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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

domingo, 21 de febrero de 2021

fernanda martínez varela / de "el génesis"













I

no señor dios quise masticarle los tobillos
encallar los pedregales en los párpados
astros muertos noches viejas honduras
ríos por debajo de las córneas
un puente de espinos anchos

sí señor dios padre fue el amor el rezo decir tosco tenso
la quebrazón el roce agolpa carnes el ensanche
sí señor dios haz me dijo zanjas aquí altas
llénalas de vientos susurros soplos
los abismos de gemidos llenos
en los potreros de la muerte tú

te fuiste metiendo en las uñas
te fuiste metiendo en mis dientes astillas insectos jardines
te fuiste metiendo en los ojos picores rastrillos sacos de mejillas secas

el horizonte donde cuelgas cabellos que arrancas
los días que el tragaluz de tu cuarto me roba

la luz que regresa
en lugar de la imagen
a la pupila

te fuiste metiendo en las uñas
te fuiste metiendo en mis dientes cordilleras de gusanos blancos
te fuiste metiendo en los ojos elefantes enterrados en ciudad cosmopolita

y un león bajo el mar
comprende su ternura

sí señor dios padre
la caricia amansa ronchas
fue el amor dilape de soberbia
le besé encías todos los manzanos verdes
la carne arrojé en ella larga
en ella ancha

te fuiste metiendo en las uñas
te fuiste metiendo en mis dientes arañas la boca restos de vidrio
te fuiste metiendo en los ojos valles de siegas de piel
ruidos que escondes de la luz

un ave que pende
de su ala el cielo

no señor dios padre
abríanle abrazos las gradas de pasto macizo
los pies sumergidos el ámbar los maderos viejos
la lengua relame cortezas las yemas los cueros las púas

y pensaba en ropas dignas que le asienten
cuellos que alarguen sus aúllos

telas que se cortan con las yemas
pensaba qué telas prefieren sus dedos
las que tienen aire o ramaje de hilos
resbalan del muslo se quedan
en los senos derredor
las hojas de los pinos telas
las cortezas todas también telas
y cada tela un matiz de tacto
inclinada a lo más hondo

te fuiste metiendo en las uñas
te fuiste metiendo en mis dientes madejas pellejos alambres
te fuiste metiendo en los ojos un barco en un río de costras
apresa en sus mallas rodillas tropiezos cráneos

estatuas que cales se rascan corren
tropiezan caen de bruces pasmadas
al barco pesquero al puente tendido
cuerdas tendones se estiran ganzúas
desploman la vista el rostro turbado
vuelven a echarse la cal ellas solas

y pensaba en ropas dignas que me asienten
llevar sobre mi piel la suya puesta

untarme en las mejillas sus sudores
reconocernos pese a los pelajes
estrechar bulbos rabias laderas

las lenguas unirnos
la espina de un cactus

tener por idioma común
la insolencia

te fuiste metiendo en las uñas
te fuiste metiendo en mis dientes machucas plegarias
te fuiste metiendo en los ojos macetas de gredas calientes

como dos tazas de mar
recién hervidas

***
Fernanda Martínez Varela (Santiago de Chile, 1991) El génesis. Santiago de Chile: Castor y Pólux, 2019.

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