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El 11 de diciembre de 2025, la comparecencia infinita terminó su fase de actualizaciones diarias. Agradecemos a todxs lxs lectorxs e colaboradorxs. Sin su apoyo no habría seguido adelante este proyecto que nació en abril de 2017 y que vivió un período de inactividad desde el 12 de diciembre de 2018 hasta el 10 de febrero de 2020. Este año homenajeamos también a Jorge Aulicino, escritor y poeta argentino que nos ha dejado el pasado julio, sin el cual no habríamos llegado al formato de actualizaciones diarias. La siguiente fase de la comparecencia infinita será de actualizaciones inusitadas, destellos e intermitencias en la bandeja de correo de cientos de suscriptorxs y de miles de lectorxs. A lxs colaboradorxs pedimos que sigan enviando material, será, como siempre, bien recibido. Volveremos, pero a pequeñas dosis esporádicas. Hasta cuando sea, gracias totales.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

raquel nobre guerra / un poema













para Vítor Silva Tavares

Entonces me preguntaron para qué sirve la poesía.
Para atraer a las polillas. No supe decirlo.
Quisieron hacerme el horóscopo:
Amaba tanto zarandear la vida.

Y si no fuera poeta, me preguntaron,
¿qué sería? Abrí un libro al azar:
atleta, mensajera, azafata, jugadora compulsiva
de todo lo que me libre de la contabilidad.

¿Y un buen poema? Un banano pudriéndose en un frutero.
¿Y qué lo conmueve? Un banano pudriéndose en un frutero. 
(No se trata de metafísica de ninguna especie,
las manchas negras siempre me cautivaron)

También quisieron saber qué querría
que quedara escrito en mi epitafio.
Y qué le exigiría a un político.

Pero ahora que lo pienso, lo que deseo es soltar al moribundo
es eso lo que el depredador apasionado por la caza debe querer.

Vengan a jugar conmigo,
por el momento por el momento 
queda escrito.

*** 
Raquel Nobre Guerra (Lisboa, 1979)
Versión de Jerónimo Pizarro

/

para Vítor Silva Tavares

Foi então que me preguntaram para que serve a poesia.
Para atrair as traças. Não soube dizer.
Quiseram fazer-me o horóscopo:
Gostava tanto de mexer na vida.

E se não fosse uma poeta, perguntaram,
sería o quê? Abri um livro ao calhas-
atleta, estafeta, hospedeira, jogadora compulsiva
de tudo o que me livre da contabilidade.

E um bom poema? Uma banana a apodreceder numa fruteira.
E o que a comove? Uma banana a apodreceder numa fruteira.
(Não se trata de metafísica de espécie nenhuma,
as nódoas negras sempre me causaram fraqueza)

Quiseram até saber da minha vontade
o que ficaria escrito o meu epitáfio.
E do que mandaria a um político.

Mas agora que penso, o que quero é largar o moribundo
é o que o predador apaixonado pela caça deve querer.

Venham brincar comigo,
para já para já
fica escrito.

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