,
       entonces, todo esto será aceptado,
       y ya no tendré necesidad de hablar.

(Le Pèse-Nerfs, 1927)

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Descripción de un estado físico

*

      Una sensación de quemadura ácida en los miembros,
       de músculos retorcidos y como en carne viva, el sentimiento de ser de vidrio y fácil de romper, un miedo, una retracción ante el movimiento y el ruido. Un trastorno inconsciente del andar, de los gestos, de los movimientos. Una voluntad perpetuamente tirante en lo que hace a los gestos más simples,
        la renuncia al gesto simple,
       una fatiga sorprendente y central, una especie de fatiga aspirante. Necesidad de recomponer los movimientos, una especie de fatiga mortal, fatiga del espíritu para una aplicación de la tensión muscular más simple, el gesto de asir, de engancharse inconscientemente con algo,
       que sostener mediante una voluntad aplicada.
       Una fatiga de comienzo del mundo, la sensación de que hay que llevar el propio cuerpo, un sentimiento de fragilidad increíble, y que se transforma en un sufrimiento demoledor,

       un estado de dolorosa torpeza, una especie de torpeza localizada en la piel, que no impide hacer ningún movimiento, pero que cambia la sensación interna de un miembro, y da a la simple posición vertical el precio de un esfuerzo victorioso.

       Localizado posiblemente en la piel, pero sentido como la supresión radical de un miembro, y sin que presente ya al cerebro otra cosa que imágenes de miembros lejanos y fuera de su lugar. Una especie de ruptura interior de la correspondencia entre todos los nervios.

       Un vértigo movedizo, una especie de encadilamiento oblicuo que acompaña a cada esfuerzo, una coagulación de calor que encierra toda la extensión del cráneo, o se desprende de él a pedazos, placas de calor que se desplazan.

       Una exacerbación dolorosa del cráneo, una cortante presión de los nervios, la nuca empecinada en sufrir, sienes que se vitrifican o se vuelven de mármol, una cabeza pisoteada por los caballos.

       Habría que hablar ahora de la descorporización de la realidad, de esa especie de ruptura dedicada, se diría, a multiplicarse a sí misma entre las cosas y el sentimiento que ellas producen en nuestro espíritu, el lugar que ellas deben tomar.

       Esa ordenación instantánea de las cosas en las células del espíritu, no exactamente en un orden lógico, sino en su orden sentimental, afectivo

        (que ya no se cumple):

        las cosas ya no tienen olor, ni sexo. Pero su orden lógico también a veces se rompe debido justamente a su carencia de relente afectivo. Las palabras se pudren en el llamado inconsciente del cerebro, todas las palabras para cualquier operación mental, y sobre todo aquellas que tienen que ver con los resortes más habituales, más activos, del espíritu.

(L'Ombilic des Limbes, 1925)

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Posdata

*

¿Quién soy?
¿De dónde vengo?
Soy Antonin Artaud
y en cuanto lo diga
como sé decirlo
inmediatamente
veréis mi cuerpo actual
volar en pedazos
y rehacerse
bajo diez mil aspectos notorios
un cuerpo nuevo
en el que ya nunca
podréis
olvidarme

(Le Théâtre de la Cruauté, 1932)

***
Antonin Artaud (Marsella,  1896-Ivry-sur-Seine, 1948)
Versiones de Raúl Gustavo Aguirre

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Toute l’écriture est de la cochonnerie

*

Toute l’écriture est de la cochonnerie.
   Les gens qui sortent du vague pour essayer de préciser quoi que ce soit de ce qui se passe dans leur pensée, sont des cochons.
   Toute la gent littéraire est cochonne, et spécialement celle de ce temps-ci.
   Tous ceux qui ont des points de repère dans l’esprit, je veux dire d’un certain côté de la tête, sur des emplacements bien localisés de leur cerveau, tous ceux qui sont maîtres de leur langue, tous ceux pour qui les mots ont un sens, tous ceux pour qui il existe des altitudes dans l’âme, et des courants dans la pensée, ceux qui sont esprit de l’époque, et qui ont nommé ces courants de pensée, je pense à leurs besognes précises, et à ce grincement d’automate que rend à tous vents leur esprit,
   — sont des cochons.
   Ceux pour qui certains mots ont un sens, et certaines manières d’être, ceux qui font si bien des façons, ceux pour qui les sentiments ont des classes et qui discutent sur un degré quelconque de leurs hilarantes classifications, ceux qui croient encore à des « termes », ceux qui remuent des idéologies ayant pris rang dans l’époque, ceux dont les femmes parlent si bien et ces femmes aussi qui parlent si bien et qui parlent des courants de l’époque, ceux qui croient encore à une orientation de l’esprit, ceux qui suivent des voies, qui agitent des noms, qui font crier les pages des livres,
   — ceux-là sont les pires cochons.
   Vous êtes bien gratuit, jeune homme !
   Non, je pense à des critiques barbus.
   Et je vous l’ai dit : pas d’œuvres, pas de langue, pas de parole, pas d’esprit, rien.
   Rien, sinon un beau Pèse-Nerfs.
   Une sorte de station incompréhensible et toute droite au milieu de tout dans l’esprit.
   Et n’espérez pas que je vous nomme ce tout, en combien de parties il se divise, que je vous dise son poids, que je marche, que je me mette à discuter sur ce tout, et que, discutant, je me perde et que je me mette ainsi sans le savoir à PENSER, — et qu’il s’éclaire, qu’il vive, qu’il se pare d’une multitude de mots, tous bien frottés de sens, tous divers, et capables de bien mettre au jour toutes les attitudes, toutes le nuances d’une très sensible et pénétrante pensée.
   Ah ! ces états qu’on ne nomme jamais, ces situations éminentes d’âme, ah ! ces intervalles d’esprit, ah ! ces minuscules ratées qui sont le pain quotidien de mes heures, ah ! ce peuple fourmillant de données, — ce sont toujours les mêmes mots qui me servent et vraiment je n’ai pas l’air de beaucoup bouger dans ma pensée, mais j’y bouge plus que vous en réalité, barbes d’ânes, cochons pertinents, maîtres du faux verbe, trousseurs de portraits, feuilletonistes, rez-de-chaussée, herbagistes, entomologistes, plaie de ma langue.
   Je vous l’ai dit, que je n’ai plus ma langue, ce n’est pas une raison pour que vous persistiez, pour que vous vous obstiniez dans la langue.
   Allons, je serai compris dans dix ans par les gens qui feront aujourd’hui ce que vous faites. Alors on connaîtra mes geysers, on verra mes glaces, on aura appris à dénaturer mes poisons, on décèlera mes jeux d’âmes.
   Alors tous mes cheveux seront coulés dans la chaux, toutes mes veines mentales, alors on percevra mon bestiaire, et ma mystique sera devenue un chapeau. Alors on verra fumer les jointures des pierres, et d’arborescents bouquets d’yeux mentaux se cristalliseront en glossaires, alors on verra choir des aérolithes de pierre, alors on verra des cordes, alors on comprendra la géométrie sans espaces, et on apprendra ce que c’est que la configuration de l’esprit, et on comprendra comment j’ai perdu l’esprit.
   Alors on comprendra pourquoi mon esprit n’est pas là, alors on verra toutes les langues tarir, tous les esprits se dessécher, toutes les langues se racornir, les figures humaines s’aplatiront, se dégonfleront, comme aspirées par des ventouses desséchantes, et cette lubrifiante membrane continuera à flotter dans l’air, cette membrane lubrifiante et caustique, cette membrane à deux épaisseurs, à multiples degrés, à un infini de lézardes, cette mélancolique et vitreuse membrane, mais si sensible, si pertinente elle aussi, si capable de se multiplier, de se dédoubler, de se retourner avec son miroitement de lézardes, de sens, de stupéfiants, d’irrigations pénétrantes et vireuses,
   alors tout ceci sera trouvé bien,
   et je n’aurai plus besoin de parler.

~

Description d’un état physique
 
*

    une sensation de brûlure acide dans les membres,
    des muscles tordus et comme à vif, le sentiment
d’être en verre et brisable, une peur, une rétraction
devant le mouvement, et le bruit. Un désarroi incon-
scient de la marche, des gestes,des mouvements. Une
volonté perpétuellement tendue pour les gestes les
plus simples,
     le renoncement au geste simple,
     une fatigue renversante et centrale, une espèce de
fatigue aspirante. Les mouvements à recomposer, une
espèce de fatigue de mort, de la fatigue d’esprit pour
une application de la tension musculaire la plus simple,
le geste de prendre, de s’accrocher inconsciemment à
quelque chose,
     à soutenir par une volonté appliquée.
     Une fatigue de commencement du monde, la sensa-
tion de son corps à porter, un sentiment de fragilité in-
croyable, et qui devient une brisante douleur,
     un état d’engourdissement douloureux, une espèce
d’engourdissement localisé à la peau, qui n’interdit
aucun mouvement mais change le sentiment interne
d’un membre, et donne à la simple station verticale
le prix d’un effort victorieux.
      Localisé probablement à la peau, mais senti comme
la suppression radicale d’un membre, et ne présentant
plus au cerveau que des images de membres filiformes
et cotonneux, des images de membres lointains et
pas à leur place. Une espèce de rupture intérieure
de la correspondance de tous les nerfs.
      Un vertige mouvant, une espèce d’éblouissement
oblique qui accompagne tout effort, une coagulation
de chaleur qui enserre toute l’étendue du crâne ou
s’y découpe par morceaux, des plaques de chaleur
qui se déplacent.
      Une exarcebation douloureuse du crâne, une cou-
pante pression des nerfs, la nuque acharnée à souffrir,
des temps qui vitrifient ou se marbrent, une tête
piétinée de chevaux.
      Il faudrait parler maintenant de la décorporisation
de la réalité, de cette espèce de rupture appliquée,
on dirait, à se multiplier elle-même entre les choses
et le sentiment qu’elles produisent sur notre esprit,
la place qu’elles doivent prendre.
     Ce classement instantané des choses dans les cellules
de l’esprit, non pas tellement dans leur ordre logique,
mais dand leur ordre sentimental, affectif
     (qui ne se fait plus) :
     les choses n’ont plus d’odeur, plus de sexe. Mais
leur ordre logique aussi quelquefois est rompu à cause
justement de leur manque de relent affectif. Les mots
pourrissent à l’appel inconscient du cerveau, tous les
mots pour n’importe quelle opération mentale, et sur-
tout celles qui touchent aux ressorts les plus habituels,
les plus actifs de l’esprit.

~

Qui suis-je ?
D’où je viens ?
Je suis Antonin Artaud
et que je le dise
comme je sais le dire
immédiatement
vous verrez mon corps actuel
voler en éclats
et se ramasser
sous dix mille aspects
notoires
un corps neuf
où vous ne pourrez
plus jamais
m’oublier.