viernes, 31 de mayo de 2024

antonella anedda / paisaje








Me acerqué a una rama cargada de nieve
donde uno de los cuervos doblaba la madera bajo sus patas.
Me convertí en ese vaivén de gris y negro.
Y ese verde diferente (mezcla de salvia y escarcha)
Que avanzaba con un toque de lividez sobre las nubes.
 
Me vi dentro de aquel purgatorio.
Todo era paisaje. La rabia - en montones.
La incertidumbre - en pilas: una colina.
El desamor: árboles con sombras.
«Observa», dijo la sombra en el arbusto más cercano,
«la niebla envuelve tu dolor.
Aprende en tu espacio mortal
Aprende que tocas el cielo».
 
Sí, respondí, y la luz disminuyó la ira de la mañana
dividió mi cuerpo del rencor
obligó a las sombras a callar.
Y un azul nítido tomó -¿era ya el paraíso?
el lugar del paisaje, de la primera persona.

***
Antonella Anedda (Roma, 1955)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Paesaggio

*

Mi avvicinai a un ramo carico di neve
dove uno dei corvi piegava sotto le zampe il legno.
Diventai quel dondolio di grigio e nero.
E quel diverso verde (misto di salvia e gelo)
che avanzava con un tocco di livore sulle nubi.
 
Vidi me stessa dentro quel purgatorio.
Tutto era paesaggio. La rabbia: un tumulo.
L’incertezza – a mucchi: una collina.
Il disamore: alberi con ombre intirizzite.
«Osserva» disse l’ombra nel cespuglio più vicino,
«la nebbia inghiotte il tuo dolore.
Impara nel tuo spazio mortale
imparando si sfiora il paradiso.»
 
Sì, risposi e la luce diminuì l’ira del mattino
divise il mio corpo dal rancore
impose alle ombre di tacere.
E un tagliente azzurro prese – era già paradiso?
il posto del paesaggio, della prima persona.

jueves, 30 de mayo de 2024

robert desnos / los grandes días del poeta













Los discípulos de la luz sólo inventaron tinieblas apenas opacas.
El río arrastra un diminuto cuerpo de mujer lo que es indicio de 
   un final próximo.
La viuda vestida con ropas nupciales se equivoca de séquito.
Todos llegaremos con atraso a nuestras tumbas.
Un navío de carne encalla en una playa pequeña. El timonel invita 
   a los pasajeros a callarse.
Las olas esperan impacientes. ¡Más Cerca de Ti oh Dios mío! 
El timonel invita a las olas a hablar. Éstas hablan.
La noche ocluye sus frascos con estrellas y hace fortuna con 
   la exportación.          
Se construyen grandes tableros para vender ruiseñores. Pero no 
   pueden satisfacer los deseos de la Reina de Siberia que quiere 
   un ruiseñor blanco.
Un comodoro inglés jura que no lo sorprenderán más  recolectando 
    salvia de noche entre los pies de las estatuas de sal.
A propósito de esto una pequeña salera con Cerebos se endereza 
   con dificultad sobre sus delgadas piernas.
Y derrama en mi plato todo lo que me queda por vivir.
Lo bastante para salar el océano Pacífico.
Pondréis en mi tumba un salvavidas.
Porque uno nunca sabe.
                                         C'est les bottes de sept lieues
                                         cette phrase "Je me vois" [1926]

***
Robert Desnos (París, 1900-Campo de concentración de Theresienstadt, 1945)
Versión de Aldo Pellegrini  

/

Les grands jours de poète

*

Les disciples de la lumière n’ont jamais inventé que des ténèbres peu opaques.
La rivière roule un petit corps de femme et cela signifie que la fin est proche.
La veuve en habits de noces se trompe de convoi.
Nous arriverons tous en retard à notre tombeau.
Un navire de chair s’enlise sur une petite plage. Le timonier invite les passagers à se taire.
Les flots attendent impatiemment Plus Près de Toi ô mon Dieu!
Le timonier invite les flots à parler. Ils parlent.
La nuit cachette ses bouteilles avec des étoiles et fait fortune dans l’exportation.
De grands comptoirs se construisent pour vendre des rossignols. Mais
ils ne peuvent satisfaire les désirs de la Reine de Sibérie qui veut un rossignol blanc.
Un commodore anglais jure qu’on ne le prendra plus à cueillir la sauge
la nuit entre les pieds des statues de sel.
A ce propos une petite salière Cérébos se dresse avec difficulté sur ses
jambes fines. Elle verse dans mon assiette ce qu’il me reste à vivre.
De quoi saler l’Océan Pacifique.
Vous mettrez sur ma tombe une bouée de sauvetage.
Parce qu’on ne sait jamais.

miércoles, 29 de mayo de 2024

annabelle despard / si murieras primero









Déjame al menos juntar tus olores
como especímenes: tus axilas, suéter
de lana,
dedos amarillos de cigarrillo. Necesitaría
tomar la huella de tu pie
y grabar tu risa.
Llevaré estos archivos al exilio;
mi cuerpo a Santa Helena donde los barcos
ya no atracan,
una roca en el océano, una estación polar donde
el viento ruja
y los osos tiren la puerta abajo.

***
Annabelle Despard (Cardiff, 1943)
Versión de Silvia Camerotto

/

Should you die first

*

Let me at least collect your smells
as specimens: your armpits, woollen
sweater,
fingers yellow from smoke. I’d need
to take an imprint of your foot
and make recordings of your laugh.
These archives I shall carry into exile;
my body a St Helena where ships no
longer dock,
a rock in the ocean, an outpost where the
wind howls
and polar bears beat down the door.

martes, 28 de mayo de 2024

dionne brand / un poema










Eran los gestos autónomos de una mano

el discurso de un hombro sobre el esfuerzo, entonces
un poco de risa que la paráfrasis provoca

alguien caminaba como camina un perfume
era lo que quedaba después del trabajo, después de un tiempo
después del tiempo mismo, corto, las implicaciones

Si abriera una puerta podría transcribir la tecnología

de una vida, su eje y brecha, y articulación
Conozco la destreza de las epífitas

los pies colgando, sin tocar nunca el suelo
comiendo aire y arenilla y humedad, hago todas estas cosas
sin apego. Toma este mundo

***
Dionne Brand (Guayaguayare, 1953)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Was the autonomous gestures of a hand

a shoulder's discourse on effort, then
the paraphrase a bit of laughter does

someone walked the way a perfume walks
it was what was left after labour, after a time
after time itself, small, the implications

If I opened a door I could transcribe the technology

of a life, its pivot and breach, and joint
I know the skill of epiphytes

feet hanging, never touching the ground
eating air and grit and moisture, I do all these things
no attachment. Take this world

lunes, 27 de mayo de 2024

juan malebrán / tres poemas








antes de tensar la goma ​y ​calcular la distancia entre uno y el hundimiento de la piedra pensemos en un niño al descubrir la cadencia en el retroceso de las olas en la púa del erizo entre las algas del coral y en la soltura de dos hermanos que practican muay thai sobre un campo de margaritas pensemos en la porfía de quien promueve su propio tropiezo su propia zancadilla y en un parapentista que en la masa térmica ajusta con total pericia los binoculares en el cinto de su arnés pensemos en las golondrinas ensayando un vuelo errático en apariencia o en un cactus a punto de florecer sin inmutarse siquiera pensemos en quienes aseguran que la puntería es un asunto secundario cuando lo importante es la brisa apenas perceptible que interviene y desenfoca el blanco pensemos en ello o en algo parecido en un pescador por ejemplo en la lienza enrollada en su tarro y en toda la bruma del lago por delante


~


por amor al aire o por el aire mismo pensemos el arrayán a orillas del estero y antes de resbalar digamos demasiada arcilla demasiado hielo demasiado estruendo habrá un exceso de ímpetu en quien parte linterna en mano ante lo poco que se distingue de los tablones en el puente del hacha tras la puerta de la estufa para secar el barro y pensemos en que mañana tal vez alguien clave su última estaca y los colores del macizo justifiquen este ascenso el instante en que todo enmudece y el aire se detiene como el respiro que desde su cuenca el ojo reclama

 
~
 

porque la memoria es un músculo ​que ​tarde o temprano se desgarra nos detendremos aquí para protegernos de la ventisca y en favor de las fuerzas que nos faltan reposar la musculatura perdida también en la mirada porque no hay apuro en llegar a destino ni en agotarse por culpa de un cansancio innecesario nos tumbaremos aquí y en medio de la holgura por amor al aire o por el aire mismo esperaremos como quien espera el ronquido con el que anuncia su desborde el alud

***
Juan Malebrán (Iquique, 1979)

domingo, 26 de mayo de 2024

carmen berenguer / dos poemas









Loba

*

De dónde esta mueca
Esta boca este rostro
Esta máscara este abrigo
De dónde esta locura
De acompañarte por las noches
Con este negro y este rojo
Esta bufanda que es una bufonada
Y esta vitrina que devuelve esta pirueta
Esta artesanal pinta hecha a la medida
Y esta lengua de loba despistada
Que te lame.

~

Huellas de siglo

*

1.
La química sirve para todo,
hasta para borrar manchas históricas


2.
Si Dios me dice ¡Hola!
Yo le contesto:
¿Y dónde estabas tú,
antes que el infierno lo devorara todo
dándose un opíparo festín?

3.
Y al séptimo día
creaste al hombre
a semejanza tuya
y son millones de ediciones.

4.
Los héroes están en las plazas
para no dejarnos tan solitarios
frente al pasto.

5.
Todos hablan de persecuciones.
A mí no me persigue nadie.
Ni un enamorado. Me sigue

6.
Una señora de doscientos años,
a horcajadas orina en un bidé
con una flor en la mano.


7.
Cópulas Cúpulas
Cúpulas Cópulas
Y yo siempre debajo.

8.
El androide llegó a Isla de Pascua.
Sentóse en el totem
a esperar el próximo diluvio.

9.
Qué gran maraca es la guerra
Obligada a fornicar:
El hombre es el que paga.

10.
Marilyn, la más hermosa
Dice un joven
Lanzándose al vacío
a lo Superman.

11.
Janis Joplin dejo una nota:
El orgasmo es la flaqueza del siglo.

12.
Dios eres dueño de todo,
millones de almas: errabundas

***
Carmen Berenguer (Santiago de Chile, 1946-2024)

sábado, 25 de mayo de 2024

emma villazón / deslumbre migratorio











Parece 

que llegas a casa primera de aves en refacción

y palpas la severidad que imprime el movimiento.

De cerca los cambios murmuran en ropa tendida

sobre arbustos de niñez reseca. Abajo los personajes exigen gotean.

Parece que en el living una columna crece en verbos

que luchan contra tantas rotaciones. No te detengas,

en los pasillos haces aberturas con los dientes. Ya se

levantará el aire a gallo añejo al que quisiste volver para no volver,

el gallo de espuelas de plata, las latas de cielo y negrura — 

  Parece.    

 

*

 

como ante la vista del valle, hazte la idea,

los lugares se superponen, se vive más o menos entre roces

a un cáliz a una camilla, partiendo-volviendo, escindida, sin retorno

en el inicio no hay más que un “había una vez” demasiado viscoso

 

*

 

nocturno de calor en llanura :

capa sofocante de insectos que titilan

anfibios caracoles muchachos edificios vibrantes

sonoridad de lo inmenso espeso

que entra y sale de poros vaso libro

o también mano que chorrea acústica tropical color ágata

y sumerge a la espalda en forma de bicho de río

 

*

 

un jazmín solo eso

es lo que se te da

lo que te penetra

dándose mudo

frente

a excasa que arde

un jazmín

sin geografía ni estirpe a considerar

       más valioso

que joya

imprevista :

    no saberse otra     ni la misma

no saberse

(más que el estilo de lo desasido – centelleos

marinos)         

 

*

 

Muñón, instante, inicio

tal vez de un árbol

que no salió adelante.

Algo que se raspa demasiado de un lado

para que emerja del otro. No hay razón ni suavidad en esto.

Un velo dorado cubre la tarde, que comienza de noche.

Y eso sigue crujiendo, temerario, mezquino,

sin salir en flor —golpeando duro— entre maderas, noticieros.

 

*

 

A un cuarto del camino la casa primera dio paso a la segunda

la casa primera dio paso a la segunda a un cuarto del camino

A un cuarto del camino adquirieron nombres: casa de allá menguado

casa de aquí vivido casa de devoción casa de esgrimidores

casa de empeños doblegantes casa de cambios zigzagueantes

A un cuarto del camino a un cuarto del camino la piel vivía cortes oblicuos

Los hálitos de perros países monedas se fundían al unísono

y existían, no existían pérdida ni casas ni caminos a un cuarto del camino

a un salto del camino      a un tiroteo del camino       a un estallido del camino

 

*

 

—No insistan.

Además del dije de sangre

que nos lanza a lo mismo;

de los incontables desvelos a fin

de que no huyan sus dedos ni grupa;

de los finos amigos, zapatos, empleados

que hundimos para criar sus rutilantes empeños;

no insistan, les dejamos toda

carencia, vasija plena de fortuna,

nieve arriba-debajo de las letras, junto con

vahos sacrificiales y flores de plástico.

El redondel del camino se desploma, el barco

ya carga sus muertos. No insistan más. Deben

tragar el sol entero, la continuidad de un

tono blanco bordado tan agudo—

tan grávido

 

—No inciden sus lazos ni huestes;

se abrió el baúl de sombras veinte veces.

Las cabezas de ciervo corren

para hacerse una lluvia un sin-nombre

una aldaba un peso azul verde. Entre

lo venido y lo elegido, entre permanecer

y partir, aconsejó el cielo: cómo desencallar de ahí

sino enturbiando, tejiendo de cabeza

en la barba de antecesores y descendientes:

“todo se queda con uno;

 y nada se queda

 

no hay nada  —   todo es”.


***
Emma Villazón (Santa Cruz de la Sierra, 1983-El Alto, 2015)

viernes, 24 de mayo de 2024

guadalupe grande / pórtico










¿Será hacia esta luz?, vivir es ver volver, entonces el regreso,
regresar para vivir,
retornar con la pupila de otros días a la mirada de hoy,

como regresan las plantas a la luz, como retorna la hoja a la raíz, como llega la semilla al fruto de su íntima voluntad.

Todos se han ido y sólo queda regresar.

No es el baile de la memoria, no son los pasos del recuerdo, no es la sombra de lo que ya no está,

es la luz en la que sólo acontece el regreso.

Te veo volver.

Sabes que todos se han ido y la mano pequeña se quedó en la grieta del muro cuando guardaba la caja de las últimas cosas: la crisálida de la libélula, la cicatriz de nieve, la carta que no enviaste, la llave de niebla, la colección de sellos para las amantes del padre, el hilo que guardaba tu madre para el laberinto, las uñas del gato muerto, el disco que siempre suena, mateo, mateo, por qué no me supiste esperar, la fotografía de la silla donde te sientas a mirar el mundo, un helecho de cristal, la espiga de oro y el pico del mirlo y la sombra invisible de la alondra (pétalos secos para el amor, nido de levadura).

Palabras,

un cuaderno para cada palabra,
y la luz azul del pentagrama, je reviens, je reviens
y el ángel que te esperaba cada mañana en el autobús del colegio y que sólo ahora puedes ver.

Todos se han ido y sólo queda regresar,
centinela en la penumbra de la piel, regreso mudo de luz y hierbaroma que atraviesa la infancia y su cicatriz.

Queda en la grieta del muro el pequeño ataúd para tu mano, las últimas cosas en un calidoscopio incesante que gira despacio en la penumbra de los días, humo y sombra en su laberinto de espejos, pequeños insectos, últimos gestos de la vida allí, fragmentos de rastros, cuadernos para la caligrafía del tiempo.

***
Guadalupe Grande (Madrid, 1965-2021)
Fotografía de Salvatore Marrazzo

jueves, 23 de mayo de 2024

julio barco / la niña-mujer poesía













Vivo en la casa de la poesía
a veces ingreso por la ventana ebrisimo
(a veces no pago la luz y todo está oscuro)
prendo un foco y empiezo a ver
el sentido axial del poema
y no hay amigos para compartir un café
solo la niña de la lámpara azul 
y la poesía. La poesía abre una ventana.
Yo abro la mente. La niña de la lámpara
azul entra a internet y busca el sentido
del poema. Y no encuentra nada
que no sea ya sabido por la poesía. 
La poesía ama los tallarines rojos,
yo los verde; pero la niña de la lámpara azul
ama los dos. Así nos quedamos solos.
A veces me acuerdo de salir
de bajar las escaleras de subir las ventanas
del viento del atardecer ladrando por mi casa. 
Pronto, prendemos otra. Pronto
siento que no deseo ya vivir de la poesía
no deseo ser el que prenda las luces
(ni pague las deudas mensuales)
ni beba su café caliente por las tardes
no, a veces, la poesía sabe que estoy triste
o aburrido
y me pongo a ver el cine del cielo
los colores de un alfabeto roto
que hace miles de siglos se escribía
en las plantas, animales o cosas
y la mariposa blanca que pasa
dice un lenguaje, y la lluvia repite
otro
acaso la oyes poesía
y entonces
le pregunto si es de verdad o de mentira
ese jaspeado resplandor que me provoca
esa sutancia que corre por mi sangre
a borbotones
si es verdad su aliento y su voz
entre las espinas
y si esa voz sacude mi mente 
es suya o yo la inventé primero:
ella no sabe qué decir, 
es una mujer tan
severa, es tan oscura que
a vecces
la niña de la lámpara azul corre.
Calla. Tiene miedos, ojeras ojedas 
(y en un mágico pasaje de Estambul)
yo veo que seguiré habitando
las estrellas rotas
los vasos ardientes las manos taciturnas
los colores vivos las historias de la rima.
Escribo: habito ese relámpago de pájaros
esa sílaba marchita y las flores
en los ojos de la totalidad. 
Ella,
la poesía,
ella la niña de
la lámpara azul 
saben que no tengo dónde caerme muerto
salvo en sus regazos con regocijo salvaje.


A R. Di Paolo, por la inspiración.

***
Julio Barco (Lima, 1991)

miércoles, 22 de mayo de 2024

erri de luca / propuesta de cambio













Existe el verbo distorsionar, también debe existir innaturar*,
con el que sustituyo el verbo enamorarse
porque esto es lo que pasa: que me molesta el cuerpo,
una música me conmueve, una corriente pasa bajo las
yemas de mis dedos,
un aroma me pincha una lágrima, sudo, me sonrojo,
en el fondo del sacro se mueve una cola que está
perdida.
Me he innaturado: es más leal.
Me innaturo cuando te abrazo.


* N. del T. He decidido estirar la lengua española para incorporar innaturare como "innaturar", dado que es un verbo que no existe y cuyo significado quiere decir "hacerse uno con la naturaleza, fundirse en ella". 

***
Erri de Luca (Napoli, 1950)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Proposta di modifica

*

C’è il verbo snaturare, ci dev’essere pure innaturare,
con cui sostituisco il verbo innamorare
perchè succede questo: che risento il corpo,
mi commuove una musica, passa corrente sotto i
polpastrelli,
un odore mi pizzica una lacrima, sudo, arrossisco,
in fondo all’osso sacro scodinzola una coda che s’è
persa.
Mi sono innaturato: è più leale.
M’innaturo di te quando t’abbraccio.

martes, 21 de mayo de 2024

gwen harwood / en el parque









Ella se sienta en el parque. Su ropa es anticuada.
Dos niños riñen y lloriquean, tiran de su falda.
Un tercero traza absurdos dibujos en el barro.
Ha pasado alguien a quien una vez amó – demasiado tarde
para fingir indiferencia ante aquel ademán casual.
"Qué alegría" et cetera. "La vida da grandes sorpresas."
De la bonita cabeza de él se eleva sin duda
un pequeño globo... "pero gracias a Dios...".

Permanecen un rato en la vacilante luz, repitiendo
los nombres y fechas de cumpleaños de los niños. "Qué ternura
produce oírlos hablar, verlos crecer y prosperar",
dice ella a la sonrisa de él, que ya se aleja. Después, 
mientras alimenta al niño más pequeño, sentado a sus pies,
dirigiéndose al viento, dice: "Me han comido viva".

***
Gwen Harwood (Taringa, 1920-Hobart, 1995)
Versión de J. G.

/

In the park

*

She sits in the park. Her clothes are out of date. 
Two children whine and bicker, tug her skirt. 
A third draws aimless patterns in the dirt. 
Someone she loved once passed by – too late 
to feign indifference to that casual nod. 
“How nice” et cetera. “Time holds great surprises.” 
From his neat head unquestionably rises 
a small balloon…”but for the grace of God…” 

They stand a while in flickering light, rehearsing 
the children’s names and birthdays. “It’s so sweet 
to hear their chatter, watch them grow and thrive, ” 
she says to his departing smile. Then, nursing 
the youngest child, sits staring at her feet. 
To the wind she says, “They have eaten me alive.”

lunes, 20 de mayo de 2024

david huerta / dos poemas











Aguas iluminadas

*

1

El espíritu de las aguas iluminadas
brilla ante la raspadura de la muerte.

2

Detrás de aguas inundadas
por el esplendor de los dioses,
anillos de humo cruzan
delgadas vasijas
repletas de savia.

3

En la delgada noche los antílopes
huelen fantasmas luminosos, vacíos:
el holograma erizado en la encrucijada,
la silueta evanescente de Faustine
que surge de la novela de Bioy,
el claroscuro
de la mala conciencia: un niño calvo,
el estupor alucinatorio
de la deriva alcohólica: dieciocho niños calvos,
la navaja que nunca
llegó al pecho
de la furia vengativa
y es ahora una obsesión
de malas noches,
de madrugadas lentas.

4

El amor cruza
relampagueando
la memoria
de la isla.
Faustine se despierta
en los brazos
del náufrago.
El mar brilla
bajo el amanecer unánime.

5

Las aguas iluminadas sueltan el fuego del espíritu.


Cruce

*

Una mujer cruza de un punto a otro esta habitación.
La nieve de sus manos y el lirio de sus ojos
forman un arco sobre su paso.
Un pie adelante, luego el otro. Caminar
sobre la arena del tiempo o sobre
la arena de la playa o sobre el mármol
de una mansión junto al lago verde o azul. Caminar
así, como esta mujer de un ejemplaridad misteriosa:
como si en el mundo no pudiera hallarse
una actividad de mayor eficacia y densidad
metafísica. Un paso en el tiempo y en el espacio,
como cualquier otro paso –pero aquí, en este acto
de una diafanidad incomparable, con una agonía
de cumplimiento último, de voluntad fatal,
de una belleza hecha de serenidad y recogimiento.
Pasa la mujer de aquí a allá: es su propio fantasma.
Labios en el aire, cejas en la intimidad
de un recuerdo que va formándose. La mujer
habita esta estancia y otros espacios, simultáneamente.
 
El frío la cruza de parte a parte. Va enfriándose
a cada paso: es como si muriera, como si
su vestidura fuese una túnica de quietas llamas.

***
David Huerta (Ciudad de México, 1949-2022)

domingo, 19 de mayo de 2024

manuel vázquez montalbán / dos poemas











Nunca desayunaré en Tiffany...

*

Nunca desayunaré en Tiffany
ese licor fresa en ese vaso
Modigliani como tu garganta
                                                  nunca
aunque sepa los caminos
                                                  llegaré
a ese lugar del que nunca quiera
regresar

                           una fotografía, quizá
una sonrisa enorme como una ciudad
atardecida, malva el asfalto, aire
que viene del mar
                                   y el barman
nos sirve un ángel blanco, aunque
sepa los caminos nunca encontraré
esa barra infinita de Tiffany
                                                 el juke-box
donde late el último Modugno ad
un attimo d'amore che mai piu ritornera...

y quizá todo sea mejor así, esperado

porque al llegar no puedes volver
a Itaca, lejana y sola, ya no tan sola,
ya paisaje que habitas y ususrpas
                                                              nunca,
nunca quiero desayunar en tiffany, nunca
quiero llegar a Itaca aunque sepa los caminos

lejana y sola.

~

Soe

*

En la pared el rapto de las sabinas
ocre y verde, desconchadas
marcas de humedad, raídos
tapizados de damasco clareados por el sol
tardío en el balcón de hierro blanco
por el polvo
                     subían de la calle
el rumor y el tufido de las fritangas,
cabezas de corderos ciegos, pinchitos
de chorizo, papas asadas, pimienta,
mujeres en traje de chaqueta hablaban
de la busca, alguien arrancaba
un timbrazo único de aquella puerta
de cristal opaco -lavajes-gomas-
sífilis- las muchachas reían en la esquina
las dos o tres palabras del albañil
-restauraban la fachada de un bar
casa Manolo- invitándolas a un carajillo
entonces alguna mujer bostezaba, alguien
comentaba la desusada tardanza del doctor,
las hemorroides no sentaban a gusto
a la mujer ballena que abría la sonrisa,
antes en Cueva de Vera, cuando parecía
una rosa sin oler, jamás supuso padecer
un mal tan malo, señor, los médicos
matan, yesos del seguro no cobran
lo suficiente para matar con formalidades
piadosas -señora, tiempo ha que no la veo
siempre tan bella, doña Leonor, con Dios,
por Dios, no hacía falta, el puro-
en el pueblo un conejo, una gallina, entonces
criaba su padre en el corral hasta corderos
y los girasoles se burlaban del sol ahora,
a esta hora del crepúsculo, él, volvía
del esparto o de salinas de Terreros, lejos
casi en Murcia, ahora peón de la construcción
sindicado, naturalmente, el mayor trabaja
en Pueblo Nuevo y el pequeño jugaba
conmigo a marines americanos, Todos
a una, anunciaba el cartel del cine Edén,
algo más lejos, junto al bar, mal llamado Bar
de las Putas Francesas, relleno de putas nacionales
con permanentes aceitosas y avinagradas, hechas
por una peluquera siempre o casi siempre
llamada Pepita, a punto de casarse, manos
de oro, hoy las peluqueras se forran
las batas blancas de duros duros en papel
pringoso, antes de la guerra había moneda
metálica, se llevaron el oro, los dos hombres
se miraban, antes de la guerra, antes de la guerra
en el frente me mataron un hermano los rojos,
el otro manoseaba la cartilla de asegurado.
SOE, todos sufrimos, todos matamos, alguien
recordaba una prima lejana deshonrada,
los moros, tosía, tosía, el pañuelo, sangre,
las madres nos hacían salir al descansillo,
miraban el aire con temor, dicen que basta el aire
y no se entiende cómo van sueltos por la calle
los tuberculosos

somos los tuberculosos
los que más los que más nos divertimos
y en todas nuestras reuniones
arrojamos, arrojamos y escupimos

                                                              llegaba
el doctor con cara de incandescente ser planetario
poseía el bien y el mal en un maletín negro,
¿Qué hora es? alguien inusitadamente contestaba mil
novecientos cuarenta y ocho, nos miraba, miraba
el reloj, decía, mil novecientos cuarenta y ocho

volvían a hacernos salir al descansillo ya veces
la pregunta de alguna mujer oscurecida u hombres
de trajes bicolores, sin corbata, nos hacían vagamente
importantes, sí, aquella puerta, el Seguro Obligatorio
de Enfermedad, obligatoria enfermedad, no lo sabíamos
entonces, siquiera cuando el médico extendía el volante
para los rayos equis, miraba de reojo aquella mancha
de aceite en la cartilla y nuestra madre enrojecía
nos daba un cachete y musitaba -estos niños, estos niños

***
Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939-Bangkok, 2003)

sábado, 18 de mayo de 2024

paul auster / noches blancas









No hay nadie aquí,
y el cuerpo dice: todo lo dicho
no debe ser dicho. Pero nadie
es un cuerpo igualmente, y lo que el cuerpo dice
nadie lo oye
excepto tú.

Nevada y noche. La repetición
de un asesinato
entre los árboles. La pluma
se mueve sobre la tierra: qué ocurrirá
lo ignora, y la mano que la sostiene
ha desaparecido.

No obstante, escribe.
Escribe: en el principio,
entre los árboles, un cuerpo vino caminando
desde la noche. Escribe:
la blancura del cuerpo
es del color de la tierra. Es tierra,
y la tierra escribe: todo
es del color del silencio.

Yo no estoy aquí. Nunca he dicho
lo que tú dices
que he dicho. Y, cada noche,
desde el silencio de los árboles, sabes
que mi voz
viene caminando hacia ti.

***
Paul Auster (Newark, 1947-Brooklyn, 2024)
Versión de Jordi Doce

/

White Nights

*

No one here,
and the body says: whatever is said
is not to be said.  But no one 
is a body as well, and what the body says
is heard by no one
but you.

Snowfall and night. The repetition
of a murder 
among the trees. The pen
moves across the earth: it no longer knows
what will happen, and the hand that holds it
has disappeared.

Nevertheless, it writes.
It writes: in the beginning,
among the trees, a body came walking
from the night.  It writes:
the body's whiteness
is the color of earth.  It is earth,
and the earth writes: everything
is the color of silence.

I am no longer here. I have never said
what you say
I have said. And yet, the body is a place
where nothing dies. And each night,
from the silence of the trees, you know
that my voice
comes walking toward you.

viernes, 17 de mayo de 2024

eduardo borjas / dos poemas













Poema para Editarte

*

Once años después te encontré en la misma calle
te pregunté qué fue de tus sueños
tus sueños que eran el dolor de aquella noche
cuando ebrio cerraste los ojos
y te echaste a correr por el centro / Tu sueño
comenzaba en los paneles comerciales
proyectados con violencia en la mirada de una niña
que vendía frunas en la Av. Alf. Ugarte
tu dolor proseguía en los muslos desnudos
de las prostitutas que morían en pie de cara
al crudo invierno
por esas calles sicodélicas meadas
se arrastraba pesado tu sueño / tu dolor
que era también el sueño y el circuito de la sangre
en los hospitales y en el cuerpo
que era el mismo sueño de un sinfín de piedras
bloqueando las carreteras del sur
pero nada interrumpía a tu sueño
que en su camino equivocado al sol
insistía en tirarse por la ventana cada tarde
nada lo interrumpía
ni siquiera la voz de la muchacha
gritando en la plaza Dos de Mayo
que ella era la luz que iluminaba
ese paisaje de muros calcinados
la luz que prestaba su luz a los postes
y hacía reverdecer los cables en los campos
en medio de una cruel ola de accidentes
tú perseguías a la muchacha que trazaba círculos
vacíos triángulos perfectos
en su depresión por La Colmena
seguías su rastro de girasoles adulterados
hasta el parque universitario
y entonces tu sueño
provenía del dolor de no entender cómo
cómo nadie puede verla / si aquella muchacha
es la luz que ilumina los pasajes estrechos
por los que yo voy a ciegas

~

Danza Antique

*

Hay un par de zapatos blancos obsoletos en el suelo  un álbum de fotografías  hay un techo y a él apuntan los dolores  una escalera para salir huyendo hacia la noche  largos monótonos gritos crecen en las calles periféricas  archiveros llenos de historias clínicas  banquetas y señalizaciones de una estación por donde nunca pasó el tren  un gato de hojalata se mantiene en pie sobre un montículo de muebles raídos  gallinazos y gaviotas se detienen frente al horror de las procreaciones  un roedor que se multiplica se abre paso entre los cadáveres que se multiplican y abren paso  del amor eso queda  un espasmo lúdico cuelga de los faroles  una gaita enferma apresura su música profana nuevaolera retrayendo los prepucios  dos cuerpos semiconductores se levantan luminosos de entre los escombros como un monumento a la prosperidad  se visten se desvisten irreparablemente se hacen el amor  nada grafica mejor su soledad que la multitud corriendo  como en un antiguo ritual del desierto

***
Eduardo Borjas (Lima, 1984)

jueves, 16 de mayo de 2024

a. e. stallings / quemado








No puedes desquemar lo que has quemado.
Raspes o no el cuchillo en la tostada,
No puedes regresar. Lo habrás notado:

La mantequilla seguirá en su estado.
No puedes desenviar la carta enviada,
No puedes desquemar lo que has quemado.

Aquel antiguo amante rechazado,
El puente que precisas más que nada.
No puedes regresar. Lo habrás notado:

Esa reputación se la ha ganado
Por algo el humo, no es fanfarronada–
No puedes desquemar lo que has quemado.

Buscabas un hogar, y justo al lado,
En la playa, tu nave calcinada.
No puedes regresar. Lo habrás notado,

Que aún y cuando hubieras regresado
Serías un fantasma a tu llegada.
No puedes regresar. Lo habrás notado,

Que lo que está quemado está quemado. 

***
A. E. Stallings (Decatur, 1968)
Versión de Pedro Poitevin

/

Burned

*

You cannot unburn what is burned.
Although you scrape the ruined toast,
You can’t go back. It’s time you learned

The butter cannot be unchurned,
You can’t unmail the morning post,
You cannot unburn what is burned–

The lovers in your youth you spurned,
The bridges charred you needed most.
You can’t go back. It’s time you learned

Smoke’s reputation is well earned,
Not just as an acrid, empty boast–
You cannot unburn what is burned.

You longed for home, but while you yearned,
The black ships smoldered on the coast;
You can’t go back. It’s time you learned

That even if you had returned,
You’d only be a kind of ghost,
You can’t go back. It’s time you learned

That what is burned is burned is burned.

miércoles, 15 de mayo de 2024

pedro antonio gonzález / dos poemas








                                El proscrito
                                (Introducción al poema)

                                *

                                A ti, caro Marcial, que tantas veces
                                me das alas y aliento
                                para sentirme fuerte en los reveses
                                y espaciar en la luz el pensamiento:
                                -que, como franco amigo,
                                mi mano estrechas con hidalga mano;
                                y que compartes mi dolor contigo,
                                más bien que como amigo, como hermano:
                                -que me infundes valor en la tarea
                                de dar forma y color, voz y armonía,
                                al Verbo eterno de la eterna Idea
                                que a través del abismo Dios me envía:
                                -que me infundes la fe sagrada y loca
                                con que mi audaz buril de artista enano
                                esculpe y talla en miserable roca
                                las gigantes visiones del arcano:
                                -que amas cuanto le arranca mi alma incierta,
                                azotada sin tregua por el cierzo,
                                a la Biblia infinita, siempre abierta,
                                del Dios del Universo:
                                -A ti te ofrendo en la nostalgia muda
                                de mis ensueños santos,
                                este poema de dolor, de duda,
                                sin rúbrica, sin nombre,
                                que lleva confundidas en sus cantos
                                las lágrimas del niño y las del hombre!

                                                                II

                                Hace ya mucho tiempo!-Mas yo entero
                                conservo el cuadro trágico y profundo
                                que en el instante del adiós postrero
                                presentaba el anciano moribundo.

                                Temblorosa la voz; la frente mustia;
                                reflejaba en la lóbrega mirada
                                una expresión de pavorosa angustia:
                                quizás la Eternidad!.... quizás la Nada!...

                                El me llamó con misterioso acento
                                junto a su solitaria cabecera,
                                reconcentrando su postrer aliento
                                para estrecharme por la vez postrera.

                                Resbaló por sus párpados escuálidos
                                una lágrima trémula y ardiente,
                                que enjugó con sus tristes rayos pálidos
                                el último fulgor del Sol poniente!....

                                De sus huesosas manos amarillas
                                yo recibí con ansiedad suprema,
                                cayendo ante su lecho de rodillas,
                                los revueltos fragmentos de un Poema.

                                En ellos con su sangre estaba escrito
                                su negro rumbo por la Tierra esclava,
                                donde, mártir como él, como él proscrito,
                                también como él, yo sin cesar vagaba!....

                                Flotan sobre estos trágicos fragmentos
                                todas las sombras que la noche encierra,
                                y todos los sollozos que los vientos
                                arrastran con sus alas por la Tierra!

                                Son ellos el recóndito gemido
                                que sin cesar mi corazón escucha,
                                en sus horas de afán como de olvido,
                                en sus horas de paz como de luchá!...

                                                    FRAGMENTO VI
                                               (DEL MISMO POEMA)

                                Ay! ¡Cuántas veces, ante el libro abierto,
                                no me hallaron la noche con la aurora,
                                en actitud febril, meditabunda,
                                de ardientes gotas de sudor cubierto;
                                y la frágil razón enloquecida,
                                luchando con afán, hora tras hora,
                                por encontrar la solución profunda
                                de los grandes misterios de la vida!

                                Por el inmenso abismo de la Historia
                                dilaté la mirada.
                                Y en tropel agitaron mi memoria
                                las negras sombras de la edad pasada.
                                Artes y ciencias; religión, gobierno;
                                cuanto la humanidad en su camino
                                tuvo el delirio de llamar eterno,
                                no era más que un montón de ruinas frías,
                                al cual iba a llorar solo el Destino,
                                que, sin cesar, con el rumor profundo
                                de sus alas sombrías
                                alzaba el himno funeral de un mundo.

                                ¡Cuántas revelaciones
                                en el silencio con que el tiempo rueda
                                hacia la eternidad desconocida!
                                ¡Cuántas persecuciones
                                de las que apenas el recuerdo queda,
                                no han pretendido con horrendo grito,
                                no han pretendido en su furor insano,
                                con la hoguera encendida,
                                detener en su vuelo al infinito
                                al pensamiento humano!

                                ¡Ay! de unas mismas leyes;
                                encadenados al eterno yugo,
                                ví desfilar los siervos y los reyes;
                                ví desfilar el mártir y el verdugo.
                                Ví rodar, confundidos, al reposo
                                de un mismo sueño, de una misma nada,
                                la virtud, con su lúgubre sollozo;
                                y el vicio, con su torpe carcajada.

                                Vanos fantasmas solamente han sido
                                los pueblos que han cruzado por la tierra
                                asordando el espacio con su ruido.
                                Estéril fue su miserable esfuerzo
                                al disputarse en espantosa guerra
                                la eterna posesión del universo.

                                El ancho mundo es un fatal proscenio
                                en donde el hombre sin cesar pregona
                                la religión del crimen;
                                en donde el rol que representa el genio
                                es el de un rey sin trono y sin corona,
                                que está con los que gimen.
                                Rey del espacio que al espacio sube,
                                soñando en su abandono
                                encontrar en el rayo y en la nube
                                su corona y su trono.

                                Errando por inmensas soledades,
                                sin darse paz, la humanidad batalla.
                                Es que en su seno lleva un germen
                                de sombrías tempestades,
                                que sin cesar estalla,
                                que sin cesar renace y se renueva.

                                Mas jay! La inmensidad, desierta y muda
                                siempre le muestra, inexorable y fría,
                                en vez de la verdad, la eterna duda;
                                la perdurable noche, en vez del día.

                                El ideal se aleja de sus ojos,
                                cual visión fugitiva,
                                acrecentando, abajo, los abrojos;
                                y las sombras, arriba.

~

Lucrecia Borgia

*

I

Era la noche. Sembraba el miedo con el desmayo
la cauda obscura de un pavoroso, fatal querube.
Zumbaba el viento, rugía el trueno, vibraba el rayo,
de golfo en golfo, de monte en monte, de nube en nube.

Lucrecia Borgia, tras la postrera y ardiente danza,
fue a reclinarse junto a su lecho de oro y caoba,
y hundió sus grandes ojos azules en lontananza
por la ventana medio entreabierta de su amplia alcoba.

Sin miedo al rayo que desgarraba los nubarrones,
se alzó de pronto con un extraño vaivén satánico,
y aspiró, ansiosa, con sus lozanos, rojos pulmones,
el formidable, vertiginoso soplo huracánico.

Lanzó al espacio con voz sonora dos carcajadas
que retumbaron en los lejanos, vagos confines,
como las locas notas de plata de las cascadas,
como los regios compases de oro de los clarines.

Y entonó un himno de estrepitosas, raudas cadencias,
que dilataron por la siniestra noche sombría,
sus arrebatos, y sus transportes, y sus demencias,
mientras inmóvil, tras las tinieblas, Satán reía…


II

Yo cruzo altiva, como una diosa de mármol griego,
por los soberbios, resplandecientes, vastos salones,
dejando en torno, con mis miradas llenas de fuego,
hechos pavesas, hechos cenizas, los corazones.

Yo, cuando danzo, dejo en el aire rumores de alas,
yo toco apenas con mis pies raudos la muelle alfombra;
yo me deslizo tras los compases, tras las escalas,
como un querube, como un ensueño, como una sombra.

El foco de oro de las arañas lanza a porfía
sus claras ondas, llenas de ritmos, llenas de efluvios,
como una rauda, trémula lluvia de pedrería,
sobre el penacho de mi diadema de bucles rubios.

Yo lo soy todo, porque soy bella. Yo soy satánica;
yo llevo el soplo de la soberbia borrasca loca;
yo llevo el soplo de la candente llama volcánica,
que despedaza, que pulveriza la dura roca.

Yo arranco al fondo de los sepulcros y los ocasos
sombras que crecen y que se empujan y que batallan.
Yo desparramo con mis miradas, ante mis pasos,
dudas que lloran, odios que rugen, celos que estallan.

Es mi gran triunfo ver sobre el polvo que altiva piso
caer al hombre bajo mis plantas, rendido y tierno;
y allá a lo lejos mostrarle el fondo de un paraíso;
y en sus transportes, en vez de cielo, darle un infierno.

Cuando entro al templo como una reina, como una Diosa,
tiemblan las novias que se desposan en los altares;
se pone blanca como la nieve su tez de rosa;
se bambolean sobre su frente los azahares.

Es mi gran triunfo clavar en ellas mi dardo extraño,
y herir de muerte sus ilusiones, sus alegrías;
y en las tinieblas crepusculares del desengaño,
contar a solas, una por una, sus agonías.

¡Oh, negra noche! Yo te bendigo cuando tú velas,
yo te bendigo cuando sacudes tus hondas calmas.
Somos amigas, somos hermanas, somos gemelas:
tú arrojas sombras en los abismos y yo en las almas.

Las dos cruzamos con unos mismos lóbregos pasos,
robando al astro y a la esperanza sus rayos pulcros:
tú por el cielo, como la esfinge de los ocasos;
yo por la tierra, como la esfinge de los sepulcros.

***
Pedro Antonio González (Curepto, 1863-Santiago de Chile, 1903) en Julio Molina Núñez y Juan Agustín Araya (eds.) Selva Lírica: estudios sobre los poetas chilenos. Santiago de Chile: Soc. Lit. e Imp. Universo, 1917.