jueves, 6 de marzo de 2025

silvina lópez medin / debería estar escribiendo un prólogo











me quedo en este umbral
escalón de piedra
así me senté a llorar un día
frente a una puerta roja
un desconocido me entregó un pañuelo de papel
dijo don’t
worry, it’s not 
worth it, no era el comienzo
de una conversación, siguió de largo y yo seguí
el pañuelo en las manos
al final deshecho
pequeños pedazos de papel
como los que mi padre se pegaba en el rostro
después de afeitarse
ahí donde hay una herida abierta hay
el riesgo de que algo se pegue
un papel o una frase,
it’s not worth it
ante la indefinición de un corte
lo primero que surge son
instrucciones
primeros auxilios
hace falta
tomar ciertos recaudos
apretar la herida es lo primero
acercar sus bordes
y apretar
según el tamaño
según su ubicación
sobre todo no pensar en el filo
en lo contundente
de esa imagen
la publicidad de hojas de afeitar
gillette, la acumulación de las t
triple hoja
un pelo que se corta y cae
y otro
y otro
decir al oído de quien padece
don’t worry, don’t worry
las palabras van
creando un ritmo que se acopla
a la respiración
debe ser eso dar aliento,
me pidieron que escribiera un prólogo no esto
un comienzo, no
algo anterior al comienzo
de un libro, nunca antes
escribí un prólogo, ante lo desconocido
uno se aferra a lo conocido
un escalón de piedra, una puerta roja
un manojo de imágenes
como los niños se aferran a cierta secuencia
baño comida sueño baño comida sueño
hoy
tengo la edad en que veía los cortes en tu rostro
hoy
me corté al afeitarme
padre, el tiempo
deja caer su gota
abrí la puerta
me senté en un escalón
un desconocido me habló en su lengua ajena don’t
worry pero era tu voz
y no era una instrucción
era un comienzo.

***
Silvina López Medin (Buenos Aires, 1976)

miércoles, 5 de marzo de 2025

patrick kavanagh / shancoduff










Mis colinas negras nunca han visto salir el sol,
eternamente miran al norte, hacia Armagh.
La mujer de Lot no sería sal si no hubiese
sido curiosa como mis colinas negras, que son felices
cuando el amanecer blanquea la capilla Glassdrummond.
 
Mis colinas atesoran los brillantes chelines de marzo
mientras el sol busca en cada bolsillo.
Son mis Alpes y he escalado el Matterhorn
con una gavilla de heno para tres terneros moribundos
en el campo bajo el Big Forth de Rocksavage. 

El aguanieve de los vientos acaricia las barbas espinosas de Shancoduff
mientras los arrieros que se refugian en Featherna Bush
miran hacia arriba y dicen: “¿De quién son esas colinas hambrientas
que la polla de agua y la agachadiza deben haber abandonado?
¿De un poeta? Entonces, caramba, debe ser pobre”.
Oigo y, ¿acaso mi corazón no está gravemente conmovido?

***
Patrick Kavanagh (Inniskeen, 1904-Dublín, 1967)
Versión de Jorge Fondebrider

/

Shancoduff 

*

My black hills have never seen the sun rising,
Eternally they look north towards Armagh.
Lot's wife would not be salt if she had been
Incurious as my black hills that are happy
When dawn whitens Glassdrummond chapel.

My hills hoard the bright shillings of March
While the sun searches in every pocket.
They are my Alps and I have climbed the Matterhorn
With a sheaf of hay for three perishing calves
In the field under the Big Forth of Rocksavage.

The sleety winds fondle the rushy beards of Shancoduff
While the cattle-drovers sheltering in the Featherna Bush
Look up and say: "Who owns them hungry hills
That the water-hen and snipe must have forsaken?
A poet? Then by heavens he must be poor."
I hear and is my heart not badly shaken?

martes, 4 de marzo de 2025

charles baudelaire / el héautontimoruménos





            

                   
                             a  J. G. F.

Te golpearé sin cólera alguna
y sin odio, como un carnicero,
como Moisés golpeara la roca
y hasta haré brotar de tu ojo

para alimentar mi Sahara propio
a las vertientes del sufrimiento.
Mi deseo de esperanza henchido
habrá de flotar sobre tu llanto salino

como un barco que se larga hacia la mar
y como en mi corazón, al que colmaron,
habrán de retumbar tus queridos sollozos
como un tambor que bate parche al atacar.

¿No soy un arpegio disonante
que suena en la divina sinfonía
todo gracias a la voraz ironía
que me mantea y me muerde?

¡En mi voz está ella, la turba!
¡En mi sangre el veneno negro!
Yo soy el siniestro espejo
donde se contempla la furia.

¡Yo soy el puñal y la herida!
¡Soy el cachetazo y la mejilla!
¡Los miembros y el tormento,
el verdugo y el atormentado!

¡De mi corazón vampiro tenaz,
de esos grandes abandonados,
a la risa eterna ya condenados
y que no pueden sonreír jamás!

N. del T.  “Héautontimoruménos” es en griego “el que se castiga a sí mismo”. Tal el título de una comedia del romano Terencio. Pero también es mencionado en la tercera de las “Jornadas de San Petersburgo” por Joseph de Maiestre (junto con Poe sus autores favoritos), como que “tout mechant ces’t un héautontimorouménos”. Es decir que “todo malvado es un...”
A quién pertenecen las iniciales de la dedicatoria, no ha podido ser resuelto hasta ahora. Existen dos hipótesis, la de Jacques Crepet y Jean Pommier que proponen “Jeanne Gentille Femme”, referido a su conocida amante, la mulata Jeanne Duval. Pero Ives Le Dantec se inclina por Juliette Gex-Fagon, dato recogido en la conocida biografía de Baudelaire de François Porché.
Baudelaire emplea aquí el título en griego mediante su maravillosa contaminatio de imágenes sacras y profanas como el typo del concepto de modernidad -por él acuñado. Y como aquel que sabe o recuerda “la otra mitad eterna del arte”, pero que se mueve o directamente habita en el lado terreno y caído de las cosas. Tal sus poemas “El albatros” y “Correspondencias” que, junto con éste que vertimos aquí, forman un terceto ejemplar al respecto.

***
Charles Baudelaire (París, 1821-1867)
Versión de Angel Faretta

/

L'Héautontimoruménos

*

                          a: J. G. F.
           
Je te frapperai sans colère
Et sansa haine, comme un boucher,
Comme Moïse le rocher!
Et je farai de ta paupière,

Pour abreuver mon Sahara,
Jaillir les eaux de la souffrance.
Mon désir gonflé d’espérance
Sur tes pleurs salés nagera

Comme un vaisseau qui prend la large,
Et dans mon coeur qu’ils soûleront
Tes chers sanglots retentiront
Comme un tambour qui bat la charge!

Ne suis-je pas un faux accord
Dans la divine symphonie,
Grâce à la vorace Ironie
Qui me secoue et qui me mord?

Elle est dans ma voix, la criarde!
C’est tout mon sang, ce poison noir!
Je suis le sinistre miroir
Où la mégère se regarde!

Je suis la plaie y le couteau!
Je suis le soufflet et la joue!
Je suis les membres et la roue, 
Et le victime et le bourreau!

Je suis de mon Coeur le vampire,
-Un des ces grands abandonnés
Au rire éternel condamnés,
Et qui ne pouvent plus sourire!

lunes, 3 de marzo de 2025

catherine barnett / "¿alguna vez has escrito un poema acerca de la muerte?" mi mamá pregunta










Seguimos diciendo «está bien, está bien, está bien»
a las improvisaciones que recorren el cuerpo de mi padre
como una apnea,

como inútiles plumeros anaeróbicos que irradian lo que él es, fue y es.
No puedo saber cómo será cuando se haya ido.
Él no es la «curiosidad olvidada de Dios» de Williams mostrándose...

en el tercer borrador de «Muerte».
Ese hombre de ahí es mi padre.
Este hombre aquí, justo aquí.

Sólo en estos últimos largos años he sido capaz de consolarlo,
No me hubiera atrevido antes, él desconfiaba del consuelo...
y bebía su café negro para evitar la molestia de la leche.

Ahora puedo poner mi mano aquí, sobre su cabeza.
Y todo lo que tengo que hacer es mantener mi cara tranquila, un espejo tranquilo
para sus ojos vacíos y buscadores.

Ese hombre de ahí es mi padre.
Este hombre de aquí, justo aquí.
He usado la palabra hospicio antes, sin entender,

sólo escuchando el silbido ad hoc
y los rociadores apneicos preternaturales de la infancia,
la manguera verde oscuro de

la muerte alimentando los extraordinarios plumeros.

***
Catherine Barnett (Washington D.C., 1960)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

“Have You Ever Written a Poem about Death?” My Mother Asks

*

We keep saying “it’s ok it’s ok it’s ok”
to the improvisations sweeping through my father’s body
like apnea,

like anaerobic gewgaw plumes radiating from what he is and was and is.
I can’t know what it will be like when he’s gone.
He’s not Williams’s “godforsaken curio” showing up

in the third draft of “Death.”
That man there is my father.
This man here, right here.

Only in these last long years have I been able to comfort him,
I wouldn’t have dared before, he distrusted comfort
and drank his coffee black to avoid the inconvenience of milk.

Now I can put my hand right here on his head.
And all I need to do is keep my face calm, a calm mirror
to his blank and seeking eyes.

That man there is my father.
This man here, right here.
I’ve used the word hospice before, without understanding,

just listening to the ad hoc hiss
and preternatural apneic sprinklers of childhood,
the dark green hose of

death feeding the extraordinary plumes.

domingo, 2 de marzo de 2025

hugo mujica / en la noche sobre la playa










hay lunas
que pintan de cal las noches,

noches en que el silencio
arde
mientras el viento
hace girar
cenizas en su rueda sin destino.

quedaría hacerse casa,
ordenar los escombros o cavar en las cenizas
la imposible madriguera

morder los labios
para probar el filo
               de los propios dientes

o elegir la mansedumbre
de cerrar los ojos
y esperar

como un caballo en la noche tumbado
sobre la playa,

un caballo caído
                    con la pata quebrada.

***
Hugo Mujica (Buenos Aires, 1942)

sábado, 1 de marzo de 2025

vicente huidobro / por esto y aquello









Por el rumor que viene como una memoria
El profundo horizonte
Por la flor que horada el recuerdo
Por la paz que se baña en el cielo de la tarde
La paz está a la altura de aquellos ojos que vimos un día
Está a la altura de un canto que cubre el vértigo interno

Por las nubes que ocupan ese sitio del cielo donde mirábamos ayer
Por los días que se engastan en su semana
y ruedan como lágrimas a lo largo del año
Por las campanas encarnadas en el aire
O el aire que toma carne en las campanas
Por el otoño que se deshace
Llega el alma a la cumbre de sí misma

Por el pájaro envuelto en sus vuelos
Y que no puede salir de sus vuelos
Por la música que no puede salir más allá de sí misma
Por las barcas mecidas sobre las rodillas del mar
Por la caricia de la noche colgando de la luna
Por esa estrella que cabecea en el silencio
Llega el alma a la cumbre del alma

Un viento con olor a suicidio
La muerte es clara y precisa
La muerte se hunde en su silencio propio
Nadie tiene la cara más inocente
Los dedos más inocentes
Ni un agua más inocente al fondo de los ojos

Una bruma después
Una risa siniestra entre la bruma
O un llanto en las lámparas internas
Las lágrimas caen como soldados
Una ventana que se cierra en todas partes
y luego el rincón infinito
La muerte es clara y precisa
La muerte se hunde en sí misma

El marfil y la cera alargándose a través de los siglos

***
Vicente Huidobro (Santiago de Chile, 1893-Cartagena, 1948)

viernes, 28 de febrero de 2025

anna kamieńska / los lugares vacíos









                           Apurémonos a amar a la gente
                                                  Jan Twardowski

No conseguí amar a nadie
aunque me apuré tanto
era como si tuviese que amar sólo lugares vacíos
las mangas colgantes sin el abrazo
la gorra abandonada junto a la cabeza
el brazo de la silla que también debería levantarse y salir
                                                                          [del cuarto
los libros ya nunca más tocados
el peine al cual le quedó un cabello de plata

Las cunas que le quedaron chicas a los bebés
Los cajones llenos de cosas innecesarias
La pipa con la boquilla mordisqueada
Los zapatos moldeados a la forma de un pie
que partió descalzo
el contestador telefónico cuyas voces se acallaron
me apuré tanto a amar
y naturalmente no lo conseguí

***
Anna Kamieńska (Krasnystaw, 1920-Varsovia, 1986)
Versión de Robert Rivas de la versión en inglés de Grażyna Drabik y David Curzon

jueves, 27 de febrero de 2025

marge piercy / ¿de qué están hechas las chicas grandes?









La construcción de una mujer:
una mujer no está hecha de carne,
de hueso y nervio,
de vientre, pechos, hígado, codos y dedos de los pies.
Se manufactura como un auto deportivo.
Se remodela, reajusta y rediseña
todas las décadas.

Cecilia en la universidad había sido la seducción misma.
Se retorcía entre las barras como una anguila de seda,
con las caderas y el culo que eran una promesa, y la boca
fruncida con el labial rojo oscuro del deseo.

Nos visitó en el 68 y todavía usaba pollera
ajustada hasta la rodilla y el mismo labial rojo oscuro,
mientras yo bailaba por Manhattan en minifalda
con los labios pálidos como leche de damasco
y el pelo suelto como las crines de una yegua. Oh, queridas,
¿Me creí superior en ese momento,
le pasara lo que le pasara a la pobre Cecilia?
Ella ya estaba fuera de moda, fuera de juego,
descalificada, desdeñada, des-
membrada del club del deseo.

Miren las fotos de las revistas de moda
francesas del siglo XVIII:
el siglo de la última fantasía para damas
forjada en seda y corsés.
El miriñaque les corría la cadera un metro
para cada lado, la cintura apretada,
la panza comprimida por las maderas.
Los pechos con relleno abajo y a los costados
servidos como manzanas en un bol.
El piecito preso en una zapatilla que
jamás fue pensada para caminar.
Y arriba de todo un colosal dolor de cabeza:
el pelo como pieza de museo, ornamentado
a diario con cintas, grutas y floreros,
montañas y fragatas en plena
navegación, globos y lobos, al capricho
de un peluquero desatado.
Los sombreros eran tortas de casamiento rococó
que le hubieran hecho sombra al Strip de Las Vegas.
He aquí a una mujer en forma
con el exoesqueleto torturándole la carne:
una mujer hecha de dolor.

¡Y ahora qué superiores somos! Miren a la mujer
moderna:
delgada como cuchilla de tijera.
Corre todas las mañanas en una cinta,
se mete a gruñir y tironear
en una máquina de pesas y poleas,
con una imagen en mente a la que nunca
se podrá aproximar, un cuerpo de vidrio
rosa que nunca se arruga,
nunca crece, nunca desaparece. Se sienta
a la mesa y cierra los ojos a la comida
con hambre, siempre con hambre:
una mujer hecha de dolor.

Un perro o un gato se acercan,
se huelen el hocico. Se olfatean el culo.
Se gruñen o se lamen. Se enamoran
tan seguido como nosotras,
y con la misma pasión. Pero ellos se enamoran
o se apasionan a pelo,
sin miriñaque ni corpiño con push up
sin extirparse una costilla ni hacerse liposucción.
No es para los perros, ni machos ni hembras,
que los caniches se podan
como macizos topiarios.

Si solamente pudiéramos gustarnos en bruto los unos a los otros.
Si solamente pudiéramos querernos a nosotras mismas
como queremos a un bebé que nos balbucea en los brazos.
Si no nos programaran y nos reprogramaran
para necesitar lo que nos venden.
¿Por qué íbamos a querer vivir en una propaganda?
¿Por qué íbamos a querer flagelarnos las blanduras
hasta hacerlas líneas rectas como un cuadro de Mondrian?
¿Por qué nos íbamos a castigar con el desprecio,
como si tener grande el culo
fuera peor que la codicia o la maldad?

¿Cuándo vamos a dejar las mujeres de estar obligadas
a ver nuestros cuerpos como experimentos de ciencias,
como jardines que hay que desmalezar
como perros que hay que domesticar?
¿Cuándo una mujer va a dejar
de estar hecha de dolor?
 
***
Marge Piercy (Detroit, 1936)
Versión de Sandra Toro

/

What are big girls made of?

*

The construction of a woman:
a woman is not made of flesh
of bone and sinew
belly and breasts, elbows and liver and toe.
She is manufactured like a sports sedan.
She is retooled, refitted and redesigned
every decade.
Cecile had been seduction itself in college.
She wriggled through bars like a satin eel,
her hips and ass promising, her mouth pursed
in the dark red lipstick of desire.

She visited in '68 still wearing skirts
tight to the knees, dark red lipstick,
while I danced through Manhattan in mini skirt,
lipstick pale as apricot milk,
hair loose as a horse's mane. Oh dear,
I thought in my superiority of the moment,
whatever has happened to poor Cecile?
She was out of fashion, out of the game,
disqualified, disdained, dis-
membered from the club of desire.

Look at pictures in French fashion
magazines of the 18th century:
century of the ultimate lady
fantasy wrought of silk and corseting.
Paniers bring her hips out three feet
each way, while the waist is pinched
and the belly flattened under wood.
The breasts are stuffed up and out
offered like apples in a bowl.
The tiny foot is encased in a slipper
never meant for walking.
On top is a grandiose headache:
hair like a museum piece, daily
ornamented with ribbons, vases,
grottoes, mountains, frigates in full
sail, balloons, baboons, the fancy
of a hairdresser turned loose.
The hats were rococo wedding cakes
that would dim the Las Vegas strip.
Here is a woman forced into shape
rigid exoskeleton torturing flesh:
a woman made of pain.

How superior we are now: see the modern woman
thin as a blade of scissors.
She runs on a treadmill every morning,
fits herself into machines of weights
and pulleys to heave and grunt,
an image in her mind she can never
approximate, a body of rosy
glass that never wrinkles,
never grows, never fades. She
sits at the table closing her eyes to food
hungry, always hungry:
a woman made of pain.

A cat or dog approaches another,
they sniff noses. They sniff asses.
They bristle or lick. They fall
in love as often as we do,
as passionately. But they fall
in love or lust with furry flesh,
not hoop skirts or push up bras
rib removal or liposuction.
It is not for male or female dogs
that poodles are clipped
to topiary hedges.

If only we could like each other raw.
If only we could love ourselves
like healthy babies burbling in our arms.
If only we were not programmed and reprogrammed
to need what is sold us.
Why should we want to live inside ads?
Why should we want to scourge our softness
to straight lines like a Mondrian painting?
Why should we punish each other with scorn
as if to have a large ass
were worse than being greedy or mean?

When will women not be compelled
to view their bodies as science projects,
gardens to be weeded,
dogs to be trained?
When will a woman cease
to be made of pain?

miércoles, 26 de febrero de 2025

vinicius de moraes / mensaje a la poesía










No es posible.
No es posible.
Díganle que es totalmente imposible
Ahora no puede ser
Es imposible.
No puedo

Díganle que estoy terriblemente triste, pero no puedo ir esta noche 
[a su encuentro
Cuéntenle que hay millones de cuerpos que enterrar
Muchas ciudades que reconstruir, mucha pobreza en todo el mundo.
Cuéntenle que hay un niño llorando en algún lugar del mundo
Y las mujeres se están volviendo locas, y hay legiones de ellas de luto
Añorando a sus hombres; dile que hay un vacío
En los ojos de los parias, y su delgadez es extrema; cuéntenle
Qué vergüenza, el deshonor y el suicidio merodean por los hogares, se hace necesario
                                                                       [reconquistar la vida.

Háganle ver que tiene que estar alerta, al tanto de todos los
                                                                                 [caminos

Estoy dispuesto a ayudar, a amar, a mentir, a morir si es necesario.
Piénsenlo bien, con cuidado -no le hagan daño...- que si no voy
No es porque no quiera: ella lo sabe; es porque hay un héroe en una
                                                                                     [prisión
Hay un campesino apaleado, hay un charco de sangre en una
                                                                                           [plaza
Cuéntenle, muy en secreto, que debo estar a punto, que mis
Hombros no se deben cansar, que mis ojos no se deben
Dejar intimidar, que llevo a cuestas la desgracia de los hombres
Y no es hora de parar ahora; díganle que me ha tocado
Una parte terrible, y que posiblemente
Deberé engañar, fingir, hablar con palabras ajenas
Porque sé que existe, allá lejos, la claridad de un amanecer.

Si ella no entiende, oh traten de convencerla
De este deber mío invencible; pero díganle
Que, en el fondo, todo lo que estoy dando es de ella, y que 
Me duele tener que desvestirla así, en este poema; que por otra parte
No debo usarla en su misterio: ha llegado el momento de la iluminación
Ni detenerme en ella cuando a mi lado
Hay hambre y mentiras; y un niño llorando solo en un camino
Junto al cadáver de una madre: díganle que hay
Un náufrago en medio del océano, un tirano en el poder, un hombre
Arrepentido; díganle que hay una casa vacía
Con un reloj marcando las horas; díganle que hay un gran
Brote de abismos en la tierra, hay súplicas, hay vociferaciones
Hay fantasmas que me visitan de noche
Y que debo recibir; díganle de mi certeza

En el mañana
Que siento una sonrisa en el rostro invisible de la noche
Vivo en tensión con la espera de un milagro; por eso
Pídanle que tenga paciencia, que no me llame ahora
Con su voz de sombra; no me hagas sentir cobarde
De tener que abandonarte en este momento, en tu inconmensurable
Soledad; pídanle, oh pídanle que se calle
Por un momento, que no me llame
Porque no puedo ir
No puedo ir
No puedo

Pero no la he traicionado En su corazón
Su imagen vive, y no diré nada que pueda
Avergonzarla. Mi ausencia.
Es también una brujería
De su amor por mí. Vivo del deseo de volver a verla
En un mundo en paz. Mi pasión de hombre
Permanece conmigo; mi soledad permanece conmigo; mi
Locura permanece conmigo. Tal vez deba
Morir sin verla, sin sentirla más
Saborear sus lágrimas y verla correr
Libre y desnuda en las playas y en los cielos
Y en las calles de mi insomnio. Dile que este es
Mi martirio; que a veces
La cima de la eternidad pesa sobre mi cabeza y las poderosas
Fuerzas de la tragedia vienen sobre mí y me empujan hacia
                                                                                         [la oscuridad

Pero que debo resistir,  es necesario...
Pero la amo con toda la pureza de mi pasada adolescencia
Con toda la violencia de las viejas horas de contemplación extática
En un amor lleno de renuncias. Oh, pídanle
Que me perdone, a su triste y voluble amigo
A quien le fue dado perderse en el amor al prójimo
A quien le fue dado perderse en el amor por su casita
Por un jardín delantero, por una chiquilla de rojo
A quien le fue dado perder el derecho
de tener una casita, un jardín delantero
Y una chiquilla de rojo; y al perderse
Sería dulce para ella perderse...

Así que convenzanla, expliquenle lo terrible que es
Pídanle de rodillas que no me olvide, que me quiera.
Que me espere, porque soy suyo, sólo suyo; pero ahora
es más fuerte que yo, no puedo ir

No es posible
Es totalmente imposible
No, no puede ser
Es imposible
No puedo

***
Vinicius de Moraes (Gávea, 1913-Río de Janeiro, 1980)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Mensagem à poesia

*

Não posso
Não é possível
Digam-lhe que é totalmente impossível
Agora não pode ser
É impossível
Não posso.

Digam-lhe que estou tristíssimo, mas não posso ir esta noite ao
[seu encontro.
Contem-lhe que há milhões de corpos a enterrar
Muitas cidades a reerguer, muita pobreza pelo mundo.
Contem-lhe que há uma criança chorando em alguma parte do mundo
E as mulheres estão ficando loucas, e há legiões delas carpindo
A saudade de seus homens; contem-lhe que há um vácuo
Nos olhos dos parias, e sua magreza é extrema; contem-lhe
Que vergonha, a desonra, o suicídio rondam os lares, e é preciso
                                                                       [reconquistar a vida.

Façam-lhe ver que é preciso estar alerta, voltado para todo os
                                                                                 [caminhos

Pronto a socorrer, a amar, a mentir, a morrer se for preciso.
Ponderem-lhe, com cuidado – não magoem… – que se não vou
Não é porque não queira: ela sabe; é porque há um herói num
                                                                                     [cárcere
Há um lavrador que foi agredido, há uma poça de sangue numa
                                                                                           [praça
Contem-lhe, bem em segredo, que eu devo estar prestes, que meus
Ombros não se devem curvar, que meus olhos não se devem
Deixar intimidar, que eu levo nas costas a desgraça dos homens
E não é o momento de parar agora; digam-lhe que me foi dada
A terrível participação, e que possivelmente
Deverei enganar, fingir, falar com palavras alheias
Porque sei que há, longínqua, a claridade de uma aurora.

Se ela não compreender, oh procurem convence-la
Desse invencível dever que é o meu; mas digam-lhe
Que, no fundo, tudo o que estou dando é dela, e que me
Dói ter de despoja-la assim, neste poema; que por outro lado
Não devo usa-la em seu mistério: a hora é de esclarecimento
Nem debruçar-lhe sobre mim  quando a meu lado
Há fome e mentira; e um pranto de criança sozinha numa estrada
Junto a um cadáver de mãe: digam-lhe que há
Um náufrago no meio do oceano, um tirano no poder, um homem
Arrependido; digam-lhe que há uma casa vazia
Com um relógio batendo horas; digam-lhe que há um grande
Aumento de abismos na terra há súplicas, há vociferações
Há fantasmas que me visitam de noite
E que me cumpre receber; contem ela da minha certeza

No amanhã
Que sinto um sorriso no rosto invisível da noite
Vivo em tensão ante a expectativa do milagre; por isso
Peçam-lhe que tenha paciência, que não me chame agora
Com sua voz de sombra; que não me faça sentir covarde
De ter de abandona-la neste instante, em sua imensurável
Solidão; peçam-lhe, oh peçam-lhe que se cale
Por um momento, que não me chame
Porque não posso r
Não posso ir
Não posso.

Mas não a traí. Em seu coração
Vive sua imagem pertencida, e nada direi que possa
Envergonha-la. A minha ausência.
É também um sortilégio
Do seu amor por mim. Vivo do desejo de revê-la
Num mundo em paz. Minha paixão de homem
Resta comigo; minha solidão resta comigo; minha
Loucura resta comigo. Talvez eu deva
Morrer sem vê-la mais, sem sentir mais
O gosto de suas lágrimas olha-la correr
Livre e nua nas praias e nos céus
E nas ruas da minha insônia. Digam-lhe que é esse
O meu martírio; que às vezes
Pesa-me sobre a cabeça o tampo da eternidade e as poderosas
Forças tragédia abastecem-se sobre mim, e me impelem para a
                                                                                         [treva

Mas que eu devo resistir, que é preciso…
Mas que a amo com toda a pureza da minha passada adolescência
Com toda a violência das antigas horas de contemplação extática
Num amor cheio de renúncia. Oh peçam a ela
Que me perdoe, ao seu triste e inconstante amigo
A quem foi dado se perder de amor pelo seu semelhante
A quem foi dado se perder de amor por sua uma pequena casa
Por um jardim de frente, por uma menininha de vermelho
A quem foi dado se perder pelo direito
De todos terem uma pequena casa, um jardim de frente
E uma menininha de vermelho; e se perdendo
Ser-lhe doce perder-se…

Por isso convençam a ela, expliquem-lhe que é terrível
Peçam-lhe de joelhos que eu não me esqueça, que me ame
Que me espere, porque sou seu, apenas seu; mas que agora
E mais forte do que eu, não posso ir

Não é possível
Me é totalmente impossível
Não pode ser não
É impossível
Não posso.

martes, 25 de febrero de 2025

manuel de j. jiménez / la búsqueda del ciudadano ausente (fragmento)









La trayectoria es ligera y suave, forma una línea punteada a partir de la luz de un fósforo. Después se tensa un látigo incendiando los enlaces vitales. El intercambio clave para desvanecerse: reventar por la alta tensión en un espectáculo al aire libre, estallar en el punto más alto, sin riesgo, como las cabezas de los fuegos artificiales. Podría decir que la ausencia viene tras el giro incompleto de la muerte o en un zumbido descarnado a fin de extraviarnos entre todas las cosas. No logro comprender las terminales de este dispositivo que enceguece sin dejar cenizas o restos dactilares en las actas y los libros. En verdad no hay registro ni causa que explique la suerte de mi hermano. Ahora ni siquiera ha nacido y sus documentos fueron borrados por un éxtasis en las palabras.

Hay quienes afirman que la ausencia es un ciclo idílico a través de una elipse virginal: un océano con continentes de humo. Se sabe que las personas mantienen pausas y silencios irrealizables para nosotros; son alcanzadas súbitamente por un paréntesis interior donde lo vívido es un pensamiento nuevo que nunca pasa de largo. ¿Quiénes son ellos? 1) Las matrículas sin cifras de una ciudad, 2) Los ciudadanos vaporizados por hora, 3) Las hileras blancas en el pavimento hecho por los agentes. Sin embargo, sé que siguen allí, en un instante que no logramos hallar por la urgencia de los días. Señales existen, siempre en la misma dirección se pronuncian los testimonios. Escucha sus espaciosos lapsos. Nunca creí a tantos ausentes bajo mi marca.

Busco a uno de ellos, el más luminoso de mis hermanos. Su expediente fue leído entre líneas años atrás, ahora es una pila de hojas blancas que llevo a todas partes. Nadie recuerda su nombre. Pregunté a los amigos y familiares, pero sus rostros disfrazaban el pánico dentro de sus bocas. El silencio como una tapia de apellidos y sellos rojos; las mandíbulas que se trababan ante la luz. Nunca perdí la confianza, aunque la gente enmudecía cada vez que las banderas en mis ojos se doblaron por el sufrimiento, por una dictadura sorda y sus desaparecidos.

Allí en un ademán pude recabar información. Algunas cifras en peritajes y confesiones. Allí en el viraje de un gesto bajo las alturas de la bienaventuranza. El cielo brillando en medio del destino de estas entidades que fueron en algún momento hombres y mujeres. Allí entre los huecos de un monosílabo. Las voces proscritas vibrando en la punta de la lengua. Allí en el dique fracturado por el sobrepeso oficinista. Los expedientes flotando en un firmamento sin estrellas.


Testimonio del C.A.


Yo solía vivir en esta ciudad. Mi felicidad no era real ni ilusoria, simplemente posible o, mejor dicho, probable. Toda mi vida transité con luces intermitentes por estas calles, evadiendo las avenidas reversibles. A veces no lo lograba y, sin darme cuenta, ya conducía en sentido contrario. Siempre me consideré buen ciudadano: no tiraba basura en los parques públicos, acudía a las juntas vecinales y respetaba las luces del semáforo (no sólo como automovilista sino como peatón). Eso, en esta ciudad de condominios anestesiados, ya era bastante con la cantidad de fantasmas que acechan debajo de los puentes peatonales: seres que se frotan las manos por el deseo contenido y se lanzan ávidamente sobre los coches. En fin, era una tarde de cigarrillos o quizás un crepúsculo de colillas de cigarros, no lo recuerdo con claridad. Salí de la oficina descompuesto por el aire tóxico y apestoso de las calles del Centro, con el tufo de comida y mugre estancada. Noté que tres sujetos seguían mis pasos con discreción; medían distancias y trayectorias. Sin más, uno de ellos me alcanzó y me preguntó la hora. Yo contesté, con naturalidad y cortesía, que mi cálculo sería exorbitante porque iba en sentido contrario a causa de las manecillas del reloj y las avenidas reversibles. Al instante otra sombra, con voz chillante y telefónica, dijo que en ese momento se me iniciaba el procedimiento de ausencia. Ellos por razones de seguridad no se identificaron como servidores públicos y me hicieron creer su autoridad: advirtieron que sus facultades como agentes eran amplias y, acto siguiente, abrieron varios vértices tridimensionales con elipsis y pleonasmos. A partir de allí sentí una comezón intensa en el cuello que, en un primer momento, atribuí al nudo seco de la corbata. Grave error. En realidad se trataba de la primera letra que, para ese entonces, ya oscilaba en mi cavidad vertebrada. Entonces se me notificó el estatus de cuasi-existente. Los agentes continuaron silenciosos con la diligencia. A partir de allí tuve que moverme entre paréntesis e intervalos.

***
Manuel de J. Jiménez (Antiguo Distrito, 1986)

lunes, 24 de febrero de 2025

anne sexton / consejos para una persona especial











Cuidado con el poder,
porque su avalancha puede enterrarte,
nieve, nieve y nieve, asfixiando tu montaña.

Cuidado con el odio,
que puede abrir la boca y hacerte
comer tu propia pierna como un leproso instantáneo.

Cuidado con los amigos,
cuando los traiciones,
como lo vas a hacer,
van a meter la cabeza en el inodoro
y a tirar el agua.

Cuidado con el intelecto,
porque sabe tanto que no sabe nada
y te deja colgado cabeza abajo
boqueando sabiduría mientras el corazón
se te sale por la boca.

Cuidado con los parlamentos, la parte del actor,
el discurso planeado, sabido, masticado,
porque van a delatarte
y te vas a quedar parado ahí como un nene desnudo,
meándote en tu propia cuna.

Cuidado con el amor
(salvo que sea verdadero,
y cada parte tuya, hasta los dedos de los pies, diga sí),
porque te va a envolver como una momia
y nadie va a oírte gritar
y vas a correr sin fin.

¿El amor? Sea hombre. Sea mujer.
Tiene que ser una ola sobre la que querés brillar,
a la que querés entregarle tu cuerpo, entregarle tu risa,
y, cuando la arena áspera te reclame,
entregarle tus lágrimas a la tierra. Amar a otro es algo
como una plegaria y no puede planearse, te dejás caer
en sus brazos porque tu fe deshace tu incredulidad.

Persona especial,
en tu lugar no le prestaría atención
a mis consejos,
un poco hechos de tus palabras
y un poco de las mías.
En colaboración.
No creo ni una palabra de lo que dije,
excepto algo, que te veo como un árbol joven
con las hojas pegadas y sé que vas a echar raíces
y entonces va a aparecer lo verde de verdad.

Dejá ir. Dejá ir.
Oh persona especial,
hojas posibles,
mientras tanto, a esta máquina de escribir le gustás
y quiere romper vasos
celebrando
por vos,
cuando te arranques la corteza oscura
y vueles
como un globo.

(1974)

***
Anne Sexton (Newton, 1928-Weston, 1974)
Versión de Sandra Toro

/

Admonitions to a Special Person

*

Watch out for power,
for its avalanche can bury you,
snow, snow, snow, smothering your mountain.

Watch out for hate,
it can open its mouth and you'll fling yourself out
to eat off your leg, an instant leper.

Watch out for friends,
because when you betray them,
as you will,
they will bury their heads in the toilet
and flush themselves away.

Watch out for intellect,
because it knows so much it knows nothing
and leaves you hanging upside down,
mouthing knowledge as your heart
falls out of your mouth.

Watch out for games, the actor's part,
the speech planned, known, given,
for they will give you away
and you will stand like a naked little boy,
pissing on your own child-bed.

Watch out for love
(unless it is true,
and every part of you says yes including the toes),
it will wrap you up like a mummy,
and your scream won't be heard
and none of your running will end.

Love? Be it man. Be it woman.
It must be a wave you want to glide in on,
give your body to it, give your laugh to it,
give, when the gravelly sand takes you,
your tears to the land. To love another is something
like prayer and can't be planned, you just fall
into its arms because your belief undoes your disbelief.

Special person,
if I were you I'd pay no attention
to admonitions from me,
made somewhat out of your words
and somewhat out of mine.
A collaboration.
I do not believe a word I have said,
except some, except I think of you like a young tree
with pasted-on leaves and know you'll root
and the real green thing will come.

Let go. Let go.
Oh special person,
possible leaves,
this typewriter likes you on the way to them,
but wants to break crystal glasses
in celebration,
for you,
when the dark crust is thrown off
and you float all around
like a happened balloon.

domingo, 23 de febrero de 2025

serguéi gandlevski / mi vieja juventud













Mi vieja juventud, mi joven vejez
voy a describir para uso interno.
¡Ahí hay de todo! Pero nada extraordinario.
Todo lo que se encuentra a la vista está desapareciendo.
Y no quiero ni ver cómo mi tiempo
a la fuerza va hacia la inexistencia colectiva.
Me expropiarán todo lo que tengo, y punto.
¿Qué, nos despedimos ya por si acaso,
   tontita mía, cielo, noche mía?
Entregándote a los cachorros del régimen y demás gentuza
al final diré: acuérdate de mí.
Y guarda para los días malos
los reflejos de nuestros arrumacos
en el desnudo espejo del armario que la nieve iluminaba.
Quisiera conocer de memoria cada inspiración
   y expiración de tu deseo
y tenerlas conmigo cuando me llamen para salir
   con mis pertenencias,
a condición de que la memoria sea considerada
   un objeto personal

***
Serguéi Gandlevski (Moscú, 1952
Versión de María Ignátieva

sábado, 22 de febrero de 2025

galo ghigliotto / dos poemas













Los árboles

*

en la cada vez más escasa complejidad de las sombras
van las copas trenzadas sin suelo y sin cielo
 
el viento levanta sus recuerdos abandonados
suben un tanto y caen
para susurrar su mensaje a las semillas
 
la danza de la multiplicación sigue una música
que nunca ha acabado ni acabará
 
hablamos de un mundo sin sol, pero luminoso
hablamos de todos los recuerdos del mundo
escritos en líneas concéntricas
 
y aunque ajenos somos
a su lengua, a su escala temporal
 
flotamos bajo ellos
y soñamos un largo sueño
dividido en millones de vidas cortas

~

Cómo erigir una casa embrujada

*

elija construir su casa en un largo periodo de tiempo
contrate un amplio staff de albañiles y peones
disponga todos los materiales de una vez a libre disposición
elimine las rejas que protegen la vivienda
deje abiertas las puertas por las noches
elija arena en vez de concreto para los cimientos
los materiales higroscópicos suelen ser los indicados
exponga la madera a altas temperaturas
no haga planos, improvise
mucho menos acuda a las autoridades a regularizar la vivienda
evite designar la obra y su lugar con un nombre específico
levante las habitaciones por separado
sin preocuparse de que cuadren las medidas de una y otra
una vez levantado el primer piso instale camas en los dormitorios
no se preocupe de decorar o instalar papeles murales
deje que los perros entren a devorar ratas y otros
lo que sea necesario para alejar a los gatos
instale un refrigerador inútil y desvencijado en la cocina
haga fiestas con abundante licor y poca comida
confunda a las visitas indicándoles erróneamente la ubicación de los baños
aliente la fornicación entre invitadas e invitados a sus fiestas
se sugiere el uso de máscaras para ocultar la identidad
permita que su esposa fornique con los obreros que ella elija
escúchela gemir escondido detrás de una puerta
invite a sus amigos a masturbarse mirando por las ventanas
levante el segundo piso de una sola vez sobre la edificación baja
para el techo elija materiales permeables
corte las plantas que hayan crecido en el patio de preferencia flores
reemplácelas por maceteros desperdigados por el piso de la casa
elija un ataúd para colocar en la puerta de entrada
lleve a vivir ahí a todos sus seres queridos
e inaugure una noche su casa
llena de fantasmas

***
Galo Ghigliotto (Valdivia, 1977)

viernes, 21 de febrero de 2025

daniel borzutsky / poema #1022










No hay demasiado exceso
y lo que hay es apenas perceptible
aquellos en blanco desaparecen de nuestra visión
nadie lo nota hasta cuando
se ve una dramática disminución en la plusvalía

la guerra nace
y los que están en blanco desaparecen de otra vez
pero en realidad su desaparición es subjetiva
algunos no ven a nadie
mientras otros los ven a todos

para algunos el exterminio del cáncer
no es separable de la devastación de la ciudad
otros asocian la devastación
con un imparable flujo de derrames
mientras otros asocian la devastación
con caídas en las tasas de utilidades
y la apenas perceptible
           apariencia del cuerpo humano

fuera del brote de refugiados muertos
                                     un poema que respira

fuera del brote de soldados muertos
                                     un poema que respira

fuera del brote de la ciudad muerta
                                     un poema que respira

pero cuando desaparece la ciudad
                                     así también los poemas

y cuando desaparecen los poemas
                                     los muertos son asesinados

imagina un corazón cubierto de polvo
e imagina un poema que brota de él

imagina un corazón cubierto de polvo
e imagina a un niño que lo persigue

imagina una bala que mata a un niño
e imagina al soldado que lanza al niño al mar

el soldado besa la tierra y dice
no es mi culpa que la gente nazca y muera

el pastor grita los nombres de los niños a los feligreses

a cada nombre responden
muerto

***
Daniel Borzutsky (Pittsburgh, 1974)
Versión de Juan Carlos Villavicencio

jueves, 20 de febrero de 2025

miguel eduardo bórquez / dos poemas









los recién nacidos de fukushima sueñan que el sistema solar también es un espejismo

divagar al revés de lo histérico semejando en su cascarón de marfil la belleza primera del átomo, del resplandor tras desgarrarse la finitud de su manantial áureo y asir la tierra con maternal ilusión. a lo lejos una observación estática desde el parabrisas y un alto en la ruta para comer un sándwich y emocionarse con la bandera y los coironales, y desde allí alucinar coloridas e intransitables autopistas. todos los días arde una porción del amazonas, se seca un cordón lacustre en marruecos o se derrite un glaciar en groenlandia; hay criaturas acorraladas por un daño multifactorial y obsceno que no enmiendan los viejos hipocampos del tiempo, pequeñas proezas humanas que se adhieren a la ficción de apellidos, hogares y países que no perdurarán más que en ciertos soportes análogos. por eso se recopilan con afán antropológico miles de cintas de video con escenas distorsionadas y elípticas de bautizos, primeras comuniones o paseos al campo con tonos blanquecinos y motivos montañosos: todas son iguales, todas narran sin saberlo la novela patria. hay unos escolares vertiendo el mercurio de un termómetro en sus labios antes del primer beso y un cordón umbilical anónimo enterrado en cada quinta junto a perros y gatos muertos. para sobrellevar tanta mierda una dosis dominical de urbanidad y aleatoria lascivia, para cautelar lo normal y perpetuar lo auto flagelante precisando un eco convergente sin raíz ni esperanza. de amo a vasallo las instantáneas de la pacificación de chile, su ecléctica flora y fauna y los paisajes del sur –fiordos, estepas y lodazales- resplandeciendo borrosos rayos gamma y restos cutáneos que otros acabarán llamando casa. los pirómanos vuelven a deambular el suburbio para incendiar autos por la noche mientras las familias planifican un pulmay de viernes santo. el tiempo es un síntoma pero la enfermedad es otra. no hay más naturaleza, ya no hay fotosíntesis secante para el mar. la ecología primaria de los herbívoros que pastorean polietilenos declina, los refrigeradores y plasmas se apilan aleatoriamente hasta moldear un mamarracho que llaman chernóbil, que antes lo llamaban chile

~

ya no puedo escribir la envergadura del paisaje

cuál yacer que nombras pasado el terror de este burdo found footage que ahora transcribes, la nocturna cadencia del deseo atómico devastando tu cuerpo como un iceberg compactado bajo la tierra. ya no hay nada en lo que eres, ya no hay sentido en lo que haces. has llegado hasta aquí como cualquier mamífero menor trasladado por el azar y lo sabes, lo piensas como el moribundo piensa ajena su infancia viendo como una retroexcavadora descubre cuerpos al parecer humanos en el patio del colegio. tu mundo interior vale mierda y el fascismo es un yugo atroz que aún te pesa, que aún doblega tu frágil espalda y te rompe. habrá un relato más común? podría imaginarse una vida más ordinaria?

***
Miguel Eduardo Bórquez (Puerto Natales, 1985)

miércoles, 19 de febrero de 2025

ida travi / dos poemas











Saca al niño de los libros
Está en medio de los libros, ve a buscarlo.
 
Enséñale a coger la pala.
¿No ves que empieza por el final?

Ve por él, ponlo en el lugar de la rama.
pon al niño en el lugar de la rama
antes de que llegue el invierno.

~

¿Qué buscas en los libros? Me gustaría saber

Me gustaría conocer un bosque fósil aterrador
una golondrina común
 
Una golondrina común vuela por el espacio material
Vuela sin ofender a nadie
 
alguien empuja el tiempo bajo el ala
alguien mantiene el tiempo con saliva, la gente
reza bajo el gran escupitajo
 
El río, el campo, el camino polvoriento
todo está calmado ante la puerta, todo está en silencio
por encima de la tierra púrpura, por encima de ese tronco rojo.

***
Ida Travi (Cologne, 1948)
Versiones de Nicolás López-Pérez

/

Togli il bambino dai libri
è finito in mezzo ai libri, vai a prenderlo
 
Insegnagli come si tiene la vanga
non vedi che comincia dalla fine?

Vai a prenderlo, mettilo al posto del ramo
metti il bambino al posto del ramo
prima che venga l’inverno.

~

Cosa cerchi nei libri? Mi piacerebbe sapere

Mi piacerebbe sapere una spaventosa foresta fossile
una rondine comune
 
Una rondine comune vola nello spazio materiale
vola senza offendere nessuno
 
Qualcuno spinge il tempo sotto l’ala
qualcuno tiene il tempo con lo sputo, la gente
prega sotto il grande sputo
 
Il fiume, il campo, il sentiero polveroso
tutto è calmo davanti alla porta, tutto tace
sopra la terra viola, sopra quel tronco rosso.

martes, 18 de febrero de 2025

carl sandburg / los abogados saben demasiado










Los abogados, Bob, saben demasiado.
Son amigos de los libros del viejo John Marshall.
Lo saben todo, lo que escribió una mano muerta,
Una mano muerta rígida y sus nudillos desmoronándose,
Los huesos de los dedos una fina ceniza blanca.
       Los abogados conocen
       los pensamientos de un hombre muerto demasiado bien.

En los talones de los abogados regatones, Bob,
Demasiados «si», «peros», «cómo», resbaladizos 
Demasiados mientras tanto,
Demasiadas puertas para entrar y salir.

       Cuando los abogados terminan
       ¿Qué queda, Bob?
       ¿Puede un ratón husmearlo
       Y encontrar lo suficiente para sujetar un diente?

       ¿Por qué siempre hay un canto secreto
       Cuando un abogado cobra?
       ¿Por qué ríe un caballo fúnebre
       cuando se lleva a un abogado?

El trabajo de un albañil perdura en el tiempo.
La habilidad de un albañil dura más que una luna.
Las manos de un yesero mantienen unida una habitación.
La tierra de un granjero le desea de vuelta.
       Cantores de canciones y soñadores de obras
       construyen una casa que el viento no derriba.
Los abogados, dime por qué ríe el caballo de un coche fúnebre
       transportando los huesos de un abogado.

***
Carl Sandburg (Galesburg, 1878-Flat Rock, 1967)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

The Lawyers Know Too Much

*

The lawyers, Bob, know too much.
They are chums of the books of the old John Marshall.
They know it all, what a dead hand wrote,
A stiff dead hand and its knuckles crumbling,
The bones of the fingers a thin white ash.
       The lawyers know
       a dead man’s thoughts too well.

In the heels of the higgling lawyers, Bob,
Too many slippery ifs and buts and howevers,
Too much hereinbefore provided whereas,
Too many doors to go in and out of.

       When the lawyers are through
       What is there left, Bob?
       Can a mouse nibble at it
       And find enough to fasten a tooth in?

       Why is there always a secret singing
       When a lawyer cashes in?
       Why does a hearse horse snicker
       Hauling a lawyer away?

The work of a bricklayer goes to the blue.
The knack of a mason outlasts a moon.
The hands of a plasterer hold a room together.
The land of a farmer wishes him back again.
       Singers of songs and dreamers of plays
       Build a house no wind blows over.
The lawyers—tell me why a hearse horse snickers
       hauling a lawyer’s bones.

lunes, 17 de febrero de 2025

gonzalo rojas / tres poemas






Carbon

*

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces
cundo el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada y un rayo la estremece.

Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,                      
y me clave las púas de su barba.

Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la exploración, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.
             
Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.

                     -Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.

~

Qedeshím Qedeshóth

*

Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acosté
con una en Cádiz bellísima
y no supe de mi horóscopo hasta
mucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigir
más y más oleaje; remando
hacia atrás llegué casi exhausto a la
duodécima centuria: todo era blanco, las aves,
el océano, el amanecer era blanco.

Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No hay
puta, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia. 50 dólares
por ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.
50, o nada. Lloró
convulsa contra el espejo, pintó
encima con rouge y lágrimas un pez: —Pez,
acuérdate del pez.

Dijo alumbrándome con sus grandes ojos líquidos de
turquesa, y ahí mismo empezó a bailar en la alfombra el
rito completo: primero puso en el aire un disco de Babilonia y
le dio cuerda al catre, apagó las velas: el catre
sin duda era un gramófono milenario
por el esplendor de la música; palomas, de
repente aparecieron palomas.

Todo eso por cierto en la desnudez más desnuda con
su pelo rojizo y esos zapatos verdes, altos, que la
esculpían marmórea y sacra como
cuando la rifaron en Tiro entre las otras lobas
del puerto, o en Cartago
donde fue bailarina con derecho a sábana a los
quince; todo eso.

Pero ahora, ay, hablando en prosa se
entenderá que tanto
espectáculo angélico hizo de golpe crisis en mi
espinazo, y lascivo y
seminal la violé en su éxtasis como
si eso no fuera un templo sino un prostíbulo, la
besé áspero, la
lastimé y ella igual me
besó en un exceso de pétalos, nos
manchamos gozosos, ardimos a grandes llamaradas
Cádiz adentro en la noche ronca en un
aceite de hombre y mujer que no está escrito
en alfabeto púnico alguno, si la imaginación de la
imaginación me alcanza.

Qedeshím qedeshóth,* personaja, teóloga
loca, bronce, aullido
de bronce, ni Agustín
de Hipona que también fue liviano y
pecador en África hubiera
hurtado por una noche el cuerpo a la
diáfana fenicia. Yo
pecador me confieso a Dios.

Qedeshím qedeshóth: en fenicio cortesana del pueblo

~

Tartamudeante

*

Corrupción y mártires, época mía la turbia 
con todas las galaxias por estallar, Orgía 
madre de la armonía antes, después 
de la vejez del gallo aleteante 
del dos mil, cúmplase 
en mí la ley alta, ciérrese 
el relámpago del aprendiz 
que voy siendo en mi átomo; 
cúmplase el cúmplase, cuélguenme de mi soga, 
arcángeles 
de Altazor y Maldoror, 
arrebátenme hasta lejos, y más lejos, 
donde ni el ojo vio, 
ni el oído oyó, ni el loco 
de Patmos 
en la consumación, hasta lo último, 
para vidente ver las multitudes, el 
derrumbe, que avanzan ciegas en manadas 
de serpientes aullantes de un lado a otro, perdido el Este
 y el Oeste, bajo el sucio sol 
del exterminio, las calles 
inundadas por los océanos, los 
oí canos huecos, una mariposa desconocida 
más grande que los bombarderos 
con garras de diamante, el horror 
de haber llegado a esto después de tanta 
fascinación por la nada, ¡Historia, 
musa de la muerte!

***
Gonzalo Rojas (Lebú, 1916-Santiago de Chile, 2011)

domingo, 16 de febrero de 2025

teresa orbegoso / un poema









Nadie ha quedado fuera de la jaula
una cuerda tendida entre tu cuello y el mío 
tensa la realidad
y los domésticos objetos 
danzan sobre nuestras cabezas

un randon de lo que somos todos los días 

una cuerda
un nudo dos
alguien intenta mover los pies 
encima de la alfombra
limpiar nuestras palabras favoritas
pero una fotografía de hace cuatro años 
nos muestra a la Teresa que se fue
no una diez veces 
alguien mueve la cuerda 
para hacernos caer
y recordar la línea imperfecta 
dibujada por el cáncer
allí vive inseguro de todo 
nuestro poema
el nudo de mi cuerda se multiplica 
y casi llega a tocarte
una voluntad inexplicable
tan resistente como la pureza 
la cuerda habla
tiene una voz delicada 
para hacernos preguntas
mientras se retuerce y tiembla 
nupcial
y nuestros cuerpos
han terminado doblados bajo la mesa 
es la madera
son sus patas contundentes 
las que quieren aplastar
nuestras vasijas rotas y extranjeras

a lo lejos
quizá puedan escuchar lo que dicen 
porque nos hemos dado cuenta
que son muchas las cuerdas tendidas 
entre hombres y mujeres
entre mujeres y mujeres
entre hombres y hombres 
entre hombre y animal
y mujer y animal 
y hombre y planta 
y mujer y planta
entre no hombre y no mujer
y así el eco de las habitaciones
y las cosmogonías de las parejas 
y las eras

el vestido blanco gira fantasmal 
dentro de una esfera de vidrio
allí está el animal acompañándolo 
otro vestido colgado del tendal
se ha mojado con la lluvia
y ha crecido dentro de él un herbario diminuto

los anillos llevan escrito en su interior 
no es el que sostiene el que se pierde 
los anillos arrojados por la alcantarilla 
los anillos aprietan tu dedo anular

como los niños que llegaron
como los niños que nunca llegaron 
el dolor sabe quedarse

una composición de la belleza 
el matrimonio
otra más que nos enseña 
a desnudarnos en parques 
en autos en hoteles 
frente a la naturaleza 
sobre la Tierra
expandiéndose y explotando
entre los vestidos blancos y solitarios 
los anillos apretados
y los niños que llegaron 
y nunca llegaron
como en el principio

Y el hambre y el dolor
trabajan todos los días sin descanso 
cocinan un alimento que redima ese trabajo

la voluntad y la ternura
saben que construyen con sus manos 
un retablo con átomos blancos
bruma y flores de retama
 
el amanecer y lo siniestro 
prenden la pira del precipicio

nadie sabrá cómo salir 
de la cama que arrincona
la plenitud de nuestros miembros cansados

huéspedes invernales hemos sido 
prisioneros doblegados
deudores de la carne en su lucidez 
adoradores de una relación
de tinieblas y espantos / de torpeza, náusea y serenidad

una ronda lenta hemos sido 
un ejército con pesadas armas
una falsa multitud de dos y dos y dos
del que brota lo uno / tu nombre / mi nombre/ tu deseo / mi deseo / tu deseo y el mío

habrá que luchar en su placenta 
habrá que luchar fuera de ella 
marcharse de ese territorio viscoso

estirar los brazos quietos 
bostezar unos segundos 
mover las orejas
habrá que dejar de ser testigos amorosos (condescendientes)

habrá que romper el remolino 
de la balanza perecedera

acariciar la sequía / la acequia / el manantial inagotable 
de nuestros vientres /
cansados / sagrados y suaves

habrá que ser interferencias frenéticas 
para los cuerpos extraviados
de nuestras familias

habrá que desinflar sus cabezas 
con amor
habrá que enseñarles a silbar 
a sus otras bocas
a sus otros oídos 
a sus otros sexos

aprenderán a danzar 
ah, sí que aprenderán.

***
Teresa Orbegoso (Lima, 1976-2025)