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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

lunes, 4 de diciembre de 2023

edoardo sanguineti / una postal









todo había comenzado con una estúpida historia de capotes cambiados
en el restaurant, donde Rosetta (y con ese correr ciego tuyo, más allá de las oficinas
de Alitalia, distraída, abstracta):
                                                    eh, hay poco de qué reír, querida mía
me parece, entonces, allí en el bar d'Amore, si es que perdemos con tanta facilidad
nuestra identidad, nuestra ropa, nuestros signos característicos, los puntos
de referencia, de orientación, el buen sentido:
                                                                   (nos perdimos otra vez en el
mundo, cada uno como puede, como se lo merece): (y si te escribo desde el aeropuerto
de Capodichino, partiendo para Amsterdam, con los vuelos AZ 424 y AZ 382
es, al final, por pura superstición: y no por otra cosa, en verdad, por nada):

***
Edoardo Sanguineti (Génova, 1930-2010) Postkarten. Poesie 1972-1977. Milán: Feltrinelli, 1978.
Versión de Nicolás López-Pérez

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tutto è incominciato con una stupida storia di soprabiti scambiati
al ristorante, da Rosetta: (e con quel tuo correre cieco, oltre gli uffici
dell'Alitalia, distratta, astratta):
                                            eh, c'è poco da ridere, cara mia,
mi sembra, allora, lì al bar d'Amore, se perdiamo con tanta facilità
la nostra identità, i nostri vestiti, i segni caratteristici, i punti
di riferimento, l'orientamento, il buon senso:
                                                                    (siamo smarriti un'altra volta
nel mondo, ognuno come può: e come merita): (e se ti scrivo dall'aeroporto
di Capodichino, in partenza per Amsterdam, con i voli AZ 424 e AZ 382,
è già per pura scaramanzia, alla fine: e non per altro, proprio, per niente):

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