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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.
miércoles, 14 de marzo de 2018
marina tsvetáyeva / tres poemas
¡Conozco la verdad! ¡Todas las verdades anteriores – fuera!
En este mundo no debería luchar el hombre contra el hombre.
Miren: la tarde, miren: viene la noche.
¿Qué desean ustedes – poetas, líderes, amantes?
El viento desciende, la tierra se cubre de rocío,
pronto, en el cielo, se helará el torbellino estelar
y bajo la tierra descansarán
los que en la tierra no dejaban dormir a otros.
~~~
Algún ancestro mío fue – violinista,
además jinete y ladrón.
¿Por eso me comporto como una callejera
y mi pelo huele a viento?
¿Acaso no es él, moreno, quien roba
con mi mano – los damascos,
el cabello rizado y la nariz aguileña,
culpable de mi destino impetuoso?
Detrás del arado espiaba a los trabajadores
mientras masticaba escaramujo.
Era un mal compañero, – ¡pero un amante
valiente y cariñoso!
Aficionado a la flauta, la luna y los collares,
y a las jóvenes del pueblo…
Me parece que mi antepasado de ojos amarillos
también era un cobarde.
Por una moneda le vendió su alma al diablo –
no pasaba a medianoche por el cementerio.
Andaba con un cuchillo
escondido en la bota.
Una vez se apareció en la esquina,
saltó como un gato flexible…
Comprendí que mi ancestro
¡no se dedicaba al violín!
~~~
No puede navegar un barco para siempre,
tampoco el ruiseñor cantar.
Tantas veces quise vivir
¡y tantas morir!
Cansada de este juego,
como del bingo en la infancia,
me apartaré,
feliz de no creer
que existe un mundo mejor que éste.
***
Marina Tsvetáyeva (Moscú, 1892-Yelábuga, 1941) Noche mía, rival mía. Buenos Aires: Editorial Llantén, 2017.
Versiones de Natalia Litvinova
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