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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 27 de enero de 2021

doris lessing / fábula










Cuando miro hacia atrás me parece recordar el canto.
Sin embargo, siempre fue silencioso en aquella larga y cálida habitación.

Impenetrables, esas paredes, que creíamos
oscurecidas por escudos antiguos. La luz
brillaba sobre la cabeza de una niña o jóvenes extremidades
estirándose al descuido. Y las voces débiles
se elevaban en el silencio y se perdían como el agua.

Sin embargo, pese a que era tranquila y cálida como una mano,
si uno de nosotros corría las cortinas
una lluvia continua soplaba afuera despreocupadamente.
A veces entraba el viento, moviendo las llamas,
y haciendo que las sombras en la pared se encogieran,
o un lobo aullaba afuera en la noche inmensa,
y sintiendo que nuestra carne se helaba nos amontonábamos.

Pero durante un tiempo el baile continuó—
Esto es lo que me parece ahora:
siluetas lentas moviéndose en calma a través
de charcos de luz como una red dorada sobre el piso.
Podría haber seguido, como un sueño, para siempre.

Pero entre un año y otro— ¿sopló un viento nuevo?
¿La lluvia pudrió las paredes al fin?
¿Los hocicos de los lobos llegaron empujando los rayos caídos?

Fue hace tanto tiempo.
Pero a veces recuerdo la habitación con cortinas
y escucho las lejanas voces juveniles cantar.

***
Doris Lessing (Kermanshah, 1919-Londres, 2013)
Versión de Silvia Camerotto

/

Fable

*

When I look back I seem to remember singing.
Yet it was always silent in that long warm room.

Impenetrable , those walls , we thought,
Dark with ancient shields. The light
Shone on the head of a girl or young limbs
Spread carelessly. And the low voices
Rose in the silence and were lost as in water.

Yet, for all it was quiet and warm as a hand,
If one of us drew the curtains
A threaded rain blew carelessly outside.
Sometimes a wind crept, swaying the flames,
And set shadows crouching on the walls,
Or a wolf howled in the wide night outside,
And feeling our flesh chilled we drew together.

But for a while the dance went on -
That is how it seems to me now:
Slow forms moving calm through
Pools of light like gold net on the floor.
It might have gone on, dream-like, for ever.

But between one year and the next – a new wind blew ?
The rain rotted the walls at last ?
Wolves’ snouts came thrusting at the fallen beams ?

It is so long ago.
But sometimes I remember the curtained room
And hear the far-off youthful voices singing.

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