mediateca de poesía personal-universal del ayer y del mañana desde MMXVII/
sábado, 2 de mayo de 2020
cesáreo martínez / donde se habla de la naturaleza y sus criaturas
Como todos los animales transparentes de la tierra así como las aves
Sensitivas y más famosas, el hombre tiene que comer para vivir.
La vida es la única realidad azul que nos cautiva.
Y la tierra es hermosa, blanca, cuando la vida canta en su aire puro.
Todos los peces rojos y las mariposas nítidas hemos nacido para brillar bajo este cielo.
Y bajo este cielo nos reproducimos dando chillidos:
Nace el jabalí que a flecha suena
Nace el nogal muy contento de sí
Rasca la cucaracha, por qué no?
Y nace el hombre muy alto, sonoro, para pasearse
Después del trabajo,
En las partes más visibles de este mundo.
El hombre es el hombre (aunque sea peruano) se le vea por donde se le mire
Hay fosforescencias de árboles por donde pasa y una música azul mayor
En el día teje para pernoctar en la noche (o viceversa)
Y practica raramente la soledad nocturna
Observado por el mar,
Cuando los animales muy adustos duermen como niños.
En el día teje y así aporta con su aroma y su fuerza.
Quién, que haya tejido una red, un papel o edificio no ha besado sus oficios?
Los animales son sensibles, carnudos, y con la cabeza ladeada saludan al cielo.
Los animales sueñan a escasos palmos del hombre
Sus murmullos son suaves como la lluvia sobre el pasto
Los animales sueñan
Pero no el sueño del hombre que es sueño animal,
Sueño
Que degüella y da vida
El hombre ara soñar necesita recolectar todos los colores de la tierra,
Necesita agua fresca y las estrellas le echan su luz como un bálsamo.
Los hombres trabajan desde que amanece persiguiendo la pepa de la vida
Y para vivir, señores del poder, el hombre tiene que comer.
La vida es la única realidad azul que nos cautiva.
El hombre hijo de las larvas más relucientes,
Salido como un fuego de los mares rojos
No es uno solo
Ni es millones como se ve
El hombre es de dos clases o tres, a lo mucho, según trabaje
O se corte las uñas, a la luz de la luna, mirando
El lomo rosado de este mundo.
Hay el que defiende la vida con su vida, con el pecho de sus manos.
Por éste cantan los ríos resplandeciendo la noche
Y hay el que ha nacido para joder y extiende la sarna sobre todo lo ancho y azul
Repartiendo el miedo, bien encapuchado con su Estado.
A nosotros, señores del poder, nos ampara la confianza de la luz.
Así vive el hombre, en sus días de oro, camino
De la perfección.
Y así, bajo el sol, fueron saliendo estos cedazos de amor llamados curiosamente
Chavín, Viet-Nam, Chile, Arizona o Cotahuasi
Nombres de pueblos que han andado por sus caminos
Alimentándose,
Tomando agua en sus propias manos, a su tiempo.
Y para procurarnos comida en este país, señores del poder,
Hemos convertido la noche
En días interminables, hemos gastado nuestros cuerpos inútilmente
Mas no conseguimos evitar el rencor de nuestros hijos en la mesa vacía.
En esta comarca, señores del poder, hace siglos que la vida es imposible.
Imposible la inocencia del viento y en el mercado danza la pesadilla
Panza la escasez omnipotente y con botas, sencillamente siniestra
Como la boca de una metralleta en mi pecho.
***
Cesareo Martínez (Cotahuasi, 1945-Arequipa, 2002)
Envío de Leda Quintana Rondón
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