lunes, 31 de enero de 2022

christina rossetti / de profundis













¿Por qué el cielo se alza distante?
¿Por qué la tierra cuelga lejana?
Ajena tiembla la estrella,
Brillando opaca, constante.

No me importa alcanzar la luna,
Un círculo de monótona sinfonía;
Repitiendo incansable la misma melodía,
Lejos de mi, de mi ternura.

Yo nunca contemplo el fuego disperso
De las estrellas, o del sol su ardiente sendero,
Todo mi corazón conjuga un solo deseo,
Un vano sentimiento reseco.

Pues atada yazgo bajo la trémula lanza,
Alegría, belleza, danzan lejos de mi alcance,
Comprimo mi corazón, estiro mi romance,
Y temblorosa acaricio la esperanza.

***
Christina Rossetti (Londres, 1830-1894)
Versión de Sebastián Beringheli

/

De Profundis

*

Oh why is heaven built so far,
Oh why is earth set so remote?
I cannot reach the nearest star
That hangs afloat.

I would not care to reach the moon,
One round monotonous of change;
Yet even she repeats her tune
Beyond my range.

I never watch the scatter'd fire
Of stars, or sun's far-trailing train,
But all my heart is one desire,
And all in vain:

For I am bound with fleshly bands,
Joy, beauty, lie beyond my scope;
I strain my heart, I stretch my hands,
And catch at hope.

domingo, 30 de enero de 2022

octavio armand / cuatro poemas









La destrucción del presente

*

                                                                    Algo inmortal hay en nosotros que
                                                                    quisiera morir con lo que muere.
                                                                                                    Antonio Machado

Sabor, sonido, imagen.

Absorben, contienen, secuestran.

La sensaciόn se intensifica, se profundiza. Lo inmediato se prolonga hasta anular lo inmediato.

El presente no transcurre, escasea, desaparece en pasados que no pasan, que suceden ahora mismo, y siguen y seguirán sucediendo, como sueño o memoria.

Despertar hacia dentro en el cual me demoro, como si deseara fijarlo, recordarlo, tratando de recuperar sus redondeces y sus vueltas para permanecer en él, reconstruyendo otro y otro pasado, metiéndome en su ahora como en un sobre para dirigirme a la luz o al ruido de la calle, hasta llegar poco a poco a mi propio cuerpo, donde de repente me siento anclado, donde acaso podré diluirme como un puñado de sal en las palabras que me dejarán quieto aquí, abajo, rodeado ya no de luz y ruidos sino de algas y corales, entre agallas que respiran, reduciéndome, filtrándome, adivinando gota a gota el rumbo caudal. 

Sensaciόn de pesar en el fondo de la página, donde he caído, y donde reposo como en una superficie profunda, tras haberme demorado en algún recuerdo que rueda sobre sí mismo, alejándome del punto de partida que es el presente, o que fue el presente, pues desde hace tiempo ha permanecido fijo, como la punta de un compás que da vueltas y más vueltas, trazando innumerables círculos de radios que se estiran o se encogen desde un centro idéntico.

Entonces no queda más remedio que hacer algún apunte, garabatos engavetados en tiras de papel que por azar descubro meses o años después para volver a perderme en la maraña de letras y sílabas con la esperanza de levarlas, comenzar en blanco, zarpar rumbo a no sé dόnde.
     
Mientras tanto, aquí estoy. 

~

Diario que comienza

*

1. El silencio es mayor que la verdad. 1a. Mi silencio es mayor que tu verdad. 1b. Cualquier silencio es mayor que cualquier verdad.

2. La inmovilidad es una negación de la distancia. 2a. Ante lo inmóvil, el espacio se contrae. 2b. El movimiento remite siempre a una creciente elasticidad espacial. Si camino, la ruta es más larga; si me muevo, el mundo crece.

3. El futuro no existe sino como (posible) proyección de una visión retrospectiva. 3a. El futuro será repetición o al máximo multiplicación de posibilidades del pasado ya que (históricamente) sólo es concebible como proyección, sombra. 3b. Sorprende que no existan historias, museos y arqueologías del futuro salvo como función de planteamientos probabilísticos: la profecía como documento es aún patrimonio del mundo religioso.

4. Otra configuración del futuro basamentada en consideraciones no-históricas permitiría la coexistencia de los tres tiempos como dimensiones simultáneas no como manifestaciones de la direccionalidad del pasado. 4a. No es posible percibir el mundo como orden ni vivirlo como desorden. 4b. La memoria fracasa como sistema regulador y el sueño se da como memoria. 

5. La ortodoxia remite a un modelo: el futuro como puzzle armado con piezas del pasado. 5a. La heterodoxia propone la construcción del más allá en base a lo que está más allá aun. 5b. La abolición de la memoria (historia) constituye una posibilitación del sueño.

~

Llamas

*

Llamas cuando llueve y las calles se levantan cantando. Llamas. Conoces mi nombre. Lo cubres de babosas, lo sacudes. Lo repites con tu espejo abierto. Porque me quieres, me llevas en la boca y con la misma boca me buscas. Llamándome, me tocas. Me disuelves. Para ti soy imán, imagen, pues dejo que las palabras me interrumpan y crezcan hasta borrarme, hasta negarme. El que conoces vive delante de mí. ¿Comprendes? Pero llamas. Soy el amigo o el enemigo, el amante que razona con la piel como un pequeño sol. Llamas. Recoges tus labios de mi carne. Para ti seré siempre este 18 de junio de entonces. La historia es una sola fecha, y al fin comprendimos la tarea. Somos los héroes, confesamos. Y entre gotas de lluvia hemos preparado esta fuga, escondiendo los labios, estrujándonos.

~

Ruina

*

Se me cayó la máscara.
Se me cayó la cara.
De la boca cerrada,
una a una,
se me cayeron las palabras.
Soy todo lo que queda
de mí mismo.

***
Octavio Armand (Guantánamo, 1946)
Fotografía por Roberto Mata

sábado, 29 de enero de 2022

blanca strepponi / dos poemas









Fuerza de gravedad

*

Tras un golpe certero un pleno pecho
caigo de bruces sobre el mundo
descubro que el horizonte
es una curva violenta
bajo mi cuerpo tendido
murmuro a mi pesar
que me rindo
con la lengua enterrada
digo basta.

Tras un giro loco en el espacio
caigo
de bruces
de espaldas al cielo
por milagro
por no verte
de por vida
definitivamente triste
como un niño solitario que sonríe.

~

Dime a quién amas

*

                            Y aún me atrevo a amar
                                                    A. Pizarnik

Se mira en el espejo
se afeita
se peina
observa
las manos bajo el agua
piensa
en su mujer
recuerda
la forma de sus uñas
el tono de su voz al despertar
le dice sin pudor
-princesa,
tienes las piernas pequeñas-
le dice
-no tengo aventuras que ofrecer
sin embargo
navego
por el Mar de los Sargazos
a bordo de un velero
plateado
como tus ojos
cuando me odias-

***
Blanca Strepponi (Buenos Aires, 1952)

viernes, 28 de enero de 2022

sharon rodríguez / tres poemas













Es suficiente existir

*

Es suficiente existir
mirarse a los ojos
sentir el latido del presente
escapando ligero
como un personaje
que se viste de olvido
es suficiente el silencio
la duda del momento
seguir siendo invisible
tan polvo, tan lluvia
en la danza
existir cada mañana
mirar en el espejo
un esbozo de tinta
en un plato de hambre
atreverse a existir
encender un cigarrillo
habitar la piel cansada
una esfera de recuerdos
encadenar una ventana
de gritos deshojados
es suficiente respirar
recostar el cuerpo
de velas derramadas
eclipsarse pronto
no seguir a la deriva.

~

Destino

*

El destino en nuestros ojos
en nuestras manos
en nuestras vidas
no se recuerdan
el camino empieza
en las calles de nostalgia
cuando miras un segundo y miras la sombra
de la sombra que eran entonces
sigue zumbando en tu memoria
el punto donde pueden encontrarse
y nunca llegan
porque no desean
tienen miedo y siguen de frente
de pie viendo el abismo / las horas
y pasan los días
el destino cada vez más grande
la vida cada vez más pequeña
te recuerda el desconcierto
el libro que no eres
el universo no tiene orden
de pie ignorando sigues y todo
el pensamiento cíclico e interminable
recuerda el dolor/ el sabor a mar
alguna vez debiste conocer
alguna vez fue del mismo origen.

El destino ronda tus dedos
te desbarata
te tienta a pensarte entera
caminas
no encuentras
buscas / no existe
y piensas en volver
en desandar tu vida
en miles de horas/en miles de años
y en todas estaba la nada
el nudo en tu agonía de existir
de estar en el trayecto
y ese camino sin piernas
destino sin brazos
sombra de tus años / de tu voz
se abalanza sobre ti
eres carne
herida y sueño
un aullido sordo tus sentidos
desapareces
queda si no el grito que prometes
el silencio es cadena
deleite y fundamento
quedas de pie en la puerta
detrás de los grandes que cierran los ojos
visten de monos y dioses
y caminan rascándose la panza
comiéndose los piojos
un espejo versas sobre ti con esmero
no eres la estrategia de engendrar miradas
para encontrarte o descubrirte de hierba
y eres todo menos ideas
menos sed
menos vida
un latido se esconde detrás del ala
no cesa de gemir
de herirse con el pico en los ojos
y pierdes, sigues, no quieres parar
has vuelto
descubriste cenizas y acurrucada
persuadiste a tu voz a ser de aire / de vacío
a ser de lo que es cuando desapareces
y estas en algún lugar pidiendo hambre
pidiendo vida y quedas con las mismas historias
recordando el objeto de pálpito hiriente
comiéndote el vacío
el hoyo que crecía como filamento y
de pie viéndote arder en la tarde
sin memoria con una idea fantasma.

~

¿Qué queda?

*

¿Qué queda?
escrutaba la sombra
¿El ojal de un botón caído?
la proximidad del péndulo al corazón
equivocarte de tormenta o de pueblo
para persuadir las razones
¿Qué queda cuando tiemblas?
merodear las nubes
enredarte en la imaginación
¿Qué queda?
la voz atormentada
de una habitación estéril
el silbido del pájaro
de plumas arrancadas
la tortura infantil
de jugar con la libertad
¿Qué queda?
los niños lo entienden
la piel de lo absurdo
dejándose atrapar
¿Qué queda?
cuando la lluvia se lamenta
y el aroma ceniciento del día
atrapa la razón silbante
de verdades que atropellan
¿A ti qué te queda?

***
Sharon Rodríguez (Cusco, 1991)

jueves, 27 de enero de 2022

denise levertov / dos poemas














Hablando al duelo

*
Ah, Duelo, no debería tratarte
como un perro callejero
que viene a la puerta trasera
por un pellejo, por un hueso sin carne.
Debería confiar en ti.

Debería colocarte cuidadosamente
en casa y darte 
tu propio rincón
una alfombra gastada para que te acuestes
y tu propio plato de agua. 

Crees que no sé por lo que has pasado
bajo mi pórtico.
Deseaste que tu verdadero lugar estuviese listo
antes del invierno. Necesitas
tu nombre
tu collar y etiqueta. Necesitas
el poder para espantar a los intrusos
para considerar
mi casa como la tuya
y a mi, tu persona
y a ti mismo
como mi propio perro.

~

Cargando la luz

*

Llueven diamantes esta mañana de invierno, adorna la maraña de ramas de perales aún sin podar; cada cual, solitaria, ubicada, parece, con un juicio reflexivo, que cargan la luz bajo las nubes desgarradas - lo indivisible repartido en una abundancia sin fin.

***
Denise Levertov (Essex, 1923-Seattle, 1997)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

Talking to Grief

*

Ah, Grief, I should not treat you
like a homeless dog
who comes to the back door
for a crust, for a meatless bone.
I should trust you.

I should coax you
into the house and give you
your own corner,
a worn mat to lie on,
your own water dish.

You think I don't know you've been living
under my porch.
You long for your real place to be readied
before winter comes. You need
your name,
your collar and tag. You need
the right to warn off intruders,
to consider
my house your own
and me your person
and yourself
my own dog.

~

Bearing the Light

*

Rain-diamonds, this winter morning, embellish the tangle of unpruned pear-tree twigs; each solitaire, placed, it appearrs, with considered judgement, bears the light beneath the rifted clouds -- the indivisible shared out in endless abundance.

miércoles, 26 de enero de 2022

constantino cavafis / cuanto puedas


Y si no puedes hacer tu vida como la quieres
en esto esfuérzate al menos
cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.

No la envilezcas llevándola
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
hasta que llegue a ser pesada como una extraña.

1905 / 1913

***
Constantino Cavafis (Alejandría, 1863-1933) Desde Alejandría. Antología. Santiago de Chile: LOM, 2009.
Versión de Miguel Castillo Didier

/

Όσο μπορείς 

*

Κι αν δεν μπορείς να κάμεις την ζωή σου όπως την θέλεις,
τούτο προσπάθησε τουλάχιστον
όσο μπορείς: μην την εξευτελίζεις
μες στην πολλή συνάφεια του κόσμου,
μες στες πολλές κινήσεις κι ομιλίες.

Μην την εξευτελίζεις πιαίνοντάς την,
γυρίζοντας συχνά κ’ εκθέτοντάς την,
στων σχέσεων και των συναναστροφών
την καθημερινήν ανοησία,
ως που να γίνει σα μια ξένη φορτική.

1905 / 1913

martes, 25 de enero de 2022

julio barco / de "magnetismo"













Elon Musk tuvo un sueño donde Nicola Tesla le hablaba

*

La parábola del cielo conduce al hombre a la locura, 
¿Y si en otros planetas hay vida?
¿Y si en otros planetas la sucesión de emisiones eléctricas no es sino un himno desesperado?

La energía es una extensión de nosotros mismos, Musk, 
y ahora tú conoces cómo llegar a la Luna,
lanzar en una máquina metálica y filiforme los ángulos de teorema,
y te toca colonizar Marte. 

Algunas casas en anillos concéntricos sobre árboles alrededor
De compartimientos de metal con La antena parabólica es directamente proporcional
al uso de la energía humana como ecuación de progreso.

Y llevarás la energía de auto en auto, mientras
en las oficinas sudan de matemáticas las empleadas,
un viejo jardinero lee a Marcuse como quién le da duro a un jazz sentimental
y máquinas metálicas con ruedas dan vueltas sin usar petróleo
entre innumerables edificios. 

La realidad de los símbolos desfallece y tú 
Mandarás naves a otros planetas, casas metálicas
Que Facebook replicará en sus contenidos las mañanas de los lunes.

Ahí de presente perpetuo: máquina de potencia. 

Ahora no duermas, oye mi voz, te hablo yo, Tesla. 
Maquinas que darán like algunos anacoretas destrozados por el
Sinsentido de la Época.

La parábola del cielo conduce al hombre a la locura.
Y yo, sueño con mundos imposibles.
Condenadme a soñar estas fórmulas eléctricas que doblegan la espiga.

Mente como artefacto sobre piel tecnológica da al cuerpo un estado de 
Energía perfecta para el gozo.
La ecuación es que prevalezca mente y cuerpo sea digitalizado. 

El humano solo puede sobrevivir viajando de cuerpo en cuerpo. 
La teoría del gen egoísta sobre vive a lo real.
Gente sola en Marte, gente poblando Júpiter. 
Naves eléctricas cruzando el espacio. 

Juega con tu mente a convertirla en una realidad simbólica infinita.
La realidad de juego es la invención del ahora. 

¿Qué es la mente para el universo?
Nos cabe esperar,
Una casa lejos de la Tierra, un bello atardecer rojísimo 
Entre dunas verdes, y la mirada abierta frente a nosotros. 

¿El futuro que es pasado funciona por Wi-Fi?

~

El sistema polifácico

*

Cuando sueño en futuros inventos, la muerte no existe. Mi invento más grande será ser eterno. Cuando la eternidad crezca en mis enjutos ojos negros y sean estas palomas que me permitan comprender que volábamos, que no solo fuimos un limitado ser congregado al suelo, a la ansiedad y a los fluidos, ser al que la luz nacía de la soledad y la penumbra: agitaré mis alas. Cuando creo mi arte, no hay futuro ni pasado, solo energía fluyendo por mi mente. Cuando sueño en la comprensión. Cuando sueño. Cuando sueño, primero cojo de las palomas su canto, hermosísimo como invento de Gramme. Primero elevo entre las constelaciones eléctricas mi voz de unicornio dando vueltas; en ellas va la retahíla de mi música. El paisaje es otro y siempre el mismo. Y se abre a un sistema de realidades concéntrica, suavemente esbozada en la órbita de la realidad del digito cuántico que elabora su sabia coloidal en la galaxia.

~

Poeta en Marte

*

Desde aquí la Tierra apenas es un punto que a veces
brilla en el espacio. 
No tengo perfectas palabras para zumbar esta noche.
No hay patria ni cultura en Marte solo mis pulmones sosteniéndome en el vacío. 
Podría escribir un haiku mientras divago en los desiertos. 
Mi soledad es un planeta vacío.
No hay Shakespeare ni Homero en Marte.
Salgo a dar vueltas alrededor de las llanuras.
Observo la simetría de las noches.
Mi cuaderno se llena de garabatos encendidos.
No flotan aves.
Solo mi corazón tiembla. Solo mi vacío.
La nave se destruyó hace cinco años.
Entonces empecé a dibujar en las paredes de mi caverna.
Estos son los apuntes de mi propio desconcierto.
Toda la poética es la sílaba que atraviesa mi papel.
Yo perseguía cuerpos en la Tierra.
Pensaba en amores perdidos o en la flor alquímica.
Ahora soy el amo de la nada.
No hay peces fosforescentes en Marte.
No hay árboles lilas en Marte. 
No hay agua ni aire ni aves en Marte.
Solo mi corazón que no se finiquita.
Mi voz como Crusoe  brillando en la materia cósmica. 
Abandonamos un Paraíso y llegamos a un infierno.
La tierra es nuestra semilla.
No hay modo de poblar las horas.
Floto con los balones de oxígeno que quedan.
El cielo es lila negro amarillo rojo encendido.
Mis poemas son estas oraciones
Que raudamente anoto para estudio fósil en cincuenta mil años.
De Marte, conozco sus ríos secos
El escándalo lascivo del frenesí.
Música de mi sangre.
Todavía tengo sangre detrás de los trajes 
Que uso para no morir ahogado.
Me ahoga el vacío del universo.
Mi voz es un satélite encendido en sí mismo.
Trabajo palabras que crucen los siglos.
Estoy perdido.
Ayer logré encender esta máquina.
La Tierra es 
Mi madre, mis hermanas y esta humedad
Cuando sé que no volveré.
Muerte es todo el espacio. 
Madre es todo el cuerpo.
La sustancia de los sueños termina 
Precisamente cuando nos alejamos y tocamos lo real. 
Las flores que quedan todavía
Guardan la mecánica del oro de la naturaleza.
Me marchito entre las máquinas oxidadas
Entre la penumbra
De estos dinteles.
Cuando abran la puerta
Verán mi cuerpo putrefacto. 
Este montón de anotaciones húmedas y caóticas.
Mi sed era otra. 
Ahora solo permanezco sentado. 
Me canso de no dormir. 
Sé que mi voz se abrirá en cualquier mente.
Cualquier mente es como una casa.
Yo habitaré ese planeta.
Ese espacio en expansión que es una mente.
Sócrates apuró el veneno. 
Rousseau luchó contra la inquina.
Yo, yazco a solas, entre versos en un planeta vacío. 
Quede aquí mi poética
Como un átomo aciago. 

***
Julio Barco (Lima, 1991) Magnetismo (poemas a Nicola Tesla y la ebullición poética). Inéditos.
Fotografía por Dirk Skiba

lunes, 24 de enero de 2022

solveig von schoultz / tres poemas













Zona privada

*

Perdonar porque uno olvida
es lo que sucede en la naturaleza
donde hasta la rama más espinosa muere
olvidar porque uno perdona
sólo sucede en el territorio de dios
al que pocos tienen acceso.
 
~

Despedida


Los niños dormían, y el marido, cuando ella se marchó
sigilosa, descalza, como dormida.
Su ternura la dejó junto al hombre para que lo consolase
con su aroma como una seca convalaria muda
que guarda a junio en su interior hasta muy entrado el otoño.
Y mientras el luminoso aliento de los niños
se elevaba en torno a ella como viento de tréboles
depositó lentamente su llanto en uno,
su risa en otro, su canción en otro
y se quedó allí de pie y miraba y no se atrevía a mirar
pero retiró rápidamente un mechón de la frente más pequeña
y se deslizó con los ojos cerrados hacia una puerta,
hacia la puerta de la noche, una puerta que llevaba fuera
donde la luna esperaba, fría, clara y audaz.
Ahora había entregado hasta su último trozo.
Ya no le quedaba nada más que el cuerpo
y la angustia en la decisión de ese cuerpo.
En la puerta, ya más allá de su pasado,
miró a su alrededor y supo lo que había hecho.
 

El ángel

*

En mi estante hay un angelote de madera
con alas doradas y el halo como un sombrero.
Me lo regaló hace tiempo
alguien que creía en los ángeles
               entonces yo necesitaba
un ángel de la guarda (la necesidad no ha disminuido).
Ha tenido un duro trabajo.
              Ha perdido
un ala, se cayó del estante
en un combate con Satanás (no desconocido por aquí)
y el dorado se le ha descascarillado.
                Pero su obstinación
es tan grande como la de Satanás, él sigue estando
donde ha prometido estar, un angelote
con un ala rota y el halo como un sombrero.

***
Solveig von Schoultz (Porvoo, 1907-Helsinki, 1996)
Versiones de Francisco J. Uriz

domingo, 23 de enero de 2022

nicanor parra / seis poemas











Autorretrato

*



Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
Que envejecieron sin arte ni parte.

En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan.
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.

~

Soliloquio del individuo

*


Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.

~

Ritos

*

Cada vez que regreso
A mi país
            después de un viaje largo
Lo primero que hago
Es preguntar por los que se murieron:
Todo hombre es un héroe
Por el sencillo hecho de morir
Y los héroes son nuestros maestros.

Y en segundo lugar
                            por los heridos.

Sólo después
                no antes de cumplir
Este pequeño rito funerario
Me considero con derecho a la vida:
Cierro los ojos para ver mejor
Y canto con rencor
Una canción de comienzos de siglo.

~

Antes me parecía todo bien

*


ahora todo me parece mal

un teléfono viejo de campanilla
bastaba para hacerme el sujeto más feliz de la creación
un sillón de madera - cualquier cosa

los domingos por la mañana
me iba al mercado persa
y regresaba con un reloj de pared
-es decir con la caja del reloj-
y las correspondientes telarañas
o con una victrola desvencijada
a mi cabañisima de La Reina
donde me esperaba el Chamaco
y su señora madre de aquel entonces

eran días felices
o por lo menos noches sin dolor

~

Declaración de principios

*


Me declaro católico ferviente
no comulgo con ruedas de carreta

me declaro discípulo de Marx
eso sí que me niego a arrodillarme

capitalista soy de nacimiento
loco por las perdices escabechadas

me declaro discípulo de Hitler
eso sí que rechazo las imitaciones

soy un agente clandestino soviético
no me confundan eso nó con el Kremlin

en resumidas cuentas
                                me declaro fanático total
eso sí que no me identifico con nada

la palabra Dios es una interjección
da lo mismo que exista o que no exista.

~

Me retracto de todo lo dicho

*


Antes de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
                    quema este libro
No representa lo que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.

Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.

Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.

Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.

***
Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914-Las Cruces, 2018)

sábado, 22 de enero de 2022

armando uribe arce / selección de poesía













NO TE AMO, amo los celos que te tengo,
son lo único tuyo que me queda,
los celos y la rabia que te tengo,
hidrófobo de ti me ahogo en vino.
 
No te amo, amo mis celos, esos celos
son lo único tuyo que me queda.
Cuando desaparezca en esos cielos
de odio te ladraré porque no vienes.

~

YO, DE POETA, fui prosaico
desde joven y hasta de viejo,
me contentaba el entrecejo
fruncido, y el aire de arcaico
que la fealdad adorna al uso
de otro mundo dado, susodicho.

~

Críticas a la vida sexual

*

Ciudades complicadas y secretas
y los terceros pisos en penumbra!
Libros de estampas japonesas,
Grabados en los muros, y abanicos,
Borlas de terciopelo y correas de seda,
Espejo grande oblicuo.
Amarrada a los pulsos, de los pies amarrada.
Sonrisa dolorosa con rouge color violeta.
Y la grupa es un grupo de amores que retozan
Con suaves movimientos de caballo las crines al aire del aliento.
Crimen de la virtud y delicia del vicio,
Anchas manchas violáceas, moretones
Dulcísimos, saliva como jugo
De agua marina, joyas en anillos
plateados, instrumentos de torturas
vehementes, el sol nos deja ciegos
con su relámpago y su rayo que desnuca.

~

La lengua habla de sí; dice: la lengua
es un pez en el agua; el pescador

es el silencio.


No sé mi nombre,
podría ser
hueso o gusano.
 
Vivo en el huerto
bajo el olivo.

~

Describo un día entero;
No me levanto, no ando,
no saludo ni escribo,
soy sordo, ciego, mudo,
sin tacto, sin olfato.
No siento nada ni me siento,
no estoy de pie ni me arrodillo,
Oh manco y cojo y jorobado
y zunco y zurdo y turnio. Sudo,
huelo a excremento; sí, me orino,
lloro del ojo para afuera, lloro del ojo para adentro.

~

Cinco poemas

*

1

La muerte sola es caos.
¿Alguien ha visto un caos?
No tiene piernas, brazos.
Muerte en silla de ruedas.
Muerte, no tiene caso
ni suerte, y ruedas, ruedas.

2

Se dicen los adioses
finales. ¿Por qué lloras?
Es que no hallo las horas
de morir. Y no hay caso.
Marcho paso tras paso
detrás de las señoras
fatales. ¿Por qué lloras?
No me quieren los dioses.

3

Líbrame: flojo y aburrido
me saco chispas de centolla,
bestia redonda me suicido,
en este mundo ¿quién me apoya?
En este mundo, en este nido
no cabes, muerte, en esta olla.

4

Y cómo quisiera estar muerto,
en traje de muerto,
con cofia y este par
de ojos negros abiertos.

5

Es muy probable que no seas
ni aquello ni lo otro
ni esto ni lo uno.
Adiós, adiós. ¿Qué hubo?
Qué me resta.

~

Los ataúdes

*

I

Sic transit gloria mundi, y las miserias
también son transitorias –las frecuentes
desgracias y la muerte de las fuentes
que se secan –el pasto de las eras
se estraga –y en las ferias
de los vivientes danzan calaveras.

Los muertos sufren calambres, pruritos
y otros males. Nadie hay para atenderlos.
Están en el hotel deshabitado
que se llama Ataúd. Es un estado
sin parangón. Los acucian los hielos,
pero son insensibles y ríen con sus rictus.

Ex –hombre con caras de tiza
metidos en cajas que se abren
como los tarros de hojalata,
decid: cómo es ese otro mundo.
Es inmundo.
Propio para la rata.
Se sufren hambres.
No digáis más, que el corazón se triza.

“Aiai, aai”, siempre habremos de morir,
somos tan transitorios como las flores,
como los perros, e iremos a dar
a los montones excrementicios o a los hoyos
de donde no se sale aplastados por un dedo
pulgar. Así se cesa.

“No dudo de Dios, no: dudo de mí.”
“Un mundo que es una carroña fofa”
hizo de mí esta baja estofa,
esta calaña, esta ralea, y -
y lo que es peor, me gobernó el gusano.
No tengo un solo hueso sano.
“Fétidas de miseria” mis heridas
que ya no quiero llamar mías (miasmas)

De qué les sirve la poesía.
Ni siquiera la leen.
Creen que es mariposas
efímeras. Sentados en sus comités
arrellanados en sus fosas
cómodos cuidan sus hidropesías

La poesía se mete en la boca
de los tontos, diciendo: “No tenemos
más destino”. Lo dijo el almirante
con vestidura de muerte o de loca.
Los poetas estamos en veremos
Esperando que se saque los guantes.

II

Los asesinos a la espera
de cuerpos del delito.
Ay, no tenemos más destino,
dicen, lavándose las manos
en sangre tinta negra.
Mientras los muertos retuercen sus manos.

III

Nunca se supo del destino
de los muertos botados bajo el signo
de la desolación al agua sucia
de mares, ríos, lagos, ductos
de alcantarillas inconclusas.
Manando seguirán los vestidos de luto.

~

A peor vida

*

Busco en vano la puerta: no hay umbrales
todo el suelo y lugar donde solía
jugar conmigo mismo a juegos tales
que no me atrevo a recordar hoy día.
Golpeo el suelo con el puño, fuerte
y se abre un hoyo cuyo nombre es muerte.

~

Quiero morir no muero
Soy un nudo de nervios 
y de antojos. De anteojos
y angustias. Nicho angosto.
Me angustia el nicho angosto en que me entierran
sin tierra, El tarro de conserva 
de hojalata con larvas.

~

Odio lo que odio rabio como rabio
el sumo amor sumo esplendor se atrofia
atroz el dico vobis amen amen
amén amén amor amor bazofia 
me hago la cruz en la frente y el labio
y sobre el corazón para que me amen
pero en cajón terminaré con cofia.

~

El ataúd no tiene puertas.
Su tapa superior fue condenada 
con tornillos. El nicho en la pared
no tiene puerta. Lo de adentro es nada.
¡Que no fuera verdad! Es cosa cierta.
Juzgada. No golpee en las paredes.

~

Hasta los cementerios mueren, hasta 
sobre los cementerios se hacen casas
y cuando pasa el tiempo se cultiva 
legumbres o más bien no hay alma viva 
en los alrededores y las masas 
de tierra arena y mierda nos devastan.

~

Suelo ser olvidado, quedo solo en mi casa
vestido como noble personaje.
La silla crea entonces su mujer,
seria como emigrante, y una dulce flaqueza
me topa como pájaro en los hombros.

Sigo en venta, cansado,
para perfecto amor de herida prima;
sigo poniendo sangres en las tiendas,
para comprarme un río de temblor.

~

Las muertes, los escándalos apenas
disimulados, la tortura eléctrica,
los sufrimientos y las penas
del corazón, la noche tétrica
de árboles negros, asimétrica,
caben en versos de manera excéntrica.

~

El secreto de su belleza
nunca lo supo ella tampoco.
En cuanto a mí, me volví loco
sin entenderlo, de tristeza.
Medio siglo después, no sé
de qué se trata, si algo fue.

~

El mar en la playa es saliva
empujada por lenguas olas
que se fatigan de estar vivas,
y se tienden porque se inmolan,
se hacen burbujas, se hacen colas
y en las ranuras yacen lívidas.

***
Armando Uribe Arce (Santiago de Chile, 1933-2020)

viernes, 21 de enero de 2022

maría inés zaldívar / ¿cómo se dice saudade?













¿De qué color es sentir?
                        Fernando Pessoa

¿Cómo se dice encuentro
en una nube celeste de satín
calefacción central, chocolates
y cielo sin rumbo al amanecer?

¿Cómo se dice camino
en la ciudad de la lluvia y la neblina
que moja los documentos del viajero
en el momento de pasar al otro lado?

¿Cómo se dice hambre
temprano en el día de la fiesta
junto al patio del naranjo
con naranjas a punto de caer?

¿Cómo se dice sed
entre raíces trepadoras
que se beben tus zapatos
y los dedos de los pies?

¿Cómo se dice adiós
a la intemperie
bajo un cielo húmedo,
sin estrellas?

¿Cómo se dice tristeza verde,
en portugués?

***
María Inés Zaldívar (Santiago de Chile, 1953)

jueves, 20 de enero de 2022

enriqueta ochoa / cuatro poemas













Avispero

*

para Fernando Medina
 
Cualquier cosa es mejor
a este avispero en llamas que me aguija,
porque aquí, donde estoy, me duele todo:
la tierra, el aire, el tiempo,
y este volcanizado sueño a ciegas, sucumbiendo.

Anoche sollozaba por un vaso de luz,
hora tras hora ardí de sed
y amanecí vacía.

Otra noche fue el sobresalto dulce, el de la sangre;
enardecida fue de la jaula al látigo,
del látigo al silbido
agresivo y caliente de las venas,
amanecí amargada.

Otra vez,
me adentré un amor como montaña;
gacela estremecida vagué temblando húmeda de
         lágrimas
Mansamente en silencio,
ahíta de ternura,
bebí luz de cristal entre los sueños,
se me quebró en la entraña, me cortaba,
y me quedé en tinieblas...

Cuántas cosas he dicho,
palabras que se arrancan por no llorar de rabia.
Ya no puedo dormir sobre la misma almohada
aunque los ojos sueñen;
me repudio al decirlo,
pero cualquier cosa es mejor
a este avispero en llamas en que vivo.

~

Marianne

*

Después de leer tantas cosas eruditas
estoy cansada, hija,
por no tener los pies más fuertes
y más duro el riñón
para andar los caminos que me faltan.
Perdona este reniego pasajero
al no encontrar mi ubicación precisa,
y pasarme el insomnio acodada en la ventana
cuando la lluvia cae,
pensando en la rabia que muerde
la relación del hombre con el hombre;
ahondando el túnel, cada vez más estrecho,
de esta soledad, en sí, un poco la muerte anticipada.
Qué bueno que naciste con la cabeza en su sitio,
que no se te achica la palabra en el miedo,
que me has visto morir en mí misma cada instante
buscando a Dios, al hombre, al milagro.

Tú sabes que nacimos desnudos, en total desamparo
y no te importa,
ni te sorprende el nudo de sombra que descubres.
Todo se muere a tiempo y se llora a retazos,
has dicho,
sin embargo, es azul de cristal tu mirada
y te amanece fresca el agua del corazón;
quitas fácil el hollín que pone el hombre sobre las
    cosas,
y entiendes en tu propio dolor al mundo,
porque ya sabes
que sobre todos los ojos de la tierra
algún día, sin remedio, llueve.

~

Pespunteo mis días

*

para Alberto y Rosario Domene
 
Pespunteo mis días,
aliño la más inútil de mis prendas,
tiro el aguijón de la susceptibilidad al cesto,
las tijeras de alguna palabra inoportuna
que pudiera cortar;
remozo el paisaje en la retina,
deshollino el pecho,
limpio los tejados enmohecidos
por tantas lluvias de sal
en el dolor
y me dispongo a nacer.

~

Lo que más amo, lastimo

*
 
Dejo caer el látigo duro de mi voz
y lo que más amo, lastimo.
Dejo caer la ola súbita de mi ira
en cada palpitación
y lo que más amo, lastimo.
Dejo caer mi dignidad herida,
como bolsa de hiel que se revienta
y lo que más amo, lastimo.
Saco la frazada de mi amor
—a mordiscos, a puntapiés despedazada—
y te quiero cubrir,
se te clavan sus puntas de hielo desdentado,
aúllas de dolor
y yo te amo,
te quiero cubrir, ponerte a salvo
de los colmillos negros de la vida.

***
Enriqueta Ochoa (Torreón, 1928-Ciudad de México, 2008)

miércoles, 19 de enero de 2022

elizabeth bishop / tres poemas













Un milagro para el desayuno

*

A las seis en punto ya esperábamos el café,
esperábamos el café y la migaja caritativa
que iban a servirnos desde cierto balcón
—como reyes antiguos, o como un milagro.
Todavía estaba oscuro: un pie del sol
se posó en una larga onda del río.

El primer ferry del día acababa de cruzar el río.
Con tanto frío, confiábamos en que el café
estuviera muy caliente —ya que el sol
no prometía ser tibio— y en que la migaja fuera
un pan para cada cual, con mantequilla, por milagro.
A las siete, un hombre salió del balcón.

Permaneció un minuto, solo, en el balcón
mirando hacia el río por encima de nuestras cabezas.
Un sirviente le alcanzó los elementos del milagro:
una simple taza de café y un panecillo
que él se puso a desmigajar —su cabeza
literalmente entre las nubes, junto al sol.

¿Estaba loco el hombre? ¿Qué cosas bajo el sol
intentaba hacer, allá arriba en su balcón?
Cada cual recibió una migaja, más bien dura,
que algunos arrojaron desdeñosos al río,
y en una taza una gota del café. Entre nosotros,
hubo quienes siguieron esperando el milagro.

Puedo contar lo que vi entonces. No fue un milagro.
Una hermosa mansión se alzaba al sol
y llegaba de sus puertas aroma a café caliente.
Al frente, un balcón barroco de yeso blanco,
guarnecido por pájaros de los que anidan junto al río
—lo vi pegando un ojo a la migaja— 

y corredores y aposentos de mármol. Mi migaja
mi mansión, hecha milagro para mí,
a través de los siglos, por insectos y pájaros y el río
que trabajó la piedra. Cada día a la hora
del desayuno, me siento al sol en mi balcón,
encaramo en él los pies y bebo litros de café.

Lamimos la migaja y tragamos el café.
Al otro lado del río, atrapó al sol una ventana
como si el milagro se hubiera equivocado de balcón. 

~

Paisaje marino

*

Este paisaje celestial, con garzas blancas que
    ascienden como ángeles
volando tan alto como quieren y hacia ambos lados
    tan lejos como quieren
en hileras y más hileras de inmaculados reflejos;
esta región entera, desde la más alta de las garzas
hasta la ingrávida isla de mangles, aquí abajo,
con sus brillantes hojas verdes nítidamente orladas
    de excrementos
de pájaros, como estampa iluminada sobre plata, y
    los arcos
tan sugestivamente góticos de las raíces del manglar
y los hermosos prados verde habichuela
donde a veces un pez salta como una flor silvestre
en un ornamental rocío de rocío;
este cartón de Rafael, para alguna papal tapicería,
se parece al paraíso.
Pero el faro esquelético que allí se alza,
de clerical vestido blanco y negro, siempre alerta,
piensa que él sabe la verdad de las cosas.
Piensa que el infierno hierve a sus pies acerados,
que por ello son tan cálidos los bajos de las aguas;
sabe que el paraíso es diferente.
El cielo no es como volar o nadar,
tiene algo que ver con la negrura, y una fiera mirada,
y cuando se ensombrezca, recordará el faro
algo bastante rudo que decir sobre el tema. 

~

Algunos sueños que ellos olvidaron

*

Los pájaros muertos cayeron sin que nadie
los hubiera visto volar o pudiera
imaginar desde dónde. Eran negros,
sus ojos estaban cerrados, y nadie
supo qué clase de pájaros eran. Pero todos
se apoderaron de ellos y miraron
hacia arriba, por el reciente y largamente
infundibilizado cielo.
También cayeron gotas oscuras. Se recogieron
en los canales del tejado, se congregaron
en los cielorrasos sobre los hechos de todos ellos;
toda la noche, gotiformas misteriosas,
colgaron sobre sus cabezas, se esparcieron
después entre sus dedos distraídos, rápidas
como el rocío hojas afuera.
Y ellos, ¿dónde habían visto
bayas silvestres tan perfectamente negras como éstas
y que brillaran igual al alba? Señuelos
de centro negro, en altas ramas, o debajo
de las hojas. Venenosas, pensaron
y las olvidaron o —¡recuerda!— comieron
de los sobrecargados árboles. ¿Qué flores
se encogen como semillas, como éstas o la aguileña?
Pero hacia las ocho o las nueve, los sueños
de todos ellos son inescrutables. 

***
Elizabeth Bishop (Worcester, 1911-Boston, 1979)
Versiones de Ulalume González de León

/

A Miracle for Breakfast

*

At six o'clock we were waiting for coffee,
waiting for coffee and the charitable crumb
that was going to be served from a certain balcony
--like kings of old, or like a miracle.
It was still dark. One foot of the sun
steadied itself on a long ripple in the river.

The first ferry of the day had just crossed the river.
It was so cold we hoped that the coffee
would be very hot, seeing that the sun
was not going to warm us; and that the crumb
would be a loaf each, buttered, by a miracle.
At seven a man stepped out on the balcony.

He stood for a minute alone on the balcony
looking over our heads toward the river.
A servant handed him the makings of a miracle,
consisting of one lone cup of coffee
and one roll, which he proceeded to crumb,
his head, so to speak, in the clouds--along with the sun.

Was the man crazy? What under the sun
was he trying to do, up there on his balcony!
Each man received one rather hard crumb,
which some flicked scornfully into the river,
and, in a cup, one drop of the coffee.
Some of us stood around, waiting for the miracle.

I can tell what I saw next; it was not a miracle.
A beautiful villa stood in the sun
and from its doors came the smell of hot coffee.
In front, a baroque white plaster balcony
added by birds, who nest along the river,
--I saw it with one eye close to the crumb--

and galleries and marble chambers. My crumb
my mansion, made for me by a miracle,
through ages, by insects, birds, and the river
working the stone. Every day, in the sun,
at breakfast time I sit on my balcony
with my feet up, and drink gallons of coffee.

We licked up the crumb and swallowed the coffee.
A window across the river caught the sun
as if the miracle were working, on the wrong balcony.

~

Seascape

*

This celestial seascape, with white herons got up as angels,
flying high as they want and as far as they want sidewise
in tiers and tiers of immaculate reflections;
the whole region, from the highest heron
down to the weightless mangrove island
with bright green leaves edged neatly with bird-droppings
like illumination in silver,
and down to the suggestively Gothic arches of the mangrove roots
and the beautiful pea-green back-pasture
where occasionally a fish jumps, like a wildflower
in an ornamental spray of spray;
this cartoon by Raphael for a tapestry for a Pope:
it does look like heaven.
But a skeletal lighthouse standing there
in black and white clerical dress,
who lives on his nerves, thinks he knows better.
He thinks that hell rages below his iron feet,
that that is why the shallow water is so warm,
and he knows that heaven is not like this.
Heaven is not like flying or swimming,
but has something to do with blackness and a strong glare
and when it gets dark he will remember something
strongly worded to say on the subject.

~

Some dreams they forgot

*

The dead birds fell, but no one had seen them fly,
or could guess from where. They were black, their eyes were shut,
and no one knew what kind of birds they were. But
all held them and looked up through the new far-funneled sky.
Also, dark drops fell. Night-collected on the eaves,
or congregated on the ceilings over their beds,
they hung, mysterious drop-shapes, all night over their heads,
now rolling off their careless fingers quick as dew off leaves.
Where had they seen wood-berries perfect as these,
shining just so in early morning? Dark-hearted decoys on
upper-bough or below-leaf. Had they thought poison
and left? or–remember–eaten them from the loaded trees?
What flowers shrink to seeds like these, like columbine?
But their dreams are all inscrutable by eight or nine.

martes, 18 de enero de 2022

ersi sotiropoulos / siete poemas












Qué me dijo T. S. Eliot

*

Un coche rojo me rapta
calles enloquecidas plazas De Chirico
un resplandor y luego nada
de vez en cuando un beso
máquinas flipper semáforos ciegos tensiómetros
los modernos quijotes ríen
tocan asesinan postales
miran se suicidan picnic lo bello y bueno.
Mengua la mano en el guante
el aliento humano en el saludo.

El caramelo deshaciéndose en la boca
me da gran seguridad
compadezco en cuerpo y alma
Pero esta Gioconda de potentes megáfonos
sube a la sangre memoria de tam-tam
entre los bambúes en las colonias
tan ajena tan falsa
una bolsa de caramelos
Una pueblerina tal vez nunca se sabe
se cambiaron de ropa
una falda estampada y un pañuelo sucio
y por el otro lado tantas sedas incienso y mirra
y el color de su patria rosso veneziano
sobre la arena para el viento que pasará
y en los pueblos en las fábricas en los barrios
la poesía sale a las calles
si la poesía saliera a las calles
Viva Marx, Viva Lenin, etcétera
cien cabrones hambrientos hurgarían
su no cuerpo lleno
mil pies encima de su notable boca.

Sin embargo amiga mía nunca se sabe
cuándo golpeará el asesino
y vivimos la pesadilla del inspector Harris
mascando tostadas llenos de culpa
Platón y jazz sin elección
más tarde en la página 233 termina el tormento
un poco de agua tibia y después sueño violeta
hasta que cierto inspector Johnson
se niega a revelar al culpable
la noche se demora amanece sin cesar
el agua no calienta pierdes la bata
y el lechero llega vestido de jinete.

Al borde del mar varar el cuerpo
al borde del mar convocar a las ninfas
paisaje marino
aguas sin mañana lodo latas de conserva
y tu cerebro un manojo de llaves
línea de agua en las ondas del cerebro
línea del borde venga no temas
cómo podemos repetir las mismas cosas
intentando escribir un poema
cómo podemos no vacilar
intentando escribir un poema
En ayunas se sube más fácilmente a la cabeza
intentando escribir un poema    
La vida se ha vuelto una estafa
intentando escribir un poema     
La juventud ha cambiado hoy radicalmente
intentando escribir un poema     
Se han convertido en apéndice de la burguesía
intentando escribir un poema     
Todo lo ha conseguido con su propio sudor
intentando escribir un poema     
Ya tiene treinta años y no sienta cabeza
intentando escribir un poema     
Una mujer es siempre una mujer     
intentando escribir un poema     
Debes pensar en el futuro
intentando escribir un poema     
El hombre en la cama es una bestia
intentando escribir un poema    
Piénsalo bien antes de casarte
intentando escribir un poema     
La mujer debe cuidar su aspecto
intentando escribir un poema    
La sociedad es perversa
intentando escribir un poema     
Estaban hechos el uno para el otro
intentando escribir un poema     
El pobre es rumboso
intentando escribir un poema     
cuando alguien de Crotona
intentando escribir 
de la Magna Grecia susurra
intentando
Camino hacia la muerte sin más compañía 
que mi música
intentando Atridas y Polytope
y Ulises que no lo he leído
santuario y cien años de soledad
de Colombia sin pasaporte
leyendo libros viviendo conmigo con ellos
una vida ajena mía caída colectiva
desconocidas combinaciones amenazan nuestra felicidad
intentando escribir no un poema
es un lugar amargo lleno de barcas
sillas que esperan a los hombres
dados que esperan a los dioses
sin no hay mal que por bien no venga
ni haz el bien
solo salir ir a golpearme la cabeza
contra una pared
rompiendo cristales fuera de mí
cuerpo y sangre festejando
esta primera muerte de la Geometría. 

~

Al volver a leer a G. Orwell

*

Mojándose la frente por la mañana
Nereida
en 1984
después de tanto trabajo pintoresco
1999 a las 10 de la mañana 20 de mayo
la llegada de una multitud en el blanco
negros como ojeras
párpados hinchados con ruido de cáscaras
y música egipcia     tambores infantiles
cornamusas
bombos
organitos
los llorosos retornos de la voz
el gorgoteo del café en la cocina
el cazo de la leche
el interruptor de la luz
la cucharilla del azúcar.

Un momento insospechado (nel mezzo del camin di nostra vita)

Mirando hacia adelante
tu breve ruta entre la multitud
tantos edificios  generadores eléctricos  tantos talleres
parques cadáveres
lavándose la cara
en 1984

una mañana
verá ante sí

Nereida
tu túnica corta
tu cuerpo cálido como calor.

~

Epifanía

*

esto es un poema
porque
(y otras seis latosas conjunciones)
ahora
(y antes y después)
tu cuerpo 
(no solo tu cuerpo sino tú y las termitas rosa de tus labios y los diez vivaces y entrenados hipocampos en tus manos que desgranan la blancura de la arena y la volcánica superficie de tu pecho y la arribada de solitarias chalupas de vapor al bajo vientre y tu cuerpo entero varado en la playa o erguido deslizándose en las olas iluminado e inasequible) 
está
un mediodía en Corfú
está
de improvisto en una playa
(no solo en Corfú sino aquí y allá)
Está
tan lejos de las luminosas calas de Corfú
tan lejos de los dorados ombligos de las aguas
lejos del mar
extraño a las olas
en el momento en que yo ejecuto la misma agotadora vetusta
acción repetida desde siglos 
sobre el papel sobre tu cuerpo.

~

Otra cosa

*

Busca otra cosa
no una caricia 
o una mano
Necesita otra cosa
no un río como
el que sueña la almohada
Otra cosa
un Peneo un Meandro
con el lecho sembrado de cadáveres
Corre corre corre
mi sangre

~

Por una mujer anónima

*

Debo levantarme 
debo terminar este poema
mi ojo como una bala diligente dará en la plaza.

Debo apretar el paso
hacia las carnicerías para podar 
para afilar el pasto del lecho conyugal.

Debo apresurarme
para tomar a mi hijo en mis brazos como un pepino tímido
para echar la cabeza hacia atrás 
para enviar sonrisas              
para saludar 
con tijeras al cesto de costura 
donde, junto a los alfileres, 
los padres ponen trampas 
Y debo sonreír, sonreír
con el cuerpo lleno de pliegues y el vestido pesado.

~

Mach No.

*

El transiberiano siempre me trastornaba 
Con cerebro verde escala la colina
blanco sobre blanco un desastre negro
Al despertar busca a sus amigos
penetra  en ti Vladivostok 
En los salones de café con voz amarilla
En los senos de Eleni nacen 
flores de otros mundos 
pétalos desconocidos
En la playa un espíritu brillante y despreocupado 
se desnuda y canta 
donde la flema de las olas 
cubre la voz de la Sirena 
En lugares que acogen al tacto y al olfato 
el paseo nocturno
sacudiendo el polvo de la avenida Prufrock 
me acordé de ti amigo mío 
Me acuesto ahora con insectos 
sin jardines para besar
o colinas para los insectos
Cinco estadios dijo la Sibila 
te darán en la cara 
            si aprendes a contar
hombre, este tipo en un idiota 
No es para tanto, querida, no te preocupes 
lenta lenta se viene la estepa.

Me arrepiento ahora 
Las manchas negras del Mediterráneo 
la estatua envejecida que me encuentro 
en la calle
mientras en la mañana, tic tac, 
me despiertan los huesos 
No quiero tanta amistad. 

Este deseo musical de poliéster 
hace cinco años la misma mirada 
me detuvo en la calle 
lastimada por el sol sin párpados 
extremadamente triste
preguntaba acerca de algo 
no escuchaba 
coceaba

y se cubrió de polvo.

~

Atardecer en Patras

*

No se lo digáis a ella. No.
Una tarde de Babel
y un estilo liberty en las tazas enterradas
el lloriqueo de la poesía.
Venía. ¡Más bajo! Se va a despertar el niño.
Asquerosas cinco a siete como todas las demás.
Una bandada de abejarucos le chupeteaba
el cráneo con sed bebiendo con hambre.
Para. No voy a poder.
Delgadas cáscaras de melón rodeaban la ciudad
un chitón de dodecasílabos
vomitando visiones
voz del que clama en el desierto
de la visión el pico terrenal
en aguas prohibidas
silencia su sed: por los siglos de los siglos.
¿Y si no quiero ver? Amén.
De todo lo visible y lo invisible padre
aposéntate
de bucles dorados trono de mierda.

Ahora es hora.
Porque Stephen Dedalus
no volverá a agacharse junto a ti
inclinando un cuello amilanado
sobre tus manchas celestiales
sembrando una mirada de olas
embalsamada en los cinco confines de la tierra.
El Silencio es oro.
Podría amarlo
si no fuera vuestro. Tal vez. Demasiado tarde.

Ahora es hora.
Porque la barca verde ha abandonado la ciudad
sin duelo ya sin Perséfone
ni un solo muerto afónica ciudad de vocales
barca consonante traspasa el horizonte
el confín del horizonte
una blanca vela negra esquizofrenia no escrita
más allá de las nubes y sus borborigmos
sobre ellas en ellas al final al final
ondeando palabras.

Difusa sabiduría no sabes de dónde
liviano nadador que se hunde y se hunde en los mocos del mar
se mete y sale se mete saca
a la playa sus dudas de piel de concha.
A perpetuidad
Las asociaciones locales me devoran
filantrópicas damas divinas rapaces
acompañando hasta la puerta mi yelmo
y mi coraza todo pústulas sangrientas
Con tu escudo o sobre él
Tender is the night.
En las superficiales aguas de su mente
encuéntralo encuentra el anillo
elefantes marinos al escuchar encarnado
descarnados gritos lo doblan en dos
felahs enfermos y carroñas
en dibujos infantiles.

Tender is the night.
Por la noche pienso
que el día ha ido bien en la bóveda granosa
he vuelto a llenar el buche
hecho ya sustancia divina indivisible uno
obras canteras ordenadores
mengano perengano el granizo de la vida.
Cuando las fulanas de los astros
nos malvenden un licor moneda de plata
romanticismo
ella coronada querríamos un me encanta.
Cuando Robin el Che Bebe del mismo vaso
Stephen Dedalus y la abuela de Caperucita Roja
meten mano trasnochan sueñan
Sacrosantos insomnes
soltando trece joder y mil
vírgenes santas
20000 leguas profundidad sin fin

bocas de níquel cantan al fondo Jericó
y el último poeta
velloso risa tragando botones
expirando en el transiberiano
una idea verdaderamente graciosa
apagando fuegos se reavivan
Ella se inclina bébete su pluscuamperfecto cáliz
bebe del mismo vaso. Quizá.

Coscienza arrastrando una enagua
de apuestas
te pierdes en los vapores de un cuarteto.

***
Ersi Sotiropoulos (Patras, 1953)
Versiones de Claire Pye, salvo el último poema, que fue traducido por Vicente Fernández González

lunes, 17 de enero de 2022

pedro calderón de la barca / dos poemas













Romance amoroso a una dama

*

¿No me conocéis, serranos?
Yo soy el pastor de Filis,
cera a su pecho de acero,
esclavo a sus ojos libres.
Huésped en vuestras riberas,
oponer de amor me visteis
a las armas vencedoras
resistencias invencibles.
Mas ¡ay! yo muerto, serranos;
¡ay, amor, ya me venciste!;  
los incendios de mis hielos
tus poderes acrediten.
Para matarme tus ojos,
Filis, el amor elige;
que a mayores vencimientos
bastan los rayos que viste.
A cuyo imperio süave,
a cuya fuerza apacible
no hay libertad que se exente,
no hay exención que se libre.  
A tu beldad las beldades
desconocidas se rinden,
desde las que el Tetis beben,
hasta las que el Ganges viven.
Cuyo nombre el Gata ufano
gloria le da más felice
que sus arenas al Tajo,
que sus imperios al Tíber.
En tu alabanza mi efecto,
entre efectos imposibles
epiciclos fatigara;
mas temo que espumas pise.
Retírase, pues, cobarde,
y tanta empresa remite,
o de un águila a los vuelos
o a los acentos de un cisne;
que una voz ronca no puede
ni puede una pluma humilde
ultrajarte; que te ignora
quien se atreve a describrirte.
Mis deseos igualmente
que por divina te admiten,
como a deidad te veneran
y como a deidad te piden,
así, pues, el tiempo nunca  
en ti con mudanza triste
las rosas aje del rostro
ni del cuello los jazmines;
a la primavera hermosa
que en tus mejillas asiste,  
en siempre floridos mayos
goce perpetuos abriles;
que admitas unos deseos,
que una voluntad estimes,
como atrevida en quererte,  
acordada en elegirte.
Si tienes dueño, a tu dueño
te hurta: mi mal te obligue,
para que mi ardor aplaques,
nieve a que a mi cuello apliques.
Yo vi que hurtados a un muro
a que pudieran asirse,
le repartieron abrazos
a un árbol unos jazmines.
Tú verás que a mis deseos
solicitan persuadirte
yedra que dos olmos trepa,
vid que dos álamos ciñe.
Prisiones rompe el capullo
avaramente sutiles  
el clavel, y fuera dellas
con púrpura el aire tiñe
pues te incitan sus ejemplos,
Filis, sus ejemplos sigue;
que si tú mi amor retornas,  
cierto estoy que Amor me envidie.

~

Psalle et Sile

Discurso métrico-ascético sobre la inscripción «Psalle et Sile», que está grabada en la verja del Coro de la Santa Iglesia de Toledo

*

Canta y calla, dice aquel
mote, cuya soberana
inscripción, sacro buril
en grabado bronce estampa,

   bien como inscribió de versos
en sobrepuestas medallas
Salomón, de sus columnas
los capiteles y basas.

    Canta y calla, otra vez leo,
y otra vez suspensa el alma
duda cómo se reduzca
a un precepto: canta y calla.

   Porque si el callar es muda
prisión del silencio que ata
con el uso de las voces  
el rumor de las palabras;

   y el cantar, no sólo es
romperlas, pero entonarlas
al concertado compás
de métrica consonancia,

   ¿cómo, compuesto de dos
proposiciones contrarias,
sagrado precepto, a un tiempo
cantar y calla me manda?

   Ignorante peregrino  
soy, que a las piadosas aras
del sagrario de María
condujo, no errante planta,

   fijo norte sí, en aquella
aguja, que sobre tantas  
cervices, ya de edificios,
ya de montes se levanta.

   A ser en el desvelado
eco de sus atalayas,
cada clamor un sonoro
clarín de la fe cristiana.

   De cuyo animado bronce,
aún más que del de la fama,
conducido llegué apenas
al pie de sus torres altas.

   Cuando inspirado del mismo
boreal imán de mis ansias,
saludé el umbral diciendo:
«¡Salve, basílica santa,

   salve, primer metrópoli de España,
pues hasta coronar tu frente altiva
ni en su dosel ciñó la paz oliva
ni la guerra laurel en su campaña!

   ¡Salve, oh siempre católica montaña,
y tan siempre a la luz de la fe viva  
que, aun entre los horrores de cautiva
ajena te alumbró, pero no extraña!

   ¡Salve, erario feliz de glorias tantas,
que hoy en tu angelical cámara bella,
aun los mármoles son reliquias santas!  

   ¡Salve, y permite al adorar la huella
que enterneció una piedra con sus plantas
no esté mi corazón más duro en ella!».

   Dije, y con temor tocando
del perdón la primer grada
(que líneas de perdón nadie
pudo sin temor tocarlas),

   al ámbito pasé, en cuyas
naves, la vista engolfada,
sin peligro de tormenta  
corrió achaques de borrasca.

   ¡Oh, cuántas muertas noticias,
vivas memorias, oh cuántas,
ofuscado el pensamiento
resolvió al verse en su estancia!  

   Desde aquella primitiva
edad, que en la tierna infancia
de la fe, Diego y Torcuato
en ella sus raíces plantan,

   Eulogio las fertiliza,  
Julián y Eladio las labran,
un Eugenio las florece
y otro Eugenio las consagra;

   hasta que estrellas sus flores,
ya en los rizos de Leocadia,
ya en las vestes de María,
las mira Ildefonso; y hasta

   que, mudando la fortuna
el semblante de dos caras
(que no es heroico el valor  
que no se examina en ambas),

   entre las góticas ruinas
que con sangre las esmaltan
un Rodrigo las deshoja
y otro Alfonso las restaura.  

   Haciendo, restituida
de los oprobios de esclava
a aplausos de emperatriz,
que al sacudir su garganta

   la mozárabe coyunda,  
vuelva, en honor de sus patria,
esta española Sión,
esta Salen castellana,

   a ser, ceñida de olivas,
laureles, cedros y palmas,
segunda Roma de Europa
y primer silla de España.

   ¡Oh santo rey! ¡Oh Fernando!
¡Qué presto a tus triunfos pasa
la memoria! Mas ¿qué mucho  
si corre a darte las gracias

   de tanta fábrica excelsa
a quien tus piedades sacan
de soterrada mezquita
para sumptuoso alcázar?  

   En cuya admiración (ya
lo dije), absorta y turbada
la vista, corrió tormenta;
mas no, que todo es bonanza

   de María, en puntos donde,
aunque extranjero en su playa,
saber su colocación
no me costó preguntarla;

   que muchas señas de cielo
me dio el iris de unas armas,
de quien zodíaco y signos
fueron estrellas y bandas.

   Ni es sin misterio que a un Sando
timbres de otro Sando-val-gan;
ni la primera vez que  
estrellas digan de Alba.

   Con que en su antigua eminencia
llegué a verla colocada.
¡Qué bien parece que sea
su eminencia quien la ensalza!

   Si fuera cuarto Bernardo
yo, a los tres que en tres distancias,
amantes de su pureza,
uno escribe en alabanzas,

   otro en gozos la descubre,  
otro en tronos las levanta
¿quién con su espíritu duda
que hubiese dicho al mirarla?:

   «Retrato favorecido
tanto del sol celestial  
que en ti, como en un cristal,
reverberó parecido,
¿quién, sino tú, ha merecido
ser tan perfecto traslado
que, a su dueño cotejado,  
pueda dar el cielo fe
de que él solamente fue
bien y fielmente sacado?

   Ignórese su venida,
porque en la suya se crea  
que allá parecida sea
la que acá fue aparecida;
y si de ángeles traída
fuiste, imagen celestial,
bien en premio del leal
afecto que lo creyó,
lo que en tu origen calló,
nos dijo tu original.

   Original dije, y fiel
al nombre me estremecí,  
pues supo dél para ti
sin saber para sí dél.
Sea el cielo tu dosel,
la tierra tu alfombra, pues,
por quien dijo David, es  
la peana de tu altar:
adoremos el lugar
donde estuvieron tus pies».

   ¿Qué dijera? Más dijera
si a voces no me llamara  
aquella primera duda
que tras sus ecos me arrastra.

   Si ya no es que porque crea
en la perfecta elegancia
de su docta arquitectura,  
cuánto es misteriosa y rara

   esta joya, de quien son
mayores templos la caja,
bien como preciosa perla
que cupo dentro del nácar,  

   su perfección solicita
persuadir a mi ignorancia
que es tan grande, que aun lo son
sus menores circunstancias.

   Y así, cerrando el no ocioso  
paréntesis (pues si hablara
del mote, sin que del mote
diera el cincel que le graba,

   fuera dejar sus noticias
al escrúpulo de vagas),
vuelvo a la inscripción en que
cantar y callar me mandan.

   Aquí quedé; y convencido
a que son accione varias
imposibles de que a un tiempo  
pueda el coro ejecutarlas,

   y habiendo de seguir una
de dos leyes tan sagradas,
como son silencio y canto,
habré de alegar por ambas.  

   Es el silencio un reservado archivo
donde la discreción tiene su asiento;
moderación del ánimo que, altivo,
se arrastrara sin él del pensamiento;
mañoso ardid del menos discursivo  
y del más discursivo entendimiento;
pues a nadie pesó de haber callado
y a muchos les pesó de haber hablado.

   Es, contra el más colérico enemigo
el más templado freno de la ira;  
de la pasión el más legal testigo,
pues dice más que el que habla el que suspira;
de la verdad tan familiar amigo,
que a la simulación de la mentira
le destiñe la tez, pues cuanto errante
mintió la lengua, desmintió el semblante.

   Es quietud del espíritu divina,
a quien el mundo contrastar no pudo;
de la modestia imagen peregrina,
que una mano da al labio, otra al escudo;  
de cuantos sacrificios vio la indina
adoración, el pez, animal mudo,
prohibido fue; que a luz de sacrificio,
aún no estragó esta virtud el vicio.

   Y si de hablar y de callar le dieron  
tiempo al que más la perfección codicia,
fue porque al corazón árbitro hicieron
de su sinceridad o su malicia;
no porque del silencio no creyeron
ser el culto mayor de la justicia,  
pues si a Dios en sus obras reverencio,
el idioma de Dios es el silencio.

   Dígalo el cielo en el primero día
que el poder del Criador manifestaba,
pues en el cielo gran silencio había  
mientras Miguel con el dragón lidiaba;
pues la tierra y la noche helada y fría
que humano le adoró, en silencio estaba;
y ya que árbitro fue de paz y guerra,
lo que le amaron digan cielo y tierra.  

   La escuela de Pitágoras cinco años
sabiamente lección de callar daba;
la Tebaida, en sus cuerdos desengaños,
a callar solamente se juntaba;
pues si a sus propios filósofos y extraños  
retórico el silencio doctrinaba
¿qué gimnasio se orló de más laureles
que el que cursaron fieles y no fieles?

   Confieso que es una interior batalla,
por eso se corona el que pelea,  
y para aquél que menos fuerte se halla
consejo fue de iluminada idea,
sacro proverbio en que se escribe: «O calla,
o algo di que mejor que callar sea»,
y si ha de ser mejor callar, calle entre tanto  
el silencio, hasta ver si lo es el canto.

   Es la blanda armonía...
-no hablo en común de aquella,
que áspid del aire con flores escondido,
la fragancia que envía,  
hubo quien dijo della
que era un hermoso estiércol del oído;
de aquella, sí, que ha sido
el aura de la nube
en quien el humo del incienso sube-.  

   Es pues el armonía
que fervoroso afecto
a Dios dedica en culto reverente,
interior alegría
de inspirado concepto  
que exultación divina de la mente,
prorrumpe lo que siente
en conceptos veloces
de organizados números y voces.

   Bien como amante llama  
que tras su impulso lleva
las pasiones del ánimo, y activa
el corazón que inflama,
espíritu que eleva
prorrumpe en llanto; que aunque compasiva  
suene allí, aquí festiva
no distan canto y llanto;
que el llanto del amor también es canto.

   Su nombre se deduce
del docto frase griego,  
cuya etimología interpretando,
al cántico traduce
voz herida, a que luego
añade el himno, que es orar cantando;
de manera que cuando
sólo en sonido acaba,
es canto, y himno cuando a Dios alaba.

   De himno y canto trasciende
su unísona blandura
a ser salmo después, cuyo concento  
de salterio desciende,
que es cuando su dulzura
se acompaña de músico instrumento:
de suerte que el acento
el canto es, la voz pía  
el himno, y el salterio la armonía.

   Bien su origen pudiera
alegar en el cielo,
sin que antiguo silencio ceda el canto;
pues en la empírea esfera,
al sacrílego duelo
el himno sucedió del Santo, Santo,
y en la tierra, pues cuanto
calló la noche fría
dijo la Gloria en métrica alegría.

   Mas ahora no resuelvo,
pues sólo alego ahora,
para después, dejando el magisterio.
Al primer punto vuelvo,
y pues ya nadie ignora  
qué es cántico, qué es himno y qué es salterio,
vamos a otro misterio,
tantos siglos oculto,
de cuándo el canto se introdujo al culto.

   En Oriente hay que diga  
tuvo origen: bien fuera
que la luz nos viniera del Oriente,
si no hubiera quien siga
que David la primera
vez al arca cantó; y es más decente
creer que pastor invente
que sagrados loores
canten con sus rebaños los pastores.

   La salmodia acredita
esta opinión (que al genio  
sigue el afán que tras su imán le lleva,
y nadie facilita
trabajos al ingenio
sin que interior espíritu le mueva);
cuya afición comprueba
no haber hasta él ejemplo
de que entrase la música en el templo.

   Que aunque canciones fueron
las que a Dios dedicaron
los hijos de Israel en voces claras,  
en Débora se oyeron
y en Barac se escucharon,
no en verbal sacrificio de las aras,
que amablemente caras,
veneraron rendidos,  
del fervor entonados los gemidos.

   En David pues el canto
introducido al templo,
bien la opinión de continuarse fundo,
hasta que Ambrosio santo,  
con el anciano ejemplo,
de ser devota aclamación del mundo,
le dio (David segundo
y prelado primero)
al arca del maná más verdadera.  

   Mas si las perfecciones
del canto soberano
acordar al silencio solicito
¿para qué de opiniones
me valgo? pues en vano,  
por más autoridades que repito,
su mérito infinito
dirá la pluma mía,
si el cántico me acuerda de María.

   Calle Israel, y calle  
Moisés, calle su hermana
con Débora y Barac, calle Isaías,
calle David, y no halle
aplauso al canto de Ana,
Habacuc, Simeón y Zacarías;  
callen las jerarquías,
que si María canta
¿qué afecto mereció dignidad tanta?

   Luego si el silencio tiene
perfecciones tan sagradas,
que son la tierra y el cielo
solares de su prosapia,

   si perfecciones el canto,
tan divinamente humanas,
que en la suma perfección  
de la perfección se hallan,

   ¿cómo se dan dos virtudes
opuestas? Pues la que extraña
con otro estar, no será
virtud, sino repugnancia.

   Mas ¡ay! ¡qué necio discurro
en dar a entender que haya
entre el canto y el silencio
desvanecida contraria!

   Pues el silencio de aquella  
intelectual batalla,
no le interrumpió la voz,
que a Dios la victoria canta.

   Bien como no interrumpió
al silencio de la helada  
noche la voz de la paz
que oyó el hombre en voces altas;

   pues antes, para que más
sonasen sus alabanzas,
aplaudidas del silencio,
las hizo el silencio espaldas.

   ¡Oh si hubiera texto que
probase cuánto se aman
silencio y voz! Y sí habrá,
si en Juan nos le acuerda Marta.  

   En silencio, dice el sacro
texto, que dijo a su hermana
entrando en Magdalo Cristo:
«María, el Maestro te llama».
¿En silencio se lo dijo?  

   Luego es consecuencia clara
que habla y no rompe el silencio
el que a propósito habla.

   Con que la cuestión decide
la evangélica enseñanza,
pues para ir a hablar a Cristo
la habló con la circunstancia

   de que le hablaba en silencio
dando a entender, recatada.
Que el que vaya a hablar con Dios  
a hablar en silencio vaya.

   Y siendo así que ni uno ni otro cede,
y el corazón al labio conformando,
callar, la mente en Dios, hablando puede,
quien puede, en Dios la mente, hablar callando,  
por ambas partes asentado quede
cuánto el silencio y voz se avienen, cuando
tan atento el espíritu se halla,
que cumpliendo con todo, canta y calla.

   Y así, ¡oh tú, en dignidad constituido
tan sobrenatural, que, ángel humano,
ejercer venturoso has merecido
oficios que él ejerce soberano!,
no en tanto ministerio divertido,
desaproveches la ocasión; que en vano  
del más sabio sujeto al menos sabio,
si no ora el corazón, trabaja el labio.

   Tal vez con ronca voz desentonaba
al coro uno que en Dios se suspendía,
y al destemplado acento que en cantaba,  
disonante la música armonía,
con irrisión el rapto murmuraba,
cuando se oyó que el cielo repetía:
«De vuestro canto, aunque la tropa es mucha,
acá sola la ronca voz se escucha».  

   A otro tal vez, que en Dios arrebatado,
cuidaba más del salmo que el concepto,
aventando una parva, revelado
le fue el demonio que llevaba el viento.
«¿Qué haces?» del santo monje preguntado,  
«Lo que otros -dijo- inútil mies aviento,
que en aristas se lleva el aire vano,
dejando apenas de provecho un grano».

   De suerte que no está en la consonancia
la perfección; no está en la residencia;
que entonar y asistir es circunstancia,
pero asistir y meditar esencia
del órgano lo diga la asonancia,
del tímpano lo diga la cadencia,
que asistiendo y sonando sin sentido  
sólo les queda el mérito del ruido.

   Cuando que atienda a Dios su voz me advierte,
yo, que me atienda a Dios también le digo;
y siendo así que de una misma suerte
hablamos, yo con Dios y Dios conmigo,
¿cómo, si mi descuido me divierte,
me quejaré de lo que no consigo?
Pues descortés injuria es que pretenda,
no atendiendo yo a Dios, que Dios me atienda.

   Si a hablar al rey en un negocio fueras,  
el más considerable, y a él llegaras
tan desatento que te divirtieras,
y por hablar con otro no le hablaras,
dime: a la majestad ¿cuánto ofendieras?
¿cuánto la pretensión tuya agraviaras?  
Pues advierte, si obrases sin decoro,
que la audiencia de Dios es ese coro.

   El negocio a que vas, no es menos grave,
que toda tu república fiada
en que es tu oficio orar, y orar es llave
que a siete horas del día te da entrada,
¿qué fatiga no esperan ver süave,
noble el bastón y rústica la azada,
al ver en los afanes de la vida
su medra en tu oración comprometida?

   No tal de balde sirves, que no sea
logro tuyo lo que uno y otro gana,
pues el soldado por tu paz pelea
y el labrador por tu sustento afana.
Lo que hay de una tarea a otra tarea
mide, y verás cuánto es más soberana
la de tratar y conversas al cielo,
que arder al sol y tiritar al hielo.

   Y pues te cupo la mejor en suerte,
no, ingrato a Dios y al hombre, la desdores:  
a Dios, cuando el descuido te divierte,
al hombre, cuando impides sus favores.
De los proprios descansos ser, advierte,
las ajenas fatigas, acreedores,
y ¿qué más dicha que deber tus bienes
a otros el hambre y sed que tú no tienes?

   Y aún más felicidad goza tu estado;
pues quiere Dios tus deudas satisfagas
con un caudal tan bien aprovechado,
que te quedes con más, mientras más pagas.  
No divertido pues, no descuidado
culpa de lo que fue mérito hagas,
y más cuando el precepto es tan süave,
que en la unión del cantar y callar cabe.

   Tres vías o tres grados de excelencia
tiene en sí la oración: la purgativa,
que se reduce al canto y la asistencia;
luego al silencio, la iluminativa;
luego al silencio y canto la eminencia
sigue de unirse a Dios, que es la unitiva;
y así, para el valor que en las tres se halla,
asiste, ora, medita, canta y calla.

   Que si asistes, en Dios el pensamiento,
y orando, solo en él la confianza,
meditas el silencio y no el acento,
cantando como suya su alabanza,
verás, vacando a lo demás, que atento
el cielo al alto fin de tu esperanza,
te muestra cuánto encierra, incluye cuánto
la unión felice de silencio y canto.

***
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681)