sábado, 4 de agosto de 2018

roger santivañez / marigold









1

Qué hermosura de muslo izquierdo posado
En diagonal sobre el borde del sofá con
Las piernas flexionadas, botas de gamuza

Marrón y las rodillas romas envueltas en
Malla negra translúcida la niña lee un
Libro muy atenta agarra el volumen con

Las dos manos y una ñizca de la falda
Se asoma bajo la camisa pero lo más
Dulce es el reverso del muslo casi en

El aire mórbida preciosa imagen que
Se imprime en mi poema como una suave
Invitación al deseo en la clara mañana

Del otoño cuando el tímido sol acerca otra
Muchacha curvilínea y rebelde prefiero
Volver a la visión de ese muslo eterno y

De todos modos divino


2

Aquellos zapatitos ricamente posados
Envuelven la dulce piel de esta muchacha
Como buena oriental me pidió permiso

Para sentarse a mi lado en el sofá
Luego extendió sus esbeltas piernas
Hacia el zócalo del gas de la ventana

Entonces vi la delicadeza de su empeine
Una crema límpida y espigada con
La horma de un zapato negro de

Tacón bajo y leve seda repujada en
Los bordes interiores contra el sol
Brillaba en contraste con la der


Mis espléndida de pronto escondió
Los pies quizá se dio cuenta del
Poema pensé pero no podía

Saberlo ahora ya se fue levantó
Su campo y partió para siempre
Pero a mi me queda la imagen

De sus preciosos pies tocados de
Un cuero brillante y la tersura del
Pie desnudo que grabo aquí solito

En mi canción


3

Tengo otra vez a la belleza del otro día
Ahora está a la izquierda sentadita sobre
Un taburete absorta haciendo texting

Es rubia su cabello dorado cae hacia
Ambos lados del rostro son rizos dulce
Mente dispuestos en el aire luce cual

Madonna in Hortulo said Pound ese
Tipo de hermosura medieval y una
Mirada entre tierna y desconcertada

Se recoge coqueta los rizos hacia atrás
Mientras cruza las piernas enfundadas
En el mismo pantalón negro del poema

Anterior ya se paró y caminó a su clase
Moviendo el mundo palmas de ensueño
Sobre los botines cabritilla de otro color

Sabía que yo la estaba mirando y le
Componía este poema enigmática des
Apareció por la puerta de su salón

Para quedarme yo solo con mi canción


4

Me gusta mirar el cielo de Filadelfia
A esta hora es blanco transparente
Y los árboles se van volviendo verdes

A fines de abril la quietud es leve
Brizna que el delicado viento mueve
Y la soleada tarde de la risa aterriza

En la fresca muchacha salida del salón
Ahora sentada a un costado de este Hall
Envuelta en pañoleta de colores y

Pantalón granate se entrega al texting
Con las piernas cruzadas y zapatos llanos
De gamuza espera su clase escu

Chando también sabe Dios qué música
En los audífonos incorporados a su
Rubia y rizada cabecita escribe

Preocupada con sus dedos portando
Una sortija se levanta en este
Instante muy resuelta pero vuelve

Al sofá pa’ recoger su casaca que
Casi se le olvida entra a su salón
Ya se acaba el semestre es probable

Que nunca jamás vuelva a verla

***
Roger Santiváñez (Piura, 1956)

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