Caminó como cada noche
por la misma avenida sin semáforos ni guardias
Nada la libraba del riesgo de perder
un tiempo llamado vida
pero la vida no vale en un país donde se ahorra
una moneda
a cambio de horas de espera en una fila
Ahora es la ciudad un negativo de fotografía
las ventanas sin luz durante el día
se ven claras por la noche
Los hombres dan vueltas en la calle
en busca de su pequeño relax
Ella empieza a mover las caderas
a hacer su trabajo
ser objeto de fantasía
en un abrir y cerrar de piernas
No es la suerte en el amor
- cara o cruz -
la que decidirá su destino
sino la rutina de ese quehacer
diario que ahora le acaricia
la garganta
Violeta Barrientos (Lima, 1963) En: La palabra como arma. Repensando el 8M en poesía, compilación a cargo de Wendy Yashira (Perú: Lumpérica Cartonera, 2020)
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