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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

lunes, 20 de octubre de 2025

sam hamill / don de lenguas













Todo aquello que hurto, lo doy.
Una vez, rodeado de pinos tan altos como éstos,
la misma luna creciente deslizándose, suave, a través de la altura,
yo estaba sentado, acurrucado sobre mis rodillas,
en compañía de un amigo, fumando, bebiendo té,
intercambiando historias de coyotes y mentiras.

Él me dijo algo acerca de las palabras,
que cada una de ellas es un nombre,
y que cada nombre es el de Dios.
Yo que no tengo ningún dios
permanecí sentado en la vastedad del vacío,
tan callado como podía en el silencio.
Un sendero que puede ser nombrado no es el sendero.
Cada una de las palabras
refleja el Espíritu que no puede ser nombrado.
Cada palabra un don, su valor en exacta proporción
al espíritu en que ésta es entregada.

Así habladas, estas palabras que entregó en este instante
por medio del chino antiguo de Lao Tzu,
fueron robadas veinticinco siglos más tarde
por éste un humilde ladrón.
La Palabra es sólo evidencia de lo real:
en la lengua hopi no hay ballenas;
en el inglés norteamericano no existe el Cuarto Mundo.

***
Sam Hamill (Utah, 1943-2018)
Versión de Esteban Moore

/

The Gift of Tongues

Everything I steal, I give away.
Once, in pines almost as tall as these,
same crescent moon sliding gently by,
I sat curled on my knees, smoking with a friend,
sipping tea, swapping Coyote tales and lies.

He said something to me
about words, that each is a name,
and that every name is God's. I who have
no god sat in the vast emptiness silent
as I could be. A way that can be named

is not the way. Each word reflects
the Spirit which can't be named. Each word
a gift, its value in exact proportion
to the spirit in which it is given.
Thus spoken, these words I give

by way of Lao Tzu's old Chinese, stolen
by a humble thief twenty-five centuries later.
The Word is only evidence of the real:
in the Hopi tongue, there is no whale;
and, in American English, no Fourth World.

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