sábado, 14 de octubre de 2017

peter boyle / educación



Siete años de edad
encargado con un tío
y un manojo de billetes se perdió.
Por tres días encerrado en un cuarto, golpeado.
Los dorados orbes de peniques ardían en un horno
sujetados por tenazas
brillan sobre la piel de una niña
mientras ella grita y grita.
Estas blancas, rondas cicatrices
que permanecen hasta hoy en día
sin pigmentación
sin la sombra del color
sólo con la posluminiscencia de la ceniza.

Tras contar la historia
quemas tu mano con el hierro,
la quemas tú mismo,
tu castigo por romper el silencio.

Corriste hacia el balcón pero te jalaron de regreso adentro.
Querías escupir, gritar insultos a los soldados
para que parasen la golpiza que le daban al viejo en la calle.
“Escucha,” dijo ella, al detenerte, tu madre.
“Escucha, tienes que aprender a decir nada.”
Aprender a ser nadie.
Aprender a ser una pared blanca
que no tiene cara ni lengua.

***
Peter Boyle (Melbourne, 1951)
Versión por Círculo de Poesía.

/

Education

Seven years old,
on loan to an uncle
and a bundle of cash went missing.
For three days locked in a room, beaten.
The golden orbs of pennies roasted in an oven
removed by tongs
glisten on a child’s skin
as she screams and screams.
These round white scars
that remain even today
without pigment
without the shadow of colour
with only the ash’s afterglow.

After telling that story
you burnt your hand on the iron,
burnt it yourself,
your punishment for breaking silence.

You rushed to the balcony but they pulled you back inside.
You wanted to spit, to scream insults at the soldiers
to stop them beating up the old man in the street.
“Listen,” she said as she held you back, your mother.
“Listen, you have to learn to say nothing.”
Learn to be nobody.
Learn to be the white wall
that has no face and no tongue.

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