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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

leónidas lamborghini / de "mirar hacia domsaar"








[Fragmento]

Mirad hacia Domsaar.
Miradlo a Pijg, el gigantón, que agoniza se nos
muere, se nos va y no se nos va. Miradlo yacer
allí, inestable, en esa improbable camilla rodante
detenida en Domsaar: paraje perdido, abandonado.
                 Miradlo a Pijg
           tan fantasmal como verídico,
                bajo ese cruel sol
          que a su vez, desde el azur lo mira
creyendo y descreyendo de sí mismo / en sí mismo.
aunque no por ello deja de quemar.
Mirad
a esa raída y vacilante camilla, perpleja, estacionada
frente a la Casa del Herrero, miradla:
                   no tiene estribos
                      ni capota
              pero luce un sinnúmero 
                     de monitores.
Y mirad esos monitores: registran hasta el sin cansancio
los signos vitales (aunque extremadamente débiles) de
Pigj, repitiéndolos una y otra vez. Miradlos.
                 Mirad hacia Domsaar.
                    Mirad ese sol:
Es un chancro ardiente, una llaga que irradia perversidad 
en el azur, una pústula hirviente -criatura de lo
monstruoso-
             que devora a Domsaar
que lo postra en el polvo, ese polvo extraña y extrañadamente 
frío a pesar del calor, frío, sin embargo,
polvo polvoriento a que ha venido quedando reducido.
Domsaar, ese paraje. Miradlo.
                     Domsaar:
polvo-sudario, ceniza blanquecina: miradla extendida,
miradla extendiéndose, a pesar.
                        Miradla, no hay más que mirar.
                        Mirad ese polvo blanquecino
                        y en éste, hundidas, las
                        patas enclenques, raquíticas de 
                           cromo
                        de esa camilla
                        (aunque con poderosas ruedas
                        a rulemanes).
Mirad esos rulemanes: son de una especie inteligente
y, por tanto, cabría suponer que en ningún momento
cesaron de sopesar las dificultades que se pudieran
presentar -dada la situación- en el momento crítico
del arranque y, aun, con posterioridad, sobre la marcha.
                          Camilla,
entonces, cuya desvalidez cuenta con esa muy estimable
compensación aunque (también es cierto) no tiene motor.
                           Miradla en medio
                           del polvo, a pesar,
                           miradla, así, tal vez,
                           más improbable que nunca
pero, por eso mismo, más concentrada, si se quiere, que 
nunca
                           en el deseo de ser mirada.
                           Mirémosla, miradla.

***
Leónidas Lamborghini (Villa del Parque, 1927-Buenos Aires, 2009) Mirar hacia Domsaar. Buenos Aires: Paradiso, 2003.

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