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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

domingo, 19 de octubre de 2025

antonella anedda / nubes, yo













El documento se guarda, la pantalla vuelve a ser gris,
del mismo gris ratón que el cielo.
Me gustaría deshacerme del yo, es la moda que dicta la crítica,
pero la pobreza es tal que solo poseo un pronombre.
Como mucho, lo declino en plural. Digo nosotros
y me siento falsamente magnánima.
Decir «ustedes» y «tú» me incomoda, como acusar.
La tercera persona me confunde cada vez con el sexo.
Al final vuelvo al yo que finge existir,
pero es una bolsa como las que se usan para las compras,
llena de verduras o pescado congelado.
Me escondo con el yo
reuniendo lo que sabemos:
tenemos miedo, aún no está claro cómo terminará la historia.
Así que vuelvo a abrir la ventana de la pantalla,
encuentro el documento, dudo ante el teclado.
Guardo en una nube lo insalvable.

***
Antonella Anedda (Roma, 1955)
Versión de Nicolás López-Pérez

/

Nuvole, io

I.

Il documento viene salvato, lo schermo torna grigio,
lo stesso grigio topo del cielo.
Vorrei disfarmi dell’io è la moda che prescrive la critica
ma la povertà è tale che possiedo solo un pronome.
Al massimo lo declino al plurale. Dico noi
e mi sento falsamente magnanima.
Dire voi e tu mi dà disagio come accusare.
La terza persona mi confonde ogni volta con il sesso.
Alla fine torno all’io che finge di esistere,
ma è una busta come quelle usate per la spesa
piena di verdure o pesce surgelato.
Io con l’io mi nascondo
chiamando a raccolta quello che sappiamo:
abbiamo paura, ancora non è chiaro come finirà la storia.
Dunque riapro la finestra dello schermo,
ritrovo il documento, esito davanti alla tastiera.
Salvo in una nube l’insalvabile.

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