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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

martes, 23 de septiembre de 2025

ana wajszczuk / las chicas que escribimos










A las chicas que escribimos
alguna vez nos llamaron al festín, al convite
a nosotras que escribimos todos los deseos con cada pulso

y allí nos fuimos
y allí nos perdimos apenas un piecito cruzó el espejo

¡todas las palabras se abrieron capullos dentro nuestro!

las chicas que escribimos vivimos entretejidas
en sueños estridentes como todo secreto
Yo en el verdor, ella con los cactus bebé
niñas atragantadas llevamos dentro
llevamos pequeñas Alicias pornostar danzando
en tacos aguja de cristal ceniciento

¡ah, el deseo que nos ahoga!
¡ah, si la sed no nos resecara más que los labios-frutilla!

las palabras de las chicas que escribieron antes de nosotras
-so close, so faraway-
viven en donde habitamos
enredadas quedaron en sus disfraces antiguos

y todas creamos el mundo
desde nuestros versitos
porque no hay otra manera de crearlo

porque todo lo demás huele a big bang trash

A las chicas que escribimos nos duele
todo el tiempo la decepción
y morimos siempre que sobreviene el mediodía

princesas húmedas en love-trip
nosotras las chicas que escribimos
aullamos
mientras nuestra piel miente la seda
luego nos queda el consuelo de descoser las palabras
amorosas hilarlas en nuestras ruecas
con el paso de las horas oscuras

luego salir a lo verde

somos ninfas de un bosque
del cual ustedes sólo pueden entrever el follaje

a nosotras que corremos por la fascinación de las calles
de una ciudad donde nacen mundos
como abismos que unos a otros se miraran

a nosotras que nunca sabremos qué hacer
con tanto deseo de todo

a nosotras todo

que vamos etéreas como telarañas desde donde espiar
y esperaremos penélopes
que las palabras que escribimos nos vuelvan

a abrazarnos en los umbrales desnudos
donde las chicas que escribimos
estamos tejiendo para siempre.

***
Ana Wajszczuk (Quilmes, 1975)

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