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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

jueves, 3 de febrero de 2022

severo sarduy / tres poemas












Que se quede el infinito sin estrellas...

*

Que se quede el infinito sin estrellas,
que la curva del tiempo se enderece.
Y pierda su fulgor, cuando se mece
un planeta en su abismo y en las huellas

del estallido primordial. Aquellas
noticias recibidas del comienzo
de las galaxias, del vacío inmenso,
hoy son luz fósil. Paradojas bellas

que anuncian por venir lo transcurrido
y postulan pasado lo futuro.
Universo del pensamiento puro:

un espacio que fluye como un río
y un tiempo sin presente, opaco y frío.
El tiempo de la espera y del olvido.

~


No porfíes. No rememores...

*

No porfíes. No rememores
que no se olvida el olvido
ni su embriaguez: lo que ha sido,
es y será. Sinsabores,
dramas discretos y amores
sin nombre, van a la quema
final, como un torpe emblema
de eternidad. No perdura
más que el goce y la textura
de un instante: ése es mi lema.

~

L'enfant a l'oie

*

La menta y las alhajas funerarias, el gallo blanco y
            los últimos children pets. Combate cernido:
la música del río respirante, arrastrando hierros;
de las grúas mohosas el estrépito y el verde de la herrumbre
van creciendo entre cacharros y laterío.

Ya donde el sueño de los hermafroditas y el coro.
El niño le retuerce el cuello. El agua sube.

Cada uno en su río.

***
Severo Sarduy (Camagüey, 1937-París, 1993)

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